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Disgaea 2: Dark Hero Days

Disgaea 2: Dark Hero Days

Back to Hell

Nadie podía haber escrito una historia tan irreverente y desenfadada como lo hizo Nippon Ichi con Disgaea. Han pasado unos cuantos años desde que disfrutásemos por primera vez de las aventuras de Lahart y compañía, primero en sobremesa, luego en portátil. La secuela espiritual del señor del Inframundo, recibida con elogios por la prensa especializada, hace lo propio en PlayStation Portable siguiendo exactamente la misma premisa de su antecesor. Unos retoques aquí y allá, reescalado gráfico, un nuevo capítulo protagonizado por Axel y humor a raudales. Disgaea, Infierno y Prinnies, todos a una.

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Es difícil explicar los motivos, pero Disgaea 2 nunca ha contado con la popularidad del primero, con el éxito que haría de la franquicia un punto y aparte dentro del género. A la hora de buscar a los culpables de esta situación hay que señalar al argumento como uno de los principales responsables de este hecho, alejado de la grandilocuencia y genialidad de su antecesor, en tanto abarca una temática bastante similar a la original. A la falta de sorpresa e innovación que presentó en su día, lo que le llevó a ganarse la aceptación de la comunidad de aficionados, pero no necesariamente de la prensa especializada o de los jugadores casuales que asomaron la cabeza para ver qué ofrecía esta peculiar propuesta. Siempre le faltó una chispa para no convertirse en lo que finalmente ha sido con el paso de los años: la secuela de uno de los títulos más originales de esta década (o de la pasada, según como cada uno quiera entenderlo).

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La misma chispa que nunca tuvo Disgaea 3 y que le ha condenado al ostracismo más absoluto en lo que a ventas se refiere, aunque con la ventaja de ser un proyecto enfocado en el seno de PlayStation 2. Nada se le podía reprochar a nivel gráfico en comparación al resto de SRPGs que aparecían en aquella época. Tanto es así que lo que primero se entendía como un guiño al pasado (por eso de hacer uso de diseños que se alejaban de las 3D de otros títulos, léase el caso de Final Fantasy Tactics) pronto se convertiría en un rasgo característico de la franquicia. El problema es que Nippon Ichi nunca pensó en las consecuencias de saturar hasta el infinito esta vertiente jugable que, si de algo podía presumir, era precisamente de contar con una jugabilidad inmaculada, impresionante, maravillosa. Sencillamente majestuosa puesta en comparación con cualquier otro SRPG que hubiese visto la luz hasta ese momento.

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Nadie puede poner la mínima pega al entramado jugable que desarrolló el estudio japonés, pese a que a lo largo de los años nunca obtuvo buenos resultados en producciones que no llevasen el sello de Disgaea de por medio, incluso tratándose del mismo equipo de desarrollo. Tal vez sea este el impulso que necesitaba Nippon Ichi para decidir recuperar sus licencias más importantes o exitosas en el país del sol naciente, adaptándolas a las virtudes de PSP. Por el camino se añaden algunas novedades aquí y allá, un nuevo capítulo jugable en el que tomamos el control de Axel, el carismático héroe que nos acompañaba en la edición original, características propias que encontrábamos en Disgaea 3 y abundante contenido descargable que viene a confirmar lo que ya sabíamos: la dinámica del estudio japonés está tomando el mismo rumbo de tantas otras compañías que, entre excusa y excusa, sirven al público un producto mejorado que vuelve a hacerse un hueco en el mercado.

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Demonios, todos ellos
Disgaea 2 es un refrito del original, con todo lo que esto conlleva. Abandone el lector toda mala referencia que estas palabras puedan contener: el hecho de que sea un port de una 'obra maestra' (nótese el uso de comillas, para los más susceptibles en este sentido) le aleja de los problemas habituales de los títulos del género, por lo que se trata de algo que debemos celebrar, antes que lamentar. Esto nos lleva a enfrentarnos ante un título cuya base es idéntica a la del primer Disgaea. La única ciudad que visitamos durante la aventura es nuestro pueblo natal, desde el que tenemos acceso a un portal dimensional que nos permite viajar hacia cualquier dirección en el momento que deseemos. Las tiendas, misiones secundarias, objetos, etcétera; todo se encuentra aquí. Antes de entrar en materia es aconsejable, no obstante, tener una ligera idea de qué clase de historia estamos a punto de protagonizar, algo en lo que profundiza esta secuela desde que introducimos el UMD en la consola por primera vez.

