Bodycount
Bodycount es uno de los shooters de acción en primera persona que con más curiosidad se puede mirar desde nuestra posición. En una generación donde lo más normal es crear un FPS, la fórmula del nuevo trabajo de Guildford Studio y Codemasters tiene elementos que pueden hacerlo atractivo en un mercado con tanta competencia. Previsto para Playstation 3 y Xbox 360, este sucesor espiritual de Black, juego de la pasada generación creado desde Criterion, llega para hacer temblar los cimientos de lo que hemos visto hasta el momento. Aunque por el camino se haya dejado factores importantes que hicieron generar expectación alrededor del trabajo en cuestión.
La secuela de Black, un shooter interesante en algunos aspectos como por ejemplo el hecho de querer hacer que las estructuras fueran destruibles, pasó a mejor vida después de divergencias entre EA, propietaria de Criterion, y los creadores de ese producto: Stuart Black y Adrian Bolton. Ambos se montaron su propio estudio, Guildford Studio, y ficharon finalmente por Codemasters. Pero tanto el creativo como el Manager General hicieron las maletas hace escasos dos meses. Sin entrar en demasiados detalles, desde la compañía se aseguró que las marchas de estos personajes no debía afectar al desarrollo del juego ni a Guildford, ya que son piezas importantes pero el equipo es mucho más grande. 'Hay 80 personas trabajando en el juego', recuerda Codemasters.
Ahora, sin estas dos figuras, reclamo más que claro de este nuevo proyecto, Bodycount sigue hacia adelante con el único objetivo de crear un shooter distinto, que ofrezca sensaciones que no se habían probado antes -algo difícil viendo el panorama actual de los FPS- y una acción que va más allá de los disparos y el cruce de balazos entre dos bandos. De momento lo que parece que sí se ha movido son las previsiones de salida del juego, que tenía indicios de venderse en los primeros compases de 2011 y se irá unos meses más tarde después de todos los problemas mencionados anteriormente.
La base del juego bebe de grandes clásicos de los FPS de siempre. Uno de los ejemplos lo encontramos precisamente en la velocidad a la que transcurre la acción. Bodycount es un videojuego veloz, donde los reflejos van por delante de la estrategia, pero esta también está presente según las necesidades de cada uno. Las explosiones ganan enteros en este videojuego, ya que además de ser una constante para meter tensión e immersión durante las batallas campales que se libran, también son un serio aviso. Aquí puede romperse todo, o casi todo, y eso hace que ningún lugar quede seguro después de los primeros compases. Ahí radica el testigo de Black, recogido en parte por el juego de Guildofrd Studio.
Los entornos destructibles son una de las bases de este Bodycount y parece ser que tanto esto como el espectáculo pirotécnico se mantiene intacto. No sólo podremos acabar con edificios que dejarán de ser lugares seguros para escondernos, más bien se convierten en nuestra propia tumba, sino que también viviremos constantemente viendo como explotan otros elementos que se encuentran en la pantalla y que son ideales para acabar con los enemigos que merodean la zona. El toque arcade de este FPS se comprueba desde la primera partida, donde no hay tiempo para pensar, sólo actuar.
La historia en la que se basa Bodycount es bastante sencilla. Como miembro de una organización conocida como Red, estamos entrenados para solucionar todo tipod e conflictos alrededor del mundo que tanto los gobiernos como las Naciones Unidas no quieren que afecten al día a día. El secretismo sobre nuestros actos es uno de los elementos clave, aunque la realidad es que delante de nosotros, en una de estas misiones, nos encontraremos con una oposición realmente dura. Con un diseño artístico muy peculiar y una serie de enemigos muy marcados por el estilo que llevan consigo, con elementos siniestros en su diseño y un toque enigmático. Son nuestros enemigos.
Bajo estos elementos bastante tópicos, con acciones secretas y confidenciales y un grupo armado delante que pretende cosas no demasiado buenas, empieza Bodycount, un juego que se basa prácticamente en lo que la acción conlleva. Una cosa son los elementos destruibles y otra la velocidad a la que funciona el juego. Pero hay otro factor clave a tener en cuenta: el arsenal. El juego se ambiente en un momento futurista, y eso se nota tanto en los escenarios, que combinan lugares modernos con zonas en las que la tecnología más feroz ha hecho mella, como también se puede ver en las armas que tendremos. Responden al perfil clásico, en el que no faltan las metralletas, escopetas recortadas, lanzagranadas u otras de tipo más futurista.
Lo más interesante de todo esto es el uso que le demos. Se trata de un arsenal poderoso que puede acabar con estructuras y provocar el caos con explosiones constantes. Cabe destacar, eso sí, que las destrucciones a las que podemos asistir están bastante marcadas. No habrá grandes edificios que se caigan y provoquen una zona devastada totalmente y que no tenga nada que ver con lo que habíamos visto segundos antes, pero sí que habrá coberturas y estructuras que pasen a mejor vida. La destrucción completa, algo que vendría a ser como el objetivo final de un proyecto como Black o Bodycount, todavía está lejos de conseguirse.
Las fases vistas hasta ahora muestran un juego que combina episodios bastante lineales y scriptados con otros en los que no tenemos marcado el lugar de nuestro objetivo y tenemos que buscarnos la vida de la mejor manera posible. A esto se le añaden algunas modificaciones que se han sufrido a lo largo del desarrollo. Homenajea en estilo de juego a clásicos de los FPS, pero ha cambiado los paquetes de salud por la clásica regeneración de vida. Otro de los elementos que se han podido comprobar es la posibilidad, y necesidad según qué momentos, de poder mejorar y ampliar las armas que tenemos inicialmente, haciéndolas así más devastadoras todavía.
Gráficamente, Bodycount se muestra sólido tanto en lo que respecta al nivel visual de explosiones, animaciones y demás como también a nivel artístico, ya que tiene un toque futurista y desenfadado. Faltará ver el rendimiento del juego de cara a grandes destrucciones y en campos abiertos, aunque la propuesta de la compañía desarrolladora es hacer algo estable. El juego todavía no tiene una fecha marcada, pero se espera que salga a la luz durante este 2011 para Playstation 3 y Xbox 360.
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