Guitar Hero World Tour
- PlataformaPS38.5PC3608.5
- GéneroSimulación
- DesarrolladorNeversoft Entertainment
- Lanzamiento21/11/2008 (PS3, 360)21/07/2009 (PC)
- EditorActivision
Buscando el acorde perfecto
La guitarra tiene razones para estar celosa; a ella se le ha unido el resto del grupo para dar paso a una experiencia de banda completa. Esta increíble noticia viene acompañada de unos credenciales más que respetables: lista de canciones increíble, instrumentos con nuevas y muy interesantes implementaciones e incluso un estudio de grabación para poder crear tus propios temas. Un proyecto muy ambicioso que se ve lastrado por pequeños fallos que le impiden llegar hasta lo más alto.
Algunos la usan para bailar, otros para entretenerse en un trayecto de tren, otros para deleitarse con la perfección de su estructura, y algunos, simplemente, la necesitamos tanto como el propio respirar. La música forma parte de nuestras vidas, lo queramos o no, y de una manera u otra todos la utilizamos como medio para divertirnos. Partiendo de este planteamiento, hablar de la unión de videojuegos y música es quizás una de las ideas lúdicas más obvias y a la vez provechosas que se pueden encontrar. Convertirnos por momentos en aquellas canciones que más nos gustan es algo que existe desde que se inventó la ducha, así que cuando se ha empezado a aprovechar este tirón de manera comercial, el éxito de la fórmula no sólo ha sido arrasador en la industria videojueguil. También lo ha sido entre las propias discográficas, que han encontrado una vía monetaria muy interesante para mantenerse a flote mientras continúa inexorable el cambio del formato físico al digital.
Pero cualquiera sabrá que no son siempre los primeros que consiguen marcar una diferencia los que triunfan; son los inteligentes, aquellos que tienen la agudeza de presentar algo y hacerlo atractivo los que finalmente se llevan el gato al agua. Tal como Van Halen no inventó el tapping sino que simplemente lo popularizó, lo mismo ocurre con este género de simulación' musical. Konami, y en concreto su división dedicada BEMANI, fueron los auténticos pioneros. Ahora mismo se estarán dando de cabezazos con la pared, y con razón, puesto que fueron los visionarios Harmonix -quienes estuvieron en la empresa nipona creando Karaoke Revolution, el gérmen de SingStar- los que comenzaron con Guitar Hero, para luego dar el ambicioso salto a Rock Band, a darle un enfoque comercial a toda esta parafernalia. O lo que es lo mismo, pasar de hacer como que se toca una guitarra a hacer como que un grupo entero interpreta un tema, algo que más que por las canciones en sí -algo que influye muchísimo, por otra parte-, o por la sensación de involucrarse juego social que desprende el concepto más que todos los party game' juntos, es el hecho de que tanto una persona que no ha tocado un videojuego en su vida como el jugón más tradicional pueden adentrarse juntos en el reto sin interponerse el uno al otro. Quizás por eso Rock Band fue considerado el culmen del género.
Tal como decíamos que los primeros que popularizan un producto se llevan todo el lujo y el oropel, aquellos que les siguen cuentan con el factor comparativo muy en su contra. Ese es el caso de Guitar Hero: World Tour, el paso al frente de la franquicia de Activision que ahora está en manos de Neversoft. La carrera por ver quién lanzaba la primera piedra terminó con MTV, Harmonix y en Europa Electronic Arts difundiendo el mensaje que decía somos los primeros'. De hecho, no es casualidad que después de todo ese toma y daca que sufrió la distribuidora para poder comercializarlo en Europa, al final terminase apareciendo pocos meses antes de la fecha prevista por su principal competidor. Al final inevitable medirse ante la marca impuesta. Para sobrepasarla han utilizado atractivos más que agresivos: algunas interesantísimas exclusividades a nivel de canciones, unos instrumentos que pretenden ser lo más diferentes posible de la competencia, así como un acercamiento al llamado Gaming 2.0.' desde la perspectiva musical. Todo ello es ambicioso, muy ambicioso. Por tanto, no queda más remedio que ponernos nuestro instrumento y darlo todo por el rock n' roll. Veamos.
