Prince of Persia
Segundo renacimiento
Desde las heladas tierras canadienses, Ubisoft Montreal vuelve a abrir el libro de Las Mil y Una Noches para trasladarnos a los inhóspitos parajes del desierto en la antigua Persia. Con un estilo visual animado y continuando las plataformas acrobáticas junto a la inclusión de una compañera de viaje, el Príncipe mantiene su encanto pese a los diversos lastres que se encuentra en este nuevo comenzar.
Los perros viejos del lugar recordarán con nostalgia aquel juego que originalmente fue concebido para el Apple-II (y posteriormente portado a multitud de sistemas) a finales de los 80 de la mano del neoyorquino Jordan Mechner, donde el visir Zervan había secuestrado a la princesa de un rey persa, y le daba un ultimátum en el que en una hora de reloj debía decidir si casarse o morir, siendo nuestro rol el de un aventurero cuyo destino pasaba por escapar de su prisión y rescatar a la doncella cautiva, en el plazo marcado por el malvado miembro de la corte del sultán. El juego fue un rotundo éxito gracias a las fluidas animaciones con las que controlábamos al protagonista, haciendo gala de una jugabilidad exquisita y un aspecto visual nunca visto hasta aquel día.
A tan magna obra le siguió una secuela tan buena como su primera parte, y posteriormente otro juego más en 3D que pasó sin pena ni gloria ante la indiferente mirada de jugadores y críticos, debido principalmente a una dificultad irrisoria y un apartado técnico discreto. No fue hasta que Ubisoft se hiciera con la franquicia para traer a un nuevo príncipe que, engañado nuevamente por otro temible visir, liberaba las arenas del tiempo. Bellos entornos tridimensionales y un medido, preciso y acrobático componente de plataformas hicieron volver a la saga otorgándola una frescura inusitada, y a la que le siguieron dos entregas más, enfocadas más a la acción y a los reflejos. Esta situación no terminó de gustar a Jordan Mechner, que terminó desvinculándose de su obra antes de que se cerrase la historia del héroe y sus tejemanejes con el tiempo.
Ahriman ha corrompido toda la ciudadela, y debemos usar los poderes de la luz para sanar los diferentes escenarios y devolverles su fertilidad, mientras contenemos a los espíritus corruptos y esclavos de su dios: guerreros, concubinas, alquimistas y cazadores que decidieron tomar la senda de las sombras a cambio de poder. En el transcurso de la aventura, los dos tortolitos irán conociéndose mutuamente en lo que es un desarrollo de ambos personajes y su relación bastante bien llevado. De hecho a menudo podremos tomarnos un descanso para entablar conversación, pulsando L2 pasaremos a un primer plano donde héroe y princesa hablarán unas veces de temas banales, y otras de sucesos directamente relacionados con la trama, algo que si bien será totalmente opcional, nos brindará jugosa información y algún que otro trofeo (o logro en el caso de la versión para Xbox 360).
La iluminación sin ser un prodigio, cumple muy bien con su cometido, dotando al juego de gran variedad cromática y perfilando sombras (con algo de aliasing en las que proyectan los personajes sobre el entorno y sobre sí mismos) dando un resultado muy convincente. Los diseños de los escenarios están cuidados al máximo, y muchas veces su belleza nos confundirá a la hora de alcanzar las diferentes cornisas, argollas, plataformas o enredaderas que necesitaremos agarrar para sortear los laberínticos niveles que los chicos de Ubisoft Montreal han puesto a nuestra disposición.
Dentro de la variedad de lugares a visitar, recorreremos los diferentes lugares de la realeza: jardines, salones, minaretes y torres de hermosos capiteles. Las torres y templos consagrados a los dioses y su mimada decoración y arquitectura árabe. El observatorio a cuyos pies se encuentran el patio de maquinaria y construcción, con enormes engranajes que nos pondrán los pelos de punta al pasar entre ellos. Por último las zonas militares, donde se adiestraba a la guardia y se torturaba a los prisioneros. Todo un entramado de palacios, fortalezas y torres cada uno bien diferenciado en los que podremos recrearnos con diferentes texturas de piedra, celosía, vidrio y madera, vegetación exuberante e ingenisos diseños mecánicos de hierro y cobre. Iluminados por la noche del desierto. Además cuando completemos cada territorio, este mutará cambiando totalmente la iluminación y color, ya que una vez expulsadas las sombras del lugar, la luz y la vida inundarán hasta el último recoveco de la zona saneada.
Hablando de diseño de enemigos y personajes, cómo no destacan los de el príncipe y Elika, con detalles hasta lo enfermizo que permiten distinguir desde el curtido cuero de reptil con el que se viste él, hasta la fina filigrana ondeando al viento de ella. Los enemigos no se quedan mancos precisamente, envueltos en densa oscuridad que revolotea a su alrededor de manera hipnótica, aunque no sean demasiado variados. Por contra, no todo va a ser excelencia técnica, el motor gráfico que originalmente fue creado para Assassin's Creed, sufrirá en algunos momentos de caídas en la tasa de cuadros por segundo, y cierta desincronización en la imagen que produce el tan molesto efecto de ver, por un instante, la imagen partida en dos. Además nos encontraremos con pequeños 'bugs' que harán que Elika se quede suspendida en el aire o que aparezca y desaparezca sin motivo alguno. Afortunadamente, estos defectos ocurren de manera muy esporádica y no empañan el resultado final, que volvemos a reiterar, es francamente bueno.
Pero no todo va a ser tan fácil, asirse y coger impulso de las argollas precisará que apretemos el botón círculo, y en los sellos en los que se usan los poderes de la princesa nos tocará pulsar triángulo. Este planteamiento va a dar lugar a largos trayectos en los que debemos estar muy atentos según el tipo de obstáculo que salga a nuestro paso, y que requerirá de toda nuestra pericia para no fallar y tener que volver a iniciar el recorrido desde el principio, ya que también se interpondrán trampas de todo tipo en las que necesitaremos calcular el momento preciso del salto para no caer en ellas. Por último está la capacidad de bajar por simas, torres y cañones enganchados a la pared con nuestro guantelete metálico, la velocidad de descenso se incrementará paulatinamente y podremos desplazarnos a derecha e izquierda para librarnos de las tan temidas trampas y caídas. También tenemos cierta libertad para ir a la parte del mapeado que queramos, si bien ciertas zonas sólo serán accesibles cuando Elika adquiera nuevos poderes (a saber: las alas, el aliento, la mano y el paso de Ormazd) cogiendo esferas de luz repartidas por los niveles completados, algo que es de agradecer ya que cogerlas plantea nuevas situaciones volviendo a zonas por las que ya habíamos pasado, convirtiéndose en un reto conseguirlas todas.
Aun así la esencia jugable sigue intacta. Mucha parte de esto lo tiene el control, a la altura de lo esperado tras la trilogía anterior. Volveremos a sentir que tenemos total control sobre nuestro protagonista al que moveremos trepando, corriendo por paredes, techos y argollas, rebotando y escalando con total naturalidad, sumándose como añadidos la capacidad de la princesa para impulsarnos más lejos en medio de un salto, y la garra que tenemos equipada la cual nos permitirá dejarnos caer con suavidad arrastrando por la pared. De esta manera, combinando saltos, agarres y el poder de Elika, sortearemos retos tan ingeniosos como los que la saga nos tiene acostumbrados.
Muy Bueno
Juego de notable acabado que disfrutaremos y recordaremos. Una buena compra, muy recomendable para amantes del género. Está bien cuidado a todos los niveles. Cómpralo.