Suikoden Tierkreis
Variación de la fórmula
Tras haber estado varios años en el olvido, la franquicia Suikoden regresa con una nueva entrega, aunque se trata de un spin-off que poco o nada tiene que ver con el título que porta. Un título amable y con momentos entretenidos, pero que no es capaz de estar al nivel que se debería esperar de él.
Han pasado ya casi tres años desde la última vez que la franquicia Suikoden visitó nuestras consolas. De hecho, por aquel entonces estaba en estado de gracia, aún a pesar de lo maltratada que había sido la serie a lo largo de los años, hasta el punto de que la tercera entrega, la mejor de todas, no llegó a traspasar nuestras fronteras. Pero en 2005 sí lo haría la cuarta parte, unos meses después de su lanzamiento japonés, y no tardarían en seguirle un año después Suikoden Tactics y Suikoden V. Cierto es que ninguna de estas entregas llegaba al nivel de calidad de la trilogía original (V se quedaba muy cerca, y era una muy digna incursión, pero IV es, con diferencia, el peor juego de la misma hasta la fecha), pero tenían calidad suficiente para dejar un buen sabor de boca a los usuarios y poder disfrutar de las virtudes que tenían por ofrecer.
Cuando se anunció que, tras casi tres años de ausencia en la primera plana, el gran regreso de Suikoden tendría lugar en DS, hubo diversidad de opiniones sobre las posibilidades de que la franquicia se adaptase en condiciones a una consola portátil, sobre todo por la amplitud habitual de sus mundos, la variedad de situaciones, y el denso plantel de personajes. Suikoden Tierkreis, que así se llamó a la criatura (Tierkreis es 'zodiaco' en alemán, aunque es un nombre elegido meramente por su sonoridad), es un spin-off de la franquicia principal. Pero lo cierto es que es más que eso: estamos ante un juego de rol que se aprovecha de su nombre para llamar la atención, ya que las similitudes con las entregas anteriores son nulas en todos los aspectos del juego.
El protagonista de la aventura, y sus amigos, se enzarzan en una misión de vigilancia y protección de los alrededores de su pueblo natal, algo sencillo y no demasiado completo. Sin embargo, en medio de su viaje, lo que antes era un valle se convirtió en un bosque, y parece como si nadie sea consciente de este hecho. Investigando las ruinas recién aparecidas, nuestros protagonistas acaban topándose con un libro, una de esas Crónicas (como descubrirán más adelante), y gracias a ella obtendrán grandes poderes especiales (las marcas de estrella) y recordarán que algo no cuadra en el mundo, dado que ese bosque no estaba allí antes. Intentando descubrir el motivo de ese extraño suceso, acabarán enzarzándose en una guerra contra una Orden religiosa que defiende que el destino está escrito y no se puede cambiar.
A buen seguro os habréis percatado de los tres temas que han surgido en estos dos últimos párrafos, con su influencia en el argumento. Lo cierto es que hay muchas más subtramas, que vienen y van sin aparente coherencia lógica entre ellas. Si bien no se puede negar que el juego resulta entretenido, su estructura en forma de pequeñas y cortas misiones no resulta nada satisfactorio, sobre todo porque argumentalmente carece de la profundidad que se agradecería para un título de estas características. Da la sensación, en muchas ocasiones, de que nos limitamos a avanzar sin un motivo para ello; con la duda de si estamos buscando Crónicas, luchando contra la orden, ayudando a gente de otros universos paralelos, buscando aliados, o peleando contra hombres-pez, llega un momento en el que ignoramos todo intento argumental y seguimos adelante por inercia.
