Endless Ocean 2: Aventuras bajo el mar
Deep Blue Sea
La inmersión marina de Endless Ocean es tan única como recomendable para los jugadores que deseen deshacerse del estrés matutino. La segunda entrega de la franquicia, cuarta desde que viese la luz por primera vez en PlayStation 2, retoma la mecánica tradicional mejorando las virtudes del original sin olvidarse de incluir alguna que otra novedad. Uno de esos títulos que por su original propuesta difícilmente pueden pasar desapercibidos en un catálogo que necesita producciones originales como agua de mayo. He aquí un buen ejemplo de cómo crear un videojuego sin recurrir a los tópicos de siempre.
Arika Studios ha pasado de ser un estudio cualquiera a tener una marcada presencia en la generación que nos mueve actualmente. La dinámica de trabajo del estudio japonés le ha llevado a mantener una estrecha relación con Nintendo hasta el punto de convertirse en una subcontrata que cuenta con toda la confianza de Satoru Iwata, presidente de la compañía. Esta situación se ha dado en torno a dos circunstancias: la aparición de Endless Ocean como telón de apertura durante el lanzamiento de Wii (con todo lo que conlleva abrir el mercado por medio del submarinismo); y por el tremendo impacto que la franquicia ha causado entre el público japonés. Para muchos, este dato es totalmente irrelevante, pero desde luego no debería serlo para los aficionados que descubrieron -y disfrutaron- de Everblue en su día.
Fue el retoño de Arika en tiempos de PlayStation 2. Obtuvo un éxito notable a pesar del rechazo frontal de Sony a la hora de distribuir el juego. Decisión errónea si hoy se tienen en cuenta las ventas que atesora la franquicia al completo. Ventas que vienen incrementándose en los últimos meses gracias a la aparición de Endless Ocean 2: Aventuras bajo el mar, de nuevo de forma exclusiva en Wii, esta vez con Iwata como Productor Ejecutivo del juego, lo que garantiza un mínimo de calidad en la obra que se presenta durante la primera semana de febrero. Convulsa en cuanto a lanzamiento se refiere, Nintendo ha decidido publicar el título justo en este momento para reivindicar lo que ya se sabía: Wii apunta hacia un target mucho más amplio que el del resto de consolas de sobremesa. Endless Ocean no sólo pone de relieve este hecho, sino que lo potencia.
Si su antecesor fue entendido a duras penas por los jugadores tradicionales, que no quepa la menor duda que Aventuras bajo el mar va camino de correr la misma suerte. El trabajo de Arika toma una vez más el fondo submarino como base de operaciones para incitar al jugador a participar en una aventura alejada de las típicas convenciones de la industria, que se apoya en un impresionante motor gráfico más variado que en tiempos anteriores, pero utilizando la misma base que ya se venía criticando a la hora de analizar el original. Esta continuación es más variada, completa y entretenida que la que recibimos a finales de 2007. Lo es en tanto se preocupa por enmendar los errores de su antecesor sin cambiar la mecánica de juego, que en todo caso se mejora en unos aspectos, manteniendo el resto en su estado original.
El Atolón sirve también como base de operaciones gracias a la cercanía de una isla colindante en la que nuestra troop, la familia Rouvier, se ha establecido desde hace algún tiempo. Desde ella tenemos ocasión de indagar en el grueso de la mecánica de juego antes de saltar al mar, recogiendo la gran mayoría de características del Endless Ocean original. Esto nos lleva a contemplar un nuevo entorno con propiedades semejantes: una cabaña en la que podemos descansar para que cambia la hora del día en la que nos encontramos, un neopreno en el que podemos personalizar el equipamiento de nuestro alter-ego digital, comprobar nuestros hallazgos, tomar la cámara de fotos, revisar nuestras capturas en un álbum La radio sustituye al teléfono móvil a la hora de recibir misiones o pedidos desde distintas partes de la geografía marina que nos rodea.
Siendo el control un copia y pega de la edición original, el jugador que haya puesto las manos sobre Endless Ocean puede imaginar sin complicaciones qué jugabilidad encontrará en Blue Ocean (subtítulo que recibe la edición norteamericana). Los movimientos del personaje son fluidos, contamos con toda clase de indicadores que actúan como guía para saber con exactitud a qué profundidad nos encontramos, el aire comprimido que resta en nuestra botella, etcétera. La puesta en escena de estos elementos combina a la perfección con el estilo artístico que luce el juego. El nombre de las localizaciones (Pacífico Sur, República de Paoul en un principio) cobra un papel tan importante como el de los animales que descubrimos durante nuestra primera inmersión. En ella nos acompaña Océane mientras su abuelo se encarga de comunicarse a través de radio con consejos tan interesantes como útiles.
