Section 8
- Plataforma3607PS3PC7
- GéneroAcción
- DesarrolladorTimeGate Studios
- Lanzamiento25/09/2009 (360, PC)15/04/2010 (PS3)
- TextoEspañol
- VocesEspañol
- EditorSouthPeak Games
Futuro dudoso
Section 8 no pretende grandes cosas, pero cumple con su objetivo básico: ser una alternativa dentro de un género cargado de títulos de gran calidad. Un FPS orientado hacia el multijugador online con buenas ideas pero que no explota su potencial.
No se puede decir que Section 8 sea el juego más innovador del momento, pero tampoco lo pretende. Este shooter en primera persona nace con la intención de convertirse en una alternativa amable orientada hacia el mundo del multijugador online, como si de un Counter-Strike futurista se tratase. Los responsables de esta obra son TimeGate Studios, quienes iniciaron su andadura con juegos de estrategia en tiempo real (Kohan y sus secuelas), pero luego se pasaron al género de los FPS con las dos expansiones del primer F.E.A.R. (Extraction Point y Perseus Mandate). Sin duda, su relativamente escaso curriculum ha servido también para poner de manifiesto la calidad que atesora este estudio, capaz de adaptarse a distintos géneros y con bastante éxito.
En cierto modo, Section 8 se convierte en una especie de fusión entre ambos géneros. Su encarnación básica es la de shooter en primera persona, pero no se puede negar que tiene un cierto espíritu de juego de estrategia; la mezcla, sobre la marcha, no se percibe tan claramente como podría parecer, pero está latente y se hace notar llegados a determinados momentos de la batalla. Section 8 tiene ideas muy buenas, pero son lo bastante escasas como para que su calidad y diversión se queden estancadas y no consiga destacar dentro de la superpoblación que vive el género. Algunos problemas de control y el ritmo bastante lento lastran bastante al juego, que pese a que no pretende por concepto llegar mucho más lejos, podría haberlo intentado.
Un grupo llamado el ARM de Orion es el responsable de esta separación de los planetas fronterizos más lejanos, aunque manteniéndose en las sombras y lejos del conocimiento del gobierno. Pese a la evolución tecnológica, sigue siendo complicado comunicarse a grandes distancias, por lo que la ARM tiene tiempo de sobra para realizar sus movimientos y hacerse con una importante base; gracias a ella, se preparan para emboscar a las fuerzas del gobierno, ya que son conscientes de que antes o después llegarán hasta allí. De hecho, cuando lo hace, el gobierno terrestre envía a la Section 8, entre cuyos miembros se encuentra Alex Corde (el protagonista con el cual jugaremos en el modo historia), para acabar con la invasión de la ARM.
Aunque tenemos, como decimos ese modo historia, lo cierto es que no es más que una excusa para ofrecernos un tutorial de cara al modo multijugador. Algo similar a lo que hemos visto en otros FPS orientados hacia el juego online, como Unreal Tournament III, en el que unos cuantos vídeos y secuencias de historia intentan adornar y dar algo de coherencia al tutorial. No obstante, el grueso de esta aventura para un solo jugador es lo mismo que en el online, distintas misiones basadas en la conquista y defensa de distintos puntos de control importantes. Una vez superada esta pequeña campaña, que ni tan siquiera cuenta con un lugar destacado en el menú, sólo nos queda enfundarnos nuestra armadura para sumergirnos en las cruentas batallas online.
Una vez sobre el terreno, la jugabilidad se hace mucho más tradicional, con un botón de salto, otro de disparo, otro para cambiar de arma, ataque cuerpo a cuerpo, cambiar de arma, apuntar Nada que no hayamos visto mil veces, y tal vez por eso es bastante intuitivo, al emular los controles de un gran número de títulos antes que él. La dinámica de juego será la de intentar conquistar determinados puntos de control, luchando por mantenerlos y acabando con cuantos enemigos nos sea posible. La clave es llegar a los mil puntos, una cifra que no sólo obtendremos eliminado rivales, sino también por el tiempo que consigamos mantener las estructuras bajo nuestro control.
Resulta evidente que no se trata de un concepto revolucionario, un modo Conquista bastante habitual, pero hay que reconocer que funciona y consigue enganchar con facilidad; en parte, juega con el factor positivo de que sea un concepto muy conocido y fácilmente reconocible, aún pese a las innovaciones adicionales. Por ejemplo, hay que destacar el hecho de que las misiones tienen un cierto grado de aleatoriedad; podemos estar luchando cruentamente por el control de una estructura y que, de repente, aparezca algún elemento nuevo en el terreno de combate, indicándonos que es nuestro nuevo objetivo. Se produce así un cambio de dinámica eficaz, una nueva forma de enfocar el combate que surge súbitamente, sin que tengamos tiempo de idear una forma de afrontar esta nueva situación y tener que improvisar sobre la marcha.
