Lost in Blue 3
Un nuevo dejá vù
Una nueva pareja de personajes se encuentra perdida en una isla misteriosa. Esta vez no estarán solos, ya que contarán con la ayuda de varios secundarios, pero su aventura seguirá siendo muy similar a lo ya visto las dos entregas interiores, pese a contar con un argumento más atractivo.
Con un importante retraso de un año sobre sus espaldas antes de llegar a nuestro país, Lost in Blue 3 se antoja un título curioso pero que hemos visto muchas veces ya. Cuando nos llegó la primera entrega, en los inicios de la DS, pocos juegos explotaban como él las nuevas características de la máquina de Nintendo. Pero luego llegaría una segunda parte que, básicamente, era el mismo juego pero con algún que otro añadido puntual. Esta tercera incursión, que nos llega muy tarde, prometía algún que otro cambio que, no obstante, no logran alejar demasiado a la nueva entrega de sus predecesoras. Pese a las novedades y a un argumento más elaborado, seguimos teniendo esa intensa sensación de estar ante lo mismo de siempre.
De hecho, en un primer vistazo al juego, sin profundizar, todo parece igual. Nos despertamos en una isla desierta, encontramos a otro superviviente, llegamos a una cueva y allí empezaremos a crear nuestro hogar, haciendo uso de lo que la naturaleza nos ofrecerá para alimentarnos. Todo ello aderezado, claro está, de muchos minijuegos que encauzarán las tareas más mundanas y evitarán, precisamente, que sean aburridas y repetitivas. Aunque ya en el planteamiento podemos observar un par de diferencias, que denotan un cierto aire de originalidad con respecto a lo que ya nos conocíamos, principalmente a nivel argumental, donde la historia ha cambiado bastante.
En teoría, el barco se ha hundido, como siempre, pero no son más que suposiciones de los personajes, ya que tanto el chico como la chica recuerdan haberse caído por la borda, pero hay otro argumento más profundo que es el que se nos ofrece entre sombras, y atañe a la relación que hay entre ambos protagonistas. Pero tampoco estarán solos ellos dos, cuyos nombres son Claire (la chica) y Eric (el chico), sino no tardaremos en encontrar a James y, mucho más adelante en la aventura, nos toparemos con Kimuko. Cada uno tiene su propia historia, sus habilidades particulares y sus problemas específicos, y saber explotar sus virtudes será esencial de cara a conseguir escapar de esta nueva isla.
Del mismo modo, la chica necesitará la ayuda de un hombre para construir cosas como muebles, balsas o casas en los árboles. Y la experta en cosas electrónicas será Kumiko; sí, cosas electrónicas: llegados a cierto punto del juego, descubriremos una especie de laboratorio en nuestra isla, que tendrá una importancia vital a nivel argumental y en lo que respecta a la huida del lugar. Un cambio de ambientación que, no obstante, no cambiará en exceso nuestras preocupaciones, motivaciones y forma de enfocar la partida, dado que seguirá siendo importante cuidar de todos nuestros personajes mientras seguimos buscando la forma de volver a la civilización.
Todo ello se acabará convirtiendo en pequeños minijuegos, bastante divertidos pero que resultan bastante repetitivos. El día a día irá pesándonos como una losa difícil de mantener, y es que por mucho que podamos delegar las tareas cotidianas en nuestros compañeros, nos veremos obligados a vigilarles muy de cerca, dado que su inteligencia artificial será bastante limitada, y necesitarán de nuestra supervisión para cumplir bien nuestras órdenes. Por ejemplo, hay que darles de comer y beber, actividades básicas que deberían poder hacer por sí mismos, pero tienen la mala tendencia de envenenarse sin querer y de forma reincidente.
En su apartado sonoro se trata de un juego aceptable, que no se aleja demasiado del estilo de los anteriores. No está trabajado en exceso este aspecto del juego, pero cumple, con algunas pistas contadas de voz no muy llamativas. La jugabilidad es sencilla e idéntica a las entregas anteriores. Eso sí, el juego en sí se llega a hacer algo tedioso, por repetitivo y rutinario, además de desesperante al ver que nuestros ayudantes son más una molestia que una ayuda en condiciones en muchas ocasiones. El juego es muy largo, en parte por su relativa dificultad inicial, pero sobre todo por tener un ritmo excesivamente lento, que da la sensación de que estamos estancados y no avanzamos lo más mínimo.
Mejorable
Puede tener elementos aceptables y entretener, pero en general es una experiencia que no dejará huella. Sólo recomendable en caso de sequía de este género de juegos.