East India Company
- PlataformaPC6
- GéneroEstrategia
- DesarrolladorNitro Games
- Lanzamiento24/08/2009
- TextoEspañol
- VocesInglés
- EditorParadox Interactive
Achicando agua hacia las Indias Orientales
Paradox nos trae un juego de estrategia en tiempo real en la era de las grandes compañías marítimas de comercio del siglo XVII, con el novelesco escenario de los mares de las Indias como telón de fondo. ¿Querremos llevar a nuestro país a lo más alto o preferiremos navegar sólo un ratito para dedicarnos luego a otros menesteres?
El modo de un jugador comprende tres campañas que se desarrollan entre 1600, el año que la famosa compañía británica recibió la carta de la reina Isabel I concediéndoles el monopolio del comercio en la India y 1750. En las nos enfrentaremos a puntos de partida similares, que son una pequeña flota, algo de dinero ahorrado y mucha ambición. Tendremos opción a elegir entre ocho potencias europeas como son España, Gran Bretaña, el Sacro Imperio Romano, Francia, Dinamarca, Países Bajos, Suecia y Portugal.
La dinámica del juego es bien sencilla. Contamos con cierto capital para poder empezar a construir una modesta embarcación con la que llevar adelante nuestro primer viajecito a la India. Según acumulemos ganancias ampliaremos la flota con nuevos barcos y navíos, contratando además tropas para garantizar la seguridad de nuestros buques. Para cada flota, formada por un máximo de cinco barcos, se nos asignará un comandante que podremos sustituir en cualquier momento. La contratación de nuevos comandantes está sujeta al capital disponible, puesto que los más competentes cobrarán sus servicios a precios elevados. La elección del comandante resultará crucial en el desarrollo de las batallas. Los comandantes irán adquiriendo experiencia a lo largo de sus viajes, perfeccionando tácticas de combate.
En los tres continentes jugables, Europa, África y Asia, se nos brindará la posibilidad de comerciar con diferentes productos, aunque los fundamentales para triunfar en las campañas, puesto que son los más codiciados en Occidente, son tan solo unas cuantas que además formarán parte de nuestros objetivos principales en las campañas.
Un dato a tener en cuenta es que si saturamos nuestros puertos con los mismos productos, el precio de los mismos descenderá ante el aumento de oferta. Una buena estrategia es dejar que los almacenes de los puertos vayan vaciándose, tomar buena nota de las necesidades, y entonces cubrirlas con nuevos cargamentos. Los puertos pagarán más por las mercancías de las que menos dispongan. La interface del juego es muy clara y rápida de asimilar en este aspecto, mediante una flecha verde que indica que el precio por el producto será favorable y una roja que advertirá que perderemos dinero con la transacción.
El acceso a los puertos acaba siendo farragoso por los tiempos de espera que, aunque suelen ser mínimos, acaban constituyendo un bajón en el ritmo del juego. A estas alturas resulta incomprensible que cada vez que queramos acceder a un puerto, que será en el mejor de los casos cada tres cliks del ratón, tengamos que ver una pantalla de carga y espera un par de segundos. La sensación que deja es la de un juego que no ha acabado de pulirse. Un detalle de este tipo, sobre todo para jugadores expertos en la estrategia en tiempo real, es un punto muy flaco a la hora de valorar Esat India Company.
Los puertos no dejan de ser pantallas de presentación adecuadas a cada cultura, con su música correspondiente, y siempre con las mismas opciones: flota, astillero, muelles, mercado, almacén y ayuntamiento. Más adelante podremos instalar fuertes y guarniciones de soldados.
En los puertos de nuestra propiedad tendremos acceso a todas las pestañas, pero en los que no nos pertenezcan, a pesar de verlas en pantalla, sólo podremos pinchar en las necesarias para negociar. Por tanto, si sumamos esto a los tiempos de carga, el hecho de poder ver durante un rato un puerto en 3d donde no podemos interactuar no justifica la necesidad del juego de tener que 'entrar' en ellos. A ningún jugador experto se le escapará que la interface de compra/venta bien podría aparecer en el mapa principal sin obligarnos a esas entradas que resultan innecesarias. Sigue dando la sensación de que el juego trata de emular a sus hermanos mayores introduciendo escenarios y tiempos de carga por el mero hecho de aparentar, en lugar de buscar una idiosincrasia propia. Es cierto que hay otras opciones, como la posibilidad de mejorar edificios desde el Ayuntamiento, pero la experiencia de juego demuestra que no hace falta prestarles demasiada atención para avanzar en el desarrollo de nuestra compañía.
Otro punto flaco se encuentra en la IA que gestiona la diplomacia. Cuando queramos negociar con otra potencia lo haremos desde una pantalla muy sencilla y directa donde, en la izquierda, pondremos los iconos con nuestros aportes y, en la derecha, lo que demandamos de la otra parte. Inmediatamente se nos mostrará un mensaje que avisará si la negociación tendrá éxito o no, lo que ayuda a no desperdiciar recursos probando qué será lo que desea el otro. Por desgracia las opciones de negociación son muy limitadas, ciñéndose a poder entregar dinero, ofrecer un pacto, una alianza o declarar una guerra; además de que la IA tiene muy claro con qué nación no nos llevaremos nunca bien y con cuál tendremos una posibilidad. La sensación de encorsetamiento es constante en este aspecto.
El juego diferencia entre nivel estratégico (la compra/venta y consolidación de puertos) y nivel táctico (las batallas navales). El básico interface del primero lo hemos explicado anteriormente y no reviste ningún tipo de dificultad incluso para jugadores principiantes. En el segundo entra en juego la estrategia en tiempo real. Nuestra flota se enfrentará al enemigo, que podrán ser piratas o naciones enemigas. Aquí entran en juego las habilidades de nuestro comandante. El sistema es el de toda la vida, pudiendo elegir uno o varios navíos para asignarles instrucciones de movimiento y combate. Una tercera opción es el modo llamado 'MD', que nos otorga al control directo de una sola nave, pudiendo cambiar entre todas las que componen nuestra flota. Este modo sirve para aumentar el dramatismo de las batallas, dado que no aporta ventajas tácticas ni opciones adicionales.
Tras la batalla accederemos al balance de resultados y, si hemos resultado ganadores, podremos gestionar el botín, consistente en barcos o en mercancías. En cualquiera de los dos casos estaremos sujetos a la capacidad de carga que quede en nuestra flota o a los posibles huecos en el máximo de cinco navíos por flota. Cualquier carga o barco que no asumamos, se perderán en el fondo del mar.
El modo multijugador para un total de diez participantes se centra en el apartado táctico. Hay cinco tipos de partidas a nuestra disposición: uno contra uno, todos contra todos, lucha por equipos, dominio en solitario o por equipos, y lucha por equipos con un máximo de seis navíos por equipo.
Correcto
No es lo último ni lo más original, tampoco cuenta con la mejor ejecución, pero puede divertir si te gusta el género. Bien, pero mejorable. Cómpralo si te gusta el género y te gusta tenerlos todos.