Del mismo modo, en los combates se ha renunciado a los equipos de seis miembros (tal vez, por motivos de limitaciones de memoria y potencia de la DS), y ahora sólo contaremos con cuatro miembros como mucho en nuestra escuadra de combate (algo que, dado que podremos tener un máximo de 108, se antoja bastante escaso). Tampoco hay distintos tipos de combates, ni forjas para mejorar las armas. Es un título muy simple, directo, sin complicaciones de ningún tipo; de hecho, es un juego tan fácil que no sólo los enemigos no nos pondrán en aprietos en ningún momento, sino que además casi siempre estaremos con un personaje más poderoso que nosotros para ayudarnos a acabar con ellos de forma fácil y poder ponernos al nivel sin problemas.
En ese aspecto, todos los personajes suben de nivel por su cuenta, de forma independiente. Si dejamos a alguien en nuestra base sin combatir, se quedará en su nivel, por ejemplo 8, mientra los demás alcanzan niveles 30, 40, etcétera. Eso sí, con tenerlo en un combate cualquiera, es capaz de ponerse a la altura en cuestión de minutos, pudiendo subir varios niveles de golpe. Curiosamente, pese a que puedan estar limitados por su nivel, suelen tener una resistencia suficiente como para soportar las embestidas de los enemigos. La estructura en misiones del juego nos ofrece pequeños niveles, con terrenos escasos para recorrer con pocas bifurcaciones de camino. La exploración está bastante limitada, sin dar grandes alas al usuario a la hora de recorrer libremente los territorios que visita, algo a lo que contribuye en gran medida la presentación del juego en forma de pequeñas pantallas de las que salimos por las esquinas (las que podamos, marcadas) para que se cargue la siguiente, como si de un viejo plataformas se tratase.
Esto se hace especialmente patente en las ciudades. Estas no son más que un dibujo estático en la pantalla superior, ya que no podremos recorrerlas libremente, sino que sólo, única y exclusivamente, podremos visitar los lugares así resaltados en una lista que tendremos en la pantalla inferior. Si bien es mucho más cómodo, ya que simplifica mucho (prácticamente las elimina) las labores de investigación para poder avanzar en la historia, resulta casi ridículo cómo intentan disimularlo poniéndonos, en los primeros puestos de la lista, los lugares claves que deberemos visitar, casi siempre con una escena en la que se desarrolla la historia y hacia el nuevo lugar que nos indiquen, pero luego rellenando la selección con lugares inservibles, como una plaza prácticamente vacía o una residencia esporádica. Eso sí, habrá sitios interesantes como las posadas o las tiendas.
El juego es directo en todo momento, y el volumen de diálogos y escenas es muy superior al de horas de juego propiamente dicho. Los niveles son demasiado cortos como para llegar a disfrutar de ellos, y da la sensación de que apenas nos da tiempo a conocerlos antes de que se hayan terminado, lejos de las grandes mazmorras que cabría esperarse. En los últimos compases del juego, cuando se combinan varios mini-niveles juntos, puede ser desesperante el recorrerlos hacia el final para, posteriormente, volver hacia atrás, volviendo a visitarlos todos, hasta el principio. Desesperante porque ni para subir de nivel servirá, dado que iremos muy bien de habilidades en todo momento. De hecho, la experiencia está muy mal repartida, y los enemigos de campo casi no darán nada, mientras que los jefes finales, que estarán a nuestro nivel en la mayoría de los casos, nos darán un buen puñado de puntos.
Desgraciadamente, los jefes propiamente dichos, salvo algunos casos evidentes por argumento, pasan muy desapercibidos. De hecho, en la mayoría de los casos pensaremos que son criaturas normales, pero será cuando nos hayamos encargado de ellos y vemos su muerte especial que nos percataremos de que eran algo más. Otro aspecto bastante desaprovechado es el paso del tiempo. En el mapa del mundo nos moveremos de forma automática a donde queramos, y ese viaje consumirá un determinado número de días; con ellos, pasaran los meses y las estaciones, y las criaturas variarán, aunque no seremos demasiado conscientes de ello y se queda más en un detalle anecdótico al que no le prestaremos demasiada atención. Lo más importante será cuando deleguemos las misiones secundarias menores en ciertos personajes, que puedan estar ausentes durante el tiempo indicado de duración de la misma.
