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Broken Sword: La leyenda de los Templarios

Broken Sword: La leyenda de los Templarios

Bajo la sombra europea

Un misterioso asesinato tiene lugar en la casa de un reputado político francés. En medio de la escena del crimen se encuentra Nico Collard, una periodista que por motivos desconocidos había sido citada para mantener una entrevista con el diplomático. A varios kilómetros de allí estalla una bomba en un transitado café parisino. Parece que el destino se ha conjurado para que la ciudad del amor jamás vuelva a ser ese lugar mágico de ensueño.

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Nota: Pese al idioma de las imágenes, el juego se encuentra completamente traducido y doblado al castellano.

Ha pasado más de una década desde que Broken Sword viese por primera vez la luz en compatibles. Una aventura gráfica de corte europea, desarrollada por un estudio británico que se alzaría como uno de los mejores asuntos detectivescos que los usuarios habían tenido oportunidad de disfrutar en PC. Poco más tarde le tocaría el turno a la edición de PSX, que como de costumbre arrastraba el hándicap de no contar con una forma de desplazar el puntero en condiciones más allá de la incómoda cruceta de marras (en aquel entonces ni siquiera existía el Dual Shock, ni tampoco la innovación analógico que llegaría años más tarde).

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Después de bañarse de gloria por todo el mundo con varias secuelas exitosas, Revolution pasó el motor gráfico a las tres dimensiones, perdiendo parte de la esencia característica de George Stobbart y Nicole Collard, sendos protagonistas de una franquicia ciertamente única que ha tratado de ser imitada una docena de veces. Parece que de algún modo la compañía de York quiso celebrar el aniversario de su serie por antonomasia anunciando un port 1:1 del original para Wii y Nintendo DS, añadiendo algunas novedades que pasan por un nuevo diseño artístico, nuevos puzles y un control totalmente adaptado para las consolas de Nintendo.

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'La leyenda de los Templarios' resucitaría en cuestión de meses, saltando a la palestra la colaboración de Dave Gibbons (a quien conoceréis por su implicación en The Watchmen) en el diseño de los personajes, así como de los escenarios parisinos donde transcurre toda la aventura. Es difícil recordar la apariencia original del juego sin pasar por su colorida presentación, por no hablar del correspondiente doblaje o de la ambientación parisina que rodea el desarrollo del argumento. Francamente esperábamos grandes cosas de Broken Sword, aunque principalmente apostábamos por pasar un rato entretenido recuperando una historia que para muchos significó la introducción en el género de las aventuras gráficas.

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Paris, la ciudad del amor
La atractiva Nico Collard recibe una llamada mientras disfruta de un placentero baño caliente. Al otro lado de la línea se encuentra su editor, quien le comenta el deseo de un popular político que aspira a convertirse en presidente del gobierno francés de concertar con ella una cita para discutir un tema privado. Ninguno de los dos acierta a descubrir por qué precisamente ella y no cualquiera de los cientos de periodistas del país, pero sin pensárselo dos veces se dirige hacia la casa del político, una mezcla entre burgués adinerado y Casanova a quien le persigue una reputación de adúltero. Según Collard, se ha sabido ganar la enemistad de media Francia a base de robarle la mujer a todo el que le rodea.

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Antes de tocar el timbre del portal, Nico se tropieza con un mimo que le permite el paso tras una graciosa filigrana, para más tarde pasar a la acción. Una vez en el piso, Collard conoce no sólo al político de marras, sino también a su ‘gélida' mujer, que se ha ganado a pulso una reputación de ‘dama de hielo' por su estrambótico trato con la prensa. No en vano, la mujer no tarda en demostrar su personalidad, dándose a conocer como una persona introvertida, amargada, de pocos amigos. Con este percal ante sus narices, Collard comienza una grata conversación con el político, hasta que misteriosamente se oye el sonido de un jarrón que cae al suelo en la oficina del diplomático. Cuando va a revisar qué ha sucedido (convencido de que había sido su gato el causante de la desgracia), se escucha un disparo.

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Collard corre hacia la habitación para encontrarse de bruces con el mimo de la entrada, y sorprendida se deja engatusar hasta recibir un puñetazo, quedando inconsciente durante unos minutos. Al despertar, comprueba atónita cómo la llama de hielo llora la pérdida de su marido, y a partir de este momento toca pasar a la investigación para descubrir qué ha sucedido. Como era de esperar, una prueba nos conduce a la siguiente hasta finalizar en la entrada de un pequeño muelle, donde tras sortear varios acertijos descubrimos una misteriosa cruz de la época de los templarios. Nico conoce la historia del asesino. No se trata de un mimo cualquiera, sino del ‘asesino de los disfraces', a quien llevaba ya persiguiendo un buen tiempo.

