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EyePet

EyePet

Una criatura en mi televisor

EyePet, una suerte de Nintendogs de alta definición, es la nueva apuesta de Sony enfocada a los más pequeños de la casa. Nuestro televisor será el hogar de una particular y encantadora mascota con la que podremos interactuar de las más diversas formas gracias a la PlayStation Eye.

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La mascota virtual, concepto popularizado en Japón dado que en aquel país disponer de una mascota real es un lujo que pocos se pueden permitir (debido principalmente tanto a la propia masificación de la población como al reducido espacio que suelen poseer los hogares nipones), ha acabado convirtiéndose en uno de los entretenimientos interactivos más demandados por los pequeños de la casa. Ahí están para confirmarlo el popular Tamagotchi de Bandai, el más que exitoso Nintendogs de Nintendo o los numerosísimos juegos de similar corte que inundan los catálogos de Nintendo DS y Wii. Sony ha decidido finalmente ofrecer su propuesta en tan peculiar género con EyePet, juego que lleva un paso más allá la interactividad con la mascota gracias a las posibilidades de PlayStation Eye.

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London Studio, creadores de SingStar y EyeToy, han sido los encargados de desarrollar este Tamagotchi del siglo XXI, consistente en una peculiar criatura sin referente en el mundo real en cuyo diseño se ha buscado, obviamente, obtener un resultado lo más carismático, afable y encantador posible. Así, interactuaremos con un pequeño animal, cruce imposible entre un gato y un pequeño simio, dotado de unas facciones altamente expresivas y humanizadas que nos recordarán a Guizmo, la criatura protagonista de la película Gremlins. La caja del juego (cuya presentación también se encuentra muy cuidada) incluye de serie la PlayStation Eye (indispensable para jugar), una tarjeta para interactuar con la pantalla y, obviamente, el disco del juego en sí.

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Configurar el título para empezar a jugar es muy fácil gracias a los tutoriales en vídeo incluidos en el BD. Básicamente hay que enfocar la PlayStation Eye en una determinada dirección, disponer una zona de juego en el suelo o sobre una mesa de aproximadamente un metro de largo por uno de ancho (esta superficie será el campo de detección de movimientos de la PSEye, algo a tener muy en cuenta a la hora de jugar a EyePet), dejar dicha zona libre de objetos y tener a mano tanto el pad de PS3 como la tarjeta interactiva que se incluye junto al juego. Básicamente, EyePet bebe de los parámetros clásicos de los juegos de mascotas (alimentar al animal, asearlo, jugar con él…) aunque obviamente la PSEye brinda una nueva dimensión no vista hasta ahora a nivel de interacción. Un buen ejemplo de los muchos incluidos en EyePet es que, dado que la cámara reconoce nuestra figura, la mascota con la que juguemos habitualmente reaccionará de manera diferente si detecta que la persona que tiene delante no es la que suele pasar el tiempo con él.

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Pero no adelantemos acontecimientos. De entrada, las posibilidades de personalización de nuestra mascota (pueden mantenerse en memoria hasta cuatro criaturas diferentes) alcanzan todos los aspectos de su cuerpo excepto el referente al excepcionalmente trabajado y expresivo rostro, que siempre será el mismo. Partiendo de ahí, podremos configurar a la criatura en todo lo concerniente al pelaje: cabello largo, corto, melena tipo león, cresta al estilo mohicano, encrespado hasta el punto de parecer lana de oveja… También existen un sinfín de trajes y gorros para que nuestra mascota se disfrace como un detective victoriano estilo Sherlock Holmes, bufón, policía, mago, tortuga, diablillo… En este sentido las posibilidades son más que numerosas, e incluso se pueden desbloquear nuevas personalizaciones a medida que superamos desafíos (en los que entraremos más adelante), o bien descargando los diversos paquetes disponibles en PlayStation Store tanto gratuitos como de pago.

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A la hora de interactuar con la mascota, lo primero que debemos tener en cuenta es que ve y oye (esto último gracias al micrófono incorporado en la PSEye) todo lo que hacemos, respondiendo en consecuencia a nuestros actos. La tarjeta incluida junto al juego es una de las llaves principales para interactuar con la criatura, dado que al mostrarla frente a la PSEye podemos hacer que en pantalla adquiera las formas más diversas: secador, bote de champú, cama elástica, ducha… Por supuesto, también podemos usar nuestro propio cuerpo para interactuar con la mascota. Un ejemplo de ambos conceptos (tarjeta y cuerpo del usuario) es el aseo del animal, en el que usamos la tarjeta para, tras transformarla en una ducha, mojar a la criatura; después haremos que la tarjeta adquiera la forma de un bote de champú; tras verter el contenido pasaremos a frotar a la mascota con nuestras propias manos para hacer espuma; finalmente blandiremos de nuevo la tarjeta para mojar a la criatura primero y secarla después.

