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Shaun White Snowboarding

Shaun White Snowboarding

  • PlataformaPS35DSPC3605
  • GéneroDeportes
  • DesarrolladorUbisoft
  • Lanzamiento01/11/2008

Perdido en la nieve

Shaun White no se estrena con la mejor cara posible en el mundo de los videojuegos. Su primer título, obra de Ubisoft Montreal, dista mucho de las elevadas cotas de diversión que se esperaban, muy por debajo de lo que ofrecen otros juegos del género.

A lo largo de la historia, nos hemos encontrado con infinidad de juegos de snowboard, que ocultaban en su interior un gran número de horas de diversión. 1080 Snowboarding, SSX, Amped… todos ellos de bastante calidad, y capaces de trasladar con acierto la emoción de la nieve al salón de nuestros hogares. Por eso mismo nos sorprende que, con antecedentes tan buenos en los que basarse e inspirarse, los chicos de Ubisoft no hayan sido capaces de entender esta disciplina y lograr desarrollar un juego no ya sólo profundo, sino tan siquiera variado, elaborado, cuidado o, lo que es más importante, divertido. Shaun White Snowboarding es un título que no consigue encontrar su lugar dentro del género.

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Esto es algo que le pasa mucha factura al juego, que dista demasiado de lo que se esperaba de él. Cuando, durante el pasado E3, Nintendo presentó el juego en su conferencia, sorprendió el interesante uso de la balance board de Wii para controlar a nuestro personaje. Pero en 360 y PS3, máquinas que emplean un sistema tradicional, Ubisoft no ha sabido adaptar el movimiento a un mando de control. El reclamo publicitario de este juego es la presencia de Shaun White, un verdadero icono dentro del mundillo del snowboard y del skate, ya que es un maestro sobre la tabla que ha acumulado premios y medallas durante su carrera, tanto en los X-Games como en las Olimpiadas de invierno.

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Justamente, el papel del bueno de Shaun será el de tutor a lo largo del juego, enseñándonos nuevos trucos y movimientos. Pero todo eso tardará en llegar, dado que los primeros instantes del juego son un tanto desconcertantes. Lo primero que haremos será crearnos un personaje, dentro de un editor no especialmente potente: básicamente elegiremos una cara y, a partir de ahí, compraremos, si queremos o no, siempre según el dinero que tenemos (bastante escaso), tablas mejores, chaquetas, botas y demás elementos que compondrán nuestra equitación para saltar a la nieve. Una vez hecho esto, apareceremos directamente en la montaña, sin menú de opciones ni nada que nos guíe un poco.

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Si bien la idea es muy interesante, tener un gran mundo central a partir del cual elegir a dónde ir o en qué enfrentamiento involucrarnos, en este caso está representado de forma bastante mejorable. Empezaremos a bajar por la montaña sin saber muy bien por qué, o cuál es nuestro objetivo, y cuando menos nos lo esperemos, tras una fuerte caída (inevitable ante nuestra falta inicial de habilidad, el desconocimiento del juego y de lo que se espera de nosotros), el propio Shaun White acudirá en nuestra ayuda, alabándonos por haber intentado algo arriesgado aún cuando el resultado había sido catastrófico.

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En cierto modo, esta frase resulta un tanto irónica, ya que las importantes lagunas jugables del título nos limitarán constantemente a más y más caídas intentando hacer el más sencillo de los trucos, y aún así, Shaun White no dejará de alabarnos por nuestro supuesto buen hacer. Al apartado jugable llegaremos más tarde; de momento, Shaun nos presenta a sus compañeros, cada uno de una zona del mundo y con su propia montaña, y nos incita a encontrar doce euros para que nos enseñe su primer truco. Lo euros serán grandes monedas naranja que estarán escondidas por las montañas, tres en cada una de las cuatro montañas que componen el juego.

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Para viajar entre ellas, será tan sencillo como pulsar Star y elegir Destino. En todo momento tendremos acceso total y absoluto a todas y cada una de ellas, pudiendo centrarnos en conseguir esos euros para Shaun White o bien realizar algunas pruebas y competiciones presentes en todas ellas. Un radar nos indicará la situación de todo ello, y en nuestras manos quedará lo que queramos hacer. Empezaremos en la parte baja de las montañas y deberemos usar helicópteros o telesillas para llegar a distintas alturas. El proceso es algo así: usar un telesilla, estar varios minutos esperando a llegar a la cima, bajarnos de él y descender por la montaña para llegar a nuestro destino.

