Parasite Eve: The 3rd Birthday
- PlataformaPSP8
- GéneroAcción, RPG
- DesarrolladorSquare Enix
- Lanzamiento01/04/2011
- TextoInglés
- VocesInglés
- EditorSquare Enix
Renacer
Para algunos resultará difícil aceptar el regreso de Aya Brea al mundo de los videojuegos, su tierra natal, no tanto por nostalgia como por la perspectiva de perder un mito que se sostiene desde los tiempos dorados de Squaresoft en PlayStation. The 3rd Birthday se plantea como el renacer de una licencia oculta durante demasiados años, que busca establecer un nuevo referente en el campo de la acción combinada con el rol. Una nueva raza de Twisteds se despierta en Nueva York, determinando el comienzo de una nueva época. El mundo ha cambiado y, con él, también Aya Brea.
A fuerza de ver nuestras ilusiones rotas hemos aprendido a valorar cada lanzamiento de Square Enix en su justa medida. Habrá quien haya renegado completamente de aquel misticismo que desprendía la compañía hace una década, como también quien todavía se confiese emocionado al recibir la noticia de un regreso estelar, del enésimo capítulo de ésta o aquélla franquicia. Unos son incapaces de entender que la política actual de la industria de los videojuegos se rige única y exclusivamente por el beneficio, el dinero. Los otros, de que los tiempos han cambiado y exigen nuevas formas de tratar con productos que antaño se mimaban en exceso, dando como resultado auténticas obras de arte. De preguntarle a Yoichi Wada si prefiere pasar a la eternidad o sobrevivir en el presente, probablemente la respuesta andaría encaminada hacia el segundo punto y no hacia el primero.
Desgraciadamente, mucho nos tememos que la habilidad de pasar a la Historia es parte creatividad y parte inspiración divina. Haciendo retrospectiva, sorprende encontrase a mediados de 1998 con una obra que se aleja de las tendencias de la industria, mezcla homogénea entre el género detectivesco tan de moda en Hollywood en aquel entonces y la esencia paranormal de series de culto como Expediente X. Takashi Tokita -director también de Chrono Trigger- se convertía en el director de un título con grandes expectativas de futuro, basado en la popular obra literaria de Hideaki Sena. El éxito del libro llevaría a la creación de una película que trataba de recoger el peculiar estilo de Sena en cuanto a la mezcla de géneros -intriga, ciencia-, y posteriormente serviría como base para crear la trama de Parasite Eve. Así nacería el concepto Cinematic-RPG, en un intento por aunar el género de moda con las posibilidades técnicas de la generación de 32Bits.
Luego llegaría su secuela, tiempo después, cambiando el concepto original para acercarlo a las tendencias del Survival Horror que se practicaban por aquel entonces. A diferencia del original, la continuación sí aparecería en territorio europeo, cosechando además buenas ventas. Esto le serviría para perpetuarse en el tiempo como una licencia de gusto general, un superventas en suelo japonés, un título de culto al otro lado del charco. Después, nada. Fue en este momento cuando se produjo la sonada fusión entre Squaresoft y Enix, con todo lo que ello supuso en su día. Parece que en algún momento de la operación la compañía perdió los portafolios de varias de sus franquicias más significativas. Un lustro más tarde, Tetsuya Nomura daba la campanada confirmando el desarrollo del tercer esperado capítulo exclusivamente para teléfonos móviles.
El resto, como se suele decir, es historia. La opinión pública hizo cambiar de opinión a Square Enix en cuanto a la plataforma para la que se desarrollaba el título, por lo que The 3rd Birthday pasó de figurar en las listas de móviles a entrar de lleno en el catálogo de PSP. Este cambio fue el culpable del desorbitado retraso que sufrió el título en los meses que transcurrieron después de su anuncio oficial, desaparecido de los planes inmediatos de la compañía japonesa hasta hace relativamente poco tiempo. En menos de un año se mostraron las primeras imágenes in-game, luego se explicó el concepto original, basado en misiones de forma similar a lo vivido en Crisis Core, con una protagonista amnésica que renace' -de ahí que haya desaparecido la caletilla de Parasite Eve del título-, rejuvenecida a la par que irreconocible por su alarmante falta de carisma y personalidad.
