Call of Duty: Black Ops
- Plataforma3609PS39PC7.5
- GéneroAcción
- DesarrolladorTreyarch
- Lanzamiento09/11/2010
- TextoEspañol
- VocesEspañol
- EditorActivision
Una de cal, y otra de arena
La misión de Treyarch este año en PC era doble: por un lado, hacer olvidar la dramática situación que se vivió hace un año con la versión para PC de Modern Warfare 2, y por otro, redondear una entrega a la altura de las memorables obras de Infinity Ward. ¿Lo habrá conseguido? ¿Está Black Ops a la altura del primer Modern Warfare, o al menos de la competencia en la plataforma?
Lo de la saga Call of Duty y la comunidad del PC se está convirtiendo en una morbosa batalla anual en la que, por diversas razones, Activision no termina de convencer al 'gamer' de compatibles con una entrega redonda en todos los sentidos. Después de marcar un antes y un después con el impresionante primer Modern Warfare (absoluto referente hoy en día en el ámbito competitivo de la plataforma), parece que la compañía no logra dar con la tecla que vuelva a satisfacer a los afines de los shooters en PC (pese a la alternancia de estudio desarrollador). World at War pasó sin pena ni gloria por la plataforma, y el drama estalló del todo con Modern Warfare 2 por culpa de unos problemas que se han intentado solucionar en este Black Ops. Sin embargo, Treyarch ha sido incapaz de demostrar (al menos hasta ahora) estar a la altura de lo que era Infinity Ward en lo referente al desarrollo para compatibles, y nuevos problemas salpican a la séptima entrega de una saga que nació y creció en PC, pero que con el paso de los años va perdiendo la confianza de los acérrimos al teclado y el ratón.
Comparando a Modern Warfare 2 con Black Ops en sus respectivas versiones para PC, se podría decir que a los usuarios de PC nos han dado una de cal y otra de arena. Dejando a un lado las bondades que Treyarch ha sido capaz de plasmar en la intensa y épica campaña para un jugador y la infinidad de modos de juego y posibilidades que brinda el modo multijugador (y es por ello que os recomendamos la lectura de nuestro análisis publicado para las versiones de sobremesa), en este análisis nos vamos a centrar en valorar las particularidades que definen y diferencian a esta versión del resto.
Empezando por las buenas noticias (básicamente porque eran ya no sólo las más esperadas, sinó también las más exigidas por el público), sí, con Black Ops se vuelve a apostar por la filosofía en el juego online que ha caracterizado durante lustros al 'gaming' en PC: tenemos servidores dedicados, bots de entrenamiento y soporte para futuros mods. Así pues, se reactiva el movimiento de clanes, se recupera el espíritu competitivo que había definido a la saga hasta el año pasado, y se brindan las herramientas necesarias para que cada jugador pueda disfrutar del modo online a través de servidores cercanos con poco retraso (ping), con reglas específicas o con variantes jugables o de acceso respecto a los servidores oficiales. Los resultados son satisfactorios por el momento, y de nuevo recuperamos esa gratificante sensación de saber que podemos jugar donde queramos, con quien queramos y como queramos.
Sin embargo, Black Ops presenta un grave problema que ni el más pesimista podía imaginar que acabaría lastrando a la experiencia jugable de esta séptima entrega: el rendimiento. Como ya sabéis, las últimas entregas de Call of Duty no se caracterizan precisamente por sus despampanantes apartados técnicos. Pese a que visualmente cumplen (por la cantidad de efectos gráficos que disimulan el discreto entorno), la saga lleva demasiados años estancada en un motor gráfico que entregas tras entrega muestra claros síntomas de agotamiento, sobretodo si lo comparamos con los pesos pesados de la plataforma. Percibimos poca ambición y conformismo a la hora de aprovechar los recursos de la plataforma más potente del mercado. Gráficamente, los resultados que ofrecen los últimos Call of Duty están a años luz de juegos como Crysis, Metro 2033 o incluso Bad Company 2. Sin embargo, en el 'gaming' competitivo en PC los gráficos no lo son todo. De hecho, más bien lo contrario, como bien demuestran los miles de servidores que aún dan cobijo a los jugadores de Counter Strike o Quake Live. ¿Qué significa eso? Que para que un juego coseche éxito en el terreno online, una buena optimización y un buen rendimiento en el mayor rango de equipos y configuraciones posibles es vital. Y ahí es precisamente donde falla Black Ops.
Y es que, partiendo de la base de que gráficamente no aprovecha ni mucho menos las posibilidades de las últimas tecnologías que brindan las gráficas de nueva generación (¿para cuando soporte DirectX 10 o DirectX 11 para la saga?), lo mínimo que podíamos esperar era un rendimiento impecable y escalable según las características de nuestros equipos, tal y como sucedía con los dos Modern Warfare. Pero nada más lejos de la realidad, y es que Black Ops sufre de constantes ralentizaciones y caídas en la tasa de 'frames' por segundo (FPS) que lastran casi por completo la experiencia que se está viviendo estos primeros días después del lanzamiento tanto en el modo online como en el modo offline. Black Ops no está bien optimizado, independientemente del equipo que utilicemos o la configuración gráfica que apliquemos. Con un procesador de cuatro núcleos de gama alta y una Nvidia GTX470 hemos experimentado los mismos problemas que con un doble núcleo y una Nvidia GTX280. Todo apunta a que el problema está en el software, y no en el hardware.
Hemos intentado desactivar filtros, variar el detalle de las texturas y desactivar las sombras, pero las diferencias en el rendimiento han sido inapreciables. Y los problemas no sólo se manifiestan "in-game": el puntero del ratón no funciona de forma fluida por los menús del juego, e incluso las secuencias de vídeo previas a cada misión se entrecortan por culpa de los saltos y las ralentizaciones. Por norma general, el usuario de PC acepta rendimientos "justitos" si el acabado gráfico es de impresión (Crysis), y al revés, acabados gráficos discretos si el rendimiento es incuestionable (World of Warcraft). Pero lo que no tolera es recibir un juego que no ofrece ni una cosa ni la otra. Y en ese terreno está ahora mismo Black Ops. Suponemos que a través de parches se irá mejorando el rendimiento, pero lo que está claro es que, de no ser así, Black Ops nace totalmente hipotecado de cara a plantarle cara en las redes al primer Modern Warfare.
Así pues, cuando todo parecía indicar que los usuarios de PC íbamos a recibir este año sí el Call of Duty definitivo, nos hemos encontrado con problemas inesperados. Como decimos, todos ellos solucionables, pero lo suficientemente capitales como para inclinar la balanza del éxito al fracaso en un santiamén. En el momento en el que escribimos este análisis, empiezan a circular por la red informaciones en las que se da a entender que los fallos son conocidos por parte de los desarrolladores, y que se está trabajando ferozmente para solucionarlos cuanto antes. Por lo tanto, quedamos a la espera de esa hipotética serie de parches y correcciones que sitúen a Black Ops a la altura de lo que toda la comunidad ha estado esperando desde que quedara alucinada ahora hace tres años con el primer Modern Warfare. Si esas correcciones llegan, podréis sumarle tranquilamente un punto más a la nota que ahora mismo nos vemos obligados a darle a este Black Ops para PC.
Bueno
Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podrían haberlo llevado a cotas más altas. Cómpralo sin miedo.