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Detective Conan: La investigación de Mirapolis

Detective Conan: La investigación de Mirapolis

Caso cerrado

Conan, el pequeño detective en prácticas, se enfrenta contra uno de los casos más difíciles de su corta carrera: tirar de la manta para descubrir todo lo que se esconde tras la inauguración de un complejo hotelero de alto standing. Para ello debe hacer uso de sus gatchets y, sobre todo, de la capacidad analítica que le otorga su amplísima experiencia en el campo, aunque no precisamente en el de los videojuegos.

Los retrasos han sido el peor enemigo con el que se ha tenido que enfrentar este Detective Conan desde que fuese anunciado hace prácticamente tres años a bombo y platillo por parte de Marvelous. Conscientes de que la ingente cantidad de adaptaciones de series anime que recibe el mercado en los últimos años, desde la compañía francesa Nobilis se fijaron como objetivo impedir que la primera aventura del Detective Conan pasara sin pena ni gracia por el catálogo de Wii. Y para ello, como viene siendo habitual en estos casos, se puso en marcha una brutal campaña publicitaria desde la que se ha vendido el título como la quintaesencia de las aventuras gráficas.

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Nada más lejos de la realidad, La investigación de Mirápolis es una alegre aventura que toma como referencia el manga creado por Gosho Aoyama que nos sitúa en un nuevo capítulo de la historia de la particular tropa de detectives que acompañan a un héroe que, sin quererlo ni beberlo, ve como toda su vida da un cambio radical al convertirse en un niño de la noche a la mañana. La historia de Conan cobraba una importancia trascendental para el mundo del manganimación  ya que renegaba de la clásica trama épica que se llevaba de moda en aquella época, a principios de los años 90. Aoyama propuso un argumento más profundo de lo habitual, con un característico sentido del humor que encandiló al público, recibiendo una aceptación unánime allá por donde veía la luz.

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Con el paso del tiempo la serie ha ido ganándose cierto estatus de culto, avalado por los 500 capítulos que se han emitido en Japón desde que el anime fuese concebido allá por 1996, con su correspondiente adaptación en el mercado occidental. El éxito suele verse traducido en adaptación a videojuego, aunque son pocos los títulos protagonizados por Conan que han recibido una atención especial, digamos por encima de la media a la que estamos acostumbrados. Eran otros tiempos, algo que ha quedado bien patente con el inusitado runrún que se ha formado en torno a esta investigación, que como bien indica su nombre nos traslada hasta el hotel de Mirápolis.

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Una invitación con trampa
Kogoto, el detective que encabeza el grupo de protagonistas de la serie, recibe una invitación para acudir con toda su familia y grupo de amigos cercano a la inauguración del hotel Mirápolis. La obra de un magnate de la zona ha acaparado la atención de los medios y, muy especialmente, de los niños, ya que personifica una de las mayores atracciones construidas en los últimos años. El grupo de personajes se dirige hacia la zona con ánimo de pasar un par de días de sosiego, y todo parece apuntar en esa dirección hasta que Conan descubre el cuerpo de una víctima flotando sobre el agua de la majestuosa fuente del complejo hotelero. Tan pronto saltan las alarmas se confirma que no se trata de un asesinato, aunque no existe no la menor pista acerca de quién puede ser el asesino.

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Averiguarlo es nuestro principal objetivo, y para ello contamos con un auténtico arsenal de posibilidades de investigación. El pequeño detective Conan es un muchacho perfectamente capaz de analizar críticamente la situación y de profundizar en todo lo que le rodea, por lo que nos espera un camino plagado de sorpresas, giros argumentales y en amplio sentido del buen humor con el que disfrutar pasando un rato agradable. La trama se ajusta a los parámetros habituales de la serie de animación; una investigación donde prima encontrar esa prueba concluyente que nos ayude a desvelar los motivos verdaderos de la trama que se cierne sobre el hotel. Por supuesto, no nos quedará otro remedio que colaborar para evitar que se mancille la reputación de un foco turístico que acaba de ser inaugurado por todo lo alto.

