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Tom Clancy's Ghost Recon: Future Soldier

Tom Clancy's Ghost Recon: Future Soldier

Fantasmas

Toda la grandeza de Ghost Recon en Wii, eso fue lo que Ubisoft prometió durante el rodaje promocional de la edición exclusiva de esta franquicia para la sobremesa de Nintendo. El problema es que, después del estrepitoso pateticismo de HAWX 2, algo nos llevaba a pensar que quizás las promesas tampoco se cumplirían en esta ocasión. A veces no hace falta sacar la bola de cristal: es mejor romperla. Ghost Recon representa todo lo que no queremos ver en el catálogo de esta consola, aunque por el camino deja algunas perlas que merece la pena comentar.

Creednos, criticar es más fácil que alabar, elogiar o, en fin, poner por las nubes el producto en cuestión que se esté analizando. A veces es un ejercicio de costumbre: algunos videojuegos, quizás por inercia, reúnen una serie de condiciones que generalmente siguen siempre un patrón determinado. En otras ocasiones, no obstante, hay que realizar un esfuerzo sansónico para no caer en la subjetividad absoluta, para no dejarse llevar por gustos personales o por el habitual arrabal que empuja hacia las florituras, al embellecimiento en exceso. El catálogo de Wii ha dejado en sus cuatro años de vida un reguero incontable de videojuegos encuadrados en un punto intermedio entre estas dos calificaciones. En los albores de su lanzamiento sorprendió aquel famoso término ‘casual', con el que se hirió la sensibilidad de un sector específico de jugadores, que finalmente ha acabado por convertirse en un aspecto más de la rutina videojueguil de este mundillo.

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Entendimos en aquel momento que el futuro de la sobremesa de Nintendo estaría marcado por una nueva tendencia mercantil, mejor o peor según el prisma con el que se mire, pero en cualquier caso aceptable dentro de ciertos cánones. Todavía cuesta a algunos usuarios darse cuenta de la realidad tal y como es: hay que saber separar los títulos que aparecen por cumplir éste o aquél contrato (multiplataformas que generalmente venden más que las producciones en las que se han invertido millones de euros, infinidad de horas de trabajo y demás) de los que realmente se ríen en la cara de los aficionados. La realidad de puertas afuera no siempre es la que la prensa especializada se esfuerza en ver pero, de un modo u otro, es innegable que sólo el tiempo puede dar la razón a los que apuestan fuerte. Quien no arriesga no gana, dice el refrán.

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Ubisoft ha arriesgado más bien poco en Wii. Hay producciones que se salvan, otras que bien podrían lanzarse a la hoguera sin pestañear y algunas pocas que ya no forman parte de la memoria selectiva del ser humano -sencillamente se olvidan a los diez segundos de apagar la consola, dejando espacio para el siguiente título que desfile por la pantalla-. Lo que nunca ha querido ver es la capacidad de esta consola cuando se trabaja con ella a fondo. Prueba de ello es la omisión absoluta de cualquier videojuego que llevase el sello de Tom Clancy, ya sea por miedo al fracaso o simplemente por entender que después de todo, Wii no es competencia para el resto de la sobremesa, siempre según su particular juicio de valores. Sorprendidos nos vimos tras el anuncio de HAWX 2, un fracaso de proporciones desmesuradas que ha pasado de tapado por el mercado, crítica y usuarios. No digamos ya con la promesa de ofrecer un Ghost Recon ‘en condiciones' para esta consola.

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El anuncio tenía truco. Parece que siguiendo los pasos de desarrolladoras que obtuvieron en el pasado buenos resultados creando nuevas tendencias (básicamente los shooters sobre raíles que tanto chirrían entre los aficionados), a Ubisoft se le encendió la bombilla: Ya que dedicar a un grupo específico para crear un videojuego fiel a la esencia de la franquicia no es una idea factible, porque comercialmente no daría unos beneficios que justificasen el proyecto, ¿por qué no crear un juego de acción en el que el sigilo, la infiltración, la estrategia y absolutamente todo rasgo característico de Ghost Recon desapareciese, en pos de orientar la nueva aventura hacia una franja exclusivamente centrada en la acción? En menos de un año… Voila! Ça y est! un nuevo título aparece por las tiendas de grandes centros comerciales, tiendas especializadas, etcétera.

