Just Cause 2, Impresiones
Una nueva república dictatorial, un nuevo gobierno que derrocar. Esa es la máxima de Rico Rodriguez, agente encubierto norteamericano, que en su viaje al sureste asiático en su segunda misión oficial, viene dispuesto a poner el género del revés. Probamos la última beta de Just Cause 2, un sandbox que no se conforma con los discretos resultados de su primera entrega.
Los aficionados al género Sandbox recordarán al primer Just Cause como una propuesta interesante, con arrojo a aportar ciertas novedades al género. Que esos deseos quedasen únicamente en un área verdaderamente inmensa de terreno a explorar -la isla de San Esperito y- pero con poco acierto a la hora de dirigir al usuario a la acción, fue una lástima. La sensación que quedaba era de tener delante un título con potencial, pero lastrado por una mala organización de objetivos, muchos de ellos repetitivos, ciertas decisiones de diseño y la lacra de ser uno de los primeros títulos de la nueva generación, mostrando un aspecto técnico mejorable. El resultado, un título aceptable, pero que no conseguía llegar a esos niveles de ambición descritos por Eidos en su desarrollo. Aquí en MeriStation lo puntuamos entre el 6,5 de PS2 y el 7,5 de PC y Xbox 360.
Es por ello que esta secuela ha pasado desapercibida, sin demasiado interés mediático. Además, los retrasos también han hecho mella en este aspecto, habiéndose anunciado inicialmente para finales de 2008, 15 meses antes de la fecha definitiva en la que acabará llegando a las tiendas. Square Enix Europe, por medio de Eidos, ha ido mostrando destellos del juego en sus demos, vídeos y anuncios desde que confirmase, en octubre de 2006, el desarrollo de este segundo título de Avalanche Studios. Y parece que esta discrección, con los focos apuntando hacia títulos más mediáticos, ha jugado a su favor. A tres meses vista para su lanzamiento a finales de marzo, hemos tenido ocasión de probar una versión muy madura del título protagonizado por Rico Rodríguez y ver si ahora, aprendiendo de los errores pasados, Just Cause 2 es un nombre a tener en cuenta en ese primer trimestre plagado de juegazos que prepara el 2010.
Y es que como Rico Rodríguez, un agente encubierto del gobierno de los Estados Unidos, aficionado a derrocar naciones controladas por dictadores, volverá a desembarcar en una isla, Panau, esta vez en el sudeste asiático y con una misión bien diferente. Como ya os adelantamos, Rico anda tras los pasos de un renegado de la Agencia, que además es su ex-mentor, Tom Sheldon. Tom ha desertado víctima de la corrupción y el tráfico de influencias de la isla, llevándose bajo el brazo un maletín repleto de información confidencial y varios cientos de millones de los fondos reservados. La trama se complica con la presencia de la imprescindible figura de un dictador, Baby Panay, y de tres facciones rebeldes que a su vez operan como organizaciones mafiosas. Total, cinco frentes con los que Rodríguez deberá lidiar, ganar influencia e incluso realizar misiones.
Para esta segunda entrega la isla será un lugar mucho más variado. La localización en el sudeste asiático, geográficamente en un lugar indeterminado del archipiélago Malayo, va a permitir una mayor variedad de entornos, según ha adelantado el estudio y hemos podido ver en esta última beta y en los diferentes vídeos. "Montañas nevadas, playas bañadas por el sol, junglas con gran densidad de vegetación, frondosos bosques, áridos desiertos, ciudades, pueblos o instalaciones militares entre otros" conforman el entorno según Avalanche, que tiene una extensión de 1000 Km². También cuentan con climatología dinámica y ciclos día-noche, algo que refleja escenas gráficamente notables cuando contemplamos el paisaje, retratado con una amplia distancia de dibujado, desde lo alto de una montaña, por ejemplo.
En el apartado técnico, el juego utiliza una versión mejorada del motor Avalanche original, el Avalanche 2.0, que mejora las colisiones, iluminación, efectos de postprocesado y explosiones, así como los movimientos de los personajes incorporando físicas Havok. La tecnología del PATHEngine que se ha integrado garantiza que en un escenario tan vasto, las rutas a seguir estén correctamente calculadas y definidas, algo que en el primer Just Cause no estaba bien resuelto.
Los primeros pasos con Rico nos dejan ver un control que sigue lo habitual del género, pero que aporta elementos necesarios para explotar las mecánicas propias de Just Cause. En primer lugar, el gancho. Esta versátil herramienta ya no ocupa una ranura de arma y está integrada en el brazo de Rico. Podremos emplearla rápidamente pulsando el botón LB o L1 e incluso a la vez, mientras disparamos nuestra arma principal. El gancho funciona como lo ha hecho en ese gran clásico que ha sido Bionic Commando; podremos desplazarnos a gran velocidad entre dos puntos, engancharnos a superficies y escalar, tender trampas a los enemigos -lanzarlos de un lado a otro, desplomar estructuras, atarlos a vehículos para que éstos los arrastren o atraerlos hacia nosotros para dispararles cuando todavía estánen el aire-, o que haga las veces de látigo.