Tampoco se ha sacado todo el potencial que tendrían las misiones secundarias que nos pedirán, ideadas para obtener dinero, ya que no tendremos muchos problemas de efectivo. Completar las misiones principales nos reportará grandes beneficios, la mayoría de los objetos nos los dejarán los enemigos, y prácticamente sólo deberemos comprar armas, algo que haremos contadas veces si no hemos conseguido ya alguna potente eliminando enemigos sin más. También comentar que, una muestra más de sencillez, al subir de nivel el personaje recuperará inmediatamente su vitalidad y sus puntos de magia. Estos, además, serán bastante elevados, por lo que podremos curarnos constantemente y usar especiales sin preocuparnos demasiado, dado que es muy posible que subamos de nivel antes de tener que empezar a preocuparnos.
En lo que respecta a los combates, existe una opción de ataque automático sin que tengamos que seleccionar nada. Nuestros personajes serán capaces de resolver así la gran mayoría de los combates (en algunos preferiremos poner nuestro granito de arena y controlar un poco más las estrategias a desarrollar, utilizando más especiales que en otros casos), por lo que se potencia la sensación de que somos casi meros espectadores. De hecho, lo que más haremos, debido al ir y venir de personajes y a las misiones constantes, será volver a elegir un equipo, y organizar la posición de los miembros sobre el campo de batalla (hay dos líneas de ataque, con tres espacios posibles en cada una). En ocasiones, esto llega a hacerse pesado, sobre todo si tenemos que hacerlo varias veces muy seguidas.
Durante el efecto de respiración de los personajes parece que los personajes se parten a la mitad (en vertical), y lo más definido que tienen son los dos puntos negros que pretenden ser los ojos. Si bien a la larga se puede uno llegar a acostumbrar a ellos e ignorar sus numerosos defectos, después de ver lo que se puede llegar a conseguir en una Nintendo DS da la sensación de que Suikoden Tierkreis está en el límite de lo admisible. Sin duda, que las imágenes de arte tengan más presencia en pantalla ayuda mucho a suavizar el muy mejorable acabado gráfico del juego. También contribuyen unos fondos cuidados y coloridos, de calidad, que aunque pecan de ser estáticos, consiguen cumplir su función con creces y sin problemas.
El personaje se mueve de forma un tanto extraña por la pantalla, y en los combates las animaciones están bien aunque no son tampoco un despliegue de grandes alardes técnicos. En los especiales se ofrecen algunos efectos interesantes, aunque si funcionan es más gracias a los acertados ángulos de cámara y los efectos de velocidad que al especial en sí mismo. Su apartado sonoro tampoco destaca demasiado, estando en la media, cumpliendo su cometido sin grandes complicaciones; pero tiene un gran problema: el doblaje en inglés, sin posibilidad de cambiarlo por el muy superior audio japonés. Unas voces mal elegidas, que en casos como el del protagonista principal, son casi insufribles.
A nivel jugable, si bien el juego es muy sencillo, directo, y da la sensación por momentos de que se trata más de una aventura conversacional que de un RPG puro, el título consigue ser divertido y entretenido. Sin grandes aspiraciones, es una alternativa interesante para los que quieran iniciarse en el género, o los grandes amantes del mismo que quieran disfrutar de todo lo que sale. No obstante, el título le hace bastante daño, dado que no tiene prácticamente nada que ver con lo que promete el título. En total puede llegar a ofrecer casi 40 horas de duración (cumpliendo todas las misiones secundarias y encontrando a los 108 personajes), pero por su propio diseño, lo que tiene de divertido por momentos también lo puede acusar por tedioso e incoherente en sus propias bases.
Correcto
No es lo último ni lo más original, tampoco cuenta con la mejor ejecución, pero puede divertir si te gusta el género. Bien, pero mejorable. Cómpralo si te gusta el género y te gusta tenerlos todos.