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Fracture

Fracture

  • Plataforma3606PS36
  • GéneroAcción
  • DesarrolladorDay 1 Studios
  • Lanzamiento10/10/2008
  • TextoEspañol
  • VocesEspañol
  • EditorLucasArts

Una grieta poco profunda

Fracture es la nueva apuesta de Lucas Arts, que llega dispuesta a demostrar que la física es un complemento ideal para el mundo del videojuego. Utiliza los mapeados en tu ayuda o perjudica a tus adversarios, modificándolos en tiempo real. Te lo contamos todo sobre él en su análisis.

Actualizado a

De un tiempo a esta parte, la industria del ocio electrónico ha ido incorporando cada vez más calidad en la representación física de los juegos. Títulos como Half Life 2, con su reutilizado motor Source, han marcado un camino hacia la interactividad con el entorno hasta un grado desconocido anteriormente. Otros títulos, como Crysis, han llevado más lejos esta interacción, convirtiendo los terrenos en campos de batalla donde nuestra actuación modifica el estado de los elementos que lo componen. Este incremento de presencia se ha visto apoyado en gran medida por el imparable aumento de las tarjetas gráficas y los procesadores dedicados a física, como AGEIA. Esto ha hecho posible cumplir el sueño de muchos desarrolladores, ofreciendo universos cada vez más creíbles y que ofrecen al jugador infinidad de posibilidades en función de su comportamiento.

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Fracture ha sido visto por muchos como un juego insignia. El título capaz de marcar un nuevo hito en el uso de los motores físicos, permitiendo alterar el mapeado en tiempo real y jugar con él para beneficio propio. En parte, esta afirmación se convierte en cierta, aunque como veremos a continuación, la experiencia final podría haber sido mucho más positiva. Sin restarle mérito alguno al fantástico trabajo del motor Euphoria, da la sensación de que Fracture es la excusa de Lucas Arts para mostrar el potencial que tienen de aquí en adelante en cuanto a control de la física. Esto, definitivamente pasa factura al producto que tenemos entre manos, concebido más como un banco de pruebas que como un juego cien por cien original. Posiblemente, esta valoración pueda ser muy distinta en función del jugador, ya que la novedad y las posibilidades iniciales consiguen entusiasmar a cualquiera, pero para nosotros, el proyecto de Lucas Arts se ha quedado a medio camino hacia un acabado que podría haber sido sobresaliente.

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Para la aventura, tomamos el rol de Jet Brody, soldado miembro de la alianza del Atlántico. Después del cambio climático, Estados Unidos queda separada por la subida de las aguas, y se establecen dos alianzas estatales. Cada uno de los gobiernos progresa a su manera, invirtiendo dinero en mejoras tecnológicas o genéticas, aunque las líneas de evolución son radicalmente divergentes. Esto llega hasta el punto de reventar el frágil estatus y poner ambos territorios en guerra contra su vecino. Tomando alianzas alrededor del mundo, los dos bandos se enfrentan abiertamente haciendo gala de potencial militar y tecnológico. Como soldados, se nos dota de un traje especial  con un escudo de protección y un terraformador, pieza clave del título, y se nos envía en misión de escolta, en principio. De esta guisa, comenzamos nuestras andanzas en Fracture.

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Gráficos

La recreación visual es uno de los puntos con más altibajos del juego, ya que consigue mezclar elementos bien representados con otros que flojean en exceso. Mientras que nuestro protagonista luce a muy buen nivel, el catálogo de enemigos abusa una y otra vez de los mismos modelos. Pese a ser bastante detallados, echamos de menos mayor variedad no solo en su aspecto, si no en su comportamiento en combate. Por otro lado, la animación de los personajes es correcta y fluida, y no se aprecian problemas con las variaciones de nivel del terreno, lo cual ya es positivo teniendo en cuenta el infinito número de situaciones que pueden ocurrir en una partida. El efecto del terraformador sobre el suelo está francamente bien representado, y es junto a la escala de los escenarios, lo más espectacular del juego en cuanto a gráficos.


El choque de la onda con la tierra produce destellos y ráfagas de energía de colores, resultando, como decimos, un aspecto muy bien recreado y digno de admiración. Las deformaciones se producen en riguroso tiempo real, y varían la malla de terreno afectada de una forma muy rápida y creíble, aunque siempre limitándose a un área circular en cada impacto. Por otro lado, las caídas en la tasa de imágenes son bastante frecuentes, y muchas secuencias intermedias poseen un texturizado que roza el ridículo. Sin embargo, el punto mas flojo lo hemos encontrado en una cámara inestable, que sufre demasiado con los cambios de posición constantes que vivimos en Fracture. Ni siquiera el hecho de ser libre consigue arreglar esta situación, que nos puede dejar fuera de juego en muchas más ocasiones de las deseables. Las diferencias visuales entre consolas son casi inapreciables, aunque Xbox 360 presenta una tasa de imágenes algo menos inestable, dentro de la que muestra de por sí el propio juego

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Música y Sonidos FX

Musicalmente, Fracture está bastante vacío. Las pistas suenan en un segundo plano y carecen de personalidad y sincronización. Desde luego, no son canciones para recordar, aunque cumplen con su función de resultar un mero fondo para la acción. Mucha más entidad y volumen tienen los efectos sonoros, constantes y bien recreados, que responden con contundencia a los movimientos de Brody. El sonido producido al modificar el terreno es de calidad y no se hace repetitivo, lo cual resulta un punto positivo, por que lo oiremos constantemente.

