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Spectrobes: Orígenes

Spectrobes: Orígenes

Precuelas

Los héroes de Spectrobes dejan atrás sus aventuras de bolsillo con la firme intención de librar de krawl el universo. Después de vivir otra de las muchas insurrecciones de esta violenta facción, Rallen y Jeena aterrizan por fuerza mayor en el planeta Wyterra, que servirá como punto de partida para vivir las incontables vivencias en una galaxia desconocida a la que han llegado por casualidad. Esta vez es Genki el estudio que toma las riendas de la última apuesta de Disney, una que sabe aprovechar sus virtudes sin demasiados alardes.

El tema de la fecha de lanzamiento de los juegos en Europa, o más concretamente en España, va paso de convertirse en el mayor quebradero de cabeza para los usuarios de Wii. Nadie sabe muy por qué, ni siquiera las compañías saben justificar los motivos por los que un título cambia inesperadamente de fecha hasta tres o cuatro veces en menos de dos meses. Si esta semana de octubre lo veíamos con WiiFit Plus, que misteriosamente modificaba su fecha de aparición de un día para otro, lo mismo le ha venido sucediendo a Spectrobes: Orígenes desde que fuese anunciado para ver la luz en Occidente. Ha pasado de ser una de las grandes promesas de la temporada a perder toda la fuerza que trae consigo cualquier lanzamiento por la falta total de publicidad a todos los niveles.

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Es curioso porque, dentro de lo que cabe, la evolución a sobremesa de la obra de Disney Interactive (que sólo ha sido producida por esta compañía, nunca desarrollada, algo que ha correspondido a Jupiter y a Genki en esta ocasión) es la mejor de las tres ediciones que han aparecido hasta la fecha basadas en la franquicia. De hecho hemos tenido que vivir la misma situación con los títulos de Nintendo DS, que en su día se perfilaban como el rival a batir de Pokémon en la nueva generación. La expectación fue sustituida por la cruda realidad que llevaba a la aventura de Rallen y compañía a sentar las bases de una serie que poco a poco ha ido creciendo con el paso del tiempo. La continuación de la entrega original de bolsillo mejoraba el producto a base de solucionar los desperfectos de la jugabilidad.

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Al margen de esto, nunca hemos tenido oportunidad de conocer el verdadero potencial de la saga, que va creciendo a pasos agigantados en Japón mientras que en Occidente sigue sin tener la fuerza que le caracteriza por otros lares -pese a haber alcanzado las 700.000 unidades vendidas alrededor del globo-. El público simplemente no se siente atraído por la oferta, lo que de un modo u otro ha llevado a cierto menosprecio de la prensa especializada a la hora de valorar su argumento o puesta en escena. Con esta edición sobre la mesa sólo se puede hablar de un craso error por parte de ‘ese sector' de la prensa especializada que considera todo videojuego de corte infantil/adolescente impropio de tener su lugar entre la oferta que proponen diariamente al lector. Lo más gracioso del asunto es que, para empezar, Orígenes es un señor juego que nada tiene que envidiar (valga la manida expresión) a los RPGs que pueblan Wii.

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De viaje
Rallen y Jeena reciben una misión asignada directamente por el Comandante Grant. La raza invasora krawl ha vuelto a las andadas alrededor de la galaxia con ataques terroristas que la Patrulla Planetaria a la que pertenecen los dos héroes ha de erradicar cuanto antes. Cuando se preparan para saltar a la acción, el jefe los otorga una misión especial que les obliga a tomar su nave espacial para revisar una fisura que emitía extrañas ondas magnéticas posiblemente relacionadas con los krawl. Siendo sus soldados favoritos, Grant no tiene ni el menor atisbo de duda de a quién debe utilizar para llevar a buen puerto esta inofensiva misión, que a priori solo les debería llevar unas pocas horas de trabajo. No obstante, las cosas no salen como estaban previstas en un principio.

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Al acceder a la fisura una misteriosa fuerza les atrapa. Tras sufrir varios percances de menor importancia recobran la consciencia con la visión de un planeta desconocido, que más tarde conoceremos recibe el nombre de Wyterra, sin posibilidad de regresas a casa ante la ausencia de un "punto de referencia". Los personajes, al igual que la trama, siguen la línea establecida por las ediciones de bolsillo. Rallen es un tipo impulsivo, jovial. Jeena, por el contrario, se rige por pensamientos científicos que generalmente suelen ser más acertados que los arrebatos del héroe pelirrojo. Ambos labran una relación enternecedora entre sí, repleta de buen humor, chistes, momentos dramáticos y otros en los que se pone de relieve ese pequeño punto enamoradizo que siempre está flotando en el ambiente.

