NBA Live 09
Quinta falta personal
Por segundo año, la franquicia NBA Live se adapta a la consola de sobremesa de Nintendo. Desgraciadamente, todavía le falta mucho para alcanzar su estado de forma óptimo, ya que estamos ante un título con importantes carencias técnicas y de diversión. Una mala temporada.
Pese a que parece que Electronic Arts ha sabido acomodarse a la alta definición, la consola de sobremesa de Nintendo no ha corrido la misma suerte. La versión de 2009 de NBA Live para la Wii dista mucho de los mínimos de calidad exigibles para consolas, no ya de esta, sino incluso de la generación pasada. Graves carencias técnicas y jugables que obligarán a los usuarios de Wii a esperar todo un año más con la esperanza de que en 2010 las cosas cambien para mejor, y que se llegue a sacar el máximo partido a su consola, tal y como ocurre con las demás máquinas de la actual generación.
Para empezar, muy llamativo el detalle del recorte, hasta cierto punto exagerado, que se ha producido en lo que respecta a los modos de juego. En Wii sólo contaremos con la posibilidad de disputar una temporada, vivir unos playoffs, un desafío superestrella, el clásico partido de los All-Star, el partido de rookies (novatos), o el modo All-Play. Este último modo se limita a una serie de pequeñas pruebas y minijuegos, como son concursos de mates, de triples, un 21 o bien un 2 contra 2. Si bien no son pocos modos, el juego y la franquicia podrían haber dado mucho más de sí. No creemos que suponga un gran reto adaptar el modo Dinastía a la consola de Nintendo, que hubiese añadido mucha más profundidad al título.
La única gran novedad del título con respecto al ya discreto título del año pasado es ese modo 2 contra 2, que intenta emular las grandes franquicias deportivas de Mario y pone a disposición del jugador una completa gama de objetos que podrán utilizar para los partidos. Objetos que no sólo no tienen gracia, sino que todo este modo resulta bastante pobre y vacío, carente de verdadero interés más allá de la mera curiosidad y el aburrimiento que pueda provocar el resto de modos. Y es que el título no consigue resultar realmente atractivo, una sensación que, sin duda, se ve acentuada por culpa de ese vacío que nos hace sentir el juego en muchas ocasiones.
De hecho, uno de los elementos más divertidos del juego es la selección de opciones, ya que una canasta debajo de cada cuadro nos servirá de canasta, pudiendo usar el puntero del Wiimando para lanzar la pelota e intentar encestar. Los partidos son lentos y carentes de interés, con cámaras muy mal colocadas y una nula sensación de fluidez o de ritmo de juego; da la sensación, con los cortes de cambio de dirección de la pelota, de que se trata de pequeños ataques y que el partido se desarrolla en pequeñas secciones que, en global, dan forma al partido, pero sin llegar a reproducir toda la intensidad que cabría esperar de una competición como es la NBA. Ni siquiera el modo online se libra de la quema, ya que pese a que se deja jugar, el lag está muy presente en todo momento, dificultando mucho los partidos.
Los jugadores presentan formas demasiado cuadriculadas, impropias de los tiempos que corren. Debido