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Por otro lado, la versión que llega a nuestro mercado lo hace totalmente doblada al castellano. Este doblaje no llega a deslumbrar, y alcanza el calificativo de aceptable en la mayoría de sus aspectos. La calidad de las interpretaciones es buena, poniendo un toque emocionante cuando la situación lo requiere. La sincronización labial, por otro lado, deja bastante que desear, y veremos a los personajes mover la boca hasta después de haber acabado la frase. En conjunto, el repertorio sonoro simplemente desempeña su labor, sin mayores pretensiones que cumplir su tarea.

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Jugabilidad

La experiencia con fracture va de menos a más, y lo hace demasiado rápido. La primera impresión es que se parece mucho a otros títulos del género, con claras referencias a Gears of War por su control casi idéntico y el hecho de que sólo podamos llevar dos armas al mismo tiempo. Superada esta impresión inicial, comenzamos recibiendo las primeras órdenes y el terraformador, un elemento que nos permite disparar al suelo para hundirlo o elevarlo, en función del botón presionado. Mediante este objeto podremos buscar zonas ocultas, ya sea bajo la superficie o encima nuestra, lo que nos servirá para resolver la mayoría de dificultades del juego. Adicionalmente, dispondremos de varios tipos de granadas, dos de las cuales además de dañar al enemigo hacen exactamente el mismo efecto que el terraformador. Las otras dos nos permiten crear pilares de piedra al explotar, o generar un vórtice de energia que atrapa todo lo que haya cerca.

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Utilizando estos elementos y las sucesivas mejoras del terraformador, nos embarcamos a través de las misiones en búsqueda del general Sheridan, de los estados del Pacífico, guiados por una marca en nuestro radar. La mecánica no deja de ser la de cualquier otro shooter en primera o tercera persona, aderezado con secuencias donde tendremos que utilizar nuestra habilidad para moldear el terreno según nuestros intereses. Para nuestra desgracia, la alianza del pacífico también es capaz de alterar el estado del suelo, por lo que ningún cambio que hagamos será permanente, lo que dota al juego de algo más de emoción. Durante el viaje, recogeremos células de datos, de forma que se irán desbloqueando elementos adicionales para el resto de modalidades de juego. Este elemento es el único que nos puede animar a volver a empezar la historia una vez completado el juego.

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El uso de la física en Fracture es brillante, aunque limitada a ciertos aspectos y podría haber sido mucho más ambiciosa. Para empezar, el terraformador sólo funciona sobre el suelo, y lo hace en determinados tipos de terreno. Por tanto, fuera de estos terrenos el título no pasa de ser un arcade bastante correcto. Se ofrecen una docena de armas de distinta índole, aunque no pasan de ser revisiones de las clásicas armas del género. Disponemos de armas pesadas y ligeras, como un lanzamisiles o un generador de agujeros negros portátil, pasando por un lanzador de minas pegajosas o un rifle de francotirador de gran calibre. El combate, por la naturaleza del juego, resulta bastante frenético y caótico, con el mundo cambiando constantemente alrededor nuestro, lo que realmente consigue desorientar al jugador. La IA, que se comporta a un nivel completamente incomprensible, nos deleitará con maniobras tales como agacharse cuando estamos junto a ellos golpeándolos a puñetazos.


En general, los enemigos nos pondrán las cosas más difíciles por su número que por su habilidad individual, ciertamente limitada. Como decíamos anteriormente, la falta de variedad de los oponentes hace que el juego se reduzca a avanzar, apretar el gatillo, y utilizar de vez en cuando las granadas y el terraformador para alcanzar los diferentes objetivos. Y ni siquiera esto nos supondrá una dificultad, ya cerca de los objetivos suele haber una caja de munición con el arma o granada que nos puede hacer falta para solventar el desafío actual. Ni siquiera los jefes de final de fase presentan un desafío interesante, haciendo que la experiencia se torne cada vez más anodina. Es una pena que la original idea en la que se basa el título quede ahogada por un desarrollo tan monótono y predecible.


Por suerte, existen también fases de vehículos, en las que nuestro modificador de terreno gana todavía más protagonismo, ya que podemos generarnos rampas o descensos mientras estamos al volante. Este tipo de niveles rompe bastante con la línea del resto, que acaban resultando repetitivas y aburridas en cuanto superamos el entusiasmo inicial de poder utilizar el entorno como cobertura cuando lo necesitemos. Por supuesto, el multijugador hace un uso intensivo de este aspecto, ofreciendo algunos modos curiosos, como el de Excavación, que nos propone derribar la torre contraria modificando el terreno circundante. La estrategia de los jugadores hace que las partidas sean divertidas e impredecibles, ya que nunca se sabe cuando nos puede aparecer una rampa o un cráter justo debajo, y vernos presos de una emboscada. Se incluyen también los clásicos deathmach, capturar la bandera o rey de la colina, con doce jugadores de máximo por partida. 


Las células de datos, como decíamos, serán los elementos que quizá nos hagan volver a retomar la historia. Estas contienen diferentes elementos extras, y nos permiten acceder al modo de prueba de armas. Este modo, adicional al historia y al multijugador, nos ofrece un espacio donde testear la potencia del armamento, según vayamos obteniendo más células. Supone un modo curioso, pero queda en casi una anécdota una vez que se pasa la novedad. Encontraremos un centenar de estas células repartidas por el mapa del modo historia, en los tres largos capítulos que forman los distintos niveles. Estarán escondidas en zonas de difícil acceso o donde no se nos ocurriría mirar en un desarrollo normal de la partida, por lo que tocará investigar un poco. La decisión de separar el juego en tres bloques de gran extensión obliga a sufrir unos tiempos de carga algo más elevados de lo normal, aunque tampoco llegan al punto de desesperar.


6

Correcto

No es lo último ni lo más original, tampoco cuenta con la mejor ejecución, pero puede divertir si te gusta el género. Bien, pero mejorable. Cómpralo si te gusta el género y te gusta tenerlos todos.