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Dragon Age 2, Impresiones

Damos un repaso a las virtudes que atesora esta nueva entrega a poco tiempo de su estreno. Muchos cambios se han realizado en la base jugable, pero parece que han sido para bien. Con la vista puesta a principios de marzo, nos preparamos expectantes para la llegada de la secuela del que fue juego del año en 2009 en esta casa.

Recientemente, en un "showcase" organizado en París por Electronic Arts, pudimos probar de nuevo Dragon Age 2 para dar un repaso a las virtudes que atesora esta nueva entrega a poco tiempo de su estreno. Muchos cambios se han realizado en la base jugable, pero afortunadamente parece que han sido para bien. Con la vista puesta a principios de marzo, nos preparamos expectantes para la llegada de la secuela del que fue juego del año en 2009 en esta casa.

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Conformándose como una nueva franquicia a seguir muy de cerca, Dragon Age: Origins nos brindaba un completo universo lleno de matices, acompañado de una atractiva historia y un sistema de juego satisfactorio, que conformó a la creación de Bioware como un nuevo peso pesado en el género del rol occidental. No obstante, todas estas virtudes eran aplicables en su totalidad a la edición para compatibles, y las versiones para consolas de sobremesa terminaron recibiendo un aluvión de críticas fruto de la necesidad de adaptar de una forma más satisfactoria un sistema de control concebido para ser utilizado con teclado y ratón. Dichas opiniones han sido escuchadas, y en esta ocasión parece que nos encontramos con un gran título en cualquiera de sus versiones gracias, sobre todo, a los cambios planteados en el control, que ha sido adaptado a consola de una forma muy convincente, convirtiéndolo en un título mucho más directo y que deja una sensación de mayor fluidez respecto a su antecesor.

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En el plano argumental, se ha realizado un cambio bastante notable respecto a Origins, y es que en esta ocasión, en vez de crear a un personaje completamente personalizable desde cero, el protagonismo recae sobre uno predefinido: Hawke, refugiado, de los pocos supervivientes del ataque de la Quinta Ruina, que huye hacia Lothering. Esta aparente limitación viene impuesta a favor de la historia, pues se pretende aumentar la profundidad y complejidad del argumento sin que aparezcan incoherencias en la trama, mientras que, a la par, nos sentimos más identificados con el protagonista. Esta vez elegiremos la clase y su sexo, a escoger entre guerrero/guerrera, mago/maga, o pícaro/pícara.

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Así pues, nos embarcamos en esta nueva aventura que a diferencia de Dragon Age: Origins, que tenía lugar en el lapso temporal de un año, en esta ocasión transcurren diez, aunque empieza en el mismo momento que la primera entrega y nos invita a vivir la vida de Hawke y todo lo acontecido durante este tiempo, que lo lleva a convertirse en el nuevo héroe de Kirkwall. Se nos cuenta una historia dentro de otra, pues los hechos son narrados por Varick gracias a las exigencias de Cassandra, que quiere conocer toda la verdad sobre nosotros. De este modo, los desarrolladores tienen un completo control sobre el hilo argumental, contándonos los momentos más relevantes con el objetivo de conseguir una experiencia cinematográfica.

Nos ponemos tras los mandos para comprobar de primera mano la evolución sufrida respecto a la primera parte en lo que a consolas de sobremesa se refiere. Empezaremos la partida dando cuenta de una horda de Hurlocks mediante el nuevo sistema de control implementado, mucho más directo que su antecesor, y adaptado especialmente a consola, dando como resultado una mayor accesibilidad y una respuesta muy precisa a nuestras indicaciones. Sin duda, esta elección se perfila como muy acertada para los usuarios de consola, pues se ha realizado un importante trabajo de adaptación para obtener una jugabilidad satisfactoria con un pad, y lo cierto es que se ha conseguido. No obstante, se mantiene la posibilidad de poner el título en pausa mientras asignamos los distintos ataques que necesitamos.

