Prince of Persia: Las Arenas Olvidadas
La nueva entrega de las aventuras del Príncipe generó muchas dudas en sus inicios, pero poco a poco se va destapando como una gran alternativa para los amantes de la franquicia y de las plataformas. Un capítulo intermedio entre Las arenas del tiempo y El alma del guerrero que promete mucha diversión y emociones.
La nueva entrega de las aventuras del Príncipe generó muchas dudas en sus inicios, pero poco a poco se va destapando como una gran alternativa para los amantes de la franquicia y de las plataformas. Un capítulo intermedio entre Las arenas del tiempo y El alma del guerrero que promete mucha diversión y emociones.
Prince of Persia marcó una época a finales de los ochenta, y volvió a convertirse en un icono de los videojuegos con la trilogía que se inició en 2003. El éxito de esta resurrección, a manos de Ubisoft, supuso no sólo la gran aceptación de crítica y público de los tres capítulos, sino que se convertiría en una de las franquicias más apreciados por los usuarios, deseando siempre nuevas entregas. Tras el irregular estreno en esta generación, y junto con el estreno de la película basada en Las arenas del tiempo, Ubisoft ha decidido dar marcha atrás y ofrecernos un nuevo capítulo ambientado en el universo de la más exitosa trilogía de los últimos años: Las arenas olvidadas.
A medida que se acerca la fecha del lanzamiento (y del estreno de la película), se van dejando entrever más detalles de un título que parecía ser una excusa para explotar el lanzamiento de la película, por lo apurado de su anuncio, pero que poco a poco está demostrando tener potencial suficiente para hacerse un hueco y estar al nivel de una trilogía que parecía estar completamente cerrada. Destacar que se trata de un título multiplataforma, pero que tendrá dos derivaciones distintas: por un lado, el juego de PC, PlayStation 3 y Xbox 360, del que hablaremos hoy; por otro, las entregas de Wii y Nintendo DS, que ofrecerán una historia diferente y completamente nueva.
Hermanos
Las arenas olvidadas se sitúa en el plazo de siete años que transcurre desde Las arenas del tiempo hasta El alma del guerrero. Sin duda, es el mejor lapso en el que ambientar un nuevo capítulo sin desvirtuar la mitología ya asentada por la trilogía original. Tras su aventura en Azad, el Príncipe regresa a su reino, donde acude al palacio de su hermano Malik. Sin embargo, un gran ejército está intentando invadir el castillo, en un asedio cruel y despiadado que amenaza con resultar en la destrucción de la fortaleza. Las cosas tienen tan mala pinta que Malik, desesperado, decide recurrir a medidas extremas y para ello acude, junto con el Príncipe, a un extraño templo dentro de su castillo.
Allí activa un extraño mecanismo que libera unas arenas que acaban al instante con la amenaza. Pero como siempre que se manipula algo mágico, las cosas tienen un precio, y la acción de Malik provoca que el ejército de arena liberado no esté compuesto sólo por entes del más allá, sino que todo y cada uno de los habitantes del castillo, amigos y enemigos, se convierta también en arena. Sólo nuestros dos hermanos protagonistas parecen estar a salvo de la maldición, según parece por compartir un medallón que no sólo les hace inmunes al poderoso hechizo mágico de la arena, sino que además les otorga misteriosos poderes mágicos con los que pueden manipular los elementos de la naturaleza. El planteamiento promete ser lo bastante atractivo como para asegurar que nos encontraremos con una intensa aventura cargada de sorpresas.
Las plataformas
Quitando el argumento, que obviamente es una historia completamente original y que modifica lo menos posible lo narrado por la trilogía previa, la dinámica de juego sí que traerá recuerdos a los aficionados, dado que se mantiene un esquema de control que, a grandes rasgos, sigue siendo el mismo. Las situaciones son similares y la configuración de botones casi idéntica, por lo que bastará poner las manos sobre el mando de control para ser capaces de realizar las mil y una acrobacias habituales de nuestro viejo amigo el Príncipe. Eso sí, todas han sufrido importantes mejoras para que, pese a ser idénticas, se noten mucho más cuidadas y dignas de la actual generación.
