En un año 2009 cuya recta final parece que nos traerá cantidad de títulos interesantes en el género, es ahora cuando, de la mano de FX Interactive, recibimos Drakensang. Este podría ser un juego que pasara sin pena ni gloria por nuestro territorio, si no fuera por varios factores que hacen que haya llegado en unas condiciones notables hasta nuestras manos. El primero de ellos es el de basarse en un universo fantástico con más de diez años de historia. Pese a que en nuestro país no es demasiado conocido, The Dark Eye es uno de los mundos de fantasía más jugados en su país natal, Alemania, habiendo servido de inspiración para la trilogía de Reales of Arkania, que viera la luz entre los años 92 y 97 en compatibles.
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Otro importante factor es que Drakensang ha caído en manos de una de las distribuidoras con más carácter de nuestro país, que ha invertido para adaptarlo y doblarlo íntegramente a nuestro idioma. Se ha convertido así en el proyecto más grande de traducción y doblaje de un juego al castellano, lo cual no es un mero dato, sino un factor relevante en la jugabilidad. Además, el esfuerzo puesto en la presentación, al mejor de los niveles, ayuda a disfrutar de un producto cuyas virtudes, como veremos a continuación, no se quedan en lo meramente externo. Pese a no estar exento de defectos, nos encontramos frente a un título que recupera lo mejor del rpg de vieja escuela, para lo bueno y para lo malo.
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Entrando en Aventuria
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La historia de Drakensang comienza con una carta, la que un viejo amigo nos envía, instándonos a viajar hacia la ciudad de Ferdok. Justo tras la lectura de esta carta, pasamos a crear nuestro personaje con un completo editor que sigue las reglas de la cuarta edicion del juego de rol de The Dark Eye. Podemos elegir entre más de veinte clases de personaje, entre las que se cuentan algunas poco usuales, como la de pirata. La clase determina la raza, por lo que la elección se limita a elegir el arquetipo de jugador que queremos ser y nuestro género. Podremos dejar la configuración de talentos y puntos de habilidad que configura por defecto cada clase o repartir los puntos a nuestro antojo.
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Las posibilidades son muchas y variadas, y resulta difícil no encontrar un rol que se ajuste a nuestro estilo de juego. Con nuestro avatar ya creado, nos aventuramos en el mundo apareciendo en una aldea cercana a Ferdok, que sirve de tutorial para nuestras primeras misiones. Será aquí donde comience nuestra andadura, a la vez que tomamos consciencia de la mecánica de juego, heredera de la de clásicos como Baldur's Gate o Fallout, ya que permite pausar la acción para tomar decisiones. El área inicial nos ofrece un buen puñado de misiones y varios personajes que se unirán a nuestro grupo. Estos aliados podrán ser totalmente personalizados y controlados por nosotros directamente, al contrario que otros que engrosarán nuestras filas durante pasajes concretos de la historia para después abandonar el grupo a voluntad.
Ya estos primeros compases nos dan la sensación de que el mundo de Aventuria tiene mucho que ofrecernos, con terreno amplio por explorar, aunque sin llegar a resultar totalmente abierto, ya que llegados a ciertos puntos iremos encontrando eventos que encauzarán el rumbo de la historia hacia un hilo concreto. Sin embargo, podremos deambular por extensos escenarios poblados por todo tipo de seres, tanto hostiles como amigables. La recreación del universo de juego transmite buenas sensaciones, ofreciéndose multitud de opciones para utilizar los talentos de los personajes, entre los que se incluyen las habilildades de artesanía, con los que desarrollar todo tipo de objetos para ayudarnos en nuestras misiones. Al contrario de lo que sucede habitualmente, los talentos de artesanía resultan muy útiles y no escasean las oportunidades para utilizarlos.
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Desarrollando un personaje a medida
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Siguiendo en esta línea, el sistema de reglas utilizado es tremendamente completo, aunque capaz de asustar a simple vista a aquellos menos habituados. Contamos con una ficha de personaje que tiene multitud de atributos, además de con los mencionados talentos, habilidades especiales, conjuros y artesanías. Ascender de nivel de personaje no será lo que marque cuando podemos mejorar nuestras capacidades, ya que iremos obteniendo puntos de experiencia según nuestro personaje vaya realizando acciones de relevancia. Cada mejora de una capacidad nos requerirá un cierto número de puntos de experiencia, que se pueden invertir en cualquier momento. Así, no será necesario esperar hasta la siguiente subida de nivel para recibir los beneficios de nuestro progreso.