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Todos los ataques se realizan con fluidez, de forma muy intuitiva, y destaca el nivel de gore implementado: la sangre y los exagerados desmembramientos están a la orden del día. Pulsando RT se nos muestran más habilidades de las que disponemos, realizándolas todas de forma inmediata a excepción de las habilidades de área, que pausan la acción y nos permiten decidir donde situar el radio de afectación de nuestro ataque. Tras haber eliminado a unos cuantos Hurlocks, nos encontramos con el primer jefe, y al ser derrotado terminamos con esta introducción, que nos sirve a modo de primera toma de contacto con el nuevo control implementado. Seguidamente, tenemos la opción de personalizar los rasgos físicos de nuestro héroe.

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El sistema de diálogos ha cambiado bastante. La primera evidencia de ello es que se haya dotado de voz a nuestro personaje, ayudando a darle personalidad, en una base que pretende ser mucho más dinámica que en el anterior título. Las respuestas que escojamos durante las conversaciones son relevantes, pues algunas determinarán el desarrollo de la historia. Para evitar la interrupción de la acción por el hecho de pensar minuciosamente las respuestas, se añade un icono indicativo de la reacción que provoca la respuesta en cuestión, como el puño, que significa agresividad.

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La progresión de nuestro personaje también ha sufrido ciertas remodelaciones en comparación a su antecesor. Seguiremos obteniendo puntos de experiencia que aumentarán aspectos como la fuerza, destreza o magia entre otros. El cambio se manifiesta con los árboles de habilidades, que no nos obligan a aprenderlas de forma lineal, sino que podemos actualizar las que ya disponemos o adquirir nuevas de una forma más diversificada. Se mantiene la posibilidad de enamorarnos y tener relaciones, ya sea con miembros de la compañía de heroes o con otros personajes no vinculados con esta última.

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En materia gráfica podemos decir que este apartado ha ganado bastantes enteros, donde podemos percibir un salto cualitativo en el motor gráfico, que mueve este mundo con mayor soltura y muestra unas texturas bastante detalladas. En las versiones de consola se ha llegado a un buen nivel, pero en PC lo lleva un paso adelante mostrando una tasa de fotogramas mayor y unas texturas aún más definidas. Pero donde se ha puesto mucho esmero es en las mejoras de las que se ha dotado a la parte artística, que le da a este Dragon Age II una identidad propia, con un tono más oscuro en los entornos que recorremos y un diseño de personajes que se aleja un poco de lo que podemos ver en otra grande obra de Bioware, Mass Effect, para mostrar unos modelados estilizados, que se diferencian bastante del realismo visto en las aventuras del comandante Shepard.

En definitiva, podemos afirmar con toda seguridad que en Bioware está ultimando una secuela que supera en todos los aspectos al original, sobre todo en lo que a la versión de consolas se refiere, que goza de una completa readaptación que lo orienta a un RPG de acción, aunque se sigue manteniendo la vertiente táctica si el usuario lo prefiere. La aparente limitación en cuanto a la creación de un personaje desde cero viene impuesta por el objetivo de contar una gran historia. Además, las mejoras en el apartado técnico y artístico se hacen patentes rápidamente y le dan al título cierta personalidad diferenciándolo de la anterior entrega, mucho más convencional en este aspecto. Sin duda, nos encontramos con un posible nuevo referente en el rol occidental y solo nos queda poco más de un mes para poder comprobarlo en profundidad.

Dragon Age II

  • PC
  • 360
  • PS3
  • RPG
  • Acción

Dragon Age 2 introduce a los jugadores en la piel de Hawke, un refugiado de orígenes humildes que llega a convertirse en el héroe del mundo de Dragon Age. Conocido por ser un superviviente de Blight y el campeón de Kirkwall, la leyenda alrededor del ascenso de Hawke al poder está envuelta en un velo de rumor y mito. Los jugadores tendrán que volver a poner su moral a prueba, tomando decisiones que cambiarán el curso de los acontecimientos.

Carátula de Dragon Age II
8.5