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Ghostbusters: Sanctum of Slime

Ghostbusters: Sanctum of Slime

La hora de los novatos

Tras el satisfactorio juego de 2009, los Cazafantasmas vuelven a la carga, aunque esta vez en formato descargable y con una formación de novatos. Acción arcade directa y sin complicaciones que ofrece diversión para hasta cuatro jugadores.

Tras haberse pasado una larga temporada en el ostracismo, el gran éxito de las películas y el clamor popular animó a que los Cazafantasmas se reuniesen de nuevo. La infinidad de negociaciones para una tercera película y los problemas constantes para que esta saliese adelante invitaron a tomar una ruta alternativa y narrar su nueva aventura a través de un videojuego, un título notable que vio la luz a mediados de 2009. El mundo del ectoplasma da para muchas más historias de las que ya hemos vivido entre las distintas encarnaciones del cuarteto de científicos expertos en sucesos paranormales, tal y como demuestra que no hemos tenido que esperar ni tan siquiera dos años para poder disfrutar de una nueva aventura de estos icónicos héroes de los 80.

Se trata de un capítulo descargable, con menos presupuesto y sin contar con los protagonistas y las voces de las versiones fílmicas, pero se convierte en una interesante propuesta que satisfará a los aficionados de la franquicia, a la cual se muestra una fidelidad absoluta en todo momento. Los responsables de esta nueva aventura son Behaviour Santiago, anteriormente conocidos como Wanako Games, una empresa chilena que tiene abundante experiencia en el desarrollo de títulos descargables para Xbox Live Arcade, PlayStation Network y PC, con juegos como Assault Heroes, Arkadian Warrors o Tetris PSN, entre muchos otros. Ghostbusters: Sanctum of Slime es su primer juego con una licencia de gran envergadura, y lo cierto es que se han desenvuelto bastante bien.

Argumento
La historia se nos narra a través de viñetas de cómic. Siguiendo la estela de los cómics interactivos, iremos viendo en pantalla las diferentes viñetas mientras los bocadillos van apareciendo en el orden en el que deberían ser leídos, todo con un ritmo lo bastante pausado como para no perdernos nada de lo que se nos está mostrando (se podrá acelerar el avance de la secuencia, así como omitirla, claro está). Las bases argumentales son bastante sencillas, ya que básicamente se nos cuenta que Dumazu, un antiguo demonio aparentemente muerto, resucita en Nueva York en la actualidad. Esto provoca un efecto imán atractivo sobre todos los fantasmas del mundo, que se congregan en la ciudad para adorar a la deidad del mundo oscuro.

El problema es que la llegada de Dumazu, el destructor, está precisamente oculta bajo la gran cantidad de actividad paranomal en la ciudad, por lo que nuestros viejos amigos los Cazafantasmas no son capaces de hacer frente a toda la amenaza y, además, están agotados. Por eso mismo han entrenado a un grupo de novatos (algo que ya habíamos visto en el juego anterior) para que se encarguen de echarles una mano a la hora de acabar con las no pocas amenazas sobrenaturales que se ciernen sobre la ciudas: Alan Crendall, Samuel Hazer, Gabriel Sitter y una chica, Bridget Gibbons. Nosotros nos pondremos en la piel de estos nuevos héroes y deberemos aprender, a marchas forzadas, a convertirnos en expertos cazafantasmas.

Sistema de juego
Ghostbusters: Sanctum of Slime difiere mucho de la mecánica de juego de acción en tercera persona que vimos en la entrega de 2009, ya que ahora se trata de un juego arcade puro, de vista cenital e infinidad de enemigos que nos asaltan, con el objetivo principal de llegar al final de los niveles y obtener la máxima puntuación posible acabando con las amenazas que salen a nuestro paso. Aunque es posible jugar en solitario acompañados de la IA, el título despliega todo su potencial cuando se disfruta con hasta otros tres amigos, tanto en local como online. Y es que la colaboración será fundamental para sobrevivir, tanto para revivir a los aliados caídos como para desarrollar tácticas más complejas para atrapar a los fantasmas o, simplemente, por el placer de disfrutar acompañados de la captura de espectros.

