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Spyborgs

Spyborgs

  • PlataformaWii7
  • GéneroAventura, Acción
  • DesarrolladorBionic Games
  • Lanzamiento25/09/2009
  • TextoEspañol
  • VocesInglés
  • EditorCapcom

Acción pura y dura

Capcom ha hecho un auténtico esfuerzo por dar forma a Spyborgs, cambiando en primer lugar su apariencia para convertir un juego infumable en una interesante propuesta beat 'em up que centra la jugabilidad en la cooperación entre dos compañeros. La acción desenfrenada que ofrece esta obra es motivo más que suficiente para valorar de forma positiva también el aspecto gráfico de un título que viene a refrescar el catálogo de la sobremesa de Nintendo.

Pocas veces hemos visto un desarrollo en Wii que haya pasado por diversas fases de producción que han acabado por cambiar la apariencia del videojuego en cuestión. Cuando así ha sido, este hecho ha garantizado en la mayoría de los casos un fondo jugable que cuanto menos asegura cierto nivel de diversión, pero no siempre una base técnica a la altura de las circunstancias. No hace falta mencionar los ejemplos que acuden a la mente al citar estas palabras dado que muchas veces son los propios usuarios de la consola los que critican la estrategia comercial de determinadas compañías que buscan obtener dinero a costa de productos cuya calidad anda entre la espada y la pared. Spyborgs es uno de ellos, sí, aunque por suerte en este caso el resultado ha sobrepasado las expectativas.

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Quizás parte de culpa la tiene Bionic Games, una compañía con poco bagaje en este sector que, no obstante, encuentra entre sus componentes ex miembros de estudios de reconocido prestigio como Obsidian o Insomniac, a quienes el jugador experimentado debería conocer por su trabajo en obras icónicas del sector. Cuando la obra que hoy analizamos fue presentado por primera vez allá en el Captivate de 2006, la fiesta privada que celebra Capcom como antesala del E3, las críticas fueron unánimes. La prensa especializada se cegó con la calidad que atesoraba un beat ‘em up alejado de toda perspectiva de futuro. Las ralentizaciones, un pobre motor gráfico o una historia carente de la profundidad exigible a estas alturas fueron sólo parte de las credenciales que mostraba en aquel entonces.

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Un año después, para sorpresa de los espectadores, la base del título fue remozada hasta alcanzar la imagen que luce hoy día. Spyborgs cuenta con el apoyo de una compañía que sabe bien lo que hace cuando se sumerge en este género; basta con revisar su videoteca para dar fe de que Capcom no iba a dejar pasar la oportunidad de lanzar una licencia nueva que cuenta con todos los alicientes para convertirse en un videojuego atractivo a ojos de los aficionados que buscan algo de acción cooperativa sin necesidad de sufrir la habitual parafernalia que rodea a las campañas publicitarias e incluso a la propia prensa, siempre amiga de poner por las nubes todo producto que aparente un mínimo de espectacularidad. No se puede considerar esta una aventura de sobresaliente, tampoco una especialmente notable que merezca la atención del público en general.

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Buscando su estilo
Sin embargo, sí que cuenta con varios elementos que le sitúan en un margen de calidad suficiente como para tomarse en serio la producción. Tampoco es necesario abusar de la palabrería para comprender cuál es el mecanismo que sigue Spyborgs, ya que a grandes rasgos es un beat ‘em up genérico que basa su contenido en un correpasillos por el que se cruzan incontables enemigos que hemos de derribar dos de los tres personajes que podemos seleccionar en el menú de introducción. Stinger, Bouncer y Clandestino son los protagonistas de la aventura que comienza directamente en las instalaciones de vanguardia de la compañía Spyborgs Initiative, destinada a velar por la seguridad del país haciendo uso de soldados biónicos que hacen gala de un amplio repertorio de movimientos.

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La escena inicial nos transporta hasta un laboratorio donde Stinger despierta de un coma que ha durado varios días. El héroe ha elegido el momento más indicado para volver en sí, ya que a poco de recobrar la consciencia recibe un mensaje en el que se le notifica -a él y al compañero que hayamos elegido- del ataque que está sufriendo el cuartel general a manos de una terrible facción enemiga cuyo único propósito pasa por eliminar a nuestra unidad de defensa. En cuestión de segundos -lo justo y necesario para familiarizarnos con el sistema de control- atravesamos la primera puerta que conduce hacia la acción desenfrenada de la que presume este Spyborgs. El impacto inicial que provoca el motor gráfico por su buena puesta en escena se prolonga hasta el final de la aventura, aunque de esto ya hablaremos más tarde.