Sí, Parasite Eve ha vuelto, aunque lo hace cambiando la forma, no tanto el fondo. Se agarra Square Enix a un clave ardiendo con una arriesgada vuelta de tuerca en la que busca la supremacía a nivel técnico -ciertamente la consigue- y formato que encaje en el plano jugable, el aspecto que se le resiste al gigante japonés desde hace demasiado tiempo. El resultado de este renacimiento varía en función de las expectativas de cada usuario, como habrá ocasión de contemplar a lo largo de este análisis. Los acérrimos se verán sorprendidos ante el cambio que ha sufrido (el verbo no es aleatorio) Aya Brea; los que busquen acción verán en ella una heroína que representa el estandarte del género, sin más. Este renacer comienza en una recóndita calle de la neoyorkina ciudad norteamericana, bajo la incesante nieve que cubre las calles desde hace unos meses. Toca viaja en el tiempo para descubrir el comienzo de una catástrofe que va camino de terminar con la raza humana.
El deber llama a la única persona capaz de salvar el día. Aya Brea regresa a la acción. Lo hará no sin sufrimiento, como es menester.
Una cámara dentro de la ciudad muestra la aparición de The Babel, el ajetreo de los viandantes que tratan de sobrevivir. Recuerda a los catastróficos acontecimientos vividos no hace mucho tiempo en la misma ciudad, aunque lógicamente por motivos completamente distintos. Esta situación obliga a activar el estado de sitio en la ciudad. Nadie puede entrar, nadie puede abandonarla. La policía trabaja para evitar altercados sociales. Las fuerzas especiales están demasiado ocupadas para responder con su escasa potencia de fuego, por lo que el ejército ha de tomar las riendas de la situación. Durante el lapso de un año, la situación sólo empeora. No parece que nadie pueda hacer frente a esta especie de invasión de criaturas imparables, cuya reproducción no tiene fin.
Sólo el grupo de investigación especializada (CTI) parece ser capaz de hacer frente al problema que ha surgido. El equipo, formado por eminencias en el campo de la investigación científica, cuenta con la ayuda de Aya Brea en sus filas. La antigua miembro del cuerpo de policía de Nueva York ha perdido la memoria bajo extrañas circunstancias. A la vez que lucha para recuperar sus recuerdos, Aya experimenta una nueva fuente de poder que recibe el nombre de Overdive. Según explica uno de sus creadores -Hyde Bohr-, este sistema permite viajar en el tiempo para introducirse en el código celular de un ser humano sin cambiar necesariamente el rumbo de los acontecimientos de su vida. Sólo Aya Brea puede hacer uso de él, aunque ello requiere un enorme esfuerzo físico y un dilatado proceso de recuperación posteriormente.
La acción tiene lugar desde el centro de mando del CTI Overdive, cuartel general de operaciones en el que Aya comparte aventuras con varios miembros. Thelonious Cray, un especialista en el uso de arsenal pesado, es el que se muestra más cercano a sus sentimientos, mientras que el joven Dr. Blank se limita a cumplir las órdenes de sus superiores. Del mismo modo que sucedía en anteriores capítulos de la franquicia, la protagonista se rodea de un buen puñado de secundarios que cumplen una función específica en el desarrollo de la aventura, en la que un misterioso personaje parece cumplir un papel tremendamente influyente para recuperar la mente de la heroína. Kyle Madigan vuelve a entrar en escena, ciertamente, si bien su rol poco o nada tiene que ver con el que ha cumplido en el pasado.
