Painkiller: Redemption
- PlataformaPC4
- GéneroAcción
- DesarrolladorEggtooth
- Lanzamiento25/02/2011
- TextoInglés
- VocesInglés
- EditorJoWood Productions
Pacto infernal
Cada año aparecen en el mercado numerosos juegos de acción en primera persona, pero sólo unos pocos consiguen sobresalir del montón y codearse con los grandes. Se trata, desde luego, de un género muy competitivo y los consumidores de este tipo de juegos un público muy exigente. La editora Jowood nos trae de vuelta la conocida serie Painkiller, con una nueva expansión independiente que promete unas seis horas de juego y sustanciosas novedades.
Han pasado ya casi dos años desde el decepcionante Resurrection, tiempo que esperamos haya sido suficiente para reflexionar, enmendar los errores cometidos y devolverle el honor que se merece a esta franquicia tan querida por los aficionados de los FPS. Lo cierto es que si consideramos las enormes similitudes en cuanto al proceso de desarrollo de Redemption respecto a su predecesor, nuestras esperanzas comienzan a desvanecerse rápidamente. Al igual que aquel, esta ampliación fue originalmente un mod de la obra de People Can Fly, realizado por un grupo de aficionados conocido como Eggtooth; a primera vista, Redemption no aporta nada nuevo que destaque sobre las obras precedentes y mantiene los mismos errores que tanto han penalizado a Resurrection, Overdose y el resto de entregas.
A grandes rasgos, este nuevo capítulo llega con una nueva campaña que nos ofrecerá unas seis horas de acción al más puro estilo Painkiller; en este sentido se agradece la duración de esta expansión, pues iguala a otros FPS con más pretensiones en términos de longevidad. Además el nivel de acción incluso se ha visto aumentado comparado con los títulos anteriores. A lo largo de esta locura de terror y violencia nos enfrentaremos a una ingente cantidad de enemigos en seis nuevos entornos. La inteligencia artificial de los monstruos se mantiene a un nivel parecido a Resurrection, es decir, escasa; eso sí, la banda sonora, llena de temas metaleros, nos hará vibrar en los intensos tiroteos. Un punto a su favor: al ser un título hecho por y para fans de la serie, desde la comunidad se aseguran constantes actualizaciones.
La historia de Resurrection sigue el argumento de la serie, donde volverán a ser protagonistas tanto Daniel Garner como Belial. Al principio, seremos testigos del rescate de Daniel a manos de Belial, el héroe de Painkiller: Overdose, quien logra salvarlo de las garras de Eve, la reina del infierno. Juntos, deberán librar su propia batalla contra los secuaces de Eve, a través del Purgatorio. Una vez allí, se reunirán con Bill Sherman, el protagonista de Painkiller: Resurrection; con la ayuda de Bill, su misión consistirá en encontrar y derrotar a la malvada reina del inframundo. Los seguidores de la franquicia podrán deleitarse con la salvaje reunión de héroes de entregas posteriores, todo un acierto por parte de los desarrolladores.
De hecho, se ha anunciado que Redemption será el último capítulo de la serie Painkiller; de esta manera, se ha intentado recuperar lo mejor de la serie para ofrecer una despedida a la altura; lamentablemente, este nuevo capítulo sigue los mismos pasos de entregas anteriores. Repasemos, punto por punto, lo que puede dar de sí esta última batalla entre las fuerzas más poderosas del cielo y el infierno. Como se ha comentado anteriormente, en Redemption disfrutaremos de seis nuevos niveles, cada uno de ellos con un diseño y un contexto distinto; desde antiguas catedrales góticas hasta abandonos complejos industriales, todo bajo una constante sensación de claustrofobia. Eso sí, el acabado de los niveles no deja de ser pobre, con demasiada reiteración de elementos.
Los espacios donde se suceden las constantes batallas son pequeños, quizás para aumentar esa sensación de angustia, pero dificulta su jugabilidad y disfrute. Los enemigos serán los grandes protagonistas de Redemption, pues podremos eliminar hasta 6.000 de estas demoníacas criaturas; su variedad también será notable, pues nos encontraremos con esqueletos, demonios, zombies, mutantes, ogros, espectros... y así un largo etcétera. Pero no por variedad se consigue calidad, pues la mayoría de los monstruos con los que nos cruzaremos tienen un modelado bastante precario. Y aquí entramos en uno de los aspectos más limitados de Redemption, así como de la serie Painkiller. A estas alturas no descubrimos nada si afirmamos que la franquicia no brilla precisamente por su calidad gráfica.
No es para nada descabellado decir que el título presenta un apartado técnico propio de un FPS de hace varias temporadas, como poco. Los modelados, tanto de los personajes como de los entornos, son muy simples, con un trabajo de texturas muy pobre y unas animaciones que, en ocasiones, rozan el ridículo. Según el arma que usemos contra las demoníacas criaturas, conseguiremos espectaculares desmembramientos, acompañados de litros y litros de sangre a modo de salpicaduras. El gore está asegurado, aunque el efecto tampoco está muy conseguido. La oscuridad es un factor constante a lo largo del título, si bien es algo normal por su ambientación, en ocasiones resulta molesta.
