A pocos días para que llegue a las tiendas la segunda entrega de Dead Space, repasamos los motivos por los que va a merecer la pena volver a enfundarse el traje de Isaac Clarke.
Muchos lo esperan con ansia, muchos otros se muestran escépticos ante lo que pueda ser el resultado final. El motivo de esta disparidad de sensaciones nos lo encontramos en ese pequeño numerito que acompaña al título, un simple 2 que puede provocar un gran remolino de sensaciones en el usuario. ¿Qué esperar de una segunda entrega de un título que resultó sorprendente en su momento? ¿Será un Resident Evil 2 o será un Devil May Cry 2? Independientemente de que así sea, de lo que no cabe duda por lo visto hasta la fecha es de que Dead Space 2 tiene potencial más que suficiente para satisfacer a los jugadores que disfrutaron del capítulo original, ya que opta por mantener el espíritu y el desarrollo del original sin desviarse en exceso del camino marcado.
Así pues, a falta de unos días para que el juego llegue a las tiendas, queremos hacer un repaso a las principales virtudes por las que puede merecer la pena volver a enfundarse en el traje de Isaac Clarke. Diez motivos que consiguen que este juego destaque y tenga un carisma y un interés superior a la media, completando así una producción cargada de intensidad y detalles que se graban a fuego en la retina, de esos que pueden ser capaces de encumbrar a un título y mantenerlo en la mente del usuario como candidato a juego del año aún cuando sale a la venta en el temprano mes de enero. Dead Space 2 es, a todas luces, uno de los títulos más esperados de este recién inaugurado 2011, y os invitamos a conocer los motivos por los que este segundo viaje puede llegar a merecer la pena.
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En Dead Space 2 volvemos a estar lejos, muy lejos de nuestro hogar, y las implicaciones de esta distancia nos obligarán a sentirnos apenas meras marionetas en las manos de una conspiración de la que no somos capaces de librarnos por más que lo intentemos. Revivir la ambientación intensa, oprimente y agobiante de sentirnos la última esperanza para salir con vida de esta pesadilla es, precisamente, lo que todos los amantes del original esperaban. Ningún amante de la ciencia ficción se sentirá defraudado por la habilidad del juego para proponer situaciones sufridas en gravedad cero, en el espacio exterior sin oxígeno, o en cuartos infestados de enemigos que antaño fueron compañeros. Si ya el original consiguió que nos sintiésemos solos en la profundidad del espacio, Dead Space 2 nos ofrece esta sensación potenciada, ya que estamos rodeados de gente que no podremos salvar y que veremos cómo se convierten, poco a poco, en enemigos potenciales.
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Es por eso que uno de los motivos principales para adentrarse en Dead Space 2 es poder descubrir más cosas sobre la temible efigie y sobre el protagonista, Isaac Clarke. Las incógnitas fueron tan numerosas en el original que exigen una respuesta, y lo cierto es que este capítulo ofrece muchas más de las que, a priori, podría parecer. La efigie volverá a ser, como es lógico, el centro neurálgico alrededor del cual se desarrolla el resto de los elementos presentes en el título, con especial atención de un Isaac cuyo pasado conoceremos mejor, así como también comprenderemos sus motivaciones y sus obsesiones. Aunque es muy posible que todavía se dejen varios cabos sin atar, lo cierto es que la sensación de progresión y comprensión cada vez mayor de todo lo que está ocurriendo resulta muy agradable y satisfactoria, permitiendo expandir el universo de la franquicia cada vez más.
Por si acaso la cifra de necromorfos no queda lo bastante clara, a medida que avancemos por el juego iremos siendo cada vez más conscientes de las implicaciones que supone tener cientos (o miles) de criaturas desbocadas, arrasando con todo a su paso, matando o polinizando cada vez más humanos a los que vemos luchar hasta su sangrienta muerte, y lo que es peor, fijándonos como nuevos objetivos una vez hayan terminado con su principal labor o hayamos llamado su atención. Eso, por no comentar la sensación deprimente que puede transmitirse al usuario cuando se recorren complejos comerciales o de apartamentos y se siente de cerca el caos, viendo cómo se están destruyendo familias, vidas felices, cómo no se hacen diferencias entre hombres, mujeres o niños. Sin duda, es la mejor ambientación posible para un segundo capítulo como este.
Como es lógico, y con el fin de mantener una cierta coherencia argumental, muchas de las criaturas generadas por la efigie repetirán con respecto a la primera entrega, pero no faltarán nuevas incorporaciones realmente temibles. Por lo general, estamos acostumbrados a enfrentarnos a mutaciones de seres humanos, pero ahora tendremos algunas que deben provenir de criaturas muy diferentes a la humanidad, ya que su envergadura, forma física y habilidades se escapan del entendimiento racional. Tal es así que no es de extrañar que en nuestros primeros enfrentamientos contra ellas nos veamos recibiendo sus impactos sin poder reaccionar debido al momento de shock que supone encontrarnos cara a cara con ellas.
Pero esto se acabó en la estación espacial de Titán. Dead Space 2 carece de pantallas de carga y su desarrollo es continuo, fluido y sin pausas. Los indicadores de nuevo capítulo pueden aparecer en cualquier momento y son tan sutiles que en ocasiones, debido a la situación, no nos percataremos de ellos e igual nos da la sensación de haber pasado dos capítulos de golpe sin habernos dado cuenta. Esto es algo muy positivo de cara al ritmo del juego, ya que no se ve cortado en ningún momento y todo está unido entre sí de tal manera que no podremos dar dos pasos sin echar la vista atrás por si algún enemigo todavía nos viene a la zaga. Tal es así, que ni siquiera las zonas de guardado y almacenes son seguras. La supervivencia es total en esta segunda entrega, que no hace concesiones de ningún tipo al jugador.
No queremos dar más detalles al respecto por el bien de la sorpresa, pero una de las bazas principales de esta segunda entrega radica en la narración del argumento a través de personajes secundarios con los que un parlanchín Isaac Clarke no dejará de dialogar y discutir a la mínima oportunidad. El problema radica en que todos, absolutamente todos los personajes secundarios que nos encontraremos tienen mucho que contar y muchas sorpresas por desvelarnos. Algunas nos ayudarán a comprender mejor sus motivaciones, otras a dibujar el gran mapa de la odisea galáctica de Electronic Arts; pero desde luego, ninguna defrauda, e incluso las conversaciones más inocuas e intrascendentales en apariencia guardan dobles lecturas o mensajes inherentes que harán pensar a Isaac y darán forma a sus nuevas motivaciones para actuar.
Todo esto rodeado de un halo cinematográfico que permite que los escenarios, lejos de semejar inocuos y reiterativos, puedan convertirse en trampas y resortes para escenas espectaculares, cada una con una personalidad propia y diferente. Un gran uso de los recursos y del potencial de las consolas en el que vuelven a triunfar algunas ideas ya implementadas en el original, como pueden ser el interfaz en tiempo real, la viscosidad que transmiten las criaturas enemigas, el juego de luces y sombras para crear confusión en el usuario, unas cuidadas animaciones para todos los personajes y enemigos, y, por supuesto, una soberbia banda sonora, al nivel del título original y que consigue crear una atmósfera ideal para los acontecimientos que nos narra el juego.