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The Fight

The Fight

Violencia en movimiento

Los mandos son tus puños en un mundo de peleas callejeras y violencia. Entrénate y comviértete en el mejor luchador con la ayuda de PlayStation Move, sin sufrir los golpes en tus propias carnes, y luego atrévete a saltar al cuadrilátero en Internet. Por desgracia, Coldwood no ha logrado el nivel que todos deseábamos en el que prometía ser un auténtico simulador de combate.

Sony ha querido asegurarse desde el primer momento que PlayStation Move no sea visto exclusivamente como un periférico nuevo para atraer al gran público, sino que los jugones de siempre también encontrarán con qué aprovecharlo. Prueba de ello es este The Fight, un título adulto con todo lo que ello implica: una estética oscura que roza el blanco y negro, peleas callejeras sin reglas y tipos duros haciendo sangrar a sus rivales. Y hemos de decir que nos encanta, pues se trata de un envoltorio de gran atractivo para desarrollar un juego que de otro modo podría haberse quedado en un extra de Sports Champion.

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No hay una historia como tal a seguir, sino más bien viviremos nuestro ascenso en la pirámide de luchadores callejeros, ganando cada vez más dinero frente a rivales de creciente dificultad. El único hilo conductor es el actor Danny Trejo, conocido por su aparición, casi siempre como el malo, en películas tales como Desperado, Spy Kids o la reciente Machete. Dadas sus facciones y su pasado de ex-convicto que bien se ha aprovechado en sus papeles, era el perfecto candidato a convertirse en entrenador y, de su mano, aprender las malas artes de las peleas en callejones por un saco de billetes. Además, Sony en este caso ha hecho un gran trabajo con el doblaje al castellano y la combinación de un tipo duro como Trejo con un par de Move en sus manos es hilarante (que, asumimos, es el toque de humor que pretendían darle).

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Nada más empezar lo primero que se nos pide es crear a nuestro propio luchador personalizado a partir de una serie de partes del cuerpo predefinidas (rostro, torso, etc.) y la complexión y altura del mismo. Desafortunadamente, no hay muchas posibilidades en este área ya que tenemos poco donde elegir. A continuación se nos dan unos cuantos puntos que hemos de repartir entre diferentes atributos, tales como velocidad, resistencia o espíritu de combate (algo que han venido a traducir como "corazón", y que simboliza la capacidad de sobreponerse a la adversidad). Más adelante, mediante entrenamientos en el gimnasion de Danny, iremos mejorando estas habilidades que nos permitirán enfrentarnos a rivales más fuertes. Eso sí, cada uno de ellos nos costará dinero, así que hemos de aprovecharlos bien.

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Nuestro objetivo es convertirnos en el luchador número uno, visitando los suburbios más sucios que os podáis imaginar, hasta escalar a las posiciones más altas. La estructura es de doble pirámide: por un lado tenemos las localizaciones situadas de este modo, dando idea de cuáles son más complicadas de afrontar, y por otro en cada una de ellas se nos presenta a los adversarios de la misma forma. Del mismo modo que progresamos en esa extraña escala social, aprendemos nuevas técnicas que generalmente se ejecutan mediante algún gesto y apretando un determinado botón, en lugar de simplemente basarnos en dar puñetazos a diestro y siniestro. Los combates en sí mismos son correctos, aunque tienden a la repetición al cabo de un tiempo. Por suerte, esos trucos rastreros que iremos adquiriendo, como agarrar a un rival y darle de golpes en la cabeza o soltarle un codazo en los morros, les dan cierta vidilla. 

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El tutorial es bastante completo y nos sirve para conocer los puntos básicos de la mecánica de The Fight. Podemos jugar tanto con dos Move como con uno solo y un Sixasix. Sorprendentemente, esta última configuración funciona mucho mejor pese a la pérdida de precisión en uno de los brazos. No sabemos bien por qué, pero The Fight no termina de entender bien nuestros gestos con PlayStation Move que en otros juegos se ven representados a la perfección. Resulta frustrante ver cómo un puñetazo con todas nuestras ganas con la mano derecha se queda en un mero estiramiento sin fuerza, cuando lo mismo con un Sixaxis en la izquierda supone un potente impacto en el rostro del rival. Tampoco las técnicas especiales que hemos mencionado en el párrafo anterior van del todo finas, pero al menos suelen salir al segundo o tercer intento si no lo conseguimos a la primera.

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Es éste, y no otro, el punto flaco de The Fight y lo que nos hace darle la nota que podéis ver arriba a la derecha. Ya lo temíamos cuando lo vimos en funcionamiento en ferias como la gamescom, con demostraciones incluso de los propios desarrolladores, y nuestros temores se han confirmado: la detección de movimientos no funciona todo lo bien que debería. Incluso hay un cierto retraso entre lo que hacemos nosotros y lo que realiza nuestro luchador. Teniendo en cuenta que es un juego que se basa completamente en eso, da igual que todo lo demás esté muy bien, no deja de ser meramente accesorio frente al núcleo de la jugabilidad. Dicho esto, ¿por qué la nota no es un suspenso?, puede que os preguntéis alguno. Bueno, básicamente porque no llega al extremo de volverse injugable y se nota que han hecho un esfuerzo para que se diferencia un directo de derecha de un gancho o a qué parte del cuerpo van dirigidos nuestros ataques. Simplemente, no logra un nivel de precisión adecuado.

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Antes de cada partida se requiere el obligado paso de la calibración para cualquier juego que use PlayStation Move. Esto se hace así para reconocer la posición relativa de los periféricos respecto a nuestro cuerpo, y si bien es algo un pelín pesado, podemos tolerarlo si sólo se nos pide una vez por sesión de juego. No es el caso de The Fight, ya que antes de cada combate vuelve a solicitarnos que nos coloquemos en diversas posturas para reconocernos (en un proceso algo más corto que el inicial, eso sí). Se supone que el motivo no es otro que asegurarse de que no hemos cambiado de posición, pero eso debería ser responsabilidad del jugador, quien siempre puede volver a calibrar si ve que hay algo que no funciona del todo bien. De hecho, tanto la cámara con su piloto rojo como el propio juego con un icono nos indican si algún mando ha salido del ángulo de visión. Es más, tenemos un botón siempre a mano para hacer una re-calibración rápida en medio de una pelea para volver a la posición de reposo. No suena muy bien que hayan tenido que optar por esa decisión, cuando es algo que no ocurre en ningún otro juego de Move que hemos probado.

Por si fuera poco lo anterior, hemos de atender un requerimiento adicional consistente en tener los pies quietos en todo momento. Tiene sentido sabiendo cómo funciona el periférico de Sony, pero nos hace vivir con menos intensidad los combates de lo que nos gustaría. Esto también es necesario para otra funcionalidad adicional: el reconocimiento del movimiento de la cabeza. Su uso es más que claro: sirve para dirigir la inclinación de nuestro cuerpo y así esquivar los golpes de los adversarios. Nuestra experiencia, sin embargo, no ha sido demasiado positiva: se ve que si las condiciones de luz o el color del fondo de la habitación no son lo suficientemente buenos y claros, esta característica se desactiva automáticamente. A nosotros nos ha pasado todas las veces que lo hemos intentado y sabemos de sobra que en gran parte es por las propias limitaciones técnicas de PlayStation Eye. No obstante, creemos que si la situación es tal, quizá no se deberían haber molestado en incluir algo que saben que puede dar problemas y no funcionar en ciertos casos.

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Durante las peleas nos encontraremos con tres indicadores por cada contendiente. El primero de ellos es lógicamente la vida, cuyo nivel desciende de dos formas: cada golpe encajado supone un bajón, aunque gran parte de él lo podemos recuperar, salvo que a continuación recibamos daño una vez más. La idea es similar a la del foco de Street Fighter. Otra barra es la de energía, que cae igualmente de dos maneras: globalmente conforme avanza el combate y nos desgastamos, pero también se pone a cero temporalmente cuando lanzamos muchos puñetazos seguidos. El tercero de los indicadores es el de furia, que va creciendo cuando nos vapulean e imprime mayor potencia a nuestros ataques en contestación. Por último, mas no menos importante, si somos hábiles y encajamos buenos golpes o combinaciones, en pantalla irán apareciendo mensajes de dinero ganado por estas acciones. El siguiente paso a esto mismo lo encarnan los intensificadores, que son pequeñas ventajas que conseguimos (un aumento en alguna de las estadísticas o en la fuerza de un determinado ataque) al cumplir con ciertos retos como ganar un combate por los pelos (con menos de un 5% de vida), lograr un alto porcentaje de aciertos o dejar aturdido a un rival varias veces.

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5

Mejorable

Puede tener elementos aceptables y entretener, pero en general es una experiencia que no dejará huella. Sólo recomendable en caso de sequía de este género de juegos.