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Commander: Napoleon at War

Commander: Napoleon at War

  • PlataformaPC6
  • GéneroEstrategia
  • DesarrolladorSlitherine Strategies
  • Lanzamiento01/02/2009
  • TextoEspañol
  • VocesEspañol

El hijo de la revolución

Revive las hazañas del más osado general que jamás haya conocido la nación francesa, o toma el mando de la Coalición y pon freno a los delirios de grandeza del autonombrado Emperador. La nueva entrega de Slitherine vuelve a tierras europeas, pero ahora nos ubica en los turbulentos incios del siglo XIX.

Una vez más, nos volvemos a encontrar ante una nueva entrega de estrategia histórica. Y de entre todos los  generales cuya astucia en el campo de batalla sea digna de emular, la oferta que hoy os presentamos tiene como protagonista a Napoleón Bonaparte, quien tuvo en jaque a todos los gobiernos europeos durante los complicados años que siguieron a la Revolución Francesa. ¿Seguiremos los pasos del Pequeño Cabo, o bien haremos todo lo posible para frustrar sus planes de dominación? Tú eliges...

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Commander: Napoleon at War es el nuevo producto que Slitherine saca a la venta. Nos referimos a la empresa, más que al término acuñado en la saga del famoso niño mago, que es a su vez responsable de títulos como Commander: Europe at War, Great Battles of Rome o Gates of Troy, por señalar algunos de los más recientes. Un grupo especializado en el género de la estrategia por turnos, ya sea aplicada en PC o consola como en juegos de tablero. Sin haber logrado ningún éxito consumado, Slitherine sobrevive con mucha más gloria que pena en el competitivo mercado de los videojuegos.

Europa Universalis o Hearts of Iron, o la saga Total War. Con exacta ambientación histórica encontramos para el primero la expansión Napoleon's Ambition, y como segundo el magnífico Empire: Total War. Solamente con estos dos nombres deberíamos tener claro que mucho trabajo hay que hacer para que un nuevo producto de similares características sobresalga respecto a los productos existentes entre la amplia gama con la que se cuenta actualmente.

Dejemos a Commander: Napoleon at War, competir en igualdad de condiciones, y para ello vamos a tratar de describir durante los siguientes párrafos que es lo que encontraremos en la oferta de Slitherine. Seremos justos si le damos una pequeña ventaja, y es que aquellos que cuenten con poco tiempo, o sean demasiado impacientes, podrán comenzar al instante comandando tanto a la nación francesa como a los enemigos de Napoleón. Esto implica que no tendremos ninguna necesidad de jugar 100 o 200 años de historia previa para llegar al momento de la acción que realmente nos interese.

Elegiremos entre 8 campañas distintas, comprendidas entre los años 1805 y 1815, que hacen referencia a distintas fases de la carrera de Napoleón como militar y gobernante. Y para cada una de ellas podremos seleccionar como bando a Francia o bien a la Coalición, formada siempre por las naciones opuestas al general durante la época correspondiente. Esto significa que tanto los primeros como los últimos años serán los más complicados para los que prefieran jugar de parte de los franceses, ya que coinciden con el difícil ascenso y la dolorosa caída del Emperador de los franceses.

Para evitar que nuestra derrota sea una nueva burla en los libros de historia, antes de comenzar cada campaña podremos ajustar el nivel de ventaja para la misma. La configuración por defecto no otorga ninguna bonificación a ninguno de los bandos, más allá de la propia recogida por los historiadores que hayan aconsejado a la hora de realizar el juego. Pero si somos verdaderamente valientes, o asombrosamente cobardes, podemos otorgar una ventaja leve, media o alta para alguno de los bandos, lo que se verá reflejado en el transcurso de la campaña en juego.
Estas campañas duran un número concreto de turnos, durante los cuales se nos insta a conseguir una serie de objetivos que se traducen en puntos de victoria. El bando que acumule más de estos puntos al final de la partida será el ganador, por lo que es importante echar un vistazo de vez en cuando a la tabla de estadísticas para ver que tenemos que hacer para alcanzar rápidamente a nuestro rival. Generalmente, en cada campaña existen de dos a cuatro objetivos distintos que conseguir, y la duración de la partida no siempre hará posible que alcancemos todos.