Apadrinado por algunos grandes bateristas mundiales como Chad Smith de Red Hot Chili Peppers, el diseño de este periférico está centrado en proveernos de una experiencia lo más similar posible al del instrumento real. Contando con el pedal del bombo, sin sujeción alguna -algo que puede provocar que se nos vaya el pie de vez en cuando si no tenemos ciudado-, tenemos seis botones con los que jugar: dos platos arriba, uno haciendo de charles' o hi-hat' para marcar el ritmo, y uno más ruidoso para cambiar de sección o terminar un break'. A una altura un poco menor tenemos tres pequeños timbales del mismo tamaño que hacen las veces del resto de botones. El de la izquierda lo usaremos más que los otros dos, ya que muchos ritmos de rock se parecen entre ellos, aunque los propios temas están concebidos para darnos la variedad que pudiésemos necesitar.
A esto hay que añadirle sus características físicas. La más importante es su compatibilidad con un ordenador que soporte MIDI. Así es: podemos usar la batería de Guitar Hero: World Tour como una electrónica de verdad, siempre que contemos con los módulos de sonido y el software adecuado. Del mismo modo todos sus componentes procurarán ser lo más silenciosos posible -aunque es inevitable que se haga un poco de ruido- y detectarán la intensidad de nuestros golpes. En definitiva, todas las papeletas para contar con el mejor set virtual que cualquiera pudiese soñar. La lástima es que el acabado general dista mucho de ser efectivo: para empezar, el pedal, como decíamos, puede cobrar vida propia si utilizamos nuestro pie con mucho ímpetu, cosa muy común cuando no hemos tomado contacto con nada parecido antes. Por otro lado, existe un problema de detección con los platos; a veces no responden como deberían, no reconociéndonos golpes salvo que seamos muy certeros en ello. Son pequeños detalles que pueden pasar factura sobre todo de cara al jugador más ocasional, que quiere poder desentenderse de la toma de contacto lo antes posible. Un primer intento muy prometedor, pero que no eclosiona como es debido.
Ahora es el turno de la guitarra, hacha, seis cuerdas y cualquiera de los miles de nombres que se le puedan dar. Perdido el permiso por parte de Gibson de emular las formas de su bellísima Les Paul, en Neversoft han tenido que adaptarse a una forma más común e indefinida' de guitarra -con indefinida nos referimos a que podría ser de cualquier marca-, algo que al usuario final en realidad no le importa demasiado. El caso es que también han aprovechado para hacer cambios: un botón cerca de la púa para activar la energía estrella en caso de que nos moleste tener que alzarla -más sensible de lo que debería, eso sí-, una palanca para las notas largas más larga, y, por encima de todo ello, seis botones al principio del mástil. Pero no seis botones comunes, sino un sensor táctil para secciones especiales donde ejecutar slides' o efectos como el famoso wah wah'. Son cambios que a los más conservadores podrán parecerles algo incómodos, sobre todo por cambiar de una altura a otra de la guitarra sólo para unas cuantas notas volviendo rápidamente a la postura normal, o por si activamos la energía estrella sin querer, pero que por lo general cumplen con su propósito de darle un soplo de aire fresco a un instrumento necesitado de ello después de tantos años sin cambios.
Por último está el micrófono, el cual si tuviese alguna adición remarcable nos provocaría preocupación. Su objetivo es simple: detectar si entonamos bien o si chirriamos cuales uñas arrastradas por una pizarra, y lo hace a la perfección. Como es el caso de su principal competidor, Rock Band, si lo golpeamos con la mano en secciones instrumentales, haremos rítmica con una pandereta para que el cantante no se sienta fuera de lugar. Para finalizar, comentaros lo ergonómico que procura ser todo: guitarra con partes extraíbles, batería desmontable y ocupando poco tiempo, etcétera. Todo para mantener el mayor espacio posible siempre que no se utilice el equipo.