Aya se ve obligada a cumplir órdenes mientras navega entre recuerdos y memorias confusas, lo que deriva en un comportamiento extraño, frágil. Su personalidad ha cambiado y con ella gran parte del atractivo del argumento, que se centra en narrar acontecimientos, pero no en entrar en detalles. Aya ha perdido algo más que su memoria, también su fuerza, ese arrabal de sentimientos encontrados, esa peculiaridad en su comportamiento. Su papel en T3B se acerca más al de objeto sexual (especialmente si se analizan los disfraces y vestimentas con los que se puede ataviar una vez se hayan desbloqueados) que al de detective. El argumento echa en falta la presencia de un personaje principal claramente determinado. Aquellos que aboguen por la nostalgia se encargaran de dibujar una personalidad en su mente, pero los que se enfrenten por primera vez a la franquicia quedarán decepcionados por su estereotipado comportamiento.
El argumento es, el general, inferior al de las dos primeras entregas, pero suficiente para enganchar y terminar la historia durante el primer recorrido. La vaguedad de los conceptos que se presentan aconsejan un segundo visionado para una correcta comprensión, en tanto The 3rd Birthday se entrega al concepto de los anteriores en cuanto a la ambigüedad de la interpretación de los acontecimientos en función del punto de vista que cada jugador haya tomado para con la trama. Es decir: la historia cuenta con todos los elementos necesarios para gustar, pero quizás la forma de presentarla hará que más de un jugador deje por imposible entender su significado. Por eso es importante tener en cuenta que se necesita un mínimo de trasfondo argumental para entender el por qué de la presencia de determinados personajes, por más que Square Enix se empeñe en afirmar que este título se puede disfrutar sin haber terminado anteriormente los otros dos capítulos.
La afirmación es correcta, pero con matices. Se puede disfrutar de The 3rd Birthday sin conocer lo sucedido antes de 2012, pero de haberlo hecho se disfruta mucho más, aún a sabiendas de los hándicaps a los que se enfrenta en cuanto a la pobre personalidad de la heroína (muy alejada de lo visto en los primeros dos títulos) e incluso a la forma de presentar los acontecimientos de la partida. Además, el hecho de que la jugabilidad se construya en base a un sistema de misiones resta participación en el argumento. Sin la posibilidad de explorar un mundo repleto de objetos y de acertijos (que aquí directamente han desaparecido), The 3rd Birthday pierde parte de la peculiar esencia de la que hacía gala Parasite Eve en el pasado, centrándose claramente en un estilo enfocado hacia la acción, como veremos a continuación.
La idea es viajar a una zona conflictiva para cambiar el destino. La primera misión del título hace hincapié en esta idea mientras que se explican los fundamentos del sistema de control, siendo posible bloquear a un enemigo con uno de los gatillos superiores para luego disparar, cambiando de arma con la cruceta digital y moviendo a Aya con el stick analógico. Se diría que Square Enix ha tomado como referencia adaptaciones notables en el género de la acción, ya que básicamente las sensaciones que transmite esta mecánica recuerdan a las de Resistance o Syphon Filter. Existe, no obstante, una gran diferencia: el sistema Overdive. Cuando un enemigo se ha debilitado lo suficiente como para perder la guardia, Aya puede introducirse' en su interior para inmolarse desde dentro, alterando el sistema celular como Eve lo hizo en los dos primeros capítulos de la franquicia. Del mismo modo, Aya puede saltar de soldado en soldado para conseguir mejor cobertura durante los combates.
Durante las misiones podemos encontrar objetos desperdigados por los escenarios, así como alguna que otra sorpresa oculta, aunque la exploración es totalmente secundaria. Sucede, una vez más, algo similar a lo visto en Crisis Core: las misiones sólo permiten ir de aquí hacia allá eliminando enemigos, pero no conversar con otros personajes, visitar ciudades o acudir a tiendas para mejorar nuestro arsenal. En relación a este último punto, la presencia de los BP sigue siendo una constante para modificar el rendimiento del armamento que se nos otorga a medida que avanzamos, siendo posible adquirir nuevas armas así como de mejorar nuestras favoritas. Las misiones son variopintas y ofrecen un amplio abanico de localizaciones, que pasan desde un pub nocturno hasta un suburbio de la ciudad totalmente destruido.
