Reino portátil

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 ¿Quién no conoce a esta alturas la serie de videojuegos Los Sims? Sin duda alguna, se trata de una de las licencias más populares de todos los tiempos. Y no sólo por la calidad que han ofrecido la mayoría de sus juegos; ni siquiera por la cantidad de horas de entretenimiento que aportan; sino por su estilo atractivo y accesible para cualquier tipo de públicos, independientemente de sus conocimientos en esto de pulsar botones. A pesar de este éxito, es posible que los más pequeños de la casa, es decir, los chicos y chicas que no sobrepasan la barrera de los diez años, terminen no entendiendo demasiado de qué va esto de controlar una familia, mantener sus parámetros vitales y socializar con el resto de vecinos de la comunidad.

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Ante este dilema, la empresa tras esta licencia de videojuegos, Electronic Arts, decidió inaugurar el pasado 2007 una nueva edición de Los Sims destinada a estos públicos de menuda edad. Bajo el nombre de My Sims (DS y Wii) se escondió una simplificación de la fórmula de la serie madre, y una atractiva vía para acercar la licencia a aquellos usuarios a los que la licencia principal les quedaba muy por encima dada su complejidad. A un año del lanzamiento del primer juego, Electronic Arts comercializa de cara a Navidad una segunda versión que llega a Nintendo DS, Wii y PC. Tomamos nuestra DS Lite para descubrir cómo ha evolucionado esta serie justo cuando cumple un año de vida.

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 My Sims para PC, que llegaba a las tiendas junto a esta edición del juego para Nintendo DS y otra para Wii. Kingdoms sigue en esencia el mismo esquema de éste y que aquel juego que apareció un año atrás, pero ampliando la extensión de la villa y ofreciendo más contenidos para que el jugador pueda personalizar con mayor profundidad su estancia en este complejo virtual. El objetivo de My Sims Kingdom es que el jugador construya de forma libre un pequeño pueblo, muy al estilo de otros títulos de peso de la portátil como Animal Crossing.

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Nada más comenzar la partida, crearemos nuestro personaje virtual utilizando el sistema de creación del juego, donde podremos cambiar su físico con aspectos como el rostro, los ojos, el pelo o la ropa. Siempre se mantendrá la estética del título, es decir, personas muy agradables a la vista y con un toque infantil cercano al público del juego, de altura media y con grandes cabezas, lo que brinda un aspecto simpático a la aventura. Una vez generado nuestro personaje y concedido un nombre a nuestra villa, que en esta ocasión será una isla, pasaremos directamente a la partida. Este diseño no será, sin embargo, definitivo, pues a medida que juguemos podremos cambiar la estética del personaje con más ropas y diseños.

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 Animal Crossing, sí es posible tener hasta dos villas diferentes de forma simultánea con un sólo cartucho. Esto se traduce en la práctica en que con un único juego se podrán llevar a cabo hasta dos partidas, algo de agradecer si en casa tenemos más de un hijo.  

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La partida se iniciará con nuestro personaje llegando a la isla, donde seremos bienvenidos por el rey de esta fantástica región, el coronado Raimundo. El monarca nos presentará a Elena, que hará las veces de alcaldesa de la villa y nos brindará su apoyo durante toda la partida. Tras la despedida del rey, Elena intentará darnos la llave de nuestra casa, pero no tendrá éxito, pues la ha perdido. Entre excusas, la chica nos ordenará entregar un paquete al Dr. F, un importante científico del archipiélago y uno de los personajes más solicitados de la aventura. Del paquete el científico extraerá un extraño artilugio con el que inventará un importantísimo objeto del juego: el extractor de esencias.

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Después de la entrega recibiremos la llave de casa, y podremos comenzar a colocar los primeros muebles en nuestra morada. Puesta la cama, nos iremos a dormir. La teórica felicidad del pueblo quedará sesgada por un vil acto que tendrá lugar durante la noche: un individuo sin identificar utilizará su extractor de esencias para absorber casas y demás decoración de la villa, dejando un panorama desolador que invitará a los vecinos a abandonar la villa. A partir de aquí nuestra misión será conseguir que mejore la situación del pueblo, construyendo casas y zonas de recreo, y mejorando el aspecto de la isla al completo para atraer a viejos y nuevos vecinos.

Con el extractor de esencias equipado -el icono para activarlo aparecerá en la pantalla táctil-, recorreremos toda la isla captando estos elementos que nos ayudarán a fabricar objetos para decorar el pueblo, que ganará así estrellas y atraerá más ciudadanos. Desde el menú podremos ver siempre qué tipo y cuántas esencias tenemos, y convertir estas esencias en ítems útiles para decorar con otro invento del Dr. F, la sintetizadora. Utilizando la pantalla táctil arrastraremos las esencias al interior de esta máquina y las agitaremos en la dirección deseada, dando lugar a todo tipo de creaciones que variarán en función de las esencias combinadas y de la dirección de agitación.

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Como con la sintetizadora, todo el juego puede controlarse utilizando únicamente la pantalla táctil. El manejo del personaje se realiza marcando la dirección sobre la pantalla, y el acceso y la navegación por los menús también. El sistema, como sucede con otros juegos de DS, es lo suficientemente ágil y simple como para ser accesible para niños y niñas. Además, el juego incluye otros momentos de control en forma de minijuegos en los que haremos uso de la pantalla táctil. No obstante, si se prefiere la vía de control más tradicional, es decir, la clásica mediante botones, My Sims Kingdom incluye la posibilidad de controlar la acción directamente con los botones de la portátil.

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La estética de My Sims es acertada, como dijimos, para el público objetivo del juego. Los más pequeños de la casa se sentirán identificados con los menudos personajes y vivirán interesantes experiencias en la isla, que mantiene siempre la estética del juego con escenarios tan variados como coloristas, y zonas tan dispares como la playa o la calles del pueblo. Lo mejor de todo es que siempre podrán modificar el diseño del escenario alterando la posición de los objetos presentes y los creados, y construyendo espacios nuevos y zonas de ocio para compartir horas de diversión con los vecinos.

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Actividad creativa al margen, el jugador también podrá interactuar con el resto de los vecinos de la isla de igual forma que en Los Sims. Más de 15 personas podrán incorporarse a esta vecindad virtual durante la partida, y cada una de ellas presentará sus propios gustos y estilos de vida. Lejos de esta comunidad virtual, también cabe la posibilidad de compartir momentos de diversión con otros amigos que posean la consola y el juego y se encuentren con nosotros en ese momento (juego en red local, no a través de Internet) para compartir objetos y jugar a los minijuegos que hayamos desbloqueado en nuestra partida principal.

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My Sims Kingdom es un juego colorido y abierto, que amplía las fronteras del escenario de  la entrega anterior y que confiere un toque fantástico y de ficción a la aventura. Pese a no llegar a la profundidad de juego ofrecida por otros títulos como Animal Crossing, se trata de una opción de compra a tener en cuenta si quieres adentrarte en el género con la licencia de Electronic Arts.

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Visualmente es un juego atractivo, que respeta una estética infantil apropiada para los más pequeños de la casa y que durante las partidas reproduce valores como la amistad o la generosidad. Puede que no sea una aventura excesivamente compleja, pero no por ello deja de ser un título que a buen seguro los chicos agradecerán como regalo. Sin ser sobresaliente, es sencillo de jugar y ameno.

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