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Lo que realmente importa es la sensación que transmita la mecánica de juego, algo más trabajada de lo que suele ser habitual en los beat ‘em ups, aunque sin buscar una profundidad que confunda al jugador. Ya conocemos nuestro objetivo: acabar con las fuerzas invasoras que pronto descubrimos se personifican en dos antiguos miembros del cuerpo: Chacal y Colt, que por motivos que desconocemos al comenzar la aventura han decidido planificar un ataque por todo lo alto a la compañía que otrora les daba de comer. Para poder conocer más información sobre el trasfondo del argumento, que comienza de forma atropellada sin apenas explicar qué demonios está sucediendo o quiénes son los personajes que controlamos, hemos de encontrar el cuantioso material desbloqueable que nos espera durante la aventura en forma de cintas, vídeos ocultos y demás material gráfico.

Al margen de cualquier extra que podamos encontrar durante la aventura, lo realmente importante se centra en la mecánica de juego. Hagamos un repaso somero a sus estridencias; en primer lugar, Spyborgs es, como bien sabemos, un beat ‘em up al uso. Controlamos a uno de los dos personajes que aparecen en escena cuando pasamos a combatir. El argumento se divide en varios capítulos que a su vez está distinguidos por fases, alrededor de diez por cada pequeña historia que recorremos a lo largo de la partida. Cada escenario viene impuesto por exigencias del guión. Si la primera fase consiste únicamente en librar nuestra base del invasor, la segunda nos lleva hasta su nave espacial para dar caza a los malhechores de turno, y así sucesivamente hasta alcanzar el clímax final.

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Este clímax viene impuesto por un encontronazo con uno de los mastodónticos enemigos de final de fase que aparecen en la finalización de los capítulos. Con ellos tenemos que utilizar todos los recursos que están a nuestra disposición, que se basan en ataques físicos ligeros o bien en golpes más contundentes que hemos de realizar con el nunchuk. Una vez más, el periférico hace las veces de control de desplazamientos, mientras que el wiimote se limita a agregar los botones necesarios para atacar, saltar y obviamente para entrar en el menú, desde donde tendremos acceso a los trofeos que podemos ir desbloqueando al cumplir determinados objetivos durante la partida. Si somos capaces de eliminar a tres enemigos de un solo golpe, por poner un ejemplo, desbloqueamos una interesante galería con el diseño de algunos personajes.

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Busca el secreto
Los escenarios no aparecen como entes vacíos, carentes de sustancia. Cada localización cuenta con su particular ambientación -generalmente de casta cibernética-, además de ofrecer toda clase de objetos ocultos que hemos de descubrir llevando el cursor del wiimote hacia las zonas que aparecen con una pequeña capa translúcida que oculta cajas con suculentas recompensas en forma de puntos de experiencia -que podemos utilizar al finalizar cada escenario para mejorar las habilidades de cada personaje por separado-, puntos de vitalidad -totalmente imprescindibles si queremos superar la aventura de un golpe- o power-ups que nos permiten invulnerabilidad y mayor potencia durante unos instantes. Pero no sólo de cajas ocultas vive el hombre; también será necesario buscar las cintas desperdigadas por el escenario para conocer más información sobre la procedencia de nuestros héroes.

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Nuestra ocupación como soldados de élite nos obliga a emplear distintas habilidades para poder eliminar a los enemigos que aparecen por doquier. Aunque la mecánica de combate sea a priori bastante limitada, existe un abanico bastante extenso de combinaciones que podemos realizar bien para infringir más daño a los enemigos o para realizar movimientos que de otra forma serían totalmente imposibles, léase el caso de los agarres o de tantas otras disciplinas que deberá descubrir el jugador al ponerse a los mandos del pad. A lo largo del recorrido podemos destruir una serie de objetos que adornan los escenarios para obtener más recompensas en forma de puntos de experiencia -que hemos querido catalogar de esta forma-, si bien se trata de objetos puntuales; barandillas, plantas, cristales… En fin, toda clase de atrezo cuya función parece estar destinada exclusivamente a eso, a ser destruido.