Pero una parte importantísima del gancho son las acrobacias. Estos espectaculares movimientos son poco realistas, pero divertisísimos, como apunta el estudio. "No es lo que pretendemos, nuestra intención es plasmar una realidad como si las leyes de la física se hubieran drogado. Todo sucede a toda velocidad". Usaremos estas acrobacias para desplazarnos, alcanzar ciertas zonas o en combate: "saltar de coche en coche, agarrarnos a helicópteros o enganchar un camión a un avión de carga y usarlo para embestir a los enemigos. El límite es la imaginación de los jugadores". La presencia del paracaídas en el juego permite una combinación explosiva para 'hacer el cabra'. ¿Subir hasta lo más alto y descender en caída libre para aterrizar en paracaídas en el mar? Sólo el principio. Y es que este enfoque vertical, unido a los más de 100 vehículos disponibles -helicópteros, cazas, aviones de carga, camiones, deportivos, motociletas o lanchas entre otros, que además se destruyen de forma progresiva perdiendo piezas y componentes-, favorece dar rienda suelta a ese estilo libre de juego que tan popular hizo San Andreas.
Habiendo jugado a varias de sus misiones principales -suma un total de 50- y habiendo invertido más tiempo en jugar por libre, Just Cause 2 transmite la sensación de ser un sustrato que nos proporciona todo aquello que se necesita en este género para, que partir de ahí, los jugadores completen las misiones de mil y una maneras, o directamente, se monten la guerra por su cuenta. El título también incorpora varios retos como misiones secundarias, de las que se espera vayan más allá de la simple recolección de objetos y que tengan un planteamiento más variado que en la primera parte.
En cuanto al combate, el arsenal también ha crecido con la máxima de provocar el caos total. Recreando lo que son armas reales, se ha traspasado al videojuego una selección de rifles de asalto, francotirador, pistolas, ametralladoras, granadas, explosivos C4, lanzacohetes guiados por láser y demás, para estar a la altura de la misión que tendremos entre manos. Siguiendo en este aspecto es importante la IA de los enemigos, que ya criticamos oportunamente en el primer Just Cause y en la que Avalanche ha invertido recursos. Los suecos comentan que la IA se adapta a la situación del juego permitiéndoles reaccionar a entornos dinámicos y condiciones cambiantes para ofrecer siempre la experiencia más realista posible. Pese a ser un Sandbox -además, en el sentido literal de la traducción- Just Cause 2 incorpora también mejoras a la puntería. Pulsando el analógico derecho entraremos en un modo puntería con una cámara por encima del hombro, que permite maniobrar de forma mucho más efectiva de lo que estamos acostumbrados a ver, y que también permite configurar ayudas, para aquellos acostumbrados a ellas. Por cierto, que la salud incorpora dos tendencias en una: por un lado si las heridas que Rico recibe son superficiales, ésta se recupera automáticamente, pero si somos heridos de gravedad, requeriremos que se nos aplique una cura. Como los botiquines de antaño.
Para comprar armas y equipamiento en una isla corrupta hasta la médula, no podía ser de otro modo, tendremos que recurrir al mercado negro, que nos entregará la mercancía por suministro aéreo. También podremos pedir apoyo a la Agencia, ya que nos encontramos en misión oficial, mediante nuestro PDA para que nos envíen suministros de la misma forma. Contando todos los tipos de vehículos, gadgets, armas, municiones y mejoras, habrá 2,000 componentes que podremos adquirir. En esta dirección, hace poco se anunciaba que Just Cause 2 contará con una edición limitada con un packaging especial y que incluirá ciertos extras recorridos en el Pack del Mercado Negro del Caos. Esto es cinco objetos exclusivos únicamente disponibles para los compradores de esta edición: Aerodeslizador de la Agencia, Pistola Personalizada de Rico, Rifle de Asalto de Precisión, Chevalier Clásico, Paracaídas del Caos y Mapa de Exploración de Panau. Esta decisión, que ya se ha visto y se verá en otros títulos, abre un interesante debate acerca de si es pertinente o no incentivar la pre-reserva con este tipo de contenidos que no son accesibles para todos los jugadores.
Finalizando estas impresiones, lo cierto es que el enfoque propuesto por Just Cause 2 se aleja a la oferta de Sandbox que actualmente encontramos en el mercado, aunque puestos a comparar, por el estilo de juego se acerca más a un Saint's Row que a un Grand Theft Auto. Buen arsenal, acrobacias, gancho, vehículos por tierra, mar y aire, un escenario que se asegura variado junto con un guión que desde Avalanche se empeñan en respaldar, es lo que tenemos sobre el tapete. A priori muy interesante, y especialmente divertido, contando con que se han incorporado mejoras técnicas y que el juego no ha tenido ninguna prisa en aparecer en el mercado. El listón del género está muy alto, Just Cause 2 no le teme; para eso tiene un buen gancho.
