Wii Sports Resort
- PlataformaWii8.5
- GéneroDeportes
- DesarrolladorNintendo EAD
- Lanzamiento24/07/2009
- TextoEspañol
Deportes de verano
Si existe una canción de verano, la industria del videojuego también debería contar con su producto estrella para el periodo estival. Qué mejor forma de amenizar las tardes veraniegas que con un producto especialmente ideado para el disfrute entre varios amigos, con una tonelada de novedades que descubren definitivamente las posibilidades de una fórmula que arrasó en el mercado hace apenas unos años. Deportes de verano para todos los gustos al alcance de la mano.
Es poco frecuente que uno de los títulos más esperados del mercado haga acto de aparición sin levantar demasiado escándalo. Esa habitual ristra de críticas que combinadas con la fútil expectación de los aficionados hace de un lanzamiento todo un acontecimiento mediático, si bien es cierto que esta vez las condiciones de su aparición son ligeramente distintas a las que por regla general se suelen dar en la consola de Nintendo. Hay que tener varios factores en cuenta, siendo el primero la época del año en la que se comercializa el producto. El contexto parece haber sido planeado con la suficiente antelación como para asegurar que todo se mueva según exigencias del mercado. Nadie debería sorprenderse por estar delante de una de las continuaciones que más se han hecho esperar en los últimos tiempos, una que va destinada a convertirse en otro hito en las ventas de un sistema que no ha dejado de crecer desde que viese por primera vez la luz.
Hace ya varios años desde que Wii Sports inauguró una nueva forma de entender la industria, un producto destinado a edulcorar la aparición de una consola que apenas contaba con títulos exclusivos que pusiesen a prueba el revolucionario sistema de control que abanderaba la nueva filosofía de la compañía japonesa. El tiempo ha transcurrido dejando tras de sí una cantidad ingente de copias vendidas que actualmente superan la barrera de los 40 millones de unidades distribuidas en el mercado a nivel global, todo sin contar la evolución del sistema que acompañaba al segundo periférico de marras con el infravalorado Wii Play. Pese a ser un producto de segunda categoría también se alzó durante meses entre los videojuegos más vendidos del país del sol naciente.
Un poco de historia que ayuda a comprender por qué el lanzamiento de una nueva entrega de la franquicia se celebra como un acontecimiento tan esperado como trascendental para probar a ciencia exacta la precisión de otro de los puntos calientes de este artículo, que no es otro que el archiconocido periférico Wii MotionPlus. Llamado a mejorar todo aquello que se ha criticado del sistema de control de la consola, esta es la primera vez que un videojuego aparece en el mercado después de haber sido concebido en cuerpo y alma para exprimir al máximo todas las posibilidades de este nuevo sensor de movimientos. Capacitado para reconocer prácticamente cualquier gesto que se realice independientemente de la velocidad, da la sensación de que Nintendo ha trabajado duramente para que Resort se convirtiese en el principal estandarte de esta imprescindible evolución.
Se mire como se mire, la parte técnica de Wii Sports Resort supone una evolución en toda regla respecto a su antecesor, ya no sólo por el trabajo que se ha realizado en cuanto a la ambientación, sino también por la calidad de las texturas que aparecen en pantalla, la cantidad de detalles propios de una producción de Nintendo, el movimiento del agua -protagonista absoluto de la mayoría de las pruebas- o la sensación que transmite ver el cuadro en movimiento, sin ralentizaciones ni problemas que condicionen la puesta en escena dentro de la televisión. Desde los menús hasta los iconos que aparecen en pantalla durante los interludios; todo ha sido cuidado hasta lo obseso para garantizar que el elemento que prime durante las partidas sea la diversión.
No hay más florituras en el plano visual, rápidamente damos constancia de que el motor gráfico es el que ya se empleó en el original, sólo que mejorado para aprovechar al máximo las posibilidades de la consola en este sentido. Hasta la melodía que da la bienvenida al jugador es un remix de los acordes originales, que también aquí nos acompaña de principio a fin. La calidad sonora del producto no se puede poner en duda, principalmente porque se limita a cumplir su cometido sin grandes alardes de grandeza. Otro aspecto más que da a entender que la única preocupación de Nintendo es la de crear una interfaz asequible para cualquier clase de jugador, que apenas tendrá que molestarse para comenzar a disfrutar de los 12 retos que incluye el paquete.
