Four Warriors of Light: Final Fantasy Gaiden, Impresiones
En la constante preocupación de Square Enix por devolver a los aficionados la parte más clásica del RPG, Matrix ha creado una aventura de corte inmejorable que se congratula de ser el sumun de los remakes anteriores que hemos podido difrutar recientemente. La gran diferencia es que esta vez la historia es completamente nueva, permitiendo a cuatro fantásticos caballeros descubrir un nuevo mundo de fantasía, o lo que viene a ser un soplo de aire fresco que necesita la consola (y más concretamente la propia empresa japonesa) para demostrar que todavía no está todo inventado en Nintendo DS.
A lo largo de los años, Square Enix ha mostrado un curioso empeño para demostrar que las raíces de su serie por antonomasia, Final Fantasy, son mucho más prolíferas en lo que a variedad se refiere de lo que la mayoría de aficionados puedan imaginar en la actualidad. Esta rabiosa manía de querer volver a sacar los títulos que hace dos décadas obtuvieron el éxito en el mercado japonés (u Occidental en general) se ha saldado con la más que conocida retahíla de remakes que los usuarios han tenido que sufrir -algunos- tanto en Nintendo DS como en PSP, si bien esta última consola ha sido la mejor parada en este sentido. También ha sido la responsable de que Matrix Software, pioneros en el género, haya podido dejar atrás el anonimato.
Compañía pequeña y humilde donde las haya, Matrix ha sabido combinar un motor gráfico tridimensional con la esencia clásica de Final Fantasy III y IV. Los dos levantaron las suspicacias de los aficionados que veían inútil volver a publicar títulos que en su mayoría se podían obtener con suma facilidad a través de la red. Los emuladores han supuesto un duro varapalo para determinadas empresas, pero a otras muchas les ha permitido darse a conocer entre los círculos marginales de jugadores a los que no les llega información suficiente para poder sentir esa agradable sensación de expectación antes de la salida de un título destacable del catálogo de cualquier consola. En Japón todo lo que lleve el sello de Square Enix se vende como rosquillas, tiene salida en el mercado por mucho que deje desear el producto en cuestión.
En Europa, no obstante, a Final Fantasy le empiezan a flaquear las energías. Los últimos títulos han dejado mucho que desear respecto a la calidad que atesoraba la franquicia hace una década, algo que la mayoría de los jugadores sin incapaces de comprender. El nombre de la serie ya no se asocia con las obras maestras de PSX, sino con el constante embalsamiento de todo lo que la hizo especial en su día. Quizás por este motivo, para Square Enix ha sido fundamental dar a conocer a las nuevas audiencias el grueso de su catálogo. Los remakes de las aventuras de SNES han funcionado relativamente bien, acaparando cuanto menos la atención de los apasionados por el género de los RPGs.
Teniendo en cuenta que hablamos del grupo responsable del genial Alundra de PSX, es extraño que la popularidad de Matrix siga sin llegar a las cotas que deberían a estar alturas. Al margen de este hecho, todo el mundo esperaba que el siguiente movimiento de la compañía (ahora que parece querer desvincularse de Square Enix) sería finalizar la trilogía de remakes con el rumoreado Final Fantasy V. De hecho, para anunciar su última producción se habilitó una cuenta atrás en la página web oficial de sendas compañías, con lo que las habladurías parecían más cerca que nunca de confirmarse. Al menos hasta que aparecían las primeras filtraciones mostrando un título completamente nuevo, con un peculiar aspecto gráfico y mucha información por desvelar.
El caso es que después de las filtraciones, Square Enix comenzó de forma instantánea a soltar prenda sobre el desarrollo del título, cediendo toda la parte comercial a Matrix, que por suerte se ha encargado de distribuir una tonelada de información e imágenes de este Four Warriors of Light: Final Fantasy Gaiden, título del que obviamente hacíamos referencia durante la introducción. La idea principal se sostenía sobre la querencia de desarrollar un Final Fantasy clásico en la línea de los anteriores remakes que se había desarrollando, variando el motor gráfico, así como también ciertos elementos de la jugabilidad. Todo ello sin alterar en demasía el espíritu de las adaptaciones que se alzaban entre los juegos más vendidos del catálogo de NDS.