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El planteamiento no debería llevar por fuerza mayor a otro esperpento como el de HAWX 2, pero finalmente así ha sido. La propuesta que pone Ubisoft France sobre la mesa se centra en la acción, como decíamos anteriormente, aunque lo hace apoyándose en el sistema sobre raíles que hasta la fecha ha dado resultados visuales sorprendentes, además de grandes dosis de diversión y de calidad, tal es el caso de Resident Evil, House of the Dead o del propio Dead Space Extraction. La diferencia entre estos tres abanderados de la consola de Nintendo y el producto que hoy analizamos es fundamentalmente el paso de la vista en primera a la tercera persona, manteniendo un recorrido invariable al que hemos de someternos por obligación. Si otros han triunfado, ¿cómo es posible que Ghost Recon no esté a la altura? Nosotros todavía nos preguntamos lo mismo.

La propuesta de Ubisoft France recoge algunos elementos comunes en la franquicia, mientras que tira por la borda todo lo nuevo que trata de ofrecer en esta edición. Esos aspectos que siempre suelen formar parte de la serie pasan por el uso de un argumento basado en un conflicto internacional, en este caso norte europeo, en el que un grupo específico de soldados ha de probar su valía salvando al mundo de la destrucción total y absoluta. En este caso son dos los elegidos para tomar parte en tal ardua odisea, Hibbard y Booth. Tras un aterrizaje forzoso en tierras rusas, donde se ha establecido un grupo militar ultranacionalista que, cómo no, trata de devolver el esplendor perdido a la madre Rusia, ambos soldados se separan del grupo principal, sin más remedio que el de buscarse la vida por cuenta propia.

Solos y con la única ayuda de su comandante, que de vez en cuando espeta algún comentario sobre cuál es el siguiente movimiento que debemos realizar sobre el campo de batalla, Booth y Hibbard se ven envueltos en un conflicto de calado mundial con la ayuda de un rifle, varias granadas y su propia intuición. Cómo han llegado hasta aquí, por qué y cuáles son los motivos que han llevado hasta esta situación son aspectos que el jugador ha de imaginarse mientras juega, ya que durante la introducción apenas se otorga importancia alguna al trasfondo de la misión. Lo cierto es que no se otorga prácticamente información alguna, en tanto nuestro único objetivo es avanzar sin cabeza de punto A hacia punto B disparando a todo enemigo que se mueva en un radio de dos kilómetros.

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El argumento no aburre: sencillamente no tiene el peso específico que ha de tener en una obra a la que se le debe exigir algo de coherencia en este sentido. Cuesta creer que el guionista de este título sea, según aclaraba Ubisoft, el mismo que se ha encargado de crear la trama de los títulos de sobremesa, cuyo lanzamiento se ha retrasado hasta 2011 por motivos técnicos. Es importante tener en cuenta que no existe nada que se parezca a un argumento en progresión, ni tampoco escenas de gran empaque visual que merezca la pena ser recordadas minutos después de apagar la consola. Esta circunstancia es, curiosamente, la misma que se da con el resto de apartados que pasamos a contemplar a continuación.

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Siguiente nivel
Nótese que el desarrollo de Ghost Recon en Wii ha corrido a cargo de Next Level Games, los creadores de Punch-Out!, Mario Strikers Charged y de Spiderman: Friend or Foe, títulos que dentro de lo que cabe han ofrecido un rendimiento aceptable, notable o incluso sobresaliente -caso del remake pugilístico- en el catálogo de esta consola. Con este currículum a sus espaldas era de esperar que se realizase un trabajo visual a la altura de las circunstancias, aunque nada más lejos de la realidad. El motor gráfico que da la bienvenida al usuario a poco de comenzar a jugar da señas inequívocas de correr a una resolución inexplicablemente baja en el caso de los vídeos, sin detalle alguno cuando centramos la mirada en los escenarios en los que transcurre la acción. Sin zonas que explorar, sin detalles secundarios que exijan un gran rendimiento al procesador de la consola, no se explica la ausencia total de detalles significativos con los que recrear la vista.

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La baja calidad de las texturas sólo contribuye a empeorar el aspecto que luce un título que, en este sentido, se defiende como puede. El diseño de los dos protagonistas es, cuando menos, enriquecedor, aunque no se puede decir lo mismo de los enemigos o de los 30 escenarios por los que pululamos de aquí hacia allá sin demasiado sentido. Apenas existen objetos destruibles que otorguen la sensación de tomar parte en un mundo vivo, los momentos que deberían ser cumbre en la representación de la acción se pierden sin gloria alguna a causa de la poca definición de las texturas en pantalla, los movimientos enemigos, al igual que los de nuestro escuadrón, son totalmente robóticos… La interfaz gráfica roza por momentos lo deleznable, aunque no entorpece la jugabilidad. De eso ya se encargan otros elementos.