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Las nociones básicas del argumento no han cambiado. Éste permanece inmutable respecto a la edición original que recibimos de Cursed Memories: que nadie espere novedades en este sentido, al menos no en lo que respecta a Adell, el héroe de turno. Precisamente con una bonita escena familiar se levanta el telón. La acalorada discusión que mantiene Adell con su madre y resto de familia es el primer indicativo de que algo raro sucede en los alrededores. Los cuernos que presentan los aldeanos sólo nos confunden aún más. Pronto descubrimos la razón, que se esconde tras la maldición que el poderoso Overlord Zenon lanzaba sobre las tierras de Veldime, convirtiendo a todos sus aldeanos en demonios. Sólo uno (el que nos toca encarnar) ha sobrevivido al hechizo del señor del Inframundo, por lo que a él le corresponde salvar lo poco que queda de honradez del mundo en el que vivimos.

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El primer paso para derribar el poder maligno de Zenon obliga a los familiares de Adell, más concretamente a su madre, a invocar al demonio para aniquilarle a continuación. Como era de esperar, nada de lo propuesto sale como es debido. Del enorme caldero en el que se cocina la invocación sale una muchacha rubia, que no conoce ni ha escuchado nunca hablar sobre la modestia o su significado intrínseco. Rozalin es la hija de Zenon, una muchacha que sirve como excusa para presentarnos el tutorial de la partida sin aburrir a los jugadores. La madre de Adell decida raptarla como moneda de cambio hasta encontrar a Zenon, que pronto pone sobre la mesa todos los recursos posibles, habidos y por haber para cazar a los captores de su única sucesora al trono. Por el camino tenemos ocasión de descubrir a un completo elenco de personajes a cada cual más extravagante, en donde los Prinnies cumplen un hilarante papel de animadores para forzar una sonrisa en la boca del jugador.

No falta épica ni diversión en la historia. La trama no es tan original como la del Disgaea original. De hecho, bebe descaradamente de las mismas fuentes para ofrecer una trama que sin alcanzar cotas de calidad sobresalientes logra mantener el interés durante los capítulos que debemos vivir antes de alcanzar nuestro objetivo. El desarrollo del argumento va de menos a más, con un inicio muy lento (especialmente si queremos pasar por el tutorial), para subir varias marchas una vez conocemos el verdadero objetivo que debemos alcanzar. Adell carece del sentido del humor de Lahart, aunque como protagonista es capaz de ofrecer la otra cara de la moneda: una personalidad mucho más calmada, menos tragicómica, que por otro lado tampoco logra ganarse la simpatía del jugador con la facilidad de su antecesor.

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Puede que la odisea sea menos interesante que la del primer Disgaea, pero aún así es perfectamente capaz de ofrecer una narrativa loable, diálogos desternillantes, escenas irreverentes que hay que ver para creer, cameos de lujo… En este sentido Dark Hero Days mejora las sensaciones de la edición original, en tanto existe la posibilidad de incorporar a los protagonistas de Disgaea 3 a nuestra lista de luchadores, así como de protagonizar una aventura al margen de la de Adell en las pieles de Axel, uno de los héroes de la historia. No se puede considerar tan original como el capítulo personal de Etna, vaya por esto delante, pero tanto los aficionados acérrimos como los que busquen algo nuevo de la partida sabrán apreciar este añadido en su justa medida. En él encontramos el Item World, tiendas y el resto de opciones de turno, solo que ahora viviendo los sucesos desde los ojos de un nuevo protagonista, un rato más maléfico (evitando el uso de una palabra malsonante) que Adell.

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Saltando entre paneles
El estilo jugable de Dark Hero Days nada tiene que envidiar al título original. De hecho, al igual que el resto de apartados que hemos comentado hasta el momento, es prácticamente idéntico salvo por unas pequeñas variantes que se comentarán a continuación. Para que los novatos se hagan una idea, Disgaea ofrece un sistema de juego basado en la estrategia por turnos, lo que nos lleva a movernos por una cuadrícula. En nuestro poder contamos con numerosas unidades, cada una con sus atributos propios y características que han de ser exprimidas durante los combates a los que nos somete el argumento. Cada unidad aumenta su experiencia dependiendo de las acciones que realice durante el combate, viéndonos obligados a tener siempre un ojo puesto sobre el arma que emplea (entre un amplísimo abanico de posibilidades), la cantidad de cuadrados que puede moverse por turnos, sus ventajas y debilidades…

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Se mantienen las características del primer Disgaea en lo que a inclusiones de peso se refiere, empezando por los geopaneles -cada casilla se dibuja de un color, que a su vez contiene unas características esenciales en forma de bonus, ya sea a favor o en contra de nuestros personajes- , pasando por la posibilidad de agarrar a un compañero y lanzarlo en la dirección que más nos convenga para terminar en las cadenas que realizan los héroes dependiendo de su disposición sobre el mapa. No es necesario incidir en estos aspectos ya que son los mismos que Disgaea lleva por bandera desde hace más de un lustro. El espacio que normalmente ocupa este aspecto se lo lleva consigo el abanico de novedades que aporta el juego con respecto a la edición original. Mucho tiene que ver Disgaea 3, con su nueva propuesta jugable, en los añadidos que pasamos a analizar a continuación.

