Tras un largo desarrollo, la nueva aventura de Remedy se prepara para su lanzamiento en Xbox 360. Repasamos los motivos por los que merecerá la pena acompañar al novelista Alan Wake en su viaje a la oscuridad.
Por fin se aproxima a nosotros uno de los títulos más esperados de la actual generación. Alan Wake fue desvelado en el E3 de 2005, y ha tardado cinco años en llegar a las tiendas, algo que hará finalmente el próximo día 14 de mayo. Un juego para el que Microsoft se alió con el estudio finés Remedy y que ha levantado pasiones en todos y cada uno de los eventos en los que se ha ido dejando ver. No es para menos, ya que el estudio responsable había sorprendido a todo el mundo con dos títulos excelentes como fueron Max Payne y Max Payne 2. Lo cierto es que desde que completaron este último proyecto en 2003, el estudio se ha volcado única y exclusivamente en Alan Wake, un título que parecía destinado a no salir nunca por culpa de los continuos retrasos.
Aunque todos los rumores han resultado ser infundados, ya que Alan Wake va a llegar a las tiendas, tal vez más tarde de lo esperado, pero con toda la artillería preparada para provocar un golpe de efecto en el mercado. El proceso ha sido largo, muy largo, con importantes cambios en el sistema de juego inclusive; incluso el motor gráfico ha ido sufriendo pequeñas mejoras para adaptarse a una plataforma, Xbox 360, que iba demostrando su potencial año tras año, dejando verdaderas joyas gráficas ante las cuales este título no podía palidecer. Pero, ¿qué es Alan Wake? ¿Por qué es tan importante? No se puede negar su relevancia dado que, en primer lugar, es un título exclusivo, con todo lo que eso supone en la actual generación; y en segundo lugar, por ser un título tan ambicioso.
Sus propios creadores lo han definido como un thriller de acción psicológica, y no se pueden negar sus fuentes de inspiración. La principal de ellas, el afamado autor Stephen King, a quien se hace referencia nada más iniciarse el juego y cuyo espíritu se transmite a la aventura de otro escritor, Alan Wake. Tampoco faltan referencias claras como Twin Peaks, o en última instancia Perdidos, pero lo cierto es que la principal referencia que todo usuario podrá reconocer son sus propios temores y pesadillas, dado que Alan Wake promete ser capaz de jugar con la mente del jugador y resultar turbador incluso cuando parezca que no hay motivos para ello. Cuando falta menos de un mes para su lanzamiento, y tras haber probado la versión final, os ofrecemos diez motivos para dejarse abrazar por la oscuridad y acompañar a Alan Wake en su viaje.
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Preocupada por él y con la única intención de ayudarle, su esposa le propone ir a pasar una temporada al apacible pueblo de Bright Falls, con la esperanza de que así se relaje y, tal vez, recupere algo de inspiración para volver a ponerse delante del folio en blanco. Huelga decir que la situación acabará siendo más bien poco paradisíaca, pero como ya hemos dicho, no vamos a entrar en detalles. A fin de cuentas lo que importa es que Remedy ha sabido jugar con la intriga, desconcertando al jugador en numerosas ocasiones y dejándole con ganas de saber más tras cada capítulo, guiando a Alan Wake hasta el desenlace final casi sin poder soltar el mando en ningún momento. La estructura en capítulos ayuda a potenciar esto, dejándonos con ganchos finales que incitan a ver cuanto antes el siguiente capítulo. Podrá resultar más o menos interesante la historia, según el usuario, pero no dejará a nadie indiferente.
Tal es la importancia de la iluminación que se ha convertido en el eje central de esta aventura, hasta el punto de que los propios enemigos son personas poseídas por la oscuridad que han perdido su cordura y que, para acabar con ellos, antes tendremos que utilizar luz para que elimine su oscuridad. Pero esto no es todo, y por mucho que digamos, nada es comparable a ver en vivo y en directo cómo las sombras se van apoderando de la luz a nuestro paso, cómo una neblina negra va apoderándose de los contornos de los objetos del escenario Si algo puede conseguir Alan Wake, por encima de todo, es que volvamos a sentir miedo de la oscuridad. Y no es una oscuridad ficticia como la de otros juegos similares: aquí es muy real, muy creíble y, sobre todo, muy temible.
Pero sobre todo, cumple en el aspecto de hacer que el jugador de verdad se sienta limitado e indefenso ante todos estos peligros. En Alan Wake no hay tiendas, no hay mejoras de armas, ni siquiera hay un arma infinita de emergencia, como un cuchillo o un hacha. Dependemos, única y exclusivamente, de lo que tengamos a mano: pistolas, escopetas y rifles de caza, lanzabengalas, bengalas y una munición bastante escasa de cada tipo de arma. Cierto es que podremos encontrar refugios secretos donde un alma caritativa nos habrá dejado suministros, pero aún así deberemos tener cuidado con no malgastar munición. Y Alan no destaca por ser un gran militar con una habilidad de tiro asombrosa precisamente, así que lo más habitual será estar controlando hasta la última bala que gastemos.
De hecho, el botón X tendremos que pulsarlo rápidamente para que la recarga sea más rápida, y deberemos controlar el gasto de la linterna dado que las pilas se pueden acabar (aunque para no dejarnos nunca a ciegas, las pilas se pueden recargar aunque lo hacen lentamente). Y por supuesto, tendremos movimientos de esquiva para intentar evitar los ataques del enemigo, aunque no siempre será sencillo conseguirlo. La excelente respuesta consigue que, aún en los casos en los que nos veamos superados en número por los rivales, nos sintamos capaces de salir airosos por nuestra propia habilidad. Da gusto jugar con la fluidez que ofrece Alan Wake, tanto por opciones como por respuesta.
Como Alan Wake, deberás sobrevivir a una historia de terror psicológico en un diminuto pueblo costero donde la oscuridad parece cernirse sobre tu presencia.