Killer killed

Gears of War a la japonesa. Así es como se ha definido muchas veces al título de Tecmo Koei desde que se anunciara su desarrollo sólo para PlayStation 3 en el Tokyo Game Show del pasado 2008. El hecho de ser exclusivo tenía una razón de ser, un aliciente, que era cubrir un vacío en la sobremesa de Sony provocado por la exclusividad de la exitosa saga de Epic en Xbox 360. Posteriormente, se anunció que Quantum Theory también haría acto de aparición en la plataforma de Microsoft, convirtiéndose así en un juego multiplataforma.

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En el plano argumental, nos encontramos en un mundo amenazado por la presencia de unas misteriosas torres, oscuras y orgánicas, que disponen de vida propia. Una desconocida plaga, la diablosis, arrasa lo que encuentra, dejando a su paso desolados parajes post-apocalípticos. En este contexto, aparece Syd, nuestro musculado e hipervitaminado héroe, dispuesto como no, a resolver el problema. No estará solo en su cruzada, ya que contará con la inestimable ayuda de su compañera, Filena. Deberán ayudarse mutuamente para poder superar el mal que se les viene encima.

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Nada más coger el mando, empezamos bajando por una torre que se derrumba a nuestro paso. Estos primeros compases nos servirán para familiarizarnos con el control, aunque los amantes de la saga de Epic no tendrán demasiados problemas para acostumbrarse a él, o mejor dicho, saber como funciona y lo que podemos hacer, y es que las similitudes son más que evidentes. Eso sí, la teoria difiere de la práctica, y en el caso que nos ocupa, la lentitud del personaje y la torpeza al realizar algunos movimientos le pasan factura rápidamente a  un control en general bastante tosco y poco refinado.

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Para poder dar buena cuenta de los enemigos, podemos llevar hasta tres armas distintas, sacadas de un repertorio bastante previsible. Otra cosa es poder manejarlas con soltura, y es que el control del sistema de apuntado resulta un poco lento a la vez que impreciso, por lo que en muchas ocasiones tendremos dificultades para disparar con precisión a los blancos. Cuando acertemos a la cabeza de un enemigo, veremos el momento a cámara lenta, en un intento de añadir un factor de espectacularidad al título. Al acabar con un enemigo, éste revienta en una explosión de color verdoso, que resulta un tanto extraña. También resulta chocante y no convence, que de en medio de la nada aparezcan los enemigos, como por arte de magia. Si vamos faltados de munición, o estamos muy cerca del enemigo, podemos realizar un ataque cuerpo a cuerpo, poderoso y útil en muchas ocasiones.

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Nuestro héroe Syd utiliza exactamente el mismo sistema de cobertura de Gears of War, aunque un poco recortado en posibilidades. Utilizaremos elementos del escenario para protegernos de los ataques enemigos, y si nos alcanzan los disparos, podemos permanecer a cubierto hasta que se restaure nuestra salud por completo. Un elemento que aporta frescura al título, es el concepto de entorno vivos, causados por la diablosis. Todos los escenarios son cambiantes, por lo que deberemos movernos constantemente, ya que en éstas situaciones, nos encontraremos sin cobertura en un santiamén, debido a las constantes modificaciones en el escenario, obligándonos a cambiar rápidamente de posición si queremos seguir con vida.

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Otro añadido en el desarrollo, es el cometido de Filena, nuestra inseparable compañera que conoceremos durante en el transcurso de los acontecimientos. Junto a Syd, pueden realizar potentes ataques combinados, que facilitarán nuestros avances coordinando los golpes entre ellos. Por otro lado, y de una forma un tanto ruda, podemos lanzar a nuestra acompañante contra los enemigos, para que dé buena cuenta de ellos con sus mortíferos ataques. Este aspecto añade un factor de originalidad y variedad, algo que se agradece como añadido a un producto que bebe descaradamente de un título del que no hace falta decir de nuevo el nombre.