Devolver la franquicia a su posición de RPG exigente de forma moderna y original, no retomando proyectos del pasado, ahora que Yoichi Wada parece haberse dado cuenta de que la filosofía de la empresa está más que desfasada en los tiempos que corren. Una tarea coherente a simple vista que requeriría mucho más trabajo del que se podía imaginar. Para sorpresa de los dirigentes de Square Enix, el proceso fue mucho más rápido del que se supuso en un primer momento. Asimismo, el resultado también mejoraba las expectativas de los dirigentes de la compañía, por lo que rápidamente fue aprobado (y posteriormente anunciado). En menos de un año se había anunciado un nuevo Final Fantasy exclusivo de NDS; en cuestión de meses, éste aparecía en el mercado del país del sol naciente.
Se sabe que los procesos de desarrollo son cada vez más cortos, que el tiempo que transcurre desde el anuncio oficial de una producción hasta que esta ve la luz es crucial para no desperdiciar dinero en publicidad infructuosa. Incluso así, nadie esperaba que este Final Fantasy se adelantase al tan esperado Crystal Bearers de Wii, aunque bien pensado se destapa como la última apuesta de una compañía que renueva su catálogo de forma cíclica, procurando tener siempre algún triple A en el punto de mira del público japonés. Esta vez Square ha sabido mover bien los hilos, trabajar de prisa cuidando hasta la saciedad un producto que hemos tenido el placer de degustar en versión original.
Trabajar con la línea clásica supone contar una historia anodina de cuatro héroes adolescentes (el protagonista acaba de cumplir 14 años, la mayoría de edad en su pueblo natal, por lo que es invocado por el Rey para cumplir una peligrosa misión) que por circunstancias dispares acaban trabajando en equipo. De hecho los primeros compases de la partida nos ponen en la piel de un jovencísimo héroe llamado Brand, un chaval bastante tosco a la hora de hablar, un tanto malhumorado, aunque leal y justo en sus decisiones. Con él acudimos al castillo y descubrimos el verdadero arranque de este Final Fantasy Gaiden, que a nivel técnico vuelve a situarse entre los diez mejores RPGs que hemos tenido ocasión de disfrutar en esta consola.
Crear una ambientación caricaturizada es aún más complejo que llevar el estilo 3D de los RPGs actuales a la nueva generación, o al menos así lo afirman los productores que han trabajado diariamente con la portátil de Nintendo. A nivel técnico se buscaba crear un título que siguiese los valores tradicionales de la serie sin dejar de aprovechar la calidad de la consola de marras, por lo que finalmente se optó por emplear un motor gráfico bastante similar al de los remakes de Final Fantasy, cambiando por completo el diseño de los personajes principales, así como de los escenarios en los que transcurre la aventura. La forma de llevar el juego a la pantalla dual también cambia; ahora es más cinematográfico, buscando distintos ángulos para enfocar desde cerca las emociones que registran los protagonistas de nuestra historia.
No es fácil acostumbrarse a ver cómo el viento crea una estela al mover al unísono al trigo, como tampoco a la cantidad de reflejos que podemos observar el en agua y en el resto de animaciones que componen el decorado de la aventura. En Final Fantasy Gaiden los personajes son ligeramente más pequeños que las casas que se representan desde la distancia, sus extremidades son bastante más pequeñas que su rostro, aunque sin llegar al extremo súper deformed que popularizó en su día Final Fantasy VII (entre otros). Una vez abandonamos el pueblo rumbo hacia nuestro primer destino observamos cómo un enorme mapamundi se abre ante nuestros ojos de forma tradicional, otro elemento que encaja perfectamente en esa descripción tradicionalista que hacíamos de las querencias de Square Enix.
Ya lo dijo el director de la aventura, Takashi Tokita, que también ha colaborado íntegramente con el diseño de los escenarios, dando a entender que básicamente esta aventura se molestaría por sorprender en cuanto a la forma de poner en escena una historia que ya hemos vivido en mil y una ocasiones. Dejábamos al muchacho acudiendo hacia el trono del Rey, que le otorga la difícil misión de rescatar a su hija, que ha sido capturada por la Bruja del Norte, un malvado personaje que pondrá toda clase de trampas y enemigos maléficos a lo largo de nuestro viaje. Claro que el quid de la cuestión no acaba con esta tarea; nuestros objetivos cambian de sentido cuando, tras realizar la primera misión, los habitantes del pueblo se convierten en piedra.
