Dragon Quest VI: Los reinos oníricos es la llegada más de quince años después de uno de los juegos de rol japonés clásicos a nuestro territorio. Y lo hace traducido al castellano, el mejor reclamo posible para acompañar a una mecánica conocida por todos y una aventura épica.
Para ubicarnos con esta sexta entrega de la famosa saga de rol -ya vamos por la novena, precisamente exclusiva de Nintendo DS- debemos remontarnos más de quince años atrás. Concretamente en 1995, momento en el que en Japón sale Dragon Quest VI para Super Nintendo. Un juego que demostró estar a la altura de los mejores de un género en ese momento en pleno auge y en la consola adecuada. La edad de oro de los JRPG lo es, entre otras cosas, por obras como la trilogía Zenithia -los Dragon Quest del IV al VI- y el trabajo que Square y Enix, ahora unidas, hacían casi sin cesar. Resulta que uno de estas grandes obras como es la que nos ocupa nunca llegó a occidente. Ni a Estados Unidos como sí pasó por ejemplo con Chrono Trigger, que al menos algunos lo pudimos importar en inglés.
La injusticia que se vivió en los noventa -y más allá- en la relación de la saga Dragon Quest con Europa, algo ilógica porque la serie vende millones entrega tras entrega, se ha ido corrigiendo con el tiempo. Y Después de remakes para DS de la cuarta y quinta parte, esta vez le toca el turno a los Reinos Oníricos, que sirve como colofón a un catálogo de JRPG para la portátil de Nintendo envidiable, comparable a la época dorada del género si tenemos en cuenta que no se ha cesado la producción de nuevos juegos. Tal y como está la cosa, queda claro que Dragon Quest VI ni revoluciona ni ofrece grandes novedades respecto a remakes antiguos o a la continuación de la saga que sí hemos podido saborear con la octava (Playstation 2) y novena (Nintendo DS) parte. Pero es un clásico. Y como tal, debe respetarse.
Aunque los Reinos Oníricos no es seguramente el Dragon Quest más complicado de todos, sí es cierto que sigue siendo un juego exigente. Y eso significa que cuando vayamos a nuestro primer encargo de todos, en un intercambio de golpes aleatorio con las tres o cuatro rondas de enemigos que nos encontremos podremos morir. Aunque sean los enemigos más blandengues de todos los que hay en este mundo. Dragon Quest VI es exigente en este sentido, y subir de nivel para ganar mejores atributos generales -algunos tan importantes como la vida- será clave en nuestra aventura. Eso e ir cargado de objetos y hechizos de curación. Lo más preocupante no es, debemos remarcar, que sea muy difícil (al principio gastaremos dinero en plantas curativas de usar y tirar casi al instante), sino seguramente el ritmo que ofrece la aventura cuando estamos en lugares peligrosos.
Los combates son aleatorios, por lo que mientras vamos andando por mazmorras o lugares del mapa irán saltando batallas contra enemigos. Muchas y cada poco margen de tiempo. Algo que corta nuestro avance con una cantidad de combates inútiles y poco relevantes para la trama preocupante. Sí se es de esos a los que les gusta estar detenido cada poco tiempo matando enemigos y subiendo experiencia, ningún problema; sino, la verdad es que puede hastiar en algunos momentos. Sobre todo porque hay mucho combate estéril a nivel de bonficiaciones -experiencia y demás- pero que nos puede mermar mucho. Paciencia y conciencia cada vez que se sale al aire libre. La trama y algunos grandes enemigos lo valen. Y grabar muy a menudo, porque si nos matan volvemos al último punto que hemos guardado con la experiencia intacta pero menos dinero.
Los combates son por turnos puros, después de atacar nos atacarán los enemigos que tenemos delante. El sistema de gestión del grupo es interesante, ya que podemos determinar como actuan nuestros compañeros (aunque algunos vayan por libre y sean indomables). Así podemos hacer un tú a tú con los enemigos, luchar de manera prudente haciendo que se defiendan si no están bien, que sean apoyo para nosotros, que no gasten magia, que se dediquen a curar a los enemigos o cumplir órdenes según cada caso. Diseñando bien lo que deben hacer en cada momento podemos afrontar las batallas tal y como lo haríamos solo, pero automatizando acciones y evitando cosas extrañas que muchas veces se pueden dar si nuestros compañeros no controlables van por libre. Lo cierto es que como en muchos otros elementos, la sensación de juego antiguo está presente a medida que vamos avanzando. Tanto por la simpleza de ejecución de los combates -que algo han evolucionado con el tiempo-como por otras mecánicas, como la estructura de la aventura en sí o el listado de magias, objetos y demás elementos que usaremos y que tantas veces hemos visto en otros RPG.
Seguramente una de las revisiones más destacadas es el hecho que llegue completamente traducido al castellano. Teniendo en cuenta la gran cantidad de líneas de diálogo que tiene el juego y los menús por los que navegamos, es de agradecer el trabajo de localización. Que dicho sea de paso, va más allá de una simple traducción. Se ha intentado dar un toque distinto al mundo paralelo que visitamos al principio, con frases hechas y jerga de corte andaluza para diferenciar los dos mundos. Algo que tiene momentos simpáticos cuando dicen según que burradas y que demuestra que se ha querido hacer un trabajo a la altura de las circunstancias.
A todo ello se le añade una banda sonora también marca de la casa, con melodías pegadizas y llenas de momentos épicos que acompañan perfectamente nuestro avance: mazmorras, castillos, grandes jefes a los que enfrentarnos, momentos tranquilos en la aldea... es uno de los apartados cuidados de la saga históricamente, y así queda demostrado en la recuperación de este clásico. Sonidos de efectos especiales en batallas y demás acompañan a la aventura sin destacar demasiado, y menos comparándolo con algunas melodías que no dejarán de sonar en nuestra cabeza aunque ya no estemos jugando a este RPG.
8
Muy Bueno
Juego de notable acabado que disfrutaremos y recordaremos. Una buena compra, muy recomendable para amantes del género. Está bien cuidado a todos los niveles. Cómpralo.