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Es esta la única razón que baraja por la que el político haya podido acercarse a ella, por sus conocimientos en la materia, y por la extraña relación que mantenía con su padre. Nico es una joven parisina bastante inteligente con una personalidad arraigada, fiel reflejo de la de George Stobbart, el curioso americano que encontrándose apaciblemente en una terraza parisina ve cómo su vida cambia repentinamente tras la explosión de un artefacto explosivo. Es cuestión de horas que ambos personajes crucen sus caminos hasta comenzar a colaborar entre sí, formando una íntima relación que se alargaría hasta la posteridad.

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La historia combinada con la exploración
Como en cualquier aventura gráfica, en Broken Sword prima la investigación. No es necesario profundizar en demasía en el sistema de juego dado que recurre al habitual esquema de recoger pruebas, revisar objetos y conversar con sospechosos o viandantes con el fin de obtener información para acercarnos paulatinamente al verdadero motivo de los acontecimientos que han tenido lugar en los últimos días. Lo más destacada en este caso es el sistema de control, que esta vez se adapta tanto al stylus de Nintendo DS como al wiimote de Wii para facilitar la investigación. Pocas dudas se podían cernir en este sentido, conscientes de que sendas consolas son ideales para disfrutar de una aventura gráfica sin el menor problema.

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Así pues, indistintamente de la versión que estemos controlando no cambia ni el argumento ni los acertijos que se han incluido para aprovechar las virtudes de este sistema de control. Mientras que el stylus funciona a la perfección sin ofrecer apenas problemas de manejo, el wiimote nos complica algo más la vida obligándonos a realizar movimientos precisos para resolver determinados acertijos. Por poner un ejemplo, es poco menos que frustrante tener que hacer girar un cilindro a modo de caja fuerte mientras comprobamos que el pad de la consola es sencillamente demasiado impreciso como para facilitar este proceso.

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Lógicamente, se trata de casos aislados. El resto de la aventura se controla sin el menor problema, haciendo ‘click' con el wiimote o el stylus a cada rincón en el que queremos que se centren los protagonistas. En la edición de Wii contamos incluso con la posibilidad de emplear el cooperativo, con un segundo mano que nos ayuda a encontrar pruebas o evidencias para poder seguir avanzando. Si nos vemos atrapados y sin recursos siempre contamos con la posibilidad de hacer uso de algunas de las pistas a las que el juego nos da acceso, pese a que se cuentan negativamente a la hora de valorar nuestra actuación final. Básicamente hemos de buscarnos la vida combinando objetos, hablando con todo el mundo que nos rodea y tratando siempre de buscar la salida más lógica a los acontecimientos que vivimos.

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Técnica y sonido
Entrar a valorar la eficacia del sistema de juego de Broken Sword es poco menos que absurdo, más aún si tenemos en cuenta que resulta un fiel calco del original. Se han añadido algunos puzles extras con los que perderemos bastante tiempo en vez de poder disfrutar simple y llanamente de la historia, acertijos que generalmente se resuelven haciendo uso de las pistas que hemos adquirido hasta el momento. Cualquier que haya probado alguna vez este título no se sorprenderá por el control, sino por la apariencia gráfica, que pese a variar tampoco es realmente distinta de la original que conocimos hace ya más de una década. Los dibujos de Dave Gibbons cobran más fuerza, con planos en primera persona que se aprovechan de la estética del juego.

Recorremos multitud de escenarios genialmente representados a los que sólo se le puede echar en falta algo más de definición. La edición de NDS para desapercibida en este sentido y resulta francamente impresionante la labor que se ha logrado en este punto, pero desgraciadamente en Wii no se puede decir lo mismo. Pese al buen aspecto que lucen todos los diseños, el peor problema es la falta de definición de los personajes y de los propios escenarios (como se puede comprobar por las imágenes). Cuanto mayor es el espacio se que cubre peor es la definición que se aprecia en los personajes y en cuanto los rodea, aunque por suerte el aspecto técnico ‘cartoon' del juego hace que este aspecto pase desapercibido si no se le presta especial atención.

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Esperábamos más en este sentido, todo lo contrario que del aspecto sonoro, que una vez más recibe voces en castellano (con acento francés en Nico Collard y en otros personajes, siendo un poco absurdo que en Francia se dediquen a hablar en inglés entre ellos), con su correspondiente traducción y perfecta puesta en escena. Precisamente es este punto el más destacado de Broken Sword, la forma imaginativa con la que se plasman los acontecimientos, esa búsqueda perpetua de un plano que vaya más allá de las convenciones habituales. La introducción es buena prueba de ello, acompañada de una frágil melodía que aparece siempre que descubrimos algún acontecimiento de importancia.  En todo caso echábamos de menos alguna que otra novedad más por tratarse del montaje del director, aunque el resultado final es ciertamente positivo.

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7

Bueno

Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podrían haberlo llevado a cotas más altas. Cómpralo sin miedo.