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Investigando los hechos
Marvelous no se ha andado por las ramas a la hora de plasmar el mundo de Aoyama tal y como lo conocemos por la serie de animación, tanto en lo que se refiere al mundo gráfico -es decir, a los escenarios y decorados- como a la personalidad de los protagonistas. Toda aventura gráfica ha de combinar dos aspectos esenciales de cara a ofrecer una experiencia rica y que no peque de ser aburrida, intrascendental. Por un lado la ambientación, que aquí viene directamente extraída del manga, y por el otro la mecánica de juego que nos impulse a seguir jugando hasta conocer el final de la aventura. Son dos conceptos que, pese a su simple apariencia, han marcado la diferencia entre los títulos que pasan a la posteridad y los que sencillamente se pierden en el tiempo.

Las sensaciones que transmite ‘La investigación de Mirápolis' es una mezcla entre sendos aspectos. La introducción de la aventura abre las puertas de una elaborada trama que nos invita a conocer todos los elementos que rodean al protagonista, una guiño a la serie televisiva que presenta una calidad que nada tiene que ver con el aspecto gráfico del juego una vez pasamos a la acción. El mundo de Conan se pone en escena en tres dimensiones. La cámara sigue en todo momento a un personaje hierático que camina por los escenarios sin apenas vitalidad. Conan es un personaje prácticamente inanimado que se ve ante la difícil tesitura de encontrar pruebas y de resolver paso a paso cada uno de los misterios que se presentan a lo largo de la partida.

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Para ello contamos con un sencillo sistema de detección que nos obliga a observar todo cuanto nos rodea. Interactuamos con los personajes que han acudido a la presentación, donde al parecer se ha formado una complicada trama de intereses. Ya desde los primeros compases tenemos oportunidad para conocer el sistema de juego. Con la excusa de encontrar el pañuelo del inspector Kogoto, Conan ha de conversar e interactuar con sus compañeros, recogiendo pistas y datos que nos acerquen a la resolución del caso. Tan pronto terminamos de preguntar a los presentes por el paradero del pañuelo hemos de recapitular y decidir paso por paso qué declaraciones son las más útiles para determinar quién se ha quedado con la prenda del carismático detective.

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Paso a paso
En la práctica, el sistema de juego se basa simplemente en recorrer las instalaciones del hotel, dividas por estancias. Desde el jardín hasta la sala recreativa -donde tenemos acceso a una serie de divertidos minijuegos-, todo forma parte de una compleja estructura que hemos de investigar palmo a palmo con el fin de hallar pruebas que nos acerquen al asesino. El problema radica en que, pese la interesante apariencia de la mecánica, a la postre se convierte en un sistema repetitivo en el que no encontraremos ningún tipo de aliciente (ni de motivación) para seguir hacia adelante. El mínimo nivel de exigencia facilita en todo momento la investigación, que en todo momento se pone en bandeja de plata gracias a las pistas que el propio Conan puede aportar siempre y cuando estemos dispuestos a dejarnos una interesante suma de puntos en ello.

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Los minijuegos se presentan como la única vía factible para adquirir nuevos puntos, que nos serán recompensados en función del éxito con el que hayamos superado la prueba. La inclusión de los minijuegos es coherente, ya que forma parte del complejo hotelero de Mirápolis, además de presentarse como uno de los mayores atractivos del centro. Efectivamente, la primera instancia por la que discurrimos es un salón recreativo donde tenemos oportunidad de disputar unas partidas a un matamata tradicional, o simplemente de lograr capturar todos los topos que aparecen en pantalla haciendo uso de las funciones del wiimote y del nunchuk. En este sentido Conan adolece de presentar no sólo un aspecto técnico digno de la generación pasada, sino también de pocas -por no decir nulas- funciones específicas para el pad de Wii.