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Los héroes son envidiables si tenemos en cuenta que esta licencia de Disney es original: no está basada en ningún otro libro, cuento o película que haya aparecido hasta la fecha. Quizás por este motivo el argumento presenta cierta falta de profundidad a medida que empieza a expandirse, obligando al jugador a participar en situaciones poco sorprendentes, que por momentos restan emoción a la partida. Cuando aterrizamos por primera vez en Wyterra -uno de los seis planetas que tendremos que visitar a lo largo de la aventura-, después de recibir una señal de auxilio desde unas ruinas cercanas, sendos soldados carecen de la posibilidad de invocar a sus Spectrobes por motivos que desconocen. El objetivo fundamental de su misión es, no obstante, dirigirse lo antes posible a la zona conflictiva para ayudar en la medida de lo posible.

Efectivamente, en pocos minutos el jugador tiene ocasión de conocer un poco más la mecánica de juego, francamente sorprendente por la facilidad con la que manejamos al personaje. Los escenarios tridimensionales muestran una visión que pocas veces antes hemos conocido en Wii, ya no sólo a nivel visual sino también por el trabajo que se ha realizado a nivel de diseños, sin ralentización alguna que reste calidad al motor gráfico de la aventura. Son los dos primeros aspectos en los que centramos la vista, pero obviamente no son los únicos que tenemos tiempo de conocer de aquí al final del prólogo, perfectamente unificado con la historia central a modo de tutorial. Conste que Genki se las ha ingeniado para evitar el tedioso proceso de aprendizaje mediante un sistema ágil, dividido en varios sectores.

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Antes de acceder a las ruinas tenemos ocasión de conocer a los krawl en persona. Las criaturas que amenazan la estabilidad universal toman diversas formas y colores según el escenario en el que estemos peleando. Por esta vez no queda más remedio que evitarlos para conocer qué se esconde tras la pradera que nos guía hasta nuestro objetivo. A la izquierda de la pantalla podemos ver un mapa en miniatura que permite saber exactamente dónde nos encontramos en cada momento, existiendo siempre la posibilidad de ampliarlo pulsando uno de los botones del wiimote. La visión que nos recibe al entrar en las ruinas es desoladora: un grupo de aldeanos trata de sobrevivir a los ataques enemigos rogando al cielo una ayuda divina que no tardará en llegar.

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Yo te invoco…
El sabio del lugar es el encargado de mostrarnos un artilugio empleado en el pasado por un Máster Spectrobe -traducción que recibe al castellano- que sólo los Maestros en esta disciplina son capaces de utilizar. Más aún; el aparato de marras sólo podrá funcionar en el cuerpo de una persona que haya sido capaz de enlazar su cuerpo/alma con la de un amigo o ser querido.  Rallen y Jeena encajan perfectamente en la descripción del aldeano que observa con sonrisa en boca cómo sus héroes venidos del cielo no sólo pueden utilizar este sistema, sino que además abandonan las ruinas para librar la aldea de la amenaza krawl. Ahora que las cosas han cambiado, el objetivo de los protagonistas deja de ser regresar a Nanairo -la galaxia donde opera la Patrulla Planetaria- para investigar el lugar en donde han venido a caer.

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Recibir este aparato que describíamos anteriormente sirve tanto para batallar cuerpo a cuerpo en los combates como para invocar a uno de los 30 spectrobes a los que tenemos acceso a lo largo de la partida. La mecánica de juego es el punto más interesante del título al margen del pobre argumento que, como se ha podido comprobar por lo expuesto, está repleto de convencionalismos que no invitan precisamente a mejorar el ritmo de la partida, aunque a buen seguro sabrá captar la atención de los más jóvenes de la casa. La puesta en escena es lo mejor que deja tras de sí el argumento: las conversaciones están perfectamente hiladas, dobladas y traducidas al castellano. Los personajes interactúan entre sí, cambian de diálogo cada vez que sucede un acontecimiento llamativo, etcétera.

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Genki ha sabido explotar lo que se suele catalogar como ‘valor de producción', esto es: saber organizar los acontecimientos que vemos en pantalla de forma fluida, nada atropellada, lo que en segunda instancia hace posible la sensación de estar observando un capítulo de una serie animada y no una simple adaptación sin pretensión alguna. Esta sensación se duplica cuando comenzamos a indagar con la mecánica de juego. Controlamos siempre a uno de los dos protagonistas -con posibilidad de alternar entre ambos en los puntos de guardado, manteniendo en todo caso el nivel de experiencia alcanzado en todo momento- que a su vez tiene la posibilidad de invocar a un spectrobe para que nos acompañe durante los combates.

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Históricamente esta raza se considera el depredador natural de los krawl. La Federación ha venido haciendo uso de ellos desde que la raza alienígena comenzaba a hacer acto de presencia en los distintos planetas del anillo galáctico. Orígenes nos permite profundizar en este aspecto para conocer cuál es la verdadera precedencia de esta especie, aunque para ello primero hemos de saber controlar a nuestro inseparable compañero. La base es muy sencilla: el héroe se controla con el botón central del wiimote, mientras que para guiar el spectrobe es necesario sacudir el mando de forma vertical para que ataque a un enemigo previamente fijado por el tradicional anillo azul que se forma a su alrededor. Podemos también hacer que la mascota se centre en un enemigo en concreto indicándolo previamente con un analizador que se activa pulsando la C del nunchuk, o bien asestar varios ataques para que el spectrobe lo remate.

