Animal Crossing: Let's Go to the City
- PlataformaWii7.5
- GéneroSimulación
- DesarrolladorNintendo EAD
- Lanzamiento05/12/2008
- TextoEspañol
- VocesEspañol
Déjà vu urbano
La particular fauna de Animal Crossing da el salto a la actual sobremesa de Nintendo. Por primera vez se incluye una localización fuera de nuestro pueblo, la ciudad, donde encontraremos un mayor número de tiendas y servicios a nuestra disposición. El puntero del Wiimando se ha adaptado a la perfección para movernos por un juego que, por lo demás, nos resultará bastante familiar.
Cuando oímos hablar de Wii Connect 24, aparte de sonarnos un tanto extraño, uno de los primeros juegos en el que pensamos fue sin duda Animal Crossing. Parecía hecho a su medida, por y para este título. Por eso, cuando Nintendo anunción por fin "Let's go to the city" nos emocionamos, se abría un mundo de posibilidades inmenso y con fecha de salida conocida, no un proyecto de esos que se alargan durante años incluso. Desafortunadamente, estando en la semana del lanzamiento, la triste realidad es otra.
El simulador social de Nintendo, por llamarlo de algún modo, no presenta una ristra de novedades que tire para atrás, más bien todo lo contrario. Cualquiera que jugara a Wild World verá que no hay mucho más para hacer en esta nueva entrega. Hay ciertas mejoras y crece en cuanto a cifras (más personajes, más vecinos, más objetos...) pero el núcleo en sí del juego permanece prácticamente invariable. Sin duda, es Animal Crossing, son horas y horas realizando actividades en el pueblo para lograr la casa ideal, entre otras cosas, pero probablemente no todo el mundo quiera repetir la experiencia casi tal cual.
Técnicamente da el nivel que uno puede esperar de esta clase de juegos. Desde luego no negamos que sea mejorable, pero realmente no lo necesita, cumple con los mínimos que se le podrían exigir. Lo que menos nos ha gustado han sido las texturas en algunas zonas o en determinados objetos, como las frutas, a las que no les habría venido mal mayor definición. De todos modos, se aprecia una cierta mejoría respecto a GameCube, lo cual es una buena noticia, no han reutilizado tal cual el motor de aquella versión. Sin embargo, no estamos ante el portento técnico que supuso Wild World teniendo en cuenta la máquina sobre la que se movía.
La cámara ha cambiado de perspectiva, abandonando la cenital inicial e incorporando la utilizada en Nintendo DS, con un efecto de bola del mundo en el pueblo al recorrerlo de abajo a arriba. No nos gusta demasiado puesto que la vista se encuentra demasiado cerca y limita el campo de visión de forma importante, aunque todo es acostumbrarse. Se puede, eso sí, pulsar arriba en la cruceta para otear el cielo a falta de una segunda pantalla como la que tiene la portátil. De vez en cuando pasan cosillas por las alturas que capturaremos con el tirachinas.
La configuración de los pueblos recupera las dos alturas, lo que complica movernos ya que sólo hay un par de puntos concretos por los que podemos pasar de una zona baja a una elevada. El río, que gracias a esto formará una cascada, no es, por tanto, el único obstáculo a salvar. Hay un detalle que casi podríamos definir como técnico que nos ha gustado mucho: según vamos caminando mucho por un sitio, el césped se va desgastando hasta formar un camino por las vías más habituales. Se acabó el tener que poner baldosas en el suelo para guiarnos, si es que alguno lo hacía...
Las melodías típicas de esta franquicia siguen presentes, alegres, tranquilas y simplonas, casan perfectamente con el esquema de juego. Destacar, por supuesto, las composiciones de nuestro perro favorito en la cafetería del museo, cuyas actuaciones podremos ver por primera vez en compañía a través de Nintendo Wi-Fi Connection. Aparte del silencio más absoluto, tenemos dos tipos de hablas a elegir para los personajes que cambian los ruiditos que hacen. En "animalés" pronuncian las letras e incluso las palabras, aunque muy rápido, así que cuesta bastante entenderlos. Resulta gracioso si lo hacemos, por cierto, con esas voces que utilizan.
Aunque gracias a la entrega de Nintendo DS la serie Animal Crossing es muy conocida, no todo el mundo ha catado alguna vez uno de ellos, así que se hace necesario resumir de qué va antes de meternos en faena. Tomamos el papel de un niño o una niña que se muda a un pueblo muy especial, habitado por animales antropomórficos que interactúan entre sí y, sobre todo, con nosotros. Nos cuentan sus vivencias, nos dan consejos, cotillean sobre lo que acontece allí, nos descubren secretos del juego, nos piden favores, nos hacen regalos, etc., son como nuestra familia en aquel rincón tan extraño.