Comenzamos a conocer los juegos que completan el catálogo, cada uno con su correspondiente traducción al castellano. Antes no queda más remedio que enfundar el WMP en la protección de silicona; Wii Sports Resort no permite disfrutar de sus retos sin este aparato, por lo que se convierte en una herramienta esencial para jugar. No hay ninguna disciplina que omita la utilización de este periférico para poder jugar, lo que se traduce en que cada jugador ha de contar con él. Sin embargo no deja de ser un aspecto prácticamente secundario a la hora de la verdad, dado que la mayoría de las disciplinas apuestan por los turnos cuando disputamos un deporte, rara vez tendremos que emplear más de dos mandos al unísono. Tampoco hay que perder de vista el número de acompañantes que pueden jugar en cada disciplina, que en todos los casos no siempre permite la inclusión de cuatro personas en el cómputo global.
Cada disciplina cuenta con una breve introducción que explota los fundamentos del deporte en cuestión, desde cómo agarrar el mando hasta los ejercicios que se deben realizar para evitar hacer el ridículo dentro de la partida. Todos se pueden saltar con presionar un botón, aunque es aconsejable visionarlos al menos una vez para conocer los entresijos del sistema de control. En el deporte de la espada, por poner un ejemplo, también se indica la colocación exacta de las manos, los posibles problemas que pueda experimentar el jugador al comenzar a jugar, e incluso cómo solucionar los conflictos que genere el WMP -con una simple indicación que invita a los usuarios a dejar el mando bocabajo en cualquier superficie plana para recalibrar los movimientos-. En este sentido se percibe fácilmente el esmero que ha volcado el grupo de desarrollo a la hora de limar cualquier aspereza que pueda generar la novedad que supone este periférico.
De hecho a poco de comenzar a jugar nos olvidamos por completo de su presencia para centrarnos en su utilidad, que pronto conoceremos en profundidad en disciplinas que realmente exigen movimientos muy concretos, léase el caso del Frisbee. Esta disciplina es muy similar a la que también podemos encontrar en la nueva edición de Tiger Woods en la consola de Nintendo, una que parece específicamente diseñada para comprender mejor los fundamentos del periférico sin gastar demasiado tiempo en encontrar un estilo de juego que realmente sea divertido. En cualquier caso, el objetivo del jugador es el de lanzar el frisbee hacia una determinada dirección donde una tierna mascota de compañía lo recoge al aire, ofreciéndonos una puntuación según el lanzamiento que hayamos realizado anteriormente.
Si somos capaces de superar esta prueba sin problemas obtendremos como recompensa una nueva modalidad de juego también relacionada con el frisbee, sólo que esta vez el objetivo es introducir el disco en una canasta situada en algún lugar del escenario. Esta prueba es una de las más exigentes tanto para el jugador en sí como para el WMP, que responde a la perfección siguiendo las reglas comunes de la física de este deporte. El disco sale propulsado hacia la dirección en la que bloqueamos el brazo, oscilando según la colocación de la muñeca. Parece imposible pero ciertamente el aparato reconoce el movimiento -con alguna que otra dificultad para reconocer la velocidad- sin apenas problemas. Lo mismo sucede con el Golf, una de las disciplinas que repiten en esta continuación ofreciendo un resultado que está a años luz del original, si bien la mecánica de juego es prácticamente la misma salvo por pequeños añadidos que mejoran las posibilidades de juego en solitario.
Esta es una de las virtudes de Resort, que no se olvida de facilitar novedades a los jugadores que desean disfrutar del juego en solitario, o que sencillamente no disponen de tiempo como para jugar en compañía. Son varias las disciplinas que permiten al jugador explayarse sin la necesidad de un compañero; desde el baloncesto, uno de los deportes más destacados del producto gracias a las sensaciones que transmite la física del balón -también los partidos de 3 contra 3, aunque se echa en falta algo más de variedad en este sentido- hasta el ciclismo, siendo este último toda una apuesta por las carreras a medida que sacudimos el nunchuk y el wiimote con un ojo puesto en la resistencia sobrante de nuestro personaje. Los bolos, otra disciplina que regresa del pasado, sufre una situación similar a la del golf: no sorprenderá a nadie su presencia, pero sí la nueva mecánica que se ha implementado gracias a WMP.