La Inteligencia Artificial, indispensable en un título de estas características, brilla casi por su ausencia. Nos encontramos con unos enemigos extremadamente simples en comportamiento, que no aportan excesivos retos a la hora de eliminarlos. Nuestra compañera ha salido mejor parada en este aspecto, aunque su utilidad en combate se reduce meramente a los ataques que podemos realizar con ella, muy útiles cuando combatimos contra los jefes, tratados de una mejor forma que muchos otros apartados del juego, aportando una pizca de variedad, donde la cooperación entre Syd y Filena será fundamental para superar con éxito el reto.

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Gráficamente, nos encontramos con un apartado correcto sin más. Personajes y escenarios gozan de un modelado decente, aunque estos últimos atesoran mucha repetición de texturas y elementos. A causa de ello, a veces nos costará ver el camino a seguir, o nos encontraremos desorientados debido al excesivo parecido que los entornos tienen entre sí, y a la tonalidad oscura de los escenarios, que nos confundirá en muchas ocasiones. Del mismo modo, en algunos momentos será difícil localizar correctamente a los enemigos, que se confunden en ocasiones en el escenario, al compartir muchos elementos las mismas gamas cromáticas.

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El apartado artístico se compone por una curiosa mezcla de estilos, aprovechando la naturaleza cambiante de la torre, lugar donde se podrán recrear distintas ambientaciones, según vayamos ascendiendo en ella. Combinando elementos de diseño más bien futurista con una fuerte presencia de elementos orgánicos, podremos ver una evolución en los escenarios, aunque luego los decorados que los componen se repiten constantemente. De todas formas, quizá este sea el único apartado con más personalidad propia, en un título donde la creatividad aflora en muy pocos momentos.

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En el plano narrativo, encontramos secuencias generadas con el mismo motor del juego, que en algunos momentos se intercalan con espectaculares CGI que pretenden mostrarnos esta singular historia. Éstas, gozan de un buen nivel técnico, a la altura de las secuencias que Tecmo Koei incorpora a algunos de sus títulos, como ejemplo más reciente, Metroid: Other M. No obstante, pese a que la la historia es a priori podría ser medianamente interesante, la forma de narrarla, acompañada de unos diálogos vacíos y cargados de estereotipos, no aportan demasiado interés en general.

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Por otra parte, el apartado sonoro es una de cal y otra de arena. Las piezas musicales son uno de los apartados más decentes de este título, con composiciones que consiguen crear una sensación de tensión e immersión bastante satisfactoria. No podemos decir lo mismo del doblaje, realizado en un en inglés bastante mediocre, con voces planas, faltas de intención y sentimientos, que unido a los diálogos simplones empobrecen más este apartado. En cuanto a efectos de sonido, éstos son correctos, simple y llanamente.

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La duración del título no es demasiado elevada, con pocos alicientes para volver a rejugarlo. El torpe control combinado con la escasa IA, hacen que el desarrollo se termine haciendo repetitivo al poco tiempo, pese al concepto de escenario cambiante, un original añadido a la jugabilidad que sin duda aporta algo nuevo, y al factor cooperativo con nuestra acompañante. Un modo de juego que quizá se echa en falta es un cooperativo para dos personas, ya fuese de forma local u online. Pese a todo, modos multijugador hay, como veremos a continuación.

El modo multijugador, casi obligatorio en un juego de estas características, se nos presenta con capacidad para hasta ocho jugadores. Disponemos de cuatro modos de juego distintos, aunque algunos solo modifican ligeramente sus variantes. El modo Ejecutador es el más básico, en una partida donde todos los contendientes se enfrentan entre sí. También disponemos del modo Dead or Alive, probable homenaje al título homónimo de lucha del Team Ninja, estudio de Tecmo Koei, donde se dividen los jugadores en equipos. Guardián es una variante de este último, donde se dispone de un líder que tiene el cometido de resucitar a los combatientes caídos en la batalla. En el cuarto y último modo, caos controlado, podremos personalizar ciertos elementos en la partida que disputemos.

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