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Hay que hacer una distinción entre las dos clases de novedades de las que hablamos. Por un lado encontramos las que hacen referencia a los combates, con nuevas opciones, y por el otro al contenido extra que se ha añadido en esta versión. Con respecto a lo primero, ya se ha hablado de las reminiscencias con Disgaea 3, que se hacen eco más concretamente del sistema Magichange, del Pass & Toss (una modificación de la posibilidad de agarrar a un personaje y lanzarlo en el aire hacia otra dirección) y del denominado 'Level Spheres' que encontramos en el mundo de los Objetos o Item World como fue descrito anteriormente. Las dos últimas facetas son lo suficientemente conocidas para ser obviadas en este caso, ya que no logran modificar la esencia de la partida tanto como hubiésemos deseado. Tampoco parece este su objetivo. Para eso ya tenemos a nuestra disposición el denominado Magichange.

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Este nos permite utilizar a alguno de los monstruos que nos acompañan durante el combate (siempre y cuando peleen a nuestro lado) para ser utilizados como armamento si la situación así lo requiere. Podemos utilizar a un Prinny como pistola, por poner un ejemplo, lo que nos garantiza mayor potencia de fuego a la hora de dañar al enemigo de turno. La única pega es que tras el uso de esta habilidad desaparece tanto el monstruo en concreto como el arma que hayamos utilizado, lo que nos obliga a pensar seriamente si las ventajas de hacer uso de esta técnica justifican los inconvenientes a los que nos enfrentamos de forma irremisible. Para entender la utilidad de los pequeños cambios que se han incluido debemos probar un combate en primera persona, ya que como venimos repitiendo, no son novedades que se perciban a las primeras de cambio.

Se entiende por lo tanto que los usuarios que nunca hayan disfrutado de Curses Memories afrontan una edición bastante mejor llevada en lo que respecta a la curva de dificultad, uno de los puntos que criticamos en la reedición de su antecesor. Nippon Ichi ya ha explicado en alguna que otra ocasión que su última intención es hacer de esta franquicia algo exclusivo para jugadores muy experimentados. Hay que encontrar el balance entre la experiencia y una curva que te permita aprender. Pues bien, la jugabilidad ha mejorado notablemente en este sentido, aunque debemos recalcar que tanto los tutoriales como el argumento están completamente en inglés. Los que desconozcan el idioma (y el estilo de juego) mejor se pueden olvidar de probar fortuna. Los que chapurreen unas cuentas palabras podrán comprender el sentido de la trama sin demasiadas dificultades así como también la mecánica de juego.

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Estirando el chicle
El resto de inclusiones que no estaban presentes en la edición original atienden al contenido. El contenido descargable nos permite probar a distintos luchadores que encarnan a personajes de otras ediciones de la franquicia, un guiño a los seguidores acérrimos de la serie. La presencia de un archivo de música desde el que podemos acceder a todas las composiciones del juego -Music Shop- complementa a la del enorme diccionario en el que se engloba toda la información que encontramos en el juego -Data Shop-, lo que viene a limar las asperezas de Cursed Memories en este sentido. Es una tarea mastodóntica crear una tienda como la Data Shop, aunque durante la partida serán pocos (los más curiosos) los que sepan apreciar la utilidad de este aspecto.

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Las novedades del juego incluyen un notable aumento en la lista de monstruos, que a su vez cumplen el papel de unidades que podemos utilizar durante el combate, hechizos más poderosos, más opciones a la hora de aumentar de nivel los objetos que obtenemos durante los combates… En el caso de contar con una partida guardada (y terminada) de Afternoon of Darkness desbloqueamos a las ronins femeninas. Más madera para quemar destinada al regocijo de los aficionados de la franquicia. Sobre el capítulo extra denominado ‘Trippin with Axel' poco más se puede añadir a lo expuesto anteriormente: cumple el papel de Etna en Afternoon of Darkness, con una trama exactamente igual de interesante que el resto de líneas de diálogo a las que tenemos acceso durante la historia de Adell. Dark Hero Days es mucho más completo que Cursed Memories en todos los sentidos, inclusive el técnico, que hemos dejado para el último lugar debido a que se trata de un port 1:1 sobre la edición de PS2 (tanto a nivel gráfico como sonoro, donde podemos seleccionar japonés para los diálogos).

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8.5

Muy Bueno

Juego de notable acabado que disfrutaremos y recordaremos. Una buena compra, muy recomendable para amantes del género. Está bien cuidado a todos los niveles. Cómpralo.