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Ghost Recon sigue la esencia de los shooter sobre raíles, poniendo la cámara a espaldas de uno de los dos soldados a los que manejamos. Como tal, invita a que un segundo jugador tome el pad en cualquier momento de la aventura para unir fuerzas, ya sea con vistas a terminar el modo Campaña, donde seguimos el devenir del argumento, o dentro del modo Arcade, en el que es posible tanto colaborar como competir para tratar de obtener la mayor puntuación y posteriormente colgarla en las tablas de clasificación habilitadas a tal fin. El jugador puede decidir en qué momento avanza su soldado haciendo click en puntos específicos del escenario, en los que cambia el enfoque desde el que se hayan parapetado para evitar las balas enemigas. El wiimote ejecuta las funciones de disparos, el nunchuk complementa algunas de las acciones que podemos realizar con la partida ya en marcha.

Estas acciones de las que hablamos se limitan a: disparar, siempre y en todo momento; tirar granadas sin ninguna clase de precisión; esconderse tras un muro buscando protección; activar un poder especial en forma de tiempo-bala que otorga algunos segundos de ventaja para eliminar a los hornadas de enemigos que no dejan de aparecer a cada nueva esquina que cruzamos. También es posible adquirir botiquines con los que curar la salud de nuestro héroe o echar un cable al compañero de turno, los dos jugando en una pantalla única. El cooperativo viene a ser el único consuelo al que aferrarnos tras comprobar cuán de nefasta puede llegar a ser la Inteligencia Artificial de la CPU, especialmente en el nivel avanzado de dificultad, donde su papel pasa la barrera de lo irritante para convertirse en la clásica mosca detrás de la oreja que no cesa en perjudicarnos cada vez que tiene ocasión.

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Avanzar de muro en muro o de pared en pared para cubrirnos al tiempo que disparamos sobre todo ser humano que se cruce en nuestro camino es una tarea medianamente interesante, simple y sencilla, pero divertida. De hecho, ésa es la primera impresión que obtenemos al comenzar a jugar. La interfaz no resulta tan monótona, las dos armas con las que contamos son suficientes para batirnos contra el mundo. Los problemas comienzan tras superar varias fases, especialmente al ver que no cambia absolutamente nada: ni el arsenal, ni la puesta en práctica de las misiones, ni los enemigos; nada. Sólo en contadas ocasiones es necesario aplicar el cooperativo para solventar misiones en las que no debemos ser descubiertos (algo que, teniendo en cuenta el estilo de juego, tampoco tiene demasiado sentido), u otras en las que manejamos a un pequeño ciborg monitorizado que permite destruir todo lo que está a nuestro alrededor, con un buen rendimiento visual de por medio.

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No existe un sistema de evolución de personaje, sino distintas misiones en las que podemos seleccionar un rifle -el francotirador, por ejemplo- para efectuar tácticas que a la larga dejan de ser válidas en pos del uso de la sempiterna ametralladora de turna. No hay ni rastro de un modo Online que permita jugar el cooperativo con un amigo afincado en cualquier lugar del globo, sólo un sistema de calificación exclusivo del modo Arcade, donde podemos seleccionar -ojo al dato- distintos avatares que desbloqueamos al realizar logros durante la partida, léase el caso de Sam Fisher, protagonista de Splinter Cell. Sin variedad a lo largo de 12 misiones, que apenas ofrecen reto alguno ni tampoco una vida útil con motivos para ser disfrutada por segunda vez, Ghost Recon se diluye en una amalgama de ideas mal plasmadas, con las que no sólo se desprenden de la esencia clásica de la franquicia, sino también de cualquier rasgo que le ayude a situarse entre los mejores shooters sobre raíles.

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Conclusión
Revisar el contenido de este análisis es suficiente para entender qué falla en la edición Wii de Ghost Recon, que sobre el papel goza de todos los elementos necesarios para convertirse en el tapado navideño que siempre gusta recomendar a los amigos. No se trata únicamente de los problemas que hayamos puesto de relieve en estas líneas, y que básicamente hemos expuesto en los apartados que siguen a estas conclusiones, sino de una preocupante falta de ambición para crear un videojuego que estuviese a la altura del nombre que representa. Este título no merece ser considerado parte de la franquicia de Ubisoft. Divierte pegar tiros a mansalva con un amigo, efectivamente, pero no cuando existe una infinidad de propuestas que, además de ser mucho más complejas en cuanto a contenido y mejor diseñadas en rasgos generales, han sabido sacar provecho de las características de Wii. Una pena, porque como suele ocurrir en estos casos, con un poquito más de esfuerzo se hubiesen conseguido grandes cosas. Quizás para la próxima, si es que la hay.

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  • El modelado de los dos protagonistas. 
  • No deja de ser entretenido, después de todo, si se ‘disfruta' con un segundo jugador.
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3.5

Malo

La idea era buena pero se ha llevado a cabo de forma desastrosa. No te lo compres, está mal terminado.