Además -y aquí reside otro de los puntos fuertes del título-, en muchos momentos se respira una tensión considerable en el ambiente. Esto se debe a la necesidad de tener todo bajo control: la energía de los soldados que nos ayudan en combate la nuestra propia, la posición de los enemigos, el siguiente punto por el que abandonar el escenario, etcétera. La tensión alcanza puntos álgidos en determinados momentos -especialmente cuando nos enfrentamos ante criaturas mastodónticas-, con lo que se consigue un nivel de implicación digno de un título de sobremesa. Asimismo, es conveniente destacar el uso de LIBERATION como el ataque especial mientras estamos en Overdive, obteniendo más reflejos y potencia durante un tiempo limitado. Es una lástima que el sistema de combate acabe tornándose repetitivo por la repetición de la misma mecánica para vencer a los enemigos, con pocas novedades de principio de la partida a la recta final. Existe, no obstante, un elemento que puede influir en la marcha de los acontecimientos: las cadenas de ADN.
Es interesante comentar los hándicaps del problema de control, demasiado rígido por momentos, y por consiguiente dificultando la vida del usuario cuando ha de enfrentarse a las criaturas que exigen un mayor nivel de implicación durante las partidas. La cámara, pese a no registrar fallos considerables, tampoco ayuda a mantener una buena posición de los acontecimientos que tienen lugar en pantalla, aunque son problemas menores que no afectan en demasía a la sensaciones que experimentamos durante la partida. Lo que sí afecta, casi por lógica, es la corta duración de la partida, superable en apenas siete u ocho horas, siempre y cuando nos hayamos decantado por un nivel de dificultad medio o alto (existe un fácil a evitar si queremos que la partida sea un reto). Al terminar cada capítulo, además de subir de nivel y de contar con novedades interesantes para Aya, descubrimos una puntuación que supuestamente debería animarnos a tratar de superar nuestro propio registro en una segunda revisión de la partida.
La acción transcurre a gran velocidad, se mantiene siempre un buen ritmo en la partida, con un gran dinamismo de acciones. Nunca dejamos de correr de un lado para otro -pese a que en ocasiones esto se traduce en una caótica presentación de los combates, aspecto negativo para fortalecer la mecánica de juego-. Además, la variedad de enemigos obliga a seleccionar con cabeza el arsenal del que disponemos al entrar en una nueva misión. Existe, en cualquier caso, un punto de guardado intermedio en las misiones donde nos reunimos con un grupo de soldados que conversa generalmente al calor de una hoguera. Es importante este punto de respiro dentro de la acción, sobre todo para descansar y poder guardar la partida.
A nivel técnico se ha de destacar, por encima de cualquier otro aspecto, la increíble calidad de los CGIs que aparecen constantemente para acentuar las escenas de mayor dramatismo, como bien refleja el vídeo de introducción. Cuesta creer que Square Enix haya conseguido igualar el nivel de detalle de The 3rd Birthday al de Final Fantasy XIII -salvando las distancias-, logrando un impresionante efecto en la retina de los jugadores que gusten de esta clase de despliegues técnicos en los que la compañía japonesa se sigue presentando como la mejor en su materia (de hecho, esto mismo se ha reflejado en Deus Ex: Human Revolution, una faceta que originalmente no estaba prevista en el diseño original del juego hasta que Square Enix hizo oficial la adquisición de Eidos).
Sucede un tanto de lo mismo con el aspecto sonoro. Yoko Shimomura, Tsuyoshi Sekito y Mitsuto Suzuki son los encargados de la banda sonora, destacando como de costumbre el papel destacado de Shimomura, que nos tiene acostumbrados a destacar al mando de la batuta cada vez que se le otorga la posibilidad. Suzuki y Sekito parecen secundarios de lujos y, ciertamente, se aprecia una diferencia más que destacable en este sentido con respecto a otros títulos del gremio. Curiosamente el doblaje, pese a estar por encima de lo que solemos escuchar' en esta clase de adaptaciones, muestra altibajos, especialmente en la caracterización de Aya Brea. En cualquier caso, The 3rd Birthday cumple sobradamente las expectativas que se habían depositado en la parte artística/técnica, igualándose al trabajo realizado en el pasado y manteniéndose al mejor nivel de PSP.