La parte centrada en los combates es bastante extensa. Tanto Rallen como Jeena pueden hacer uso de distintas piezas de equipamiento, siendo éstas las armas de mano -espadas, lanzadas…-, los escudos para protegernos de los insalvables ataques krawl y por último los objetos de primera necesidad con los que curamos nuestros puntos de energía. Los spectrobes no pueden hacer uso de esta técnica, por lo que la única vía para poder recuperar algo de vitalidad es derrotar a los krawl de la forma más rápida e indolora (sin recibir golpes) que sea posible. A medida que superamos a los enemigos obtenemos puntos de experiencia con los que mejorar nuestros atributos físicos de forma totalmente automática.

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No te canses de explorar
Este es el sentido básico de las batallas, que surgen inesperadamente en los momentos de exploración para los que necesitamos un spectrobe infantil, la primera de las tres transformaciones posibles de las que hace gala esta especie. En este estado es posible seleccionar una unidad específica para que esté siempre a nuestra vera. Mientras caminos por el campo podemos observar cómo se forman efectos lumínicos que brotan desde el suelo, un indicador de que ahí se esconde algún tipo de tesoro en forma de minerock o de fósil mineralizado que más tarde tendremos que liberar en un laboratorio específico. Cada vez que nuestra mascota descubre un tesoro aumenta su experiencia; una vez alcanzado el nivel de madurez, también nos servirá para el combate.

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Si hacemos cálculos con lo expuesto entendemos que, si hay un total de 30 criaturas, cada una con sus tres niveles de evolución, la cantidad de tiempo que hemos de emplear en la tarea de hacerles aumentar de nivel no puede ser precisamente placentera. Por este motivo se ha incluido una incubadora virtual -con el escenario más preciosista de todo el conjunto- en el que podemos soltar a varios mini-spectrobes para alimentarles con los ya mentados minerocks, que básicamente sirven para hacerles subir de experiencia sin la necesidad de perder el tiempo explorando hasta la saciedad cada rincón de los escenarios. Dentro del laboratorio también podemos organizar nuestro rooster de criaturas, decidir cuáles han de estar en la parrilla de salida o sencillamente cuales deben entrenar en la incubadora -con determinados ejercicios que se van desbloqueando a medida que avanzamos-.

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En el laboratorio también es el lugar reservado para poner en práctica nuestras investigaciones arqueológicas. Al igual que en los Spectrobes de bolsillo, Disney ha querido enfatizar este aspecto permitiendo a los jugadores poner en práctica las funciones del wiimote en todo su esplendor. Los spectrobes que encontramos tras la exploración vienen comprimidos en una roca que hemos de ir mermando hasta dejar únicamente el fósil a la vista. Las imágenes adjuntas al texto son bastante elocuentes en este sentido: primero hemos de utilizar la lente para observar cuál es la posición del fósil; luego vienen las bombas para quitar la mayor parte de la superficie de piedra, posteriormente un láser que nos permite limar asperezas, un martillo para quitar lo peor de la superficie e incluso un taladro para rematar la faena. Al final bastará con aspirar para ver el resultado.

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Resultado que, por otro lado, depende de la cantidad de salud que le hayamos robado al fósil por culpa de nuestra torpeza, del tiempo total en el que hayamos logrado finalizar la operación. Dependiendo de estas variantes, se otorgaré un nivel de experiencia al spectrobe. Una vez superado este punto, toca despertar al bicho en cuestión (los restos fósiles no siempre son spectrobes, a veces nos recompensan con minirocks específicos). Para realizar esta tarea hemos de utilizar una vez más el sensor de movimientos, sacudiendo el pad específico de acuerdo con las notas musicales que aparezcan en pantalla. Si todo sale según lo previsto, en cuestión de horas tendremos en nuestro haber un número considerable de mascotas con las que luchar.

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Cerrado el círculo de operaciones a realizar en el laboratorio sólo queda ir superando las misiones que los personajes secundarios nos encomiendan, aunque generalmente no van mucho más allá de ir de un punto a otro superando una serie de combates hasta llegar a un krawl de medidas desproporcionadas que nos exige la máxima concentración para ser derrotado. Así conseguimos uno de los artefactos que hemos de recopilar a lo largo de una aventura bastante extensa, asequible para todos los públicos. Los que cuenten con experiencia en el género no tendrán que sudar la gota gorda para superar todos los contratiempos que ofrece la trama, otro indicio del público al que claramente va destinado el producto.

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7

Bueno

Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podrían haberlo llevado a cotas más altas. Cómpralo sin miedo.