Si hablamos del apartado sonoro, obtenemos mejores resultados, sin duda. La banda sonora nos acompañará en las sangrientas matanzas con temas metal de lo más cañeros, lo que animará al jugador a no dejar de pulsar el gatillo. Así, cuando lleguemos a nuevas salas repletas de hordas de enemigos, las guitarras subirán el tono para marcar el inicio de una nueva masacre. Junto con los efectos de sonido, los gritos de las criaturas y el ruido ensordecedor de nuestras armas y explosiones, Painkiller: Redemption logra un apartado sonoro bastante apañado; realmente vale la pena disfrutar de la aventura con un buen equipo de sonido a todo volumen, a pesar de la excesiva repetición de melodías guitarreras.
La jugabilidad de la serie Painkiller es similar a franquicias tan famosas como Serious Sam o incluso podría asemejarse a nuevos títulos como Bulletstorm; pero a diferencia de este último, Redemption resulta mucho más simple, con nulas posibilidades de ofrecer algo nuevo, diferente y atrayente. Sólo tendremos que avanzar, eliminar a un grupo de enemigos y seguir avanzando; así una y otra vez, hasta llegar al final de la historia. Una historia que tampoco ofrece nada del otro mundo; Painkiller es simplicidad llevada hasta la última expresión y a día de hoy, los jugadores quieren algo más. Debido a las pequeñas salas de lucha, deberemos movernos constantemente para esquivar los ataques enemigos; eso sí, sin parar de disparar ni un instante.
No habrá un momento de respiro a lo largo de los seis niveles de Painkiller: Redemption; la acción es constante, pero repetitiva a más no poder. En ocasiones, el nivel de estrés es tan alto que no dudaremos en pausar el juego para dar un respiro a nuestros dedos; eso si no hemos salido antes del propio videojuego tras una exagerada falta de variedad en su planteamiento. Cabe destacar que el nivel de dificultad está bien ajustado e irá aumentando a medida que avancemos en nuestro descenso a los infiernos, si tenemos la suficiente paciencia para ello.
Donde sí se ha logrado un buen nivel de diversidad es en el arsenal del que dispondremos; a un buen número de armas se suman unos diseños de las mismas de lo más extravagantes. Armas como rifles láser, pistolas que disparan ácido en lugar de balas, ballestas, escopetas de balas explosivas o un pequeño cubo mágico que al usarlo se desintegrará en pedazos y triturará a todos aquellos que nos llevemos por delante, entre otras. Algunas armas secundarias nos permitirán congelar a nuestros enemigos o cubrirlos de grasa, para hacerlos estallar tras un simple disparo. Debemos tener en cuenta que la munición de la mayoría de armas no es ilimitada, así que tendremos que seguir ciertas estrategias para no quedarnos indefensos.
Los recuperadores de salud son algo escasos; por otro lado, a medida que logremos acumular las almas de nuestros enemigos caídos, llegados a cierto número, desbloquearemos una especie de tiempo bala, donde nuestro personaje será invencible y podrá aniquilar a todo ser que se cruce en su camino durante unos instantes. Cada vez que completemos un nivel, se nos informará de las estadísticas del mismo, como del número de progresos realizados, la cantidad de oro encontrada o los extras descubiertos; en este sentido, Painkiller: Redemption hace uso de unas poderosas cartas del tarot con las que podremos mejorar las habilidades de nuestros protagonistas. Lamentablemente, lograr los objetivos requeridos para desbloquear dichas cartas resulta una tarea casi imposible y la mayoría de veces desistiremos antes de conseguirlo.
La historia se nos relata mediante líneas de texto, en inglés, con representaciones animadas de los personajes; la presentación general del título mantiene la esencia de la franquicia, pero como ocurre con todas sus entregas, ha quedado anclada varios años atrás. Painkiller: Redemption ya se encuentra disponible en formato descargable, a un precio de 5 euros, una cantidad de lo más atractiva si tenemos en cuenta sus escasos puntos fuertes y su gran cantidad de aspectos a mejorar. Cabe destacar un interesante editor de niveles, lo que alargará la longevidad del título para aquellos que el modo campaña se les antoje algo escaso.
Painkiller: Redemption es un episodio hecho por y para fans de la franquicia, al que tampoco podemos pedir mucho más; si bien se ha logrado mejorar ligeramente respecto a su antecesor, el resultado no es ni mucho menos suficiente para el usuario medio de los FPS de la actualidad. Con buenas dosis de acción, gore a raudales y una música tan atronadora como repetitiva, Redemption se alza como la culminación de una franquicia dirigida a aquellos que disfrutaron de la notable primera parte hace ya siete años, pero que no ha sabido adaptarse a los nuevas generaciones, pecando de una tecnología totalmente obsoleta, una jugabilidad demasiado simple y una reiteración de elementos alarmante. Sólo para fanáticos del universo Painkiller.
Mediocre
Podía ser pero no ha sido y tras pasar unos breves minutos con él quedará archivado en la estantería para no jugarlo nunca más. No lo compres, no digas que no te lo advertimos.