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Un aspecto interesante es que estos puntos de mejora serán los mismos tanto para aprender nuevas habilidades como para mejorar nuestras habilidades en el manejo de la espada o en la creación de pociones. Así, resulta factible utilizar las diferentes evoluciones para confeccionar un personaje centrado en disciplinas muy concretas de conocimiento, lo que dota al juego de un carácter muy personal. Acertadamente, y como decíamos antes, las opciones para utilizar nuestro potencial son muy variadas, contando con multitud de lugares en los que crear objetos, cientos de arbustos de los que extraer bayas y miles de animales de los que podremos obtener componentes para alquimia o creación de arcos. El conjunto de combinaciones posibles es elevadísimo, lo que sumado al gran número de personajes que podemos encontrar hace que las combinaciones sean muchas y muy interesantes.
Incluso los talentos sociales, que a menudo son pasados por alto, tienen su efecto en Drakensang. Como en los grandes del género, se nos ofrecerán diálogos nuevos si contamos con labia o capacidades seductoras, y se nos penalizará en caso de que nuestra presencia no sea lo más adecuada a la hora de convencer a un interlocutor. Para representar esto, los personajes de clases menos orientadas a la interacción social poseerán penalizadores que las convertirán en las menos adecuadas para dar la cara por el grupo. Esta base jugable funciona de forma sólida, aunque llegar a conocer el efecto de cada atributo o su influencia real en nuestro personaje requiere un estudio concienzudo, no apto para todos los perfiles de jugador.
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De forma acertada, Radon Labs ha integrado una serie de ventanas con información que irán apareciendo según jugamos nuestras primeras partidas. Pese a basarse completamente en texto y no ser demasiado amigables, ayudan a comprender las bases de la interacción entre jugador y juego y a realizar las diferentes acciones que podemos llevar a cabo. Para facilitar más la labor, el control resulta bastante directo, ya que se ha mapeado una acción por defecto para cada elemento en el botón principal del ratón. De esta forma, haciendo un único clic sobre un enemigo, lo atacaremos. Del mismo modo, con un único clic sobre un animal muerto, utilizaremos nuestro talento de supervivencia para obtener materiales, y sobre un cofre intentaremos abrirlo de forma normal. El botón derecho ofrece un menú de acciones circular, muy al estilo Neverwinter Nights, en el que contaremos con otras opciones, como forzar la cerradura en el caso del cofre.
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Este control directo se acentúa con el hecho de poder desplazar a nuestro personaje con el clásico WASD, además de con el desplazamiento basado en ratón. Una vez en acción, el hecho de poder pausar permite tomarse las cosas con bastante calma, sin que por ello Drakensang sea un juego sencillo. Habrá que estar muy al tanto de la vitalidad de nuestros personajes, que puede verse afectada por varias condiciones, como heridas graves, que habrá que tratar con bálsamos y vendas para que no incapaciten a nuestros héroes. La gran variedad de acciones por personaje y el enorme número de elementos con los que interactuar nos llevarán a pasar bastante tiempo explorando las posibilidades que se nos ofrecen a la hora de gestionar nuestro personaje, su inventario y su completo arsenal de objetos y habilidades.
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Apartado técnico
A nivel técnico, Drakensang es un juego que entra por los ojos desde el primer momento. El precioso paisaje inicial es el preludio de una serie de variados entornos que se irán sucediendo conforme avance la aventura. Con unos requisitos de máquina algo elevados en su configuración mínima, el juego pone sobre la pantalla un mundo colorista y vivo, en el que destaca más la recreación de las cosas que la de los propios héroes. Estos, con un diseño bastante simplón y alguna que otra animación que deja que desear, resultan algo flojos en el buen marco que suponen los escenarios. Aunque no existen elementos mal recreados, la sobria recreación de los protagonistas va dejando al jugador algo frío, según se va recorriendo los mundos de Aventuria.
Mejora el apartado visual el variado repertorio de efectos gráficos, aplicados especialmente a los hechizos y todo tipo de partículas como el fuego o el humo. El uso intensivo de la iluminación nos permite observar preciosas puestas de sol y oscuros bosques, pasando de uno a otro en cuestión de segundos. Se han utilizado bien los recursos técnicos disponibles, desarrollando un nivel visual más que competente y que se mueve de forma fluida pese a los ya mencionados requisitos mínimos. En esta dirección, la arquitectura de Aventuria nos ofrece interiores y exteriores recreados con esmero, permitiendo disfrutar de aventuras interesantes tanto al aire libre como en los angostos pasillos de minas y cavernas de todo tipo.