Queda patente el dominio del equipo de desarrollo de Square Enix en cuanto al aspecto técnico se refiere, tanto en la plasmación de una atmosfera opresiva y única como en el impresionante despliegue de CGIs que abundan en el estilo narrativo. Es casi imposible destacar un apartado por encima de otro en este sentido, donde la cámara cumple, la acción brilla con luz propia y, en fin, todo funciona como cabría esperar. Lo mismo con el doblaje (uno de los puntos que suelen flaquear en estas adaptaciones), la banda sonora (genial trabajo de un trío de eficacia probada, compuesto por Yoko Shimomura, Tsuyoshi Sekito y Mitsuto Suzuki) y en general los pequeños sonidos que aderezan las partidas con su sutileza. Subrayamos por lo tanto la capital importancia del sonido en este título, genialmente implementada como parte crucial en el desarrollo de la partida.
Por desgracia, mientras que en el apartado técnico sólo caben elogios y palabras bondadosas, la jugabilidad ofrece una de cal y otra de arena. Los combates se muestran caóticos por momentos, con desniveles inexplicables en el nivel de dificultad. Sucede algo parecido con el sistema de control, que no parece haber aprendido la lección de tantos y cuántos juegos de acción que han sufrido exactamente los mismos problemas que The 3rd Birthday en esta vertiente. Son hándicaps menores, que afectan a la jugabilidad sin terminar de empañar su buen rendimiento en reglas generales. Otra cosa muy distinta es el pobre argumento y su duración, el punto que a todas luces más se ha descuidado en este caso. De Aya Brea apenas queda el rastro de lo que fue en su día: una aguerrida e inteligente luchadora, tan infalible como infatigable, parte de su atractivo.
Brea es poco menos que una marioneta que actúa siempre en función de las órdenes de sus superiores, en un desarrollo poco coherente de acontecimientos que entretienen, pero que no ofrecen absolutamente nada nuevo al género, ni que decir a la franquicia. Si Parasite Eve ha pasado a los anales de la Historia precisamente por su gusto por intrincados argumentos, este tercer capítulo es un claro ejemplo de cómo desaprovechar una buena línea para que cumpla con las convenciones establecidas en esta década. Además, hemos de tener en cuenta que su duración apenas supera las cinco horas de vida útil, insuficiente a todas luces por más que sus propios desarrolladores se esfuercen en incluir material extra con el que una segunda partida se muestra más que apetecible. El sistema de misiones sugiere que la exploración ha desaparecido, en otro brusco cambio respecto a anteriores itinerancias de la licencia.
En fin, una de cal y otra de arena, insistimos. The 3rd Birthday cumple con las expectativas, convirtiéndose en uno de los títulos más apetecibles del catálogo de PSP por su peculiar ambientación y, especialmente, por el magnífico trabajo realizado a nivel técnico. Divertido pero muy alejado del mito que supuso Parasite Eve en su día. Son casi diez horas de nostalgia (siempre y cuando evitemos el modo fácil) que una vez digeridas llevan irremediablemente a pensar qué hubiese sido de Aya Brea de haber regresado directamente al catálogo de sobremesa, donde probablemente hubiese tenido un lugar más destacado, acorde con las pretensiones de sus creadores. Sea o no cierto el rumor de que Square Enix prepara una cuarta entrega para el futuro, The 3rd Birthday cumple pese a sus carencias. Una forma inmejorable, por cierto, de cerrar el ciclo de una consola en la que no se vislumbran más lanzamientos de este calibre.
Muy Bueno
Juego de notable acabado que disfrutaremos y recordaremos. Una buena compra, muy recomendable para amantes del género. Está bien cuidado a todos los niveles. Cómpralo.