El problema es cuando no sabemos cuál es nuestro destino, ya que la montaña cuenta con diversas diversificaciones y en muchas ocasiones podemos pasarnos sin saberlo bien, lo cual nos obligará a volver a subir. Afortunadamente, no hará falta llegar al final de nuestro descenso y volver a subir, y si nos pasamos levemente, podremos bajar de la tabla y subir a pie hasta el lugar que buscábamos. Es algo lento y pesado, pero siempre es mejor que recorrernos la montaña entera una y otra vez. Y es que el recorrer las montañas intentando llegar a los distintos lugares con eventos se antoja una tarea bastante irritante, aburrida y carente de verdadero interés. Sería mucho más interesante contar con pistas y eventos dedicados a los que pudiésemos acceder desde un menú; si por ejemplo, queremos disputar una carrera rápida, tardaremos varios minutos en conseguirlo.

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Apartado técnico
Todo lo dicho hasta ahora se limita al planteamiento del juego, en el que contaremos con una extraña sensación de libertad. El título de Ubisoft nos limita a cumplir las misiones de Shawn White o bien participar en eventos sueltos que nos toparemos por las cuatro montañas disponibles, que si bien son de dimensiones considerables, les falta algo más de variedad, ya que no difieren en exceso unas de otras, contando con elementos bastante similares; algo que, hasta cierto punto, es lógico, pero lejos de disimularlo y adaptarlo un poco, parece puesto con absoluta y total indiferencia. Visualmente, el juego se reduce a un océano blanco con escasos elementos que dotan de variedad al paisaje.

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Los problemas técnicos también serán evidentes en el apartado visual, donde lo que se podría entender como que el personaje se hunde un poco en la nieve se convierte en un problema de físicas, ya que nuestros pies, o incluso nuestra tabla, atraviesan directamente el escenario, logrando un efecto bastante horrible. Si esto ocurre a baja velocidad, al descender a toda velocidad, da la sensación de que la tabla flota en el aire, sin terminar de resultar creíble su interacción con el suelo. La falta de credibilidad se hace todavía más patente cuando es completamente posible chocar contra otros personajes que descienden por la montaña sin que ocurra absolutamente nada, sin tener ninguna consecuencia real y lógica.

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Esa sencillez visual queda representada en todos los elementos presentes en pantalla: las animaciones son escasas y que podrían dar mucho más de sí, los árboles escasos y parecen demasiado plásticos, los surcos que dejamos en la nieve muy falsos. Afortunadamente, cuenta con una excelente banda sonora, con melodías muy buenas y de todo tipo; pese a que a través de la cruceta podremos acceder al reproductor y cambiar de pista, no podremos filtrarlas ni elegir nuestras favoritas, por lo que deberemos sobrevivir con todas ellas, debiendo saltarlas constantemente si no son de nuestro agrado. Al menos, se permite eliminar toda melodía, quedándonos con los efectos de sonido, bastante dignos, y un interesante doblaje a nuestro idioma.

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Será también mediante la cruceta como accederemos al multijugador, que no va más allá de compartir las montañas sin demasiado sentido. Sobre todo por el poco atractivo sistema de control, que nos ofrece muy pocas opciones, prácticamente nulas de hecho. El personaje tiene un peso demasiado elevado, o cuanto menos esa es la sensación que produce, ya que cuesta un verdadero mundo conseguir que salte para realizar trucos, y el tiempo que pasa en el aire se antoja siempre demasiado limitado, excesivamente limitado incluso. Sobre todo porque el medidor de truco tarda demasiado en aparecer y en muchas ocasiones nos abalanzamos contra el suelo sin poder lograr el equilibrio.

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Aterrizar es algo demasiado difícil, debido a las constantes imprecisiones que nos ofrecerá nuestro personaje, incapaz de realizar nada mínimamente elaborado sin sufrir enseguida las consecuencias de un control demasiado exigente o mal planificado. Porque por ejemplo, sorprende las carencias a la hora de movernos y tener un botón para lanzar bolas de nieve; son un arma poderosa para tirar a los demás personajes presentes en la pista, algo curioso, ya que si chocamos contra ellos se muestran tan férreos como una pared. Se deberían haber cuidado más estos detalles esenciales en un juego de estas características, y cuyo mimo a los trucos se ha ido perfeccionando en títulos como Tony Hawk o skate.

Cierto es que en las carreras, al limitarse a descender sin más preocupaciones, no se observan tantos problemas, pero estas dependerán única y exclusivamente de la tabla que tengamos, y la velocidad punta que lleguen a alcanzar. Por lo demás, todas las demás pruebas requieren una precisión ridícula; si hay que pasar por determinado lugar o coger objetos concretos, deberemos hacerlo con una precisión casi milimétrica, ya que sino fallaremos en nuestro intento, lo cual provocará que todo lo que hayamos hecho con anterioridad sea completamente inútil, asentando en nosotros una profunda sensación de frustración.

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5

Mejorable

Puede tener elementos aceptables y entretener, pero en general es una experiencia que no dejará huella. Sólo recomendable en caso de sequía de este género de juegos.