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En lo negativo, destaca especialmente el control de la cámara, que no acaba de ser todo lo cómodo que debería. El hecho de contar con varios personajes en el grupo hace que muchas veces el enfoque quede restringido a uno de ellos, perdiéndose el resto en la distancia si no hemos seleccionado al grupo completo para moverse. En interiores, la cámara tiene poco margen de maniobra y queda demasiado forzada en muchas situaciones. Por último, habrá momentos en los que con ciertos personajes no podremos atacar a los enemigos una vez se haya producido la pausa inicial de combate, ya que si el personaje está demasiado lejos de aquel que ha propiciado el encuentro con el enemigo, puede no ser capaz de ver a sus atacantes en la pantalla. En estos casos, la solución pasa por utilizar la primera ronda de la contienda para acercarse al enemigo.
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El acompañamiento sonoro de Drakensang, como apuntábamos al inicio, se ha hecho mediante un laborioso proceso de doblaje. Aunque los personajes no jugadores rara vez disponen de más de una o dos frases dobladas cada uno, el enorme volumen de los mismos hace que existan un idéntico número de frases en nuestro idioma. Para acabar de redondar el conjunto, los personajes jugables sí que cuentan en su catálogo con un repertorio más variado, ofreciéndonos sus opiniones sobre distintos temas de viva voz, según la ocasión. La localización raya a un nivel sobresaliente, con actores que realmente se meten en la personalidad de los personajes y que transmiten perfectamente las sensaciones que ofrece el juego. El único pero es la sincronización labial con el personaje, ya que éste sigue moviendo la boca mientras se desarrolla el diálogo, pese a no emitir más sonidos.
Por último la banda sonora captura perfectamente la esencia de la trama, con el enfoque sinfónico que tan bien sienta a este tipo de productos. El uso de vocales en algunas de las pistas acentúa todavía más la sensación de estar ante una aventura de tintes épicos. La lista de canciones, extensa, se va adecuando perfectamente a las diferentes situaciones que se viven en la trama. Se juega con la activación y desactivación de las melodías, aunque al entrar en combate siempre aparecerá la música de batalla, para recordarnos que nos encontramos en peligro. En conjunto, Drakensang posee un cuidado apartado musical y sonoro, con especial cuidado a su localización, y que destaca en el apartado técnico al mismo nivel que el gráfico.
Un mundo por recorrer
En las más de setenta horas de juego que nos ofrece el título de Radon Labs podremos disfrutar de un variado elenco de personajes con los que hacer grupos de hasta cuatro aventureros. El control de nuestro bloque de personajes es cómodo y se ha llevado bien a la práctica, hasta el punto de resultar bastante intuitivo. En un universo en el que fuerzas malignas están despertando, descubriremos que tener compañía es una de las mejores ideas que se pueden tener. Bien pronto empezamos a conocer a nuestros adversarios, cuando una maligna presencia aparece por primera vez ante nosostros, incluso antes de llegar a Ferdok. Allí, comenzará realmente la aventura, con una ciudad que bulle llena de vida, y que esconde tantos secretos como queramos descubrir.
La línea argumental, completa y desarrollada en más de mil folios de guión, nos ofrece giros y vueltas inesperadas, aunque la profundidad de los diálogos no es la de otros títulos contemporáneos que buscan una mayor profundidad en este aspecto. En Drakensang encontraremos multitud de intereses cruzados, así como criaturas que persiguen el bien, y otros que persiguen el mal. Las batallas, tanto las más sencillas como las más complejas - luchando incluso contra dragones - requieren planificación y saber aprovechar al máximo los puntos fuertes de nuestros personajes. Sin llegar al nivel de intensidad de otros clásicos, consigue aportar una visión fresca de la fantasía medieval, con la personalidad propia que da el utilizar un sistema de reglas tan poco explotado como el de Dark Eye.
Si además estas reglas se combinan con un universo que, sin ser completamente abierto, si ofrece la extensión suficiente como para mantenernos entretenidos, se logra una sensación de grandeza como la que pueden transmitir otros clásicos de antaño. En ningún momento se echa en falta la posibilidad de ir a cualquier punto del mundo de juego, aunque quizá si la de poder visitar las diferentes casas que vamos encontrando diseminadas por el mapa, ya que no podremos acceder a todas las que veamos. Pese a todo, la mezcla de exteriores e interiores, combinados con el tamaño de Aventuria nos da lugar para disfrutar durante muchas horas de lo que Drakensang puede ofrecernos. Por último, a nivel de rejugabilidad el título ofrece enfoques muy variados y personajes para todo tipo de gusto, con lo que comenzar una aventura con un tipo de avatar u otro si que hace que la experiencia de juego cambie sustancialmente, pese a ser el mismo arco argumental.