En este caso vemos que las 86 canciones abandonan la temática más metalera' que tradicionalmente ha llevado la saga para dedicarse a todo tipo de variantes, con más de un flirteo con otros estilos como el pop. Destacamos algunas agrupaciones algo más atípicas como 'At The Drive-In', muy interesantes para un videojuego musical, o el clásico progresivo Pull Me Under de los 'Dream Theater'. En la parte más clásica, 'The Cult' con su Love Removal Machine o los mitiquísimos 'Creedence' junto con los 'The Doors' hacen que nos embargue la nostalgia. Y por supuesto, 'Michael Jackson' y su Beat It, 'Motörhead' con su asesino Overkill o una increíble versión en vivo de Sweet Home Alabama por los 'Lynyrd Skynyrd'. Para los hispanoparlantes contaremos con canciones como 'Escuela de Calor' o 'La Bamba' Muy variado, con algunas agrupaciones que inexplicablemente no ceden sus mejores temas, pero con el suficiente atractivo para muchos, muchísimos seguidores de las buenas recopilaciones:
A la hora de saltar al escenario nuestras creaciones cobran vida y lo dan todo, algo que en este sentido no sorprende demasiado respecto a lo ya visto. Simple y llanamente, porque no es lo importante. Los medidores se encuentran bien situados -quizás algo incómodo el de la energía estrella de grupo-, el espectáculo visual es aceptable y las animaciones cuentan con la fluidez necesaria para pasar desapercibidas. También se han preocupado de darle su toque personal a los cameos virtuales de las grandes estrellas, algo que se agradece. Y el público, tan uniforme como siempre, coreando o abucheándonos según nuestro rendimiento.
Un modo online que ahí sí, brilla con luz propia. Sobre todo en la llamada 'Batalla de las Bandas' donde podrán competir cuatro contra cuatro para ver quién es la mejor agrupación sobre la faz de la tierra. También podremos hacer un vistoso cooperativo online, aunque pierde carisma tocar con tu batería a varios miles de kilómetros de tu casa, pero siempre es una opción que se agradece tener. Además, contamos con duelos de puntuación y de solos' podrán hacerse para cada instrumento independientemente. En este sentido no se ha sabido dar ese salto cualitativo en la mecánica, necesario para crear una experiencia fresca y única como sus periféricos, y en general en concepto del juego, lo son. Obviamente también contaremos con nuestra tienda real, donde podremos descargar por precios módicos desde pequeños packs recopilatorios de canciones hasta discos enteros. Se echa en falta, eso sí, una mayor integración de éstos con el contenido general del juego.
Cuando tocamos la canción en sí hay algunos pequeños cambios a tener en cuenta. Por ejemplo, en la batería también contamos con secciones de improvisación, marcadas por una especie de estela ondulante, pero no se nos deja marcar el ritmo con el bombo al comienzo de un tema, o simplemente hacer un poco de freestyle' en momentos donde se puede prestar a ello. Muy limitado en este aspecto. También lo está a la hora de activar la energía estrella, ya que tendremos que tocar los dos platos a la vez, algo muy incómodo si andamos con una sección rítmica complicada y esto nos puede salvar de caer derrotados. Un buen cambio sí que ha sido la energía estrella conjunta, que se puede activar por cualquier miembro del grupo. Eso sí, si todos lo hacen a la vez, cuentan con un bonus.
Existen tutoriales para introducirnos en el mundillo, y más de una interfaz disponible. Por ejemplo, tendremos la posibilidad de grabar sin más para luego editar nota por nota en longitud, posición, duración e intensidad, tal y como lo haría un secuenciador real. Para grabar primero seleccionaremos la nota base a partir de la que construiremos escalas, y pulsando ciertas combinaciones de botones en la guitarra o en la batería -aquí mucho más correspondido con la realidad, claro está- irán sonando las notas progresivamente. También, con el mismo periférico del hacha, podremos emular sonidos de teclados o de bajo. Una lástima que no exista la posibilidad de grabar voz.
No estamos hablando de que su complejidad o profundidad sean un problema. Al contrario: esto es el principio de lo que podría ser una etapa muy interesante de este concepto de creación de usuarios -subiremos los temas a un sistema llamado GHTunes, con un limitado número de canciones por persona-. Su problema es que desde el principio choca: no se pueden hacer cosas simples dedicándole poco tiempo y a partir de ahí ir profundizando. La curva de dificultad es enorme para aquel que entienda nociones de música y aún mayor para el que no las tenga, a pesar de que escalas, tonos y progresiones se puedan ajustar automáticamente. Es un principio, a pesar de todo, un principio que debemos premiar en su justa medida y que esperamos evolucione como es debido. En estos momentos será aprovechable, sobre todo, para aquellas agrupaciones amateur con inquietudes creativas y muchas ganas de introducirse en la escena musical. Para el resto, para aquellos que busquen una diversión inmediata, les será muy complicado encontrarle el atractivo a este estudio.
Muy Bueno
Juego de notable acabado que disfrutaremos y recordaremos. Una buena compra, muy recomendable para amantes del género. Está bien cuidado a todos los niveles. Cómpralo.