Front Mission Evolved
Square Enix cede una de sus licencias más longevas a un estudio de desarrollo occidental para ofrecer una nueva visión de esta guerra protagonizada por mechs. Una interesante propuesta, que deja buen sabor de boca por lo profundo de su jugabilidad y la intensidad de su desarrollo.
A estas alturas, la nueva política de Square Enix es bien conocida por todos: occidentalizar sus títulos y llegar a un público diferente, lejos del encasillamiento marcadamente nipón al que estamos acostumbrados en sus producciones. De ahí la compra de empresas occidentales como Eidos o el permitir que sean desarrolladoras extranjeras las que se encarguen del desarrollo de algunas de sus franquicias emblemas. Capcom ya lo hizo con títulos como Bionic Commando o Dead Rising 2, y Square Enix ha sorprendido a propios y extraños dejando su franquicia Front Mission en manos del estudio californiano Double Helix Games. Resulta especialmente curioso que haya sido esta serie la elegida, ya que en gran medida es una desconocida fuera de su país de origen.
De las siete entregas que componen la serie principal, solo dos han llegado a Estados Unidos y una (Front Mission 3) a Europa. Y lo cierto es que, al igual que otras grandes franquicias como Final Fantasy o Dragon Quest, la elevada calidad de los juegos hace lamentarnos porque no nos llegasen en tiempo y forma. Si bien en la franquicia principal hablamos fundamentalmente de títulos de estrategia y rol, hay que destacar la existencia de una serie de spin-off en la que Front Mission se adentraba en nuevos géneros, como puede ser el MMO o un shooter. Front Mission Evolved, la entrega que nos ocupa, se encuentra entre estos últimos, un juego de acción en tercera persona en el que tendremos control sobre nuestro mech.
La desarrolladora, Double Helix Games, no es precisamente una desconocida, pese a que el estudio como tal fue fundado en 2007. Estamos ante una fusión de Foundation 9 Studios, The Collective y Shiny Entertainment, que entre los tres estudios suman un currículum compuesto por obras como Earthworm Jim, MDK, The Matrix: Path of Neo o Indiana Jones y la tumba del emperador, entre muchos otros. Como Double Helix Games es su tercera creación, tras el muy satisfactorio Silent Hill: Homecoming y el decepcionante G.I. Joe; pero más allá de lo que un juego de película puede dar de sí, es Silent Hill el título a tomar como referencia y ver cómo la experiencia es un grado y cómo se van puliendo técnicas y formas de trabajo, logrando que Front Mission Evolved sea un título que deja muy buenas vibraciones en sus primeras horas de juego.
Dylan Ramsey, un simple ingeniero civil, se ve casi sin quererlo involucrado en una guerra entre dos grandes potencias enfrentadas: la OCU y la USN. Convertido en militar por necesidad y por estar en el momento equivocado en el lugar erróneo, Dylan deberá demostrar su habilidad a la hora de pilotar mech y llegar así a evitar un conflicto internacional que podría acabar destruyendo el planeta. El argumento está cargado de tensiones políticas, una gran carga filosófica y abundancia de situaciones y momentos cargados de intensidad narrativa, con giros de guión y sorpresas abundantes. Exactamente, lo que cualquier aficionado a la franquicia podría esperar encontrarse en una entrega de la franquicia, pero potenciado por las nuevas tecnologías a través de espectaculares secuencias de vídeo y diálogos durante la acción.
De este modo, tendremos la posibilidad de disparar, golpear con el brazo, saltar o utilizar misiles o al menos, eso es lo que aprenderemos durante el tutorial, ya que serán las funciones más básicas de todas, las cuales irán difuminándose con el paso de las horas de juego a medida que potenciemos y personalicemos nuestro mech con nuevas características de diversa índole. Es decir, disparar no será igual con metralletas que con un rifle francotirador, por ejemplo, de igual modo que podremos llevar diferente equipo adicional, con misiles o con otros elementos que puedan amoldarse más a nuestras necesidades. Lo que queremos decir es que es difícil explicar la jugabilidad dado que las posibilidades de personalización son tan amplias y variadas que cada partida puede ser completa y totalmente diferente, sin nada que ver el mech de un usuario con el de otro.
Podremos determinar con qué equipar a nuestro mech en diversas partes del cuerpo: brazo derecho, brazo izquierdo, cuerpo, hombros Según cómo planeemos jugar, deberemos adaptarlo todo a ese tipo de combate. Por ejemplo, si usamos metralletas nos puede interesar más equilibrar el robot para potenciar su ataque y defensa, mientras que si buscamos el ataque a distancia nos interesará una mayor precisión y defensa para los ataques cuerpo a cuerpo de enemigos que se nos puedan acercar. La profundidad de opciones es casi mareante, aunque se ve limitada por el límite de peso que puede tener nuestro robot; de este modo, no podremos introducir todas las mejoras que deseemos aunque tengamos dinero para ellas, ya que deberemos conseguir (ya el propio juego nos obliga a ello) una bestia mecánica equilibrada y eficaz.
Los primeros compases del juego, con los escenarios amplios y el desconocimiento de gran parte de nuestras características, así como de las dinámicas de combate óptimas para cada situación, pueden resultar muy complejos. Pero no es más que una visión errónea debido a la gran cantidad de posibilidades a nuestra disposición. A medida que avancemos iremos profundizando en las mecánicas y nos haremos con el control de nuestro mech llegando a sentirnos amos y señores del entorno y aprendiendo a explotar nuestras posibilidades para salir airosos del gran ataque constante de enemigos: desde lanzamisiles hasta grandes mechs tan poderoso como el nuestro, pasando por tanques y diversos modelos de robot. Todo ello aderezado con un apartado técnico satisfactorio que no escatima en recursos a la hora de presentarnos las situaciones más espectaculares.
En el combate en sí mismo, tanto el mech principal como los de los enemigos pueden destrozarse por partes; es decir, podremos dañar los brazos, las piernas o el armazón central. La destrucción total se obtiene eliminando la placa pectoral y destrozando la fuente de energía y el lugar donde se encuentra el piloto; el resto de las extremidades tan solo incapacitarán el arma en cada una de las manos o bien la movilidad de la máquina. Esto da a pie a diversas estrategias que deberemos adaptar a cada tipo de enfrentamiento, sobre todo en lo que a jefes finales se refiere, ya que nos obligarán a desplegar técnicas imposibles que deberemos improvisar aprovechando las posibilidades que nos ofertará el entorno, además de tener un dominio casi perfecto del mech que controlamos.
- Acción