Como es lógico, el hecho de poseer una armadura futurista nos ofrece un par de mejoras importantes de cara a la jugabilidad. En primer lugar, tenemos la posibilidad de correr pulsando el stick analógico, como en tantos otros juegos; no obstante, al hacerlo se irá cargando una barra de energía que, al llegar al máximo, nos permitirá desplegar una alta velocidad no posible en un humano normal durante unos instantes. Ideal para llegar a zonas muy lejanas o para huir de un potente ataque enemigo del que no hay visos de salir bien parados. También tenemos la posibilidad, al saltar, de dejar pulsado el botón y utilizar nuestro jetpack, aunque este es ridículamente escaso y limitado, agotándose enseguida y, por tanto, no llegando a explotar todo su potencial.
Las combinaciones de supervelocidad y jetpack ofrecen bastantes opciones de combate, pudiendo saltar más lejos al ir más rápido. Además, durante las batallas, ambas opciones nos vendrán bien para despistar a nuestros rivales, ofreciendo enfrentamientos intensos y cargados de movimientos inesperados por parte de ambas facciones enfrentadas. Destacar también la existencia de clases, según el armamento que se esté empleando en cada momento, aunque será posible cambiar en cualquier momento de clase y adaptarnos a un nuevo tipo de armas; eso sí, siempre y cuando nos desplacemos hasta el ordenador que nos permita hacerlo. Aunque desgraciadamente, el equilibrio no ha sido tratado con el acierto necesario, y deja bastante que desear.
A nuestra disposición, armas como pistolas, lanzacohetes, metralletas, escopetas Pero hay algunas que son prácticamente inútiles, o que no consiguen alcanzar la potencia de fuego que se espera de ellas. Sirva como mayor ejemplo el lanzacohetes, con su nula capacidad de destrucción y una extraña obsesión con fallar sus objetivos físicos de forma incomprensible. Esto provoca que prácticamente todos los usuarios y personajes acaben utilizando las mismas armas, porque su eficacia a la hora de eliminar a los rivales está más que justificada, y la diferencia puede ir de una muerte rápida y satisfactoria a una experiencia lenta en la que nos sentimos con una desventaja sustancial.
Tampoco se puede decir que la variedad de armas sea muy importante, con poco más de las mencionadas anteriormente, por lo que esa desgraciada falta de equilibrio entre ellas lastra bastante el título. Además, todos los personajes tienen demasiada vitalidad, entre escudos y barra de vida en sí, por lo que de no tener el equipamiento adecuado, se complica mucho nuestra labor. Eso sí, con los puntos de recompensa podremos adquirir nuevas armas antiaéreas, torretas y armaduras mecanizadas mucho más poderosas. Vendrán cayendo desde el aire, y deberemos tener cuidado de dónde las hacemos aterrizar, para que las defensas del rival no las destruyan mientras todavía están en órbita.
Las animaciones también son bastante limitadas, y los tonos del título son predominantemente grisáceos, sin mucho colorido y texturas bastante repetitivas, carentes de vida. Del mismo modo, el apartado sonoro es bastante limitado, con efectos sonoros y escasas melodías que pasan ampliamente desapercibidas. Afortunadamente, es en el apartado jugable donde Section 8 consigue ofrecer un buen acabado, ya sea jugando online (competiciones de hasta 32 jugadores) o bien offline contra bots. Además, la estabilidad del título es total en todo momento, algo de esperar dado su sencillo acabado, pero de agradecer a la hora de disfrutar de la acción desenfrenada que propone.
Eso sí, hay que reconocer que el sistema de apuntado con el mando es un poco impreciso (gana mucho jugando con teclado y ratón). Para solventar lo difícil que resulta apuntar, principalmente por la velocidad de movimientos y la lenta reacción del stick analógico, se ha incluido un sistema de lock-on en los enemigos que, desgraciadamente, no funciona del todo bien. Esto, junto con la escasez de armas y la falta de equilibrio entre las mismas, son los principales defectos de un juego que, por lo demás, se antoja bastante versátil y con abundante variedad de situaciones, sobre todo gracias a los enfrentamientos tan orgánicos que disputamos.
Bueno
Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podrían haberlo llevado a cotas más altas. Cómpralo sin miedo.