Llegados a este punto hay que hablar una vez más del factor 'tradicional', en tanto los combates se realizan desde la espalda de los jugadores. La pantalla inferior se habilita para realizar ataques o hechizos mágicos que previamente hemos de comprar/descubrir en los escenarios. Todos los personajes los pueden utilizar en su condición estándar, aunque la cosa cambia cuando entran en escena los Jobs o diferentes trabajos que podemos tomar desde el menú principal de la partida. Casi una treintena de posibles razas que no nos obligan a comenzar a jugar con nivel de experiencia cero (uno de los aspectos más molestos de este sistema), y que además viene acompañada por el cambio radical en la apariencia de nuestros héroes.
Final Fantasy Gaiden es uno de esos títulos que captan la atención del jugador gracias al esmero que se ha realizado tanto a nivel técnico como jugable. En ninguno de los dos aspectos se puede decir que destaca por encima de la competencia (a falta de profundizar en una historia bastante compleja de comprender si tan solo conocemos los fundamentos de la lengua japonesa, con todo lo que ello conlleva de cara a la importación), pero la combinación de estos dos factores otorga al juego una imagen fresca, cuanto menos, ofreciendo nuevo material que descubrir sin tener a sensación de estar jugando por enésima vez al producto de siempre.
Todo ello a falta de poder probar como es debido las opciones del WiFi, tendencia que Square Enix ha tomado como base para realizar sus últimos trabajos a excepción de Kingdom Hearts (tiempo al tiempo), léase el caso del reciente Blood of Bahamut, del que todavía esperamos la edición norteamericana. Tomoya Asano, productor de este Final Fantasy Gaiden, ha explicado que a la hora de decidirse por un estilo concreto para desarrollar los combates y las escenas de exploración no quería hacer un port 1:1 de lo que ya se había visto en el pasado, especialmente ahora que se está trabajando en un spin-off que como mínimo puede presumir de ser una idea original.
Sin conocer las opciones del cooperativo, lo más destacado de este primer vistazo con la edición japonesa pasa indiscutiblemente por la suma de novedades que han sido integradas en el juego. Desde la posibilidad de contar con cuatro personajes que se unen al grupo desde los primeros compases de juego hasta la nueva barra de ataque (basada en punto de acción, AP), que lejos de consumir MP utiliza un pseudo-contador de puntos de acción que determinan qué hechizos podemos emplear al comenzar nuestro turno. Los combates son innovadores, no en un sentido revolucionario, sino con respecto a las sensaciones que transmite tener que luchar cada dos o tres pasos sin aburrirnos a las primeras de cambio.
Este es el panorama que vamos a encontrar en Occidente cuando el juego aterrice por estos lares, previsiblemente a mediados del próximo año, todavía a la espera de que se confirme una fecha de aparición de la que hasta el momento apenas se ha comentado información alguna. No será hasta este jueves cuando se sepa el impacto que ha causado Final Fantasy Gaiden entre el público japonés. Teniendo en cuenta el despliegue comercial que se está realizando en las principales publicaciones especializadas del país (con el sustento de Final Fantasy XIII en PS3 y de Crystal Bearers en Wii, que aparecerá en cuestión de días), no sería de extrañar que este nuevo Final Fantasy entrase por la puerta grande por mucho que Dragon Quest IX siga eclipsando a los jugadores al otro lado del charco.
Lo mejor que podemos extraer de este primer contacto es la sensación de estar jugando a un título fresco, como hemos venido repitiendo a lo largo de este texto. Si esa frescura se mantendrá o no de cara al lanzamiento Occidental es algo que obviamente no se puede saber a estar alturas, pero al menos es posible cerrar un artículo centrado en una obra de Square Enix sin la sensación de estar ante una obra que vuelve a estar por debajo de la capacidad real que mostraba la compañía hace unos años.
Final Fantasy: The 4 Heroes of Light
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