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Need for Speed SHIFT

Need for Speed SHIFT

Poco realismo

Las grandes competiciones también se disputan a tamaño de bolsillo. Electronic Arts no se olvida de los usuarios de PlayStation Portable en su recién estrenado simulador deportivo, que curiosamente no sigue las particularidades de sus hermanos mayores. Tendencia arcade, un modo solitario bastante trabajado y la sempiterna ausencia de una infraestructura online son los aspectos que definen a SHiFT en su edición portátil, que una vez más demuestra que a la compañía canadiense le cuesta tomar la medida a la consola de Sony.

A estas alturas el lector ya debería conocer la historia de Shift, la polémica vuelta al realismo de Electronic Arts en su apuesta por la velocidad. La compañía canadiense ha querido dejar atrás la campaña tuning para regresar a la escena de la simulación, profundizando en una nueva visión de juego desde el interior de la cabina que, en cualquiera de los casos, no ha acabo de convencer a los aficionados del género. La apuesta de EA pasa por emplear gráficas ultra realistas que ofrezcan sensaciones que una más de una década, cuando el primer Need for Speed veía la luz en consolas y compatibles, era poco menos que un sueño. La tendencia de la franquicia se había perdido por derroteros arcade que en última instancia, pese al éxito acumulado a lo largo de los años, ha terminado por extinguirse.

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Esto en lo que corresponde a las ediciones de sobremesa, que siempre han necesitado no sólo de una jugabilidad a la altura de las circunstancias, sino también de un motor gráfico que por cuestiones de tiempo nunca había terminado de eclosionar, de convencer a los aficionados o a la prensa especializada. El caso de las portátiles en ligeramente diferente. La portátil de Nintendo ha quedado relegada a un segundo plano por culpa de las dificultades que encuentra esta consola a la hora de plasmar en pantalla entornos tridimensionales que sean capaces de garantizar cierto nivel de calidad. PSP no ha sufrido la misma suerte, y ya desde su lanzamiento al mercado ha estado arropada por esta clase de producciones que a priori se ajustaban como anillo al dedo a las querencias de los usuarios de la consola.

El problema que ha venido experimentando la serie automovilística en los últimos años ha afectado también al sector de las portátiles. La franquicia se actualiza anualmente con una entrega genérica que por norma general suele incluir las novedades principales de las que hiciese gala su homónimo en sobremesa, aunque en los últimos años a duras penas a seguido el nivel de calidad al que tenía acostumbrado a los aficionados en los primeros años de existencia de la consola. Con el tiempo, el declive de Need for Speed se ha visto reflejado tanto en la opinión de los aficionados como en las ventas, que han ido bajado gradualmente, si bien es cierto que Undercover todavía supo cómo explotar sus virtudes sin tener que renunciar a ninguna de las características propias que la licencia ha aprovechado en portátil.

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A todo gas
Le toca el turno este año a Shift. Demostrar que los cambios que se han fraguado en la sobremesa también han afectado a la versión de portátil, que este año tendrá que competir frente a NiTRO, la apuesta de la compañía en el campo de Wii y Nintendo DS. Las primeras imágenes que aparecían del título hacían pensar que así sería, ya que Electronic Arts prometió en su día una gran revolución en este sentido. Nada más lejos de la realidad, el resultado final de UMD muestra una línea totalmente continuista respecto a Undercover. Ha cambiado la puesta en escena, el estilo gráfico, las constantes referencias al tuning y demás. Ahora se sigue un estilo muy parecido al de Dirt: carreras rápidas a través de varios anillos de competición en los que hemos de obtener una reputación antes de vencer al ?jefe? de cada sector.

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Cualquiera diría que se trata de un argumento totalmente arquetípico, un disfraz de la vertiente tuning que por tradición no basa su sentido en la superación personal, sino en superar a los reyes del asfalto para demostrar que sabemos conducir mejor que ellos. Estaría, evidentemente, en lo cierto. Shift no palidece en ninguno de los aspectos fundamentales para garantizar el éxito de un videojuego en el mercado, pero también es obvio que sus grandezas nada tienen que hacer frente al buen hacer del reciente Motorstorm: Arctic Edge, como tampoco a lo que se ha podido ver hasta la fecha de Gran Turismo. Tiene de todo lo necesario para ser ese gran juego de carreras que los aficionados reclamaban, pero cuando el coche toca por primera el asfalto se pierde algo de magia. En las páginas que vienen a continuación tratamos de aclarar este concepto.

