El renacimiento de GuyBrush

Tras cinco meses disfrutando del retorno de uno de los personajes más carismáticos del mundo del videojuego, llega el momento de decir adiós a Guybrush Threepwood. Al menos hasta que la nueva temporada comience, probablemente el próximo año. Tales of Monkey Island, aprovechando el legado y renombre de los clásicos de la serie, se ha convertido en la temporada más vendida de todas las disponibles por el equipo californiano TellTale Games. Ahora, una vez habiendo llegado al final, es fácil ver la progresión de esta nueva temporada empezando por su discreta pero prometedora presentación el pasado E3 junto al remake de The Secret of Monkey Island. Aun así, los dos primeros capítulos nos hicieron temer lo peor pues a pesar de su aceptable calidad, no hacían honor al título. Afortunadamente, las últimas dos aventuras pusieron de manifiesto el buen hacer de TellTale con dos episodios notables, gracias en parte a la recuperación de personajes clásicos como son Murray y Stan.

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Rise of the Pirate God supone el punto final de esta temporada y el capítulo que cierra todos los misterios y cabos abiertos originados en los cuatro capítulos anteriores. Este quinto capítulo continúa la historia justo dónde lo dejó el impactante final del anterior, así que si no lo has finalizado te advertimos que en los siguientes párrafos e incluso imágenes encontrarás información bastante reveladora del argumento que quizás no deseas conocer hasta haber completado el resto de capítulos. La advertencia queda por tanto dicha.

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Guybrush está muerto y bajo tierra. El fatídico final del capítulo anterior no era muy esperanzador sobre el futuro del querido pirata, tras haber sido asesinado por Lechuck de nuevo en su forma demoníaca. Una tumba aun con la tierra suelta y con una lápida con el nombre del bueno de Guybrush abre la quinta temporada. Directamente y sin escena previa, la aventura comienza, invitándonos a empezar a coger la tierra de nuestra tumba hasta que una mano logra ver la luz al más puro estilo película de Romero. Estamos en el inframundo, oscuro y tétrico, y Guybrush ha perdido su esencia humana, siendo ahora un espectro como lo fue Lechuck en su día. El primer escenario que nos encontramos es bastante limitado, una pequeña colina con decenas de tumbas, una máquina de grog -el inframundo no se resiste tampoco a la bebida pirata por excelencia- y un curioso barquero, fiel reflejo del mitológico Caronte al que tendremos que pagar para que nos lleve a la otra orilla. Desafortunadamente para Guybrush, en su entierro a alguien se le olvidó poner las monedas de oro que simbolizan el viaje en barca y tendremos que arreglárnoslas como medianamente podamos.

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Este episodio está dividido en dos partes, la primera de ellas tendrá lugar en el inframundo, mientras que la segunda nos hará visitar también el lugar de los vivos aunque convertidos en un fantasma limitándonos a ver y hablar. Si bien la historia evoluciona bastante bien en la segunda mitad con un final magistral, preferimos no comentar nada sobre el mismo, para que lo descubráis por vosotros mismos. Simplemente destacamos lo bien resuelta que está la segunda parte, a pesar de ciertos detalles, comunes con la primera que intentaremos reflejar en los siguientes párrafos.

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Para salir del mundo de los muertos tendremos que encontrar y utilizar el hechizo vudú que Lechuck usó para resurgir como pirata fantasma. Para ello, deberemos encontrar varios ingredientes que iremos colocando pertinentemente en el centro mismo del inframundo con el que abrir una brecha al mundo real. No obstante, previamente tendremos que encontrar de nuevo nuestro camino como pirata y nos enfrentaremos de nuevo a las tres míticas pruebas que superamos en The Secret of Monkey Island: La lucha de espadas, el robo y la búsqueda de tesoros. ¡Y sí, los duelos de insultos han vuelto! Desafortunadamente no pasan de ser un hecho anecdótico y no deberemos aprender insultos como se hacía en el primer y tercer juego de LucasArts. Aquí, más bien tendremos que ganar una única ronda de tres insultos y la victoria será nuestra.

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Uno de los puntos que más castiga al jugador en esta quinta aventura es la de viajar de un lado a otro sin parar constantemente. De hecho, el juego es probablemente el más fácil e intuitivo de los cinco, pero nos tendrá caminando de un lado a otro para hacer pequeñas acciones por los variados y pequeños escenarios. En este último episodio se aboga por escenarios muy pequeños y limitados en comparación con otros mucho más amplios y explorables. Aun así, se mantiene el nivel de detalle alcanzado en otros episodios en los nuevos escenarios, y además visitaremos rincones previamente conocidos como la gruta del Leviatán o el bar pirata de isla Flotsam, el Club 41.

Los personajes en esta ocasión se centran en los nuevos rostros creados para esta temporada por TellTale Games a excepción, claro está, de GuyBrush, Elaine y Lecuck. Personajes secundarios como Winslow, BuyEye o el juez Wallace Grindstump vuelven en pequeños papeles, ensombrecidos todos con el excelente secundario que es Morgan LeFlay que vuelve de nuevo a la carga para ayudar a GuyBrush en el inframundo. Lamentablemente personajes como Murray, Stan e incluso la señora del Vudú desaparecen por complejo, aunque esta última sí tendremos oportunidad de al menos escucharla.

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Técnicamente y en general, el título está a la altura de los últimos capítulos. Las críticas a la reutilización de modelos para personajes se difuminaron en el tercer episodio y se ha mantenido esa calidad hasta el final, también aplicable a escenarios. El diseño y ambientación de la última parte del capítulo es directamente para quitarse el sombrero ante el buen trabajo de TellTales al respecto. Han sabido mantener la frescura de los clásicos y moldearlos a su criterio; el resultado es sobresaliente. En materia jugable, nada nuevo bajo el sol, aunque en esta ocasión se hace mucho hincapié en la búsqueda y uso de objetos, más que puzles basados en diálogos que, a pesar de haberlos, gozan de un protagonismo menor en esta quinta aventura.

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Desafortunadamente para nosotros, la versión de prensa de Rise of the Pirate God omitía la escena final de la temporada para evitar filtraciones antes de tiempo, así que en ese sentido no podemos aclarar si el título cierra por completo el arco o abre puerta a una nueva temporada a modo de cliffhanger que tanto gusta por tierras americanas. Aunque no es una práctica habitual de TellTale dejar abiertas puertas entre temporadas, todo apunta en esta ocasión a que el final que no hemos tenido oportunidad de ver pondrá en vilo a los seguidores de la serie como hicieron ligeramente con Sam & Max Temporada 2.

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