Así pues, no faltarán los saltos imposibles, las carreras por la pared en vertical y horizontal, los saltos de columna en columna, los balanceos en postes Todos ellos elementos que ya se han convertido en señas de identidad de la franquicia y que regresan sin haber perdido ni un ápice de su calidad. El control del Príncipe será dinámico, agradecido, directo, y con una buena respuesta para hacernos sentir en todo momento con control total sobre sus acciones. Eso sí, no se puede negar que, aprovechando la mayor potencia tecnológica, los desarrolladores han dispuesto situaciones mucho más complejas y enrevesadas, que se complican todavía más al conjugarlas con las nuevas habilidades.
Una de las más curiosas es la de congelar el agua. En pantalla veremos una pequeña barra, que es la que rige esta característica; al activar la habilidad, con sólo pulsar un botón, el agua se congelará y tendremos una pequeña cantidad de tiempo para movernos antes de que el líquido elemento vuelva a su cauce normal. Podemos, por ejemplo, crear dos muros de agua y saltar de uno en otro para llegar a un nivel superior; o congelar chorros de agua para que se conviertan en postes por los que avanzar. Las opciones son cada vez más complicadas, y habrá puzles involucrados que requerirán una precisión importante tanto en las acrobacias como en ser capaz de realizarlas dentro de la estricta limitación de tiempo que impone esa barra de la habilidad.
Otro elemento que vuelve a hacer acto de presencia es la opción de rebobinar unos instantes y rehacer los errores que pudiésemos cometer, repitiendo las acciones que no nos convenzan. Como ya acontecía en el pasado, el número de veces que podremos utilizarlo estará delimitado por orbes; cada uso de la arena nos supondrá gastar un orbe, y si fallecemos y carecemos de algún orbe disponible, veremos la pantalla de fin de la partida. Obviamente podremos volver a jugar, pero retomando la partida desde el último punto de control que hubiésemos alcanzado. Además, para complicar las cosas, los orbes no se utilizarán solo para retroceder en el tiempo, sino que también durante los combates.
El combate
De por sí, los combates parece que van a ser bastante sencillos en esencia, con un botón de ataque suave y otro de ataque fuerte, pudiendo combinarlos en ataques más variados y complejos. Lo más destacable es que llegaremos a estar con hasta 50 enemigos en los combates (además de criaturas gigantescas), aunque no tendremos botón de defensa. Si queremos esquivar los ataques enemigos, deberemos recurrir a los saltos, acrobacias y esquivas, aunque este sistema todavía tiene mucho trabajo por delante. Los poderes especiales del Príncipe que consumen orbes junto con el volver atrás en el tiempo se resumen en utilizar los distintos elementos: tierra (escudos de roca), viento (crear tornados), fuego y agua (lanzar hielo). Con los sucesivos combates iremos ganando puntos de experiencia que podremos invertir en mejorar las diferentes habilidades que poseemos.
El poder de las arenas
Todo esto, adornado con la habitual retahíla de bellos interiores y lujosos exteriores, con un digno acabado técnico que promete bastante espectáculo en todo momento en pantalla. El Príncipe de Persia vuelve con fuerza en un capítulo intermedio que, pese a todo, parece cobrar cada vez más fuerza dentro del arco argumental ya conocido por todos. Falta poco para saber si todos los añadidos mágicos y mitológicos ayudan a que el juego sea todavía más profundo y divertido que antes; pero aún así, la gran jugabilidad de las secciones de plataformas, heredada de una fórmula que ya funcionó a la perfección en el pasado, promete un título de calidad.
Prince of Persia: Las Arenas Olvidadas
- Acción
- Aventura