Aquí es fundamental saber manejar el tiempo de la brazada para no cambiar de rumbo sin así desearlo, así como controlar las energías que se agotan rápidamente con una disciplina no tan divertida como vistosa. No es fácil hacerse con el control de este deporte sin repetir la prueba un buen par de ocasiones, aunque siempre contamos con la posibilidad de contar con la inestimable ayuda de un compañero que haga de la travesía un viaje placentero. Pese a que no se trata de una prueba que haya llamado especialmente nuestra atención, hay que aplaudir el trabajo que ha realizado Nintendo para que WMP responda a la perfección a la hora de dar la brazada, siendo posible incluso mantener el remo dentro del agua para calibrar la dirección mientras movemos lateralmente el periférico. Movimientos milimétricos que alejados de la perfección son capaces de hacer sentir al jugador al borde de las olas.
Las otras dos disciplinas siguen más o menos la misma línea. Mientras que el Waveboard ofrece al jugador la posibilidad de realizar toda clase de piruetas aprovechando las olas que deja tras de sí la banca que va a remolque del jugador -con la única preocupación de caer bien sobre la superficie del agua para puntuar acorde al salto que hemos realizado-, la moto acuática recuerda a grandes rasgos al estilo de juego del clásico Wave Race. Es decisión del jugador competir contrarreloj o contra los propios amigos que se unan a la fiesta, tomando los controles como si de la empuñadura de una moto de agua real se tratase. Hay que enfrentar ambos mandos, rotándolos para conseguir un extra de velocidad o para tomar una curva cerrada. El comportamiento de estos vehículos sobre el agua es sencillamente sublime, lioso en un primer momento pero idóneo según deja entrever cuando pasamos varias horas experimentado con este minijuego.
Cuando terminamos de exprimir lo que son capaces de dar de sí estas modalidades pasamos a descubrir las tres que restan todavía por conocer. En primer lugar encontramos el Tiro con Arco, disciplina olímpica que aquí sorprende por la enorme precisión que exige tener para lograr una diana, exactamente igual que sucede en la realidad. Los controles son esenciales para poder acertar en el blanco al menos una vez, siendo necesario calibrar correctamente la posición del jugador con el wiimote para posteriormente tensar la cuerda con el nunchuk. Si somos buenos en el tiro a distancia no tendremos problemas para salir victoriosos de todas las competiciones que se ofertan al jugador -dos por cabeza-, mientras que si es la primera vez que participamos en un deporte de estas características es mejor ir afinando la vista.
Arena de otro costal es el ping-pong, el tenis de mesa que inventaron los británicos a principios de siglo para que posteriormente el mundo chino clamase su hegemonía con jugador de gran prestigio. Al margen de esto, la propuesta fundamental reside en pasar la bola por encima de la red tratando de imprimir efecto con un leve movimiento de muñeca. Ganar es complicado, la bola no responde perfectamente ante nuestros movimientos, aunque dominar el sistema es cuestión de práctica. Es sin duda la disciplina que más ha llamado nuestra atención por ser la primera vez que el wiimote reconoce con precisión los movimientos relacionados con una pelota de tamaño minúsculo que nadie -a excepción de Rockstar- ha sabido llevar al ámbito de los videojuegos.
Las sensaciones que transmite este deporte son difíciles de explicar, exactamente lo mismo que sucede con el Paracaidismo. El único sentido que tiene esta modalidad es el de contemplar cómo el WMP reconoce al dedillo todos los movimientos que realizamos con los Miis, a medida que nuestro personaje cae en picado tratando de mantener una postura determinada que posteriormente se fotografiará. El requisito para que se dé esta situación es el de lograr encadenar al personaje principal con cualquier otro paracaidista que se deje ver por el lugar, algo que en la práctica resulta bastante más difícil de lograr que en la teoría. Además en la modalidad Vuelo', nombre que ha recibido en la adaptación al castellano, tampoco contamos con demasiadas posibilidades alternativas que sí se encuentran en otras disciplinas.
Para muchos es un ejemplo de cómo se mueve en la realidad WMP, para otros una modalidad que no tiene demasiado uso real. Tampoco es cuestión de obcecarse con una vertiente deportiva que efectivamente, parece hacer más la función de demostración visual que de disciplina como divertimento al uso. Un mal menor cuando en el mismo producto se encuentran más de 30 variantes entre todas los retos deportivos que están al alcance de los jugadores, por no mencionar los títulos que se obtienen al vencer de forma exitosa cada una de las pruebas que componen la edición final de este videojuego.
Muy Bueno
Juego de notable acabado que disfrutaremos y recordaremos. Una buena compra, muy recomendable para amantes del género. Está bien cuidado a todos los niveles. Cómpralo.