Ankh: La batalla de los dioses
La batalla por Egipto
La divertida serie de Deck13, Ankh, regresa un año más a PC. En esta tercera aventura el joven Assil, portador del Ankh, tendrá que salvar todo Egipto de los propios dioses que se enfrentan entre sí por el poder de dominación. Una aventura tradicional point and click que continúa el estilo humorístico de anteriores entregas.
Ha pasado un año desde su salida en tierras germanas, pero desde hace unos días la tercera aventura de Assil ya está disponible en el resto de territorios. La Batalla de los Dioses, continuando el hilo argumental de las dos anteriores entregas, nos pone una vez más en el rol del guardián del Ankh.
La aparición de la constelación del camello en el firmamento marca el inicio de la decisiva batalla de los dioses por el control del mundo. Como no podía ser menos, Assil junto al Ankh (que ha cobrado vida propia) deberán viajar a Luxor, adentrarse en el reino de los dioses y formar parte de la batalla que decidirá el destino de Egipto.
La aventura, al igual en las anteriores, está contada con un toque de humor desenfadado y presentando situaciones tan inverosímiles a la par que divertidas en las que cualquier planteamiento lógico está fuera de lugar. Dividida en siete capítulos de longitud variable (más o menos una hora cada uno), visitaremos varias localizaciones de Egipto como el hogar de los jóvenes Assil y Thara y la increíble ciudad de Luxor, caracterizada por su gran casino.
En lo que respecta a la jugabilidad no hay novedades sustanciales respecto a los dos títulos anteriores e incluso al resto de aventuras gráficas de hoy en día de manera general. El juego responde al clásico concepto point and click en un entorno 3D, con la posibilidad de mover al personaje o interactuar con un objeto con un sencillo click de ratón. El botón izquierdo permite controlar el movimiento del personaje y mirar objetos del escenario, mientras que el botón derecho activará el uso de la acción presente.
Los objetos conseguidos se almacenan en el inventario, situado en la parte superior de la pantalla, y que podremos ocultar y mostrar al gusto configurándolo desde el menú de opciones. Como ayuda extra, en la búsqueda de objetos a jugadores que no tienen paciencia para explorar libremente el escenario, podremos marcar los objetos potencialmente importantes mediante un atajo de teclado, lo que simplifica notablemente la superación de retos en la aventura.
Los puzles no son complicados por normal general y su resolución suele ser trivial, aunque en otros la solución es quizás un poco más rebuscada y obligará a pensar un poco. De todas formas, cada capítulo está formado por unos pocos escenarios con lo cual la solución no suele tardar en aparecer. Los diálogos, tan importantes en el género, también harán acto de presencia con un buen nivel de humor, siendo en ocasiones vitales para la resolución de puzles.
Un aspecto poco cuidado en referencia a la interacción con el juego es la extraña precisión del ratón, que en ocasiones nos llevará a realizar cosas que no hemos querido, teniendo que replicar la acción hasta conseguir la deseada. Para mejorar los problemas de interacción con el escenario, la cámara se ajustará a la posición de Assil, cambiando automáticamente de planos en determinadas posiciones del escenario, centrando la cámara sobre objetos de interés.
Como en anteriores entregas, Assil no estará solo pues Thara, su mujer, será también un personaje jugable. Con un pequeño botón en la pantalla, podremos intercambiar el control sobre uno u otro personaje, además de arrastrar objetos del inventario sobre él para automáticamente pasar un objeto a uno u otro personaje. El hecho de tener dos personajes al mismo tiempo, y como hemos visto en otras aventuras, da lugar a interesantes puzles en los que tendremos que combinar las acciones de ambos personajes.
Lamentablemente, en esta tercera entrega de Ankh estos puzles están relegados a la primera parte de la aventura. En el resto del juego no existe posibilidad de intercambiar personajes o de controlar a Thara ( salvo un poco en la recta final), perdiendo así una característica en materia jugable más que interesante.
Aspecto técnico
La trayectoria evolutiva del apartado visual de la serie Ankh siempre ha sido muy limitada. Este tercer episodio no es la excepción y mantiene el nivel visual de entregas anteriores. Si bien no supone un gran problema para disfrutar de la aventura, creemos que han tenido tiempo suficiente para mejorar este apartado. No hay homogeneidad en la calidad de los escenarios, algunos más trabajados que otros con zonas con texturizado asombroso mientras que otras se obtiene un resultado más bien pobre.
Como punto positivo comentar que existe una interesante variedad de escenarios con un nivel de exploración bastante elevado con muchos objetos con los que interactuar u observar. Aunque en relación a los objetos, descubrimos un pequeño bug en los inventarios durante el primer capítulo, en la que algunos objetos misteriosamente desaparecían por completo para aparecer repentinamente cuando pasábamos el ratón por su zona en el inventario.
Otro problema a nivel visual son algunas ralentizaciones que se dan en determinados puntos de la aventura, estropeando ligeramente la experiencia de juego, y ocasionalmente haciendo que en los diálogos, el audio y video acaben ligeramente desincronizados. El resultado en general es que La Batalla de los Dioses cuenta con un apartado técnico más limitado que títulos como las temporadas de Sam & Max y Simon The Sorcerer 4 que salieron hace ya unos meses.
En el audio tampoco hay novedades importantes. Técnicamente aceptable, aunque no sobresaliente y cumpliendo correctamente sus funciones con música de fondo y efectos de audio simplemente acertados. Como pega comentar que Ankh sigue sin llegar doblado a nuestro idioma (mientras que Jack Keane, también de Deck13, sí lo hizo), aunque eso sí, con perfectos subtítulos a nuestro idioma.
Bueno
Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podrían haberlo llevado a cotas más altas. Cómpralo sin miedo.