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Dado que nos encontramos ante un juego enfocado a los más pequeños de la casa, descuidar el mantenimiento diario de la mascota (principalmente asearla y darle de comer) no supondrá la muerte de la criatura. El juego se mostrará bastante permisivo en ese aspecto, indicándonos con ciertos iconos visuales (insectos revoloteando alrededor de la mascota si necesita aseo, o la criatura pensando visualmente en comida si requiere ser alimentada) que estamos dejando de lado el cuidado del animal, pero sin ir más allá en ningún momento.

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Uno de los aspectos referentes a la interacción que más llama la atención es la posibilidad de dibujar con nuestras propias manos diversos objetos en un papel físico (avión, coche, cohete, robot…) para posteriormente mostrarlos ante la pantalla. La PSEye escaneará entonces el dibujo, tras lo que nuestra mascota blandirá un lápiz y reproducirá en su propio papel un garabato exacto al que nosotros hemos realizado, dibujo que saltará del papel para tomar forma tridimensional como un objeto que podremos controlar con el pad de PS3 para interactuar con nuestra mascota o bien usarlo en alguno de los minijuegos incluidos. La pega de todo ésto es que no podremos dibujar lo que se nos pase por la cabeza para verlo posteriormente implementado en pantalla como un objeto tridimensional dado que la PSEye sólo reconoce quince modelos predefinidos.

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La interacción directa con la mascota (sin la ayuda de tarjetas u otros objetos presentes en la pantalla) es de lo más variada, pudiendo acariciarla, deslizar nuestra mano sobre la superficie de juego para que la persiga, dar palmadas para que salte hacia arriba… Eso sí, hay que tener en cuenta que resulta complicado interactuar con la criatura de esta forma, dado que es difícil ubicar nuestra mano en la pantalla sin contar con puntos de referencia respecto a la posición que ocupa la mascota. Muchas veces tendremos que echar mano del clásico sistema de ensayo y error hasta dar con la posición correcta para que la criatura interactúe con nuestros movimientos, lo que puede resultar algo frustrante a los más pequeños de la casa.

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El grueso de la jugabilidad de EyePet no se vuelca únicamente en configurar el aspecto de la mascota, cuidarla o interactuar con ella, dado que contamos con 60 desafíos diferentes en forma de minijuegos que podremos superar junto a nuestra criatura. Desde jugar una sencilla partida de cartas con el particular animal virtual hasta usarlo cual bola de bolera, pasando por retos ligeramente inspirados en futbol, baloncesto…; completar cada desafío nos permitirá obtener nuevos accesorios para personalizar a la mascota. Dichos minijuegos son variados y divertidos, aunque algunos de ellos no están todo lo convenientemente explicados que sería deseable, por lo que tal vez los más pequeños de la casa se sientan perdidos sin saber qué hacer en las mencionadas ocasiones. Además, los minijuegos que hacen también uso del micrófono de PSEye pueden en ciertos momentos dar resultados erróneos a pesar de que lo estemos haciendo bien, dado que la detección de sonido por parte del periférico no es todo lo buena que sería deseable.

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El apartado online de EyePet es bastante reducido, limitándose a la adquisición de nuevos objetos y elementos a través de PlayStation Store. También podremos acceder a una galería online donde subir las fotos y vídeos que hayamos tomado previamente en nuestras partidas, y ahí acaba todo. No existe opción multijugador alguna, una lástima dado que podría haberse incluido algún minijuego para ser disfrutado a través de PSN junto a otros usuarios.

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Técnicamente hablando nos encontramos ante un título que, obviamente, no es nada exigente a nivel gráfico. El engine del juego únicamente tiene que lidiar con la mascota y los contados elementos que podemos hacer surgir en pantalla, dado que el fondo lo forman las imágenes exteriores captadas por la PSEye. Gracias a ello se ha podido volcar el potencial gráfico de PlayStation 3 en la creación de una mascota dotada de excelentes animaciones, aspecto excepcional y un modelado tan asombroso (mención especial para la física implementada en el pelo del animal) que haría a nuestra pequeña criatura ser digna de aparecer tal cual en una película de animación de Pixar.

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7

Bueno

Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podrían haberlo llevado a cotas más altas. Cómpralo sin miedo.