Un interesante vídeo de presentación abre las puertas de Shift. No se anda por las ramas EA a la hora de realizar una introducción que nada tiene que envidiar a otras producciones recientes del género, con un sublime doblaje al castellano que viene directamente a rebufo del estilo que impera en el género. No obstante no deja de ser un elemento secundario que poco o nada influye en la temática que vamos a conocer a posteriori. Tampoco deja mucho lugar el juego para que los jugadores descubran modalidades de juego ajenas al modo carrera, que invita al jugador a convertirse en un piloto de carrea que empieza desde el punto más bajo de la cadena alimenticia para convertirse en un rey del asfalto. Para ello primero tendremos que aprender a dominar el coche y tener bien claros algunos conceptos básicos en esta entrega.

La mecánica de juego es muy sencilla: como corredores, para ganar el respeto del circuito hemos de vencer una serie de carreras, cada una encuadrada en una modalidad determinada, que se destapan como la única vía posible para acceder a la gloria. Empezamos con un coche  de factura alemana, un Volkswagen, donde se explican a modo de tutorial los fundamentos del circuito. En primer lugar, cada corredor debe buscarse la vida para obtener reputación, puntos de prestigio que de un modo u otro garantizan nuestra fidelidad a una marca en concreto. Las primeras carreras sirven para hacernos con el control de los coches, así como del sistema de juego, dividido entre varios sectores. Aunque a primera vista parece relativamente fácil obtener la victoria en todas las pruebas, tenemos a nuestra disposición más de 50 carreras que recorren un abanico enorme de posibilidades.

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Desde la eliminación a las carreras comunes pasando por piques entre dos coches o controles de velocidad. Nada que no conozcamos del pasado, principalmente por la base vuelve a ser la misma que la que conocíamos en el pasado. Una vez alcanzamos cierta reputación con el coche desbloqueamos nuevos componentes, cuya disponibilidad va en función del modelo que hemos desbloqueado al ganar alguna carrera. Sólo podemos acceder a nuevos vehículos al obtener la victoria en determinadas disciplinas, un hecho que habla por sí solo de la estructura que sigue Shift en cuanto al funcionamiento de partida se refiere. Cuando hemos exprimido al máximo cada ronda de carreras llega el momento de retar al líder de la zona. Si le vencemos no sólo nos quedamos con su coche, sino también con su trono y reputación.

Control estándar
El punto que más sorprende de Shift a poco de comenzar a jugar es la sensación que transmite el motor físico, si es que se puede considerar como tal. Los vehículos se comportan de forma poco realista en una incomprensible paradoja respecto a los homónimos de sobremesa. Nadie debería esperar controlar a un vehículo siguiendo una línea mínimamente realista; aquí impera la velocidad, los derrapes a toda máquina, el control absoluto del coche que exige dominar los factores secundarios de carrera de cara a superar a los rivales. La Inteligencia Artificial de los mismos no puede ser considerada especialmente proclive en cuando a ideas frescas se refiere, pero como mínimo asegura cierto nivel de competición, especialmente en los niveles más avanzados, donde ganar una carrera depende plenamente de las características del coche que hemos elegido, así como del conocimiento que tengamos en un circuito determinado.

La física del coche es, por lo tanto, arcade. Cada vehículo tiene una forma de comportarse, aunque esta vez el motor no ha sido especialmente bien retratado, un hecho que por suerte se camufla sin mayores problemas tras la interesante banda sonora de la que hace gala el juego. Un vez más, Electronic Arts ha tenido muy claras las prioridades que deben seguirse en una producción de esta factura. Esta característica se extiende también en el plano gráfico, que pese a no innovar especialmente en el género sabe cómo jugar sus bazas para que el aspecto del mismo pueda estar a la altura de las circunstancias. Los efectos lumínicos son lo más destacado en este sentido, además de contar con un diseño automovilístico ?así como de los circuitos- que poco o nada tiene que envidiar a los grandes del género.