Nada más llegar, tras haber puesto nombre a la aldea y a nosotros mismos, hemos de pagar la casa donde viviremos. La cuestión es que no tenemos ni una baya, que es la moneda que se utiliza en Animal Crossing, así que hacemos algunos recados para el tendero del pueblo, Tom Nook. Este buen hombre, o mapache, es la principal fuente de objetos del juego y en su tienda encontraremos las herramientas principales e imprescindibles para hacer algo aparte de dar vueltas y charlar. Con su particular monopolio, es el dueño de todas las casas de la zona y a él le tenemos que ir pagando poco a poco un préstamo hasta tener nuestra pequeña mansión en propiedad.
No hay objetivos reales, no hay una meta ni un camino, ni encontramos enemigos finales o cualquier otra cosa por el estilo. Al igual que, por ejemplo, en Los Sims, podemos jugar cuantas horas queramos. Se nos ofrecen, eso sí, diversos tipos de actividades. Las tareas fundamentales son pescar, cavar, plantar, recolectar, talar y regar. Los árboles frutales son una importante fuente de ingresos, sobre todo si plantamos alguna semilla no originaria de nuestro pueblo para tener otras frutas que Tom Nook nos compra por cinco veces más valor.
Pescando, no sólo podemos vender los peces que cojamos, sino también llevarlos al museo local para aumentar su exposición. Igualmente, disponemos de una red para cazar bichos. Sueltas por el campo hay varias especies de flores que juntándolas generan otras distintas. Otra opción es comprarle semillas a... Tom Nook, por supuesto. En su comercio vende muebles con los que decorar nuestra casa. Con el tiempo, y una vez hayamos pagado el primer préstamo, iremos ampliando nuestro hogar mediante sucesivos créditos, consiguiendo mayor amplitud, más plantas y más habitaciones.
Al contrario que en Nintendo DS, cada habitante en una misma consola tiene su propia casa, hasta un máximo de cuatro. Los lugares donde van están prefijados, así que los que van llegando primero tienen preferencia para elegir. Estando ya instalados, podemos hacer uso de los diferentes servicios del pueblo dentro del ayuntamiento, para enviar cartas, pedir información o incluso quejarnos de algún vecino. También hay un cajero automático para dejar nuestros ahorros. El alcalde sólo aparece cuando sucede algún evento importante y se celebra algún tipo de fiesta.
El día en que nos encontramos en cada momento es fundamental, marca múltiples cosas como si hace sol o nieva, ya sea verano o invierno, los peces y bichos que aparecen en esa época o festividades concretas como Navidad o Año Nuevo. Todo transcurre en tiempo real, así que si dejamos, por ejemplo, de jugar tres semanas, se nos habrán muerto casi todas las flores y todos los vecinos se preguntarán que dónde nos habíamos metido. Desde luego Animal Crossing es una experiencia diferente y que da lugar a situaciones de todo tipo.
Una de las principales novedades de esta entrega es la ciudad. Se trata de un lugar apartado del pueblo, supuestamente común a todos los jugadores de Animal Crossing, pero en realidad no será posible encontrarnos allí, aunque sí que nos hablaran los animales que allí nos encontremos de lo que hacían nuestros contactos en aquel lugar. Realmente, este sitio no aporta nada nuevo, es simplemente una forma de establecer un mayor número de tiendas fijas que en anteriores Animal Crossing eran ambulantes y sólo veíamos un día a la semana.
Ahora podemos coger un autobús durante el día e ir a comercios como la tienda de Graciela, una boutique de lujo que cambia de colección cada tres meses y tiene incluso rebajas. En el teatro aprendemos emociones con Sito, como reírnos o decepcionarnos y Katrina nos adivina el futuro, etc. Como veis, todos ellos aparecían de manera intermitente en Wild World. En cambio, la peluquería había que conseguirla de una forma especial y en este caso ya está de serie. Allí, además de cambiar el peinado, obviamente, nos ofrecen un maquillaje de lo más especial, ya que transforma la cara de nuestro personaje en la del Mii que elijamos entre los que tengamos almacenados.
Desafortunadamente, llevando una careta de Mii como así la llaman, no es posible ponerse sombreros o accesorios en la cabeza, así que no a todo el mundo le gustará y preferirá mantener el rostro original de su personaje. Otro que vuelve es Sisebuto, formando parte de la Academia de las Artes Decorativas, una asocación que puntúa la decoración de nuestra casa. Lo interesante en esta ocasión es que cada mes habrá un tema diferente en el que ambientar nuestro hogar y si lo hacemos muy bien apareceremos en la exposición de su local, que en realidad es virtualmente común a todos nuestros amigos, así que seremos el modelo de todos ellos. Estos seguro que fomenta un sano pique para conseguir la mejor casa.
