Alien Breed 3: Descent
Descenso Mortal
Ha pasado un tiempo desde que Alien Breed asomase la cabeza por primera vez en el mundo de los videojuegos, en un intento por ofrecer nuevas vertientes creativas basadas en la popular licencia cinematográfica. Team 17 ha adaptado la fórmula antigua al estilo imperante en los tiempos que corren sin cambiar el sentido de la aventura, tan divertida como limitada. Descent cierra una trilogía inigualable que podría haber ofrecido mejor rendimiento que el visto. Aun así, se las apaña con gracia para no decepcionar a nadie.
La raza alienígena ha servido como excusa para crear todo un universo ficticio. El género tomaba forma a finales del siglo pasado, extendiendo sus tentáculos primero en el ámbito literario y luego en el cinematográfico, gracias en gran parte al trabajo que el director Ridley Scott realizaba con todo un clásico moderno, Alien: El Octavo Pasajero. Es evidente que los chicos de Team 17 se fijaron en esta popular obra para dar forma a Alien Breed, una licencia nacida en Commodore Amiga que por méritos propios se convertiría en un referente a seguir en años venideros. Aunque el boom inicial se produjo ante el lanzamiento del primer capítulo, el estudio británico se encargaría de mejorar el concepto en posteriores ediciones, haciendo de la franquicia un abanderado de los juegos de acción de aquella época.
La industria de los videojuegos, como sucede con tantas otras, se mueve por tendencias. Una de las que predominan en la nueva generación es un marcado gusto por el remake. Tomar un concepto exitoso del pasado, adaptarlo a los tiempos modernos para luego venderlo como algo completamente nuevo y desconocido para cierto sector del mercado ha dejado de ser un ejercicio de costumbrismo (tal y como era entendido en el pasado) para ser visto como un homenaje al producto en cuestión que se refríe. Hay ejemplos de sobra para demostrar la validez de esta afirmación, pero probablemente pocos alcanzan el grado de compromiso que Team 17 ha aplicado con la trilogía descargable que aparecía en el mercado hace poco menos de un año.
Sin destacar ante los ojos de la prensa o de la comunidad de aficionados, Alien Breed ha sido capaz de mantener un nivel de calidad notable en las dos primeras apariciones públicas que ha protagonizado. Evolution, el primer capítulo remozado que aparecía en PSN, XBLA y Steam, fue el encargado de establecer las bases que sigue Descent, el tercero en discordia. Parece que la querencia de Team 17 pasaba antes por renovar la imagen de su clásico que por encontrar nuevas fórmulas creativas para llevar a la pantalla su particular concepto. Así se entiende que se haya mantenido la vista isométrica, de capa caída en la actual generación de consolas, al igual que el sistema de adquisición de armas o el gusto por representar una ambientación especial opresiva.
Conrad es el héroe que representa la única esperanza de la raza humana. Inmerso en sus propias cávalas mentales, encarnando al típico héroe duro de pelar aunque sentimental cuando la situación así lo requiere, el soldado se enfrenta ante la difícil tesitura de salvar su propio pellejo o ofrecer su vida para rescatar a su compañera de armas, Mía, que hasta la fecha había ofrecido ayuda extraoficial. Klein, el antagonista de la trilogía, una especie de ente abstracto que domina totalmente la interfaz de la nave, consigue atrapar la mente de la joven muchacha, aprovechándose de sus conocimientos para llevar a Conrad por el camino de la amargura. Alien Breed no destaca precisamente por su gusto por los finales felices: el triste final de Mía así lo demuestra.
El objetivo del jugador, amén de sobrevivir por todos los medios, consiste a grandes rasgos en obtener todo objeto secundario que aparezca en pantalla, mientras se bate en lucha constante contra los monstruos alienígenas. Como sucedía en anteriores capítulos, Descent se presta al uso de tres niveles de dificultad. Si el más asequible es un paseo acogedor en el que sobra la munición y apenas un disparo basta para acabar con la vida de los extraterrestres, el más exigente pone a prueba nuestra paciencia con una exagerada cantidad de enemigos en pantalla, escasa munición y una nula resistencia por parte del protagonista. Entre dos aguas se encuentra el nivel medio, que pese a ofrecer altibajos en cuanto al nivel de exigencia mejora las sensaciones de anteriores capítulos en cuanto a la cantidad de arsenal que encontramos desperdigado por los escenarios.
Las mejoras que se introducen en este capítulo sólo serán perceptibles para aquellos usuarios que hayan terminado los anteriores, del mismo modo que las modalidades de juego que acompañan al modo historia sólo representan novedad alguna a ojos de los jugadores que no hayan disfrutado de ellas en el pasado. Junto al modo principal es posible disfrutar del modo Supervivencia, en el que básicamente debemos resistir a las hordas alienígenas todo el tiempo que sea posible. Asimismo, el modo Libre ofrece la opción de disputar alguna de las cinco misiones de las que se compone el argumento. También es posible hacer uso del multijugador, aunque las opciones cooperativas están limitadas a las modalidades secundarias recién mentadas. Lo cierto es que cuando un segundo jugador se une a la partida se nota una diferencia apreciable en el estilo de juego, que abandona toda exploración para centrarse únicamente en la acción.
Si la relativa pobreza del sistema de juego es el peor hándicap que padece Descent, herencia de anteriores capítulos, la relación calidad/precio que ofrece es sin lugar a dudas su virtud más llamativa. No resulta imprescindible haber jugado o terminado las entregas anteriores para entender su historia, narrada a través de viñetas que pese a no mostrar una calidad fuera de lo corriente sí que logran dar un punto de originalidad al producto. La única gran novedad que se puede apreciar a nivel jugable pasa por el acceso a zonas exteriores de la nave donde una barra de oxígeno impone el tiempo que resta antes de perder la vida. Aunque el despliegue visual es fantástico, lamentamos que en estos escenarios prime aun más si cabe el concepto de pasar a toda mecha por escenarios monótonos y repetitivos. Hubiésemos aplaudido más zonas para explorar, pero no necesariamente otro impedimento para tomarse la aventura con calma y sin prisas. Es un rasgo que en cualquier caso corresponde valorar a cada jugador de forma individual.
Con respecto al juego en sí, se sigue la línea impuesta por sus antecesores, sin grandes cambios a nivel visual, donde se mantiene el buen trabajo realizado en el pasado, como a nivel jugable. Las novedades brillan por su ausencia, aunque la ligera mejora en el equilibrio de los niveles de dificultad beneficiará a los jugadores que han sufrido los problemas de este hándicap que arrastraban anteriores capítulos. La trama tampoco tiene demasiado peso en el compendio jugable, si bien la inclusión de las viñetas para narrar los acontecimientos que tienen lugar durante la aventura ofrecen un punto de originalidad que mejora la primera impresión que ofrece el juego a poco de sumergirnos en su contenido.
Un buen juego, en fin, que ofrece exactamente lo que reza su cartel publicitario: toneladas de acción con un contexto delicioso como suele ser siempre el panorama espacial, tomando los ecos del pasado para mantener una filosofía que sigue ofreciendo buenos resultados, vista isométrica mediante. Un título divertido, que no refrescante, al que merece la pena echar un vistazo. Se entienda como un mata-ratos o como una aventura de acción idónea para quemar algo de adrenalina, el caso es que la renovada trilogía de Alien Breed al menos se ha preocupado por ofrecer algo nuevo en una industria demasiado costumbrista, aunque en este caso sea más un nuevo conocido que otra cosa.
Bueno
Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podrían haberlo llevado a cotas más altas. Cómpralo sin miedo.