La jugabilidad es muy sencilla, dado que gira fundamentalmente en moverse (analógico izquierdo) y disparar (analógico derecho). Este sistema de disparo empieza a ser habitual en el género, gracias a la gran precisión de apuntado que proporciona, y resulta muy natural en títulos como este. La mayor complicación en el aspecto jugable radica en que tendremos tres tipos de arma diferentes que deberemos ir alternando según los diferentes enemigos. Es decir, a nivel básico, el arma roja sirve para enemigos de aura roja, la amarilla para los enemigos de aura amarilla y la azul para criaturas azules. Todo esto será más complejo cuando en pantalla aparezcan decenas de seres con los colores mezclados, ya que requerirá que nuestros reflejos sean lo más veloces posibles.

Así pues, siguiendo esta dinámica avanzaremos por los diferentes niveles sin mayores preocupaciones que sobrevivir y acabar con todas las criaturas que nos asalten. Aunque el avance será eminentemente lineal, habrá un pequeño toque de exploración, pudiendo rebuscar en algunas salas secundarias en busca de objetos coleccionables y potenciadores para el personaje (temporales y básicos, del tipo recuperar vida, invencibilidad, doblar los puntos obtenidos, etcétera). Al final de los niveles, nos esperarán los tradicionales jefes finales, criaturas de diversa índole que nos lo harán pasar muy mal debido a su gran vitalidad y al daño extremo que pueden causar sus ataques. Cuando tengan poca vida, será el momento de capturarlos en la tradicional jaula.

No es que sea un sistema de juego muy complejo, y de hecho se antoja básico hasta el extremo, pero es un arcade de la vieja escuela, acción pura y directa sin mayores complicaciones. En ese aspecto, Sanctum of Slime cumple sobradamente su papel, aunque también es preciso reconocer que el juego puede hacerse algo repetitivo con cierta facilidad (aún a pesar del ECTO-4WD), sobre todo si no se disfruta con amigos, que es donde saca a relucir todo su potencial. La docena de niveles que tendremos a nuestra disposición no son demasiado extensos, y la aventura básica puede acabarse en unas 4 horas (como siempre, esto depende de la habilidad de cada uno), aunque la rejugabilidad del título en compañía lo convierten en una buena alternativa para los amantes de la acción cenital.

Apartado técnico
Visualmente, Sanctum of Slime cumple con su cometido, presentándonos escenarios y personajes tridimensionales bien plasmados en pantalla. Pese a la sencillez general que se llega a transmitir a través de las escenas de cómic y de los escenarios poco detallados, pequeños y algo repetitivos, el juego consigue que nos olvidemos de todo y nos dejemos llevar por la diversión que aporta la jugabilidad arcade del título. No es un título, por tanto, que se pueda definir como espectacular en el terreno visual dentro de lo que es el catálogo de los servicios de descarga de todas las plataformas para las que ve la luz, pero ofrece un estilo artístico y un acabado satisfactorios que no resultan intrusivos en lo que de verdad importa.

Lo peor del juego, sin duda, son los constantes tirones que sufre cada vez que aparecen fantasmas en una estancia, ya que aunque sean milésimas de segundo se van haciendo notar debido a lo habituales que son, provocando una falta de fluidez que lastra la inmersión en la acción. El apartado sonoro cuenta con melodías interesantes (aunque ninguna capaz de hacer sombra al tema principal de la franquicia con el que nos recibe el menú de inicio) que acompañan muy bien a la acción, y los efectos de sonido consiguen resultar todo lo viscosos y orgánicos que deberían. No hay doblaje de ningún tipo, lo cual es una pena ya que hubiese estado bien poder oír de nuevo a los protagonistas de las películas. Por último, la jugabilidad responde a la perfección, logrando que en todo momento sintamos que tenemos control total sobre nuestro personaje.

7

Bueno

Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podrían haberlo llevado a cotas más altas. Cómpralo sin miedo.