El hecho de que se haya construido un prólogo que deja al jugador con la mosca detrás de la oreja, por así decirlo, es el primer indicador de que esta vez se ha hecho un trabajo concienzudo con el argumento para no repetir los errores del pasado. Tanto es así que esta explicación es igual de válida en esta faceta que en el resto de las que se criticaban en el análisis del Endless Ocean original. Esto es: Arika ha tomado muy en cuenta el feedback de los jugadores para solucionar los puntos que nos gustaron del original. Uno de ellos es, como decíamos, la trama. Excesivamente sencilla y elemental, ahora trata de cobrar más protagonismo con un argumento más cercano al jugador, en el que se implican sentimientos de amor, coraje y supervivencia. La historia se aleja de grandes pretensiones y por ello resulta agradable disfrutar de ella, siguiéndola sin necesidad de voces que estropeen la tranquilidad que nos rodea.
Sabemos que el argumento central gira en torno al descubrimiento del secreto del canto de los dragones, que casualmente guarda alguna clase de relación con Océane y sus padres fallecidos. A los cinco minutos de partida nos vemos rescatando a la niña de un Tiburón Tigre que merodea la cueva en la que la niña se ha introducido tan hábilmente, pero de la que no puede salir sin la ayuda de un púlsar. Este utensilio, con el que podemos lanzar sedativos a los animales para tranquilizarles o curarles según la situación lo requiera, nos permite calmar al condrictio. Sí, habéis leído bien: condrictio. Precisamente una de las mayores virtudes de este Endless Ocean es buscar cierta implicación entre el fondo marino y el jugador, invitándonos a prestar atención desde cerca a las distintas especies que nos rodean. Además de echarles un ojo podemos descubrir más sobre ellas dándoles comida, acariciándoles o leyendo un poco de historia en la ficha personal de cada especie.
No podemos perder de vista nuestro Libro de Inmersiones, en el que encontramos los datos que nos interesan sobre el espacio que hemos recorrido, o las habilidades de las que hacemos uso en lo que a respiración, resistencia y velocidad se refiere. La práctica nos convierte en mejores submarinistas y esto nos encanta, ya que ofrece la sensación de evolución tanto en los jugadores como en el alter-ego que nos representa en pantalla. Nancy, la vendedora ambulante, se preocupa por mejorar el vacío existente en la edición original de Endless Ocean en lo que respecta a la personalización del vestuario, tanto fuera como dentro del agua. Sigue sin haber un Editor a la altura de las circunstancias con el que pasar horas y horas personalizando todos y cada uno de los accesorios con los que saltamos al mar, pero se ha conseguido mejorar lo presente en este sentido.
La jugabilidad se ha potenciado en prácticamente todos los aspectos posibles. Si bien es cierto que la mecánica es básicamente la misma del original (bucear, subir al barco, cambiar de rumbo, tomar una misión secundaria que requiere realizar una acción en concreto ), la que se presenta en Aventuras bajo el Mar hace sentirnos más cercanos a lo que vemos en pantalla, no sólo por la posibilidad de ser atacados por un animal hostil. Hay más misiones, más cometidos que nos obligan a desplazarnos de acá para allá. No siempre (por no decir casi nunca) es necesario explorar el mapa al completo de cada una de las seis localizaciones donde transcurre el argumento, pero una vez más esta carencia de necesidad se suple con recompensas que nos otorga la CPU al descubrir a todas las especies y al explorar la totalidad de los mapas que tenemos a nuestra disposición. Por suerte la ausencia del Editor se ve recompensada por la posibilidad de invitar a un amigo a participar en nuestra aventura (e incluso de utilizar el WiiSpeak para comunicarnos), una faceta que se ha potenciado desde el original.
Tampoco lo haremos en el sonoro. Pese a la interesante producción vocal que resuena al comenzar a jugar, las melodías que escuchamos bajo el agua pecan de ser un tanto repetitivas, al igual que los sonidos de la respiración submarina (que básicamente es lo único, junto a algún que otro estruendo más, que encontramos en lo que se refiere a efectos sonoros). La tónica es la correcta aunque hubiésemos agradecido más variedad. No obstante, el peor palo que se ha dado a los que deseen adquirir el juego es la imposibilidad de cargar tus propias melodías por medio de una tarjeta SD como sí sucedía en el original. Una característica que se elimina de forma totalmente incompresible, siendo como era uno de los puntos que más agradecimos en el Endless Ocean de 2007. No hay ni rastro de las voces que muchos exigían en esta continuación, aunque aplaudimos este hecho gracias a la peculiar ambientación que otorgan los subtítulos. En Aventuras bajo el mar, un diálogo hablado sólo hubiese molestado, lejos de ayudar, aunque apreciar o no esta característica depende lógicamentede cada jugador.
Bueno
Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podrían haberlo llevado a cotas más altas. Cómpralo sin miedo.