Resident Evil Wii

Sin apenas hacer ruido y con mínima atención mediática, el port del primer Resident Evil para Wii ha hecho acto de aparición en Japón con el objetivo de ofrecer el remake a las nuevas generaciones y a todo aquel que no pudo disfrutar de él en su día en PSX o Game Cube. Una interesante propuesta que pierde interés a medida que comprobamos que básicamente Capcom ha puesto a la venta un port 1:1 sin cambios ni novedades.

Hace tiempo, durante una lección universitaria -y en pleno debate sobre literatura-, el profesor que guiaba la charla hizo alusión a un término muy interesante para cualquier aficionado a la lectura, algo que quiso describir como la 'experiencia literaria', o lo que dicho en otras palabras se traduce en percibir una sensación de inmersión total durante la lectura, en sentir afinidad total con los personajes y protagonistas, o con los acontecimientos que suceden. Hablar sobre Resident Evil trasporta los pensamientos del que suscribe este texto una década en el tiempo, el mismo día de reyes, cuando por primera vez caía en mis manos la obra de Shinji Mikami. Un día frío, oscuro, triste, guardado a fuego en la memoria por la experiencia de sentir miedo por primera vez con un videojuego.

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Dicho de algún modo, Resident Evil fue la primera ‘experiencia videojueguil' con la que comenzaba a vislumbrar la capacidad de PSX. Cuesta creer que trece años después esté sentado delante de un ordenador escribiendo sobre el mismo juego con el que muchos descubrieron el Survival Horror (de hecho, pese a no ser el primer título del género es sin duda uno de los más representativos junto a Silent Hill, si no el que más), el terror psicológico de vernos inmiscuidos en una especie de Infierno repleto de zombies y de otros insectos monstruosos. Sobran palabras para explicar la trascendencia de este primer BioHazard, tal y como se le conoce a la franquicia por tierras niponas, más allá de cualquier leve atisbo de emoción personal con el que dar pie a la introducción del texto.

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Tal fue el auge que seis años tras el lanzamiento del título a Capcom se le ocurrió la feliz idea de elaborar un remake empleando la tecnología del siglo XI, con un motor gráfico totalmente renovado, un nuevo vídeo de introducción, nuevas habitaciones y objetos con los que básicamente, y en palabras del propio Shinji Mikami, 'variaba el 75% del desarrollo con respecto al original'. El argumento también sufrió alguna que otra acertada transformación, con Jill y Chris como protagonistas de un acontecimiento bizarro por el cual acaban recluidos en una lúgubre mansión sin salida posible. Junto con ellos dos el equipo al completo de los STARS, una unidad especial del cuerpo de policía de Raccoon City, desaparecido prácticamente en su totalidad a las afueras de la mansión.

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Sin hype y sin publicidad seguro que muchos ignoraban la existencia del título en la sobremesa de Nintendo, que básicamente comparte la misma filosofía de la línea ‘Play on Wii' con la que Nintendo planea lanzar los títulos más emblemáticos de Game Cube adaptados por completo a los controles de la consola, exactamente lo mismo que haría Capcom con Resident Evil 4: Wii Edition en su día (que además ha resultado ser uno de los mejores exponentes de acción de cuantos encontramos en el catálogo de Wii). De la misma forma que con Resident Evil 0, parece que el lanzamiento del juego se ha visto eclipsado por el hecho de no incluir absolutamente ninguna novedad que justifique el lanzamiento, o yendo un poco más lejos, por no molestarse ni en adaptar el control al sensor del WiiMote, con todo lo que esto conlleva.

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En cualquier caso, la sensación que percibimos al introducir el título y tras contemplar el vídeo de introducción sigue siendo la misma de antaño, con una mezcla homogénea entre intranquilidad y esa fragilidad que siempre transmite el estar rodeado de docenas de zombies con apenas 15 balas en la mochila. El desarrollo del título es exactamente el mismo; una misión de rescate -la unidad BRAVO ha desaparecido, por lo que ALPHA acude en su búsqueda-  en la que el grupo de soldados es atacado por una jauría de perros, condiciéndoles inexorablemente hacia la mansión, donde posteriormente conocemos los tenebrosos planes de Umbrella y de nuestro supuesto jefe de equipo, que más tarde se convertirá en uno de los antagonistas por excelencia de la franquicia. Los primeros compases resultan impactantes, y buena fe podemos dar de que el motor gráfico sigue siendo sólido y resultista.