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Producción de baja categoría
La premisa de Conan nos fuerza a explorar el hotel concienzudamente, haciendo un buen uso del mapa que nos indica los puntos de interés que hemos de investigar en cada caso concreto. Para desplazarnos y realizar una comunicación instantánea con nuestros compañeros contamos con los inventos de un viejo conocido de la serie, el extrovertido profesor Agasi, como un patinete que agiliza la velocidad de movimiento o un pin que hemos de emplear en ocasiones señaladas, pero que básicamente no aporta nada útil al desarrollo de la aventura en sí. Conan está prácticamente solo para investigar, la colaboración de los personajes secundarios parece haber sido incluida con el fin de aportar algo más de profundidad a la trama, pero en ningún momento son imprescindibles, siquiera interesantes.

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La ambientación, ese punto fundamental del que hablábamos con anterioridad, es el factor que más se respeta durante toda la aventura. La experiencia de disfrutar de este título se asemeja a contemplar un capítulo de la serie de animación, con la salvedad de tener que movilizarnos para resolver conflictos poco sólidos y cuya mecánica se repite hasta la saciedad. Hablar con los compañeros, buscar alguna pista en concreto, resolver el caso y volver a empezar con el siguiente punto: en esto se basa el sistema de juego, siendo insuficiente a todas luces para ofrecer una aventura llevadera a largo plazo. Algo que, por otro lado, tampoco es necesario, ya que en cuestión de horas conseguiremos alcanzar la resolución del caso, sin apenas motivos para volver a participar en el argumento.

Los extras son el único punto que invita a seguir disfrutando de los minijuegos -y, por ende, de la partida una vez finalizada-, ya que necesitamos puntos para hacernos con los artes conceptuales, melodías y demás añadidos que completan el producto. Asimismo contamos con la posibilidad de incluir el doblaje original en japonés, la única opción a tener en cuenta antes de comenzar la aventura. Con lo expuesto, esta propuesta se perfila como una divertida introducción para los menos experimentados en el género y para todo aquel que se considere aficionado de la serie, en cuyo caso ‘La Investigación de Mirápolis' se limita a un buen argumento falto de mayor solidez para destacar por encima del resto del catálogo de Nintendo Wii.

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Gráficamente obsoleto
Si el argumento y el sistema de juego permiten cierto margen a dudas y dependen en última instancia de los gustos de cada usuario (es innegable que por su apariencia es un título que hará las delicias de los aficionados al personaje, pese a sus taras), gráficamente nos encontramos con un panorama poco menos que desolador. Con un motor gráfico digno de la primera ornada de títulos de PlayStation 2, Conan es sencillamente incapaz de poner en escena un entorno convincente, llamativo. Las texturas de los personajes son tan básicas como parcas en cualquier tipo de animación al uso. Lo mismo sucede con las escenas que narran el argumento, que se presentan por medio de las habituales imágenes conceptuales de los personajes. Pocas veces tenemos el placer de ver cómo los propios personajes se relacionan entre sí, y cuando lo hacen sólo son capaces de dejar en evidencia que el aspecto del título ha sido concebido como una imitación del anime. Fallida, deberíamos añadir.

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El hotel Mirápolis condensa absolutamente todo el grueso de la aventura. Ciertamente luce un aspecto bien logrado que palidece nuevamente por las pobres texturas empleadas y por la ausencia de elementos que otorguen algo de vida al hotel en el que nos encontramos. Los minijuegos deportivos a los que tenemos acceso, desde fútbol hasta curling, presentan un aspecto extremadamente pobre y obsoleto impropio de una producción que aspire a algo más que a ofrecer un rato entretenido, condensando todo el peso del videojuego sobre el argumento y las fases de investigación. En cuanto al plano sonoro poco se puede añadir que difiera del gráfico, ya que a excepción de algunas pegadizas melodías extraídas del anime sólo cumple el papel de acompañamiento, sin grandes vicisitudes técnicas.

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5

Mejorable

Puede tener elementos aceptables y entretener, pero en general es una experiencia que no dejará huella. Sólo recomendable en caso de sequía de este género de juegos.