La novia de la muerte

Los canadienses de A2M son un estudio ya veterano, que hasta el momento se había dedicado a adaptar éxitos para los más pequeños a todo tipo de consolas. Por eso WET cobra para ellos tanta importancia. Pretende ser la demostración de que son capaces de hacer un juego adulto, apto para los jugones acérrimos, y alejado de todo lo que habían realizado hasta la fecha.

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En este, su primer título ‘serio', nos presentan a Rubi, su gran heroína. Una mercenaria sin pasado ni futuro que en los primeros lances del juego es traicionada por la persona que la había contratado. Su objetivo a partir de ese preciso instante será la venganza más cruel y sanguinaria. ¿Os suena de algo esto de una mujer buscando revancha? Premio si habéis pensado en Kill Bill. Y es que WET bebe sin ningún tipo de pudor de las fuentes tarantianianas en su concepción, recurriendo al mismo estilo, con cierta nostalgia por las películas de acción setenteras o incluso el mismo gusto al seleccionar las composiciones musicales.

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Por todo esto debemos admitir que el gran recurso de este título es un estilo inigualable que le separa de todos sus competidores. Todo en WET se ha diseñado para tener cierto tufillo rancio. Para empezar nos acompañará durante toda la aventura el grano típico de las producciones de aquellos años, al morir la película se quemará como pasa en los viejos cines e incluso las actuaciones de cada uno de los personajes parecen sobreactuadas e histriónicas, sólo para tratar de estar a la altura de títulos míticos de aquella época.

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En cierta manera, casi estamos ante un western clásico. Sólo hay que atender a la premisa fundamental de su jugabilidad para percatarnos de ello: solos contra innumerables enemigos, con la única ayuda de nuestras armas y pericia sin parangón. La gran diferencia es que esta vez encarnamos a una mujer como protagonista, y esta tiene unas habilidades que habrían querido para si los grandes del cine. En este momento no está de más comentar que estamos ante una de las primeras veces que un personaje femenino no es únicamente un reclamo para copar las fantasías de los jugadores. En contra de lo que puede parecer en un primer momento por el título y lo sugerente de la imagen de Rubi, no estamos ante un título que trata de ‘excitar' a los jugones. De hecho, la única vez que veremos a la protagonista sin su chaquetilla será ya pasada la mitad del juego, en una escena que podríamos catalogar de muchas maneras, menos erótica.

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Pero volviendo a lo que podemos y no podemos hacer en el juego, hay que comentar que estamos ante un juego de disparos en el que los saltos y la resolución de misterios se reducen al máximo hasta casi desaparecer. De esta manera controlaremos a Rubi desde una vista en tercera persona ligeramente por encima de los hombros. Nuestra misión, acabar con los enemigos que se crucen en nuestro camino con todo el estilo que podamos. Podremos utilizar saltos en planchas, acrobacias con las paredes, encaramarnos en pértiga, deslizarnos por el suelo… La variedad de movimientos es tan amplia que se puede decir que las combinaciones son prácticamente infinitas.

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Controlar todas estas posibilidades podría ser engorroso, por lo que el estudio ha decidido que mientras estemos haciendo este tipo de acrobacias todo se moverá a cámara lenta, permitiéndonos apuntar con cierta calma. En contra de lo que pudiera parecer, son estos momentos los que resultan más divertidos, mientras buscamos el siguiente punto sobre el que apoyarnos para seguir subiendo nuestro multiplicador de puntos. Es más, mientras no estemos haciendo ninguna pirueta todo se moverá siempre a velocidad normal y tendremos una menor cadencia de tiro.

El sistema de control está adaptado a la perfección para permitirnos todo tipo de movimientos sin que la cámara sufra demasiado, con algunas salvedades. El mejor ejemplo es la inhabilidad de Rubi para agarrarse a salientes o apoyarse en paredes mientras salta. Este error que podría parecer menor no lo es tanto cuando nos obliga a repetir escenas completas por hacernos caer en un agujero sin fondo. Por lo demás se muestra solvente en todo momento, permitiendo que disfrutemos de cada uno de los combates.

Lo que no disfrutaremos tanto serán los combates contra enemigos finales, muy escasos y en su mayoría solventados con quick time events. Es una decepción pasar todo el juego enfrentándose en tiempo real a enemigos de capacidad inferior para que luego, los combates a priori más igualados se solventen con cuatro pulsaciones de botón. Por si esto no fuera suficiente, también podemos considerar incluso sangrante el hecho de que para abrir cualquier puerta tengamos que soportar otro QTE. Siempre el mismo. Bochornoso.

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El toque de variedad en su jugabilidad viene de la mano de un par de niveles sobre raíles (persecuciones en la autopista) en los que únicamente tenemos que preocuparnos de disparar y atender a la pulsación del botón adecuado. Tanto en estos niveles, como en el resto, recibiremos una puntuación cuando alcancemos su final. Esta servirá para adquirir mejoras para nuestro personaje. Por lo tanto, cuanto mejor lo hagamos, más posibilidades tendremos una vez que empiecen los tiros.

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Y aquí viene otro de los fallos de WET. Y es que el conseguir mejores puntuaciones se convertiría en algo realmente adictivo, si existiera la posibilidad de ver un ranking con los amigos a través de Xbox Live o PSNetwork. Lamentablemente no existe, del mismo modo que no hay ningún tipo de opciones multijugador. Una pena, puesto que los combates con varios jugadores podrían haber sido espectaculares.  Los extras una vez que superamos la no-demasiado-larga historia de Rubi son claramente insuficientes, por lo que la vida útil del juego se nos antoja demasiado escasa. Tan sólo un par de nuevos modos que nos permitirán repetir cada uno de los niveles por separado y visitar el desguace en el que vive Rubi.

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Técnicamente no estamos precisamente ante un juego vistoso. Los modelados y animaciones no pasan de ser correctos, con enemigos que se repiten demasiado a menudo. El único aspecto destacable es el estilo setentero-rancio que impregna a toda la producción. En este aspecto entra el apartado sonoro, repleto de canciones con un carisma singular, capaces de ambientar a la perfección una producción como WET.

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