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Escenarios prerenderizados foto realistas con los que se alcanza una ambientación sobresaliente, algo falto de nitidez en comparación a otros títulos que hemos visto hasta el momento en la consola de Nintendo, pero aún así muy por encima de la media. Hablamos de un motor gráfico concebido hace más de un lustro que aún hoy perdura y cuenta con el beneplácito de los aficionados, que curiosamente en la edición de Wii presenta tirones en los vídeos ingame que relatan el argumento (aunque fluye a la perfección ante los enemigos de talla XXL) y que por regla general mantiene un aspecto idéntico al de Game Cube. Desde la interfaz hasta las voces, pasando por el armamento a los documentos que encontramos desperdigados por la mansión o la colocación de los enemigos, prácticamente todo está en el mismo lugar del GC.

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Entre todas las posibilidad sólo cabe destacar el nunchuk y las vicisitudes del control a través del stick, que lejos de transmitir una sensación agradable e intuitiva nos obliga a orientar al personaje antes de poder desplazarlo. Más que un defecto se trata de una propiedad que ya se criticó en su día y que sigue arrastrando deficiencias que impiden un desplazamiento ágil y rápido, lo que dificulta enormemente derribar a un zombi con el cuchillo o incluso precisar a la hora de efectuar varios disparos. A sabiendas de lo que se ha conseguido en este campo en los últimos años es complicado justificar la dejadez por parte de Capcom de cara a ofrecer un sistema de control mejorado, o que al menos se preocupase por corregir los errores del pasado.

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Tampoco se ha de entender lo anteriormente expuesto como una crítica radical sobre la primera impresión que transmite BioHazard en Wii. El caso de Resident Evil 0 ya nos ayudó a despejar cualquier incógnita respecto a las intenciones de Capcom, donde por suerte se tomó la decisión de ofrecer el título a un precio reducido (se puede adquirir de importación por un precio que ronda los 40 dólares, siempre y cuando dispongamos de una Wii en formato NTSC japonés). Sigue siendo un título que se deja jugar y con el que se disfruta, algo a lo que contribuye enormemente el hecho de encontrar todas las voces en inglés, con la consiguiente comprensión de lo que ocurre en escena y del devenir de los acontecimientos.

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Respecto al doblaje, forma parte de un apartado sonoro crucial en la consecución de una ambientación hostil, terrorífica, con la que sentirnos inmersos en los acontecimientos. Nos ha llamado poderosamente la atención el volumen de la música, que en momentos puntuales asciende por encima de las propias voces, haciendo imposible escuchar las conversaciones que mantienen los personajes. Es un defecto anecdótico, que como en el caso de las ralentizaciones en las escenas animadas parece fruto de una mala conversión. Pequeños elementos que trasmiten la sensación de estar ante un producto falto de cariño, al que se le ha prestado poca atención.

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El precio reducido no deja de ser un cebo con una mosca detrás de la oreja que tiene nombre propio; ‘Play on Wii', una línea en la que Nintendo pone en práctica la misma filosofía de Capcom pero incluyendo novedades reales, todas ellas centradas en el control. Si desde Retro Studios han sido capaces de modificar el control del primer Metroid Prime al estilo de Corruption, ¿por qué no se ha puesto en práctica también este sistema en Resident Evil, de modo que se justifique la adaptación y se pueda distribuir a occidente sin miedo a obtener un fracaso estrepitoso? Precisamente por este motivo es bastante improbable que vayamos a ver esta versión o el propio Resident Evil 0 fuera del país del sol naciente.

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Sólo hay que hacer uso de la memoria para recordar que no es la primera vez que Capcom emplea una estrategia similar, con sendos Resident Evil 2 y 3 adaptados en Game Cube obteniendo un resultado lamentable y muy alejado de las pretensiones del público. Claro que por suerte este BioHazard cuenta con la baza de gozar de un sólido motor gráfico perfectamente capaz de sorprender a más de uno. Quizás las nuevas generaciones aprecien el detalle, pero desde luego no cabe duda de que se podía haber realizado un trabajo mucho más interesante del que finalmente se ha conseguido, haciendo caso a una serie de pautas impuestas por los propios aficionados en cuanto al sistema de control. Sería absurdo poner en tela de juicio la calidad del argumento o del sistema de juego, pero desgraciadamente como reedición de un clásico acusa la falta de un control renovado.

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