De hecho, se ha mejorado la interactividad entre usuarios conectados, ya no hay que inventarse competiciones, es posible acceder a las que estén sucediendo en otro pueblo y participar en ellas. Son factibles, por tanto, torneos de pesca o de caza de bichos entre otros. Incluso los conciertos de Totateke estarán disponibles para todo el mundo, mientras que en Wild World el can no cantaba si había gente en nuestro pueblo. Otra herramienta de interacción será la casa de subastas, donde podremos llevar objetos que ya no usemos y pujar por otros que aparezcan allí durante días concretos en los que tendrán lugar.
Existe otra manera de viajar al pueblo de un amigo si alguno de los dos no tiene conexión a Internet y es utilizando una Nintendo DS. Pasamos nuestro personaje con lo que tenga en sus bolsillos a la portátil mediante el modo Descarga DS y lo enviamos a la Wii de nuestro amigo una vez en su casa. Luego hay que hacer el proceso contrario para cambiar los objetos que llevamos de vuelta y actualizar información sobre nuestra travesía por otras tierras. Quizá podrían haber implementado algo parecido usando la memoria del mando de Wii, pero es una magnífica idea.
Los diseños que realizamos en "Las Hermanas Manitas" ahora son más completos, no sólo es una textura sino hasta cuatro en las camisetas, para las mangas, la parte delantera y la trasera. Eso sí, esta clase de diseños profesionales que podemos compartir nos cuestan dinero, pero si somos buenos pintores acabarán en los pueblos de nuestros amigos. La pantalla de creación es muy similar a la de Nintendo DS, sólo que ahora se usa el puntero del Wiimando, lo que complica mantener la precisión en comparación con una pantalla táctil.
El control ha variado levemente, ya que existe una transformación casi directa entre usar un "Stylus" y apuntar a la pantalla con el mando de Wii. Hay mayor accesibilidad a diversas opciones, como cambiar de objeto, tan fácil como pulsar derecha o izquierda en la cruceta. Muy útil, nos ahorra andar entrando al inventario cada vez. El menú en pantalla aparece en cuanto dejamos de realizar una acción, mostrándonos debajo los diferentes apartados como el mapa del pueblo o la lista de amigos entre otras cosas.
Para andar es posible usar el Nunchako, pero únicamente con el periférico principal tendremos suficiente. Se anda o se ejecuta la acción del ítem equipado con el 'A', pulsando una o dos veces respectivamente. Con 'B' recogemos aquello que se encuentre en frente nuestro y cancelamos los menús, aparte de avanzar rápido los diálogos. Para pescar o cazar bichos podemos agitar el mando hacia adelante, y en caso de que un pez pique el mando vibra fuertemente, pero más allá de eso no se ha usado el sensor de movimientos, una pena.
La comunicación es un elemento fundamental en este juego y aquí sí que han acertado de pleno. El micrófono Wii Speak funciona correctamente y tiene la ventaja de que nos ahorra ponernos unos cascos, aunque también es cierto que se escucha a cualquiera que esté en la misma sala donde hayamos puesto la consola. Un añadido fundamental relacionado con esto es la compatibilidad con una gran mayoría de teclados USB del mercado, incluso inalámbricos, lo que facilita enormemente escribir sin tener que recurrir al teclado virtual.
Podemos incluso mandarn correos electrónicos a gente agregada con una dirección en nuestro tablón o hasta realizar capturas de pantalla en todo momento y guardarlas en una tarjeta SD. De todos modos, como vemos, casi todo se queda en correciones de los fallos que había en la versión de Nintendo DS de Animal Crossing y no aportan suficientes alicientes para adquirir la versión de Wii. Las acciones a realizar son las mismas, las tiendas son casi todas las mismas, y globalmente el juego es básicamente el mismo.
El mayor problema es la carencia de objetivos que tiene este juego. No hay misiones, salvo las que nosotros nos impongamos, como hacernos con todos los objetos, pero eso ya lo hacíamos en anteriores entregas. Que haya más animales o tiendas no hace que cambie sustancialmente esta situación y no encontramos ningún tipo de desafío nuevo, solo formas diferentes de plantear los que ya existían gracias a la Conexión Wi-Fi de Nintendo, lo cual no termina de ser suficiente. Ni en individual ni en compañía "Let's go to the city" ofrece contenido suficientemente innovador como para repetir el proceso de ir ampliando la casa otra vez.
Se espera que el jugador sea creativo e invente formas de aprovechar la conexión a Internet, pero si no se ponen los medios es difícil hacer algo diferente. En esta ocasión, como decimos, sí tenemos competiciones instrumentalizadas en las que hay un ganador, pero ocurren cada bastantes días y son todo el rato las mismas. Al final parece que estamos simplemente ante un chat con personajes virtuales, algo que ya hemos visto y más completo en otros programas.
Bueno
Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podrían haberlo llevado a cotas más altas. Cómpralo sin miedo.