No hay ralentizaciones ni puntos que merezcan ser criticados en este sentido, un hecho que viene a demostrar el énfasis que ha puesto la compañía a la hora de desarrollar un motor gráfico capaz de hacer lucir la capacidad de PlayStation Portable. El problema de Shift en portátil se centra por tanto en una notable ausencia de modalidades de juego que vayan más allá del clásico modo carrera, con posibilidad a disputar carreras ad hoc frente a algún amigo, aunque sin rastro de la Infraestructura online, que teóricamente debería ser uno de los pilares sobre los que se asentase el título. En anteriores ediciones sí ha habido tiempo para disfrutar de él, un elemento que en la versión que hemos analizado no hacía acto de presencia. A juzgar por la calidad de la que hacía gala Undercover, repleto de ralentizaciones y de problemas para conectarse a un simple servidor, parece que EA finalmente se ha decidido por omitirlo, al menos hasta la próxima temporada.

Este hecho lastra considerablemente la jugabilidad del título, que nuevamente basa su contenido en la superación personal que conlleva disputar medio centenar de carreras antes de poder exprimir al máximo el producto que hoy analizamos. La parte técnica viene aderezada con algunos detalles muy interesantes como la posibilidad de personalizar los coches, que casi se convierte aquí en una obligación, con una cantidad de opciones a tener en cuenta que garantiza diversión para rato si nos gusta jugar con nuestra imaginación. Los otros, aquellos que busquen diversión pura y dura, se enfrentan ante un modo de juego principal asequible para todos los públicos, que de seguir una línea constante en la evolución de juego no deberían tener el menor problema para zanjar la partida en menos de seis horas.

No obstante es obvio que el mayor atractivo de este producto reside precisamente en la posibilidad de disputar algunas carreras sin necesidad de perder demasiado tiempo en el proceso, o lo que es lo mismo, de disfrutar del juego en cualquier lugar del mapa sin tener que dominar en demasía la mecánica de juego, uno de los puntos más exigentes de la versión original. Tiene que quedar claro este punto en la mente de los jugadores que busquen en este Shift una versión en miniatura de la loable edición de sobremesa: la conducción es arcade, la evolución de los jugadores tiene lugar a través de un sencillo sistema que recompensa la cantidad de veces que realizamos un derrape, la velocidad media de partida, cuántas veces chocamos el coche, etcétera. Si somos duchos en el género apenas tendremos problemas para obtener el 100 % de experiencia en cada caso. Si no, nos llevará algo más de tiempo, pero es igualmente accesible.


La edición portátil de Shift no debería llevar engaños a ningún jugador, entre otras cosas dado su sistema de juego, tradicional en lo que respecta a la forma en la que tenemos que controlar la partida. La simulación ultra realista de las ediciones de sobremesa pasa aquí a un segundo plano en una sólida apuesta por una jugabilidad a caballo entre el arcade y la simulación, si bien es obvio que el primer elemento es el que prima a la hora de competir. La IA enemiga tampoco va a ofrecer demasiados retos antes de terminar la partida al 100 %, teniendo siempre en cuenta que muchas de las carreras están puestas en el mapa ?la estructura que hace las veces de navegador- con ánimo de obtener nuevos coches o más reputación de cara a mejorar las piezas de nuestro automóvil favorito.

Tampoco debería ser entendido esto como una crítica, es la decisión que ha tomado Electronic Arts muy en contra de las previsiones originales. Técnicamente cumple su cometido con un nivel gráfico notable, exactamente lo mismo que sucede en el plano musical. Echamos de menos más modalidades, un estilo de conducción maduro, que sea capaz de desentenderse del que lleva arrastrando el portátiles desde hace algunos años. Valoramos positivamente la recreación de los circuitos, la línea de progresión que hemos de seguir para llegar a ser alguien en el circuito, la mecánica apta para todos los públicos y, en fin, que como mínimo estemos seguros de que Shift en PSP ha cumplido su papel de forma destacada, aunque no notable. La peor lacra que tiene que arrastrar es la ausencia de una Infraestructura que a partir de ya se convierte en un elemento que se castigará duramente de ahora en adelante.

 


 

  • Buen acabado visual.
  • Considerable vida útil que ofrece diversión para rato.
  • Fácil de dominar, asequible para todos los públicos.
  • La banda sonora, rica y variada.
  • Buen acabado visual.
  • Considerable vida útil que ofrece diversión para rato.
  • Fácil de dominar, asequible para todos los públicos.
  • La banda sonora, rica y variada.
6

Correcto

No es lo último ni lo más original, tampoco cuenta con la mejor ejecución, pero puede divertir si te gusta el género. Bien, pero mejorable. Cómpralo si te gusta el género y te gusta tenerlos todos.