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Técnicamente es innegable que Bionic Games ha realizado un trabajo loable a excepción de los problemas que genera la cámara cuando son dos compañeros los que juegan al unísono en pantalla. En Spyborgs prima el juego en cooperativo. Si sólo contamos con dos manos a la hora de agarrar el pad contamos con un sistema de juego que nos invita a cambiar de personaje con pulsar un botón, aunque gracias a la irregular Inteligencia Artificial perdemos cualquier apoyo de nuestro compañero, que suele ir a su antojo sin prestar demasiada atención a nuestra barra de energía. Esto se convierte en una práctica especialmente molesta cuando proponemos un nivel de reto mayor del estándar -que por defecto ya es bastante exigente- y necesitamos por ley la ayuda de un miembro secundario para abordar la docena de enemigos que aparece a cada dos pasos que caminamos.

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La cámara juega malas pasadas por culpa de la toma que se fija en cada escenario. A veces es un arbusto el que se interpone en nuestro camino, otras veces es difícil seguir la acción por la cantidad de enemigos que aparecen en pantalla, lo cual habla a favor del motor gráfico pero en contra de la jugabilidad, que en cualquier caso siempre mantiene un ritmo bastante bueno facilitando así el no perder las ganas de jugar. La adicción llega a las pocas horas de comenzar a jugar, cuando prácticamente caminamos hacia la recta final de la aventura, más corta de lo que podríamos exigir en sobremesa. El material extra que ya hemos mentado en varias ocasiones permite ampliar la vida útil del juego, así como también el modo de dificultad que desbloqueamos al terminar la aventura por primera vez.

La mecánica no busca tampoco innovar en el género. Como buen beat ‘em up que se precie, nos pasamos la mayor parte del tiempo tratando de utilizar combinaciones que eliminen a las unidades enemigas que aparecen por doquier. No se muestra muy ducho el juego en variar el diseño de los robots que nos atacan constantemente, lo que facilita cogerles la medida hasta que la misión se convierta en un paseo triunfal. El problema es la cantidad de monstruos que nos aborda; si no contamos con algo de habilidad será bastante difícil superar el nivel más alto de dificultad. Es esencial obtener puntos de experiencia para aumentar los atributos básicos -salud, daño, movimiento y especial- de cada personaje. Al final, y como podréis ver, todo se reduce a seguir un esquema predefinido, si bien no debería aburrir a los amantes de la acción pura y dura, especialmente cuando disfrutamos de ella en compañía. 

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Cabos sueltos
Las mejoras de cada personaje se mantienen una vez las compramos, por lo que un compañero puede incorporarse en cualquier momento de la aventura para echarnos una mano, lo que facilita enormemente la inclusión de un segundo jugador siempre que nos apetezca. Si el compañero muere a mitad de una misión, tendremos que avanzar en solitario hasta el siguiente punto de guardado, donde hará acto de aparición. Si somos avispados y conseguimos encadenar una combinación de golpes considerable obtendremos puntos de experiencia extra, un hecho que aparece reflejado en el menú que registra en cuánto tiempo hemos finalizado el nivel en concreto. También se contabilizan los combos -existe un total de golpes posibles que podemos combinar; si lo logramos, además de terminar la fase antes del tiempo marcado, podemos considerar el nivel exprimido al 100 %-, así como la cantidad de enemigos que ha eliminado cada personaje individualmente.

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Además de lo expuesto hay que tener en cuenta que el título aparece subtitulado al castellano con voces en inglés -sin hacer un gran esfuerzo en la ambientación-, así como la presencia de quick time events para realizar combinaciones especiales -que realizamos pulsando la Z, que también sirve para defendernos de los ataques enemigos, mientras sacudimos el wiimote- que generalmente nos otorgan una gran cantidad de puntos rojos además de aniquilar al enemigo en cuestión que hemos atacado. Hay que mantener siempre repleta la barra de energía especial para escapar de las situaciones más embarazosas. Como veréis, no es un sistema muy original, pero sabe aprovechar sus virtudes aportando diversión y entretenimiento a los jugadores que disfruten con estos productos.

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7

Bueno

Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podrían haberlo llevado a cotas más altas. Cómpralo sin miedo.