Toy Soldiers: Cold War
- Plataforma3608.5
- GéneroEstrategia
- DesarrolladorSignal Studios
- Lanzamiento17/08/2011
Soldados de juguete
Toy Soldiers vuelve a la 'actualidad' pasando de la II Guerra Mundial a la Guerra Fría, afortunadamente sin perder nada de lo que hizo el primer juego uno de los mas notables tower defense del Xbox Live Arcade. Pero esta secuela va incluso más allá, permitiendose "el lujo" de incorporar nuevas mecánicas que funcionan perfectamente. ¿Preparado para la guerra de juguete?
Ah la infancia. Qué magnífica etapa de descubrimiento, de aprendizaje. Quizá sea sólo nostalgia pero el caso es que el regreso a nuestra niñez ha sido uno de los temas más aprovechados en la historia del entretenimiento. Precisamente en todos los cines podemos encontrar desde el pasado viernes una apuesta pura y dura por recuperar aquellos tiempos, la película Super 8 de J.J. Abrams, creador de Perdidos, que rinde un sincero homenaje a filmes como Los Gonnies o E.T., bajo la tutela del que probablemente sea su gran maestro, Steven Spielberg. Toy Soldiers juega en la misma liga, aunque claro está, en otro sector. Pero en una última alusión al cine y sin desviarnos demasiado del tema, cualquiera podría recordar cierta secuencia de Toy Story (1995) en la que unos soldaditos verdes salían de una habitación en misión oficial, walkie talkie en mano, para descubrir qué regalos obtendría Andy en su cumpleaños. Misiones más peligrosas habrán afrontado y la obra de Signal Studios es quien nos enseña cuáles.
El estudio afincado en Seattle sorprendió a todo el mundo en marzo del año pasado con el notable Toy Soldiers, una mezcla de tower defense y título de acción que hizo las delicias de quienes pudieron jugarlo, cosechando unas ventas sobresalientes a lo largo de los meses aprovechándose del boca a boca y de la rebajas que se fueron realizando el año pasado. Su principal objetivo no era tanto la mezcla de géneros como lograr la simpatía de los jugadores a través de un diseño artístico deudor de aquellos juguetes bélicos' que éstos usaban en su infancia. Soldaditos verdes, GiJoes, etcétera, iban a ser ahora quienes volviesen a contarnos a su modo algunas de las batallas clave de la II Guerra Mundial. Como era de esperar, el éxito obtenido por aquel ha llevado a su estudio a poder lanzar una secuela, que es la que hoy nos ocupa.
Jugabilidad
Toy Soldiers Cold War es el nombre de esta secuela que por supuesto tiene lugar principalmente en la Guerra Fría, aunque también incluye algún nivel desarrollado en Vietnam (con la inevitable alusión a la Obra Maestra del cine bélico Apocalypse Now: 'Me encanta el olor a plástico por la mañana'). Afortunadamente las novedades no se quedan en el cambio de conflicto, pues Signal ha planteado esta entrega no como una vaga expansión sino como un juego completamente nuevo, que hace las cosas incluso mejor que su predecesor, lo cual era complicado dada la calidad de éste. La mecánica, eso sí, se mantiene: controlar varias unidades de combate y defender nuestra 'caja de juguetes' de los ataques del enemigo. ¿El terreno? París, Vietnam recreados en el cuarto de un infante, con flexos, cubos de rubick, lápices y otros elementos comunes.
Para cumplir los objetivos tenemos a nuestra disposición numerosas unidades de combate que podemos crear en el terreno siempre y cuando dispongamos del dinero necesario y de zonas libres para situarlas, siendo estas bastante familiares para cualquiera que haya jugado al Toy Soldiers original. Una ametralladora, perfecta para acabar con las tropas a pie, un mortero, una plataforma anti-tanque para derribar vehículos pesados, artillería, un antiaéreo (para derribar aviones y helicópteros) y finalmente la llamada 'provisional', que inicialmente lanza gas tóxico, aunque puede evolucionar en lanzallamas. Todas las unidades pueden mejorarse en hasta tres niveles, haciéndolas más dañinas y variando no sólo su efecto en combate sino también sus aptitudes: la ametralladora de nivel 2 dispara menos ráfagas que la de nivel 1, pero claro, es más eficiente. La de nivel 3, por su parte, pega varios disparos de amplio rango.
Todas estas modificaciones son las que ayudan a Toy Soldiers Cold War a no quedarse en la superficie, obligándonos a pensar cómo podemos afrontar mejor la contienda. En otros juegos lo mejor sería mejorar todas las unidades y esperar a que éstas trabajen por si solas, pero aquí no funciona así: a veces, una ametralladora de nivel 2 será mucho más efectiva que su evolución, por disparar más rápido y permitir más libertad de acción. Esta capacidad de decidir qué hacer se da en prácticamente todo el juego, tanto es así que se nos permite dejar que las unidades ataquen por si solas, aunque si queremos también podemos ponernos sobre ellas y usarlas directamente.
En este caso la cámara cambia y el juego pasa a ser un -por así decirlo- shooter en primera persona en el que, eso sí, sólo movemos la mirilla. Controlarlas por nosotros mismos hará que sean más eficientes, ya que la IA tiende a hacer cosas raras como dejar de disparar a distancias cortas, permitiendo que se abra un hueco por el que los enemigos se abran paso. Por supuesto esto cambia en caso de controlar nosotros mismos la ametralladora, o el antiaéreo, que nos permitirá derribar aviones con mucha más facilidad si lo utilizamos y lo tenemos en al menos nivel 2 (donde adquiere un autoapuntado), que si dejamos a la propia máquina usarlo por si mismo. No es que la IA sea baja, sino que simplemente está pensada de forma que le jugador sea miembro activo de la contienda y no un mero espectador.
Todo lo anterior podría referirse sin problema alguno a la primera entrega de Toy Soldiers, pero como ya hemos apuntado, encontramos novedades en esta Guerra Fría recreada por juguetes digitales. Una de las más aplaudidas será sin duda alguna la inclusión de los vehículos como un arma habitual, pues en el original ya había opción de usar alguno en ciertos momentos. Aquí son parte activa de los niveles aunque tienen una particularidad: al ser de juguete, tienen una batería que se va agotando a media que los usamos, de forma que tenemos que devolverlos a su zona de recarga o recoger pilas a lo largo del nivel. Tenemos aviones, tanques y helicópteros, con dos modos de ataque (disparos a ráfagas o misiles/cañonazos) y son tremendamente eficientes contra según qué unidades. Usarlos no es un capricho ahora; es una necesidad, sobre todo en niveles avanzados.
También una novedad muy agradecida la suponen las denominadas 'Cortinas de humo'. Para acceder a ellas tenemos que haber rellenado un multiplicador de combos situado en la zona inferior izquierda de la pantalla, para lo cual tenemos que acabar con un gran número de enemigos y encontrar entre ellos a uno con una estrella sobre su cabeza. Derribarle nos permitirá utilizar -presionando el botón Y- algunas armas extra, como una bomba nuclear, un ataque aéreo e incluso a un soldado que parodia a Rambo. En los dos primeros casos tomamos así el control temporal de una cruceta que nos permite dirigir nuestros impactos y en el último, la cámara pasa a ser en tercera persona. La capacidad de destrucción de este 'Rambo' es altísima y también dispone de dos modo de ataque, volviéndose extremadamente útil cuando se dispone de él.
El corazón de Toy Soldiers Cold War es su perfecta forma de mezclar la acción con la mecánica de un tower defense, pero aún va más allá permitiendo al jugador reflexionar sobre cómo quiere afrontar cada nivel, algo que incluso potencia la rejugabilidad en diferentes niveles de dificultad. Dependiendo de cómo actuemos, cuanto dinero gastemos en la creación de unidades, las mejoras innecesarias que llevemos a cabo, el tiempo dedicado al nivel, etcétera, obtendremos un rango o calificación u otro, por lo que tendremos que tener en cuenta todos estos aspectos y no ir a lo loco. También es clave sabe cómo encarar a la siguiente oleada de enemigos (en la parte superior de la pantalla se indica qué va a asaltarnos), creando así las unidades con cabeza y no sólo por su poder de acción. Si tenemos cuatro ametralladoras en el escenario y la siguiente oleada está formada por aviones, poco o nada vamos a poder hacer para frena su avance. Colocar las unidades a una distancia u otra también es determinante, aunque es un juego que hace tan bien su trabajo educando al jugador sobre cómo aprovechar sus mecánicas que explicarlo es innecesario, pudiendo acceder cualquier usuario a la demo y salir de dudas por si mismo.
Todo lo anterior se refiere a la campaña principal pero también es válido para las demás modalides de juego que ofrece Toy Soldiers Cold War, que van desde el cooperativo hasta a enfrentamientos online. Encontrara una segunda persona con quien jugar -en cualquiera de los dos casos- expande aún más las posibilidades de juego y abre las puertas a la sana diversión que estos arcades tienen la obligación de ofrecer. Signal Studios lo sabe y así lo ha demostrado, pero no se ha quedado ahí sino que también ha añadido detalles como varios minijuegos (algunos de los cuales pertenecen al tutorial, eso sí) que van desde acabar con enemigos hasta lanzar proyectiles y hacer diana. Son pequeños extras, pero redondean una propuesta que jugablemente se muestra tan sólido -o más- que el original.
Técnicamente la cosa tampoco se toma a broma, a pesar de que pueda sonar contradictorio. Una buena noticia es que los tiempos de carga son inferiores a los del primer Toy Soldiers aún a pesar de que visualmente es más sólido, apoyándose en el motor propio de la compañía, el SigEngine. Las físicas están cuidadísimas y todo lo mostrado en pantalla muestra un aspecto sólido, funcionando perfectamente gracias, eso sí, a una titánica labor de diseño que intenta emular (lográndolo) a los juguetes de la época. Es imposible no sentir cierta nostalgia al ver las pantallas de carga o a las pequeñas tropas salir corriendo a la muerte sin importarles nada más que servir a su dueño. Un espectáculo que va mucho más allá de la mera parodia, o del simple homenaje, aunque eso sí, presenta algún problema como una cámara que en ocasiones es algo imprecisa, dejándonos algo vendidos.
Muy Bueno
Juego de notable acabado que disfrutaremos y recordaremos. Una buena compra, muy recomendable para amantes del género. Está bien cuidado a todos los niveles. Cómpralo.