[E3] Tomb Raider, Impresiones

Aunque no hace mucho que hemos hablado de las últimas novedades de la próxima entrega de Tomb Raider, este E3 de 2011 nos ofrece la posibilidad de ver un poco más de cerca el que está llamado a ser uno de los grandes títulos de 2012. Crystal Dynamics nos quiere invitar a conocer a una Lara Croft que poco o nada tiene que ver con la que conocíamos hasta la fecha, un reinicio completo de la franquicia que deja atrás unos estándares asentados a lo largo de los últimos quince años, en casi una decena de entregas y dos películas de imagen real. Parece un movimiento arriesgado y que se debería coger con pinzas, pero lo cierto es que hacía mucho tiempo que un Tomb Raider no despertaba el nivel de expectación que está generando este nuevo episodio.

Lo primero que vamos a recordar, para los que no hayan seguido el título de Lara Croft hasta la fecha, es el planteamiento argumental que se nos presenta. La protagonista de esta aventura es una joven de 21 años que se dedica a la búsqueda y colección de reliquias por todo el planeta. Apenas está dando sus primeros pasos tras su licenciatura y está lejos de llegar a ser la gran aventurera capaz de todo de sus aventuras posteriores. Su nueva expedición la lleva a la costa de Japón, pero una peligrosa tormenta acabará destrozando su embarcación; la que peor parada sale de esta situación es Lara, ya que se queda aislada y separada de cualquier otro posible superviviente. Acabará llegando a una isla que, como no podía ser de otra forma, acabará cargada de peligros.

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En esa isla se desarrollará la totalidad de la aventura, según parece. En la demostración del E3, vemos cómo Lara no solo se ha quedado atrapada en la isla, sino que parece que alguien (o algo) más le ha echado el guante. La heroína se despierta colgada boca abajo del techo de una cueva, en una envoltura extraña; se mueve y balancea para llegar a quemar sus ataduras y cae dolorosamente al suelo. Esta es la primera toma de contacto con el juego y transmite a la perfección los sentimientos de Lara en ese momento: desconcierto al no saber qué está pasando; tensión al encontrarnos en un lugar tan oscuro y, hasta cierto punto, siniestro; y dolor, el intenso dolor de una caída en la que se podría haber roto algo al golpear su frágil cuerpo contra la dura roca.

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Aunque hace tiempo que se viene comentando que el juego ofrecerá tintes de survival horror, no es hasta encontrarnos cara a cara con esta demostración que comprendemos hasta qué punto esto llega a ser así. Y no hablamos solo de esos detalles que comentamos en otras ocasiones de tener que buscar sustento, o en la base de tener enemigos que nos acecharán. Las sensaciones se transmiten a través de todos los poros del título, mediante una atmósfera intensa en la que parece que el más mínimo error, la más pequeña duda, puede suponer nuestra muerte. En la demostración, tras soltarse de su prisión inicial, Lara intenta salir de la cueva, recorriendo estrechos pasadizos oscuros y zonas de acceso aparentemente imposibles.

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Lo primero que llega al jugador son los gritos de auxilio y el lloriqueo de Lara Croft. La protagonista es apenas una niña asustada, que tiene miedo y desea salir de un entorno que parece ser excesivamente hostil para ella. Está herida y no está preparada para esto, y eso es algo que el jugador sentirá en el mando y se identificará con Lara a todos los niveles desde el principio. El lento avance de la protagonista herida se ve acompañado por los asaltos constantes de enemigos anónimos (posiblemente nativos de la isla que guarden algún secreto) contra los que combate como puede, pero también por los no precisamente escasos momentos en los que el escenario juega en su contra, con derrumbamientos y secuencias contrarreloj en las que deberá ser más rápida que el entorno para no fallecer.

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Resulta sobrecogedor ver cómo todo está en nuestra contra y cómo nuestras habilidades son tan limitadas. Estamos ante una dura lucha contra la supervivencia en la que nos aferramos con uñas y dientes a la vida, pero más por voluntad que con conocimiento de lo que estamos haciendo. De hecho, la mejor alegoría de lo que supone el nuevo Tomb Raider nos la encontramos con un enemigo que también era el primer enemigo en el juego original: un lobo. Cualquiera que haya jugado a las entregas anteriores sabrá que los lobos nunca supusieron una gran amenaza (sobre todo cuando Lara acabó con T-Rex, osos y un gran número de criaturas mitológicas); pero aquí son un enemigo tan terrible como lo sería si nos encontrásemos uno de estos animales cara a cara en la vida real.

El hecho de que hasta lo que podríamos denominar un simple lobo pueda ser mortal es una buena demostración de lo que supone una lucha por la supervivencia en un territorio hostil. Pero también sirve para percatarnos de lo inocente e ingenua que es todavía Lara, ya que tras acabar con él, se acerca a su cadáver y llora su muerte, pidiéndole disculpas a la criatura inerte. Los cambios, por tanto, no son solo estéticos, sino que llegan a todos los elementos de la aventura, incluyendo a la propia psique de una Lara Croft que está viviendo una experiencia traumática de la que nos llegaremos a sentir responsables. Pero aunque no tenga las exageradas habilidades de los últimos capítulos, sí que se defiende con los saltos y la escalada, que recuerdan bastante a lo que ya vimos en otras entregas.

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Lo más interesante, posiblemente, sea el nuevo tipo de puzles que se nos presentan. Prometen ser más complejos de lo que estamos acostumbrados hoy en día en el mercado, pero tampoco tan enrevesados como algunos de los que se incluían en las primeras entregas de la franquicia. Mejor dicho, la promesa es que serán puzles realistas, cuya resolución tendrá sentido y se basarán fundamentalmente en el fuego, el agua, la tela o el peso. Por ejemplo, se puede usar tela para prenderle fuego y ocasionar una explosión que nos abra un nuevo camino. Y por si en algún momento no sabemos muy bien qué hacer, podremos utilizar el instinto de Lara para que se nos marquen los elementos más importantes del escenario, con los que podremos interactuar para salir de la complicación concreta en la que nos encontremos.

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Siguiendo todo lo expuesto hasta ahora, a lo largo de la demostración del E3 debemos atravesar cuevas estrechas, resolver un puzle en el que se usan unas plataformas para crear explosiones y abrir nuevos caminos, luchar por librarnos de asaltantes que intentan retenernos (con algún que otro QTE), correr para huir de un derrumbamiento y, por fin, salir al exterior, donde nos encontramos un desolador panorama de barcos y aviones estrellados contra la isla (¿una especie de triángulo de las Bermudas?). Recordemos también algunas otras características del juego, como los campamentos base en los que Lara podrá crear objetos, adquirir nuevas habilidades o regresar a niveles ya superados para poder acceder a nuevas zonas anteriormente inaccesibles por carecer de la habilidad necesaria para ello.

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