Sin embargo, la puntuación por objetivos tiene como defecto ser demasiado estricta, contando únicamente con un baremo prefijado sobre el cuál otorgar la ventaja. Esto implica que buenas maniobras durante la partida no tendrán repercusión en la puntuación final, y los buenos jugadores pueden verse penalizados por esta forma de resolver las campañas. Si además se pudiesen conseguir puntos por objetivos secundarios o por batallas ganadas, estos valores realmente serían un reflejo más válido de la realidad durante la partida, y no un simple método de resolver la contienda hacia un bando u otro.

Claro que, para poder ganar hay que saber como jugar. Todo transcurre sobre un mapa que representa Europa, el norte de África y parte del Nuevo Mundo, divido en hexágonos cual panal. La calidad de los gráficos es buena, aunque tampoco se demuestra un trabajo excepcional sobre los mismo. Encontramos algunas características muy útiles, como una indicación de la climatología de cada zona, en forma de nubarrones dibujados en el mapa que recuerdan de forma agradable al mítico North & South, aunque menos dinámicos. Sin embargo, cumple si objetivo de forma correcta.

Sobre el mismo encontraremos unidades, ciudades, puertos, granjas y fortificaciones. La unidades tienen una representación distinta según el bando y su tipo, mientras que el resto de elementos son todos muy parecidos. Las ciudades marcan las ubicaciones desde las cuales podremos ir desplegando nuevas tropas, y funcionan a su vez como fortificación. Las unidades navales únicamente serán colocadas en ciudades que cuenten con un puerto, y las granjas aumentarán nuestros ingresos en cada turno. Por último, una fortificación es un lugar donde nuestras tropas contarán con una ventaja a la hora de combatir.

De igual manera, una línea marcará la frontera entre nuestros dominios y los del enemigo. Para extender esta línea simplemente tendremos que atravesarla con nuestras tropas, que irán expandiendo nuestras zonas de influencia con su avance, aunque el enemigo puede hacer lo mismo. Conquistar una ciudad o un fuerte es harina de otro costal, y a menos que se encuentre sin protección, supondrá un esfuerzo por parte de nuestras unidades. Una última aclaración, no podremos atravesar una frontera si mantenemos una buena relación diplomáticas con el gobierno de dichas tierras.

Ciertas características del mapa son personalizables. Podemos activar o desactivar los indicadores meteorológicos, o incluso los hexágonos. Esta última posibilidad defrauda un poco en cuento uno se percata de que el mismo mapa parece seguir una división natural extrañamente parecida a los hexágonos iniciales. Como opción añadida, podemos cambiar completamente la forma en la que se muestran las unidades, modificando la representación gráfica de la tropa por un contador de los que se usan en los juegos de tablero más profesionales.
El juego se desarrolla en turnos, que comienzan siempre con el bando francés. Una vez que este finalice sus acciones se da paso a la Coalición, y luego a los convoys, que son unidades especiales que no manejamos directamente, y que de forma automática mantienen un flujo de recursos en nuestras naciones. Al comenzar el nuevo turno recibiremos una serie de ingresos según las ciudades, puertos y granjas bajo nuestro control, y que también depende de si nuestros barcos mercantes y carretas han sido interceptados por el enemigo o no.

Durante un turno podremos realizar una sola acción por cada unidad afiliada a nuestro bando. Esta puede consistir en un movimiento consistente en tantos hexágonos como indique el atributo de movilidad de la tropa, que puede finalizar en ataque si el enemigo está en una casilla adyacente. Las unidades de artillería pueden lanzar sus salvas a distancia, pero no si se han desplazado en ese turno. También podemos restablecer las bajas que una tropa haya sufrido, o bien ascender al batallón si hemos conseguido mejoras mediante la investigación de las técnicas militares.

Es por ello que existen cinco posibles ramas a la hora de realizar avances en nuestra estrategia: infantería, artillería, caballería, naval y estrategia. Las cuatro primeras se refieren a un tipo de tropa, mientras que la última es más generalista y puede aplicarse a todas las anteriores. Podemos comprar niveles en cada una de las ramas, pero estos no se aplican de forma inmediata, si no que repercuten en nuestro ejército tras un número de turnos concreto. Lo malo es que con cada campaña tendremos que volver a comenzar nuestra investigación desde cero, lo que parece un poco absurdo.

También podemos usar nuestros recursos para comprar nuevas unidades o incluso generales. Sin embargo su aparición en el mapa no es instantánea, porque cada tipo de tropa necesita de un número de turnos para ser organizada. Existen unas 12 distintas, una cantidad bastante escasa para lo que estamos acostumbrados. De hecho, se limitan a presentarnos una clase ligera, media y pesada para infantería, caballería, artillería y barcos. En contraposición nos encontramos con los generales, que son tropas de renombre y con distinto coste, según la calidad del comandante elegido.

Cada batallón cuenta con ciertos atributos, como precisión o poder, que son los usados a la hora de resolver los encuentros, y su cantidad de efectivos se representa con un número del 1 al 10. El resultado se muestra instantáneamente, con un marcador que indica las pérdidas en cada uno de los integrantes de la contienda. Podemos restablecer las bajas siempre y cuando tengamos recursos suficientes y la unidad no haya realiza ninguna otra acción durante el turno correspondiente. Por lo demás, no encontramos nada especial en los combates de Commander: Napoleon at War.
La interfaz es simple, y bastante correcta. Exceptuando la zona inferior, todo lo ocupa el mapa de la campaña. Debajo de este encontramos una descripción de la ubicación o del batallón seleccionado, un mapa en miniatura y el contador de turno y fecha actuales. En la parte inferior derecha tenemos los accesos directos a los menús de reparación, estadísticas, reclutamiento, investigación, diplomacia, mapa de guerra y menú de opciones. Aparte de estas pantallas, todas ellas bastante sencillas de entender, el juego no hace uso de más ventanas en ningún momento.

El movimiento en el mapa se realiza de forma cómoda con el teclado, aunque es posible hacerlo con el ratón pero de manera mucho más engorrosa. Algunas teclas no tienen el efecto deseado, como el hecho de que presionar Esc no nos proporcione acceso al menú de opciones, pero por lo demás no nos encontraremos con inconvenientes a la hora de hacernos con el manejo de Commander: Napoleon at War. Es lógico que ante un juego con un desarrollo tan simple, Slitherine no hay decidido complicar la jugabilidad mediante rebuscadas ventanas de opciones.

Como en tantas otras ocasiones, el aspecto sonoro pasa desapercibido. El hilo musical que acompaña la acción en todo momento no cuenta con ninguna característica destacable, y tampoco es especialmente monótono o desagradable, por lo que cumple las veces de dar algo que hacer a nuestro sentido del oído mientras los ojos, manos y cerebro trabajan. Los efectos son también muy limitados, pero nos permiten distinguir cuando está librándose una batalla o disparando un cañón. Ausencia total de voces durante todo el título, aunque visto lo visto, tampoco era de extrañar.

Porque Commander: Napoleon at War, es un juego simplista, que no busca introducir al usuario en demasiadas complicaciones. Poca variedad de unidades, poca cantidad de campañas y con corta duración. Lo único que puede alargar el ciclo de vida de este título es la posibilidad de multijugador y de juego mediante correo electrónico. A todos los efectos, Slitherine a trasladado un juego de tablero muy simple al PC, y si ese era su objetivo, podemos decir que lo han cumplido a la perfección, porque el título recoge gran parte de la esencia de lo que este tipo de juegos representan.

Lo malo es que, si nos ponemos a comparar con otras ofertas de similar categoría, Commander: Napoleon at War sale tan derrotado como el general en la batalla de Waterloo. De forma gratuita podemos conseguir títulos similares como Battle for Wesnoth, y si lo que nos gusta es la ambientación, tanto Europa Universalis como Empire: Total War ofrecen una experiencia de juego bastante más completa. Al final todo depende de lo que uno quiera, y eso solamente lo podéis decidir vosotros.


- Planteamiento sencillo.
- No necesita un equipo potente.

6

Correcto

No es lo último ni lo más original, tampoco cuenta con la mejor ejecución, pero puede divertir si te gusta el género. Bien, pero mejorable. Cómpralo si te gusta el género y te gusta tenerlos todos.