A estas alturas todos los aficionados de Sonic tienen buenos motivos para desconfiar de una nueva entrega del puercoespín azul. El último Sonic fue un importante desastre que arruinó las posibilidades de que la mascota de Sega se revitalizara con la llegada de las máquinas actuales. Pero desde entonces el Sonic Team ha tenido tiempo de reconsiderar algunas de sus ideas y dominar mejor el hardware en el que trabajan, un defecto que contribuyó en gran medida a la mediocridad de la última entrega en PS3 y 360.
Uno de los detalles que llama la atención es que en esta ocasión los 'amigos de Sonic' no van a estar presentes en el juego. Van a estar como complementos a la historia, pero en esta ocasión no se podrán controlar, así que nada de experimentos, fases alternativas, mechas ni personajes con poderes telequinéticos. Será Sonic y solo Sonic desde el principio hasta el final, aunque con dos versiones diferentes para contentar a aquellos que quieren algo más que un personaje que corra mucho.
La noche sin embargo es el territorio de ese Sonic salvaje, algo más lento pero considerablemente más poderoso. En estado será posible usar un recurso muy poco usado por el personaje: sus brazos. Como Werehog Sonic podrá extender sus brazos a una considerable distancia, permitiendo dar golpe, engancharse a ciertas estructuras y balancearse. Dado que el sistema de combate funciona por combos, en algunos momentos parece que toma algunas ideas de Devil May Cry, y otros juegos de acción en tercera persona -más que Devil MayMay Cry, se puede apreciar cierta influencia bastante obvia con God of War en ciertos detalles como el modo de abrir las puertas o el rango de acción de dos largos brazos.
Sonic se viste de nueva generación con este nueva propuesta de SEGA. Más giros imposibles, saltos y ataques especiales en este título que promete devolver al erizo azul su estilo más clásico.