Del gris al color, y viceversa El modo historia nos permite hacer todo tipo de tricks para ir llenando de color los escenarios. Nuestro paso da vida al escenario y hace que sigamos avanzando, pero poco más. El efecto que nos permite ver como convertimos las zonas grisáceas en rincones ricos de vida acaba siendo repetitivo como nuestras ejecuciones. Y eso que nos encontramos, seguramente, en la parte más divertida del juego. Conseguir cambiar de manera radical grandes mapeados a base de movimientos es divertido durante una parte de la historia principal, pero el desarrollo acaba haciéndolo repetitivo.
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Otras zonas más plataformeras limitan todavía más la experiencia y la hacen todavía menos recomendable. Tendremos que solucionar algunos pequeños puzzles haciendo exactamente algunos movimientos y siguiendo ciertos caminos marcados. El problema es que están tan encorsetados que a veces, perderemos mucho tiempo intentando detectar por donde tenemos que acceder a esos objetivos. La limitación es máxima, la libertad mínima y acabaremos aburridos de intentar una y otra vez solventar estos objetivos. Entre la falta de precisión en según que movimientos y el nefasto diseño de algunos de estos niveles, el juego pierde mucha fuerza después de las primeras horas de juego.
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En total, el modo historia puede durar más de doce horas tranquilamente, aunque lo difícil será terminarlo. No por la dificultad, sino porque puede acabar haciéndose demasiado aburrido y sin motivaciones para el jugador. las situaciones se van a repetir, y los problemas de diseño y de control, también. En este punto, el juego pierde todo interés, y el modo multijugador parece salvar la papeleta con algunos modos realmente interesantes. Aunque pocos dados a disfrutarse debida a la escasa comunidad con el juego de marras. Tenemos distintas modalidades que podemos usar online. Una de ellas es la batalla por equipos, en la que unos intentan dar color a un escenario concreto y otros al contrario, hacer que el gris domine la zona. En otro, donde se puede disfrutar todos contra todos, tenemos que sumar puntos a base de hacer piruetas y demás mejores que los rivales. a esto se le suma una batalla donde vamos generando obstáculos a los rivales según cumplimos objetivos y un modo de patinaje libre, donde simplemente vamos haciendo lo que nos apetece con otros jugadores.
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Apartado técnico Shaun White Skateboarding no entra precisamente por la vista. Aunque algunos efectos son intersantes, como el cambio de colorido de los escenarios, hay algunos errores que no se pueden pasar por alto. A la falta de detalle general del juego, tanto a nivel de texturas como en lo que carga poligonal se refiere, se le suma una tasa de frames que sufre más de la cuenta en diversos momentos del juego y algunas animaciones y físicas, sobre todo en caídas y demás, que no están a la altura de un juego de pleno 2010. El diseño de personajes tampoco es el adalid de la calidad, así como tampoco lo son los escenarios en términos generales.
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Por su parte, la banda sonora tiene algunos momentos que ofrecen algo diametralmente opuesto al apartado visual. Eso significa tener canciones con mucho ritmo que acompañan a la perfección la acción del juego y, cómo no, el buen trabajo de Ubisoft a la hora de doblar a los personajes del juego, algo habitual en la compañía gala y que no es una excepción en este producto.Todo lo demás, efectos, caídas y otros elementos especiales suenan de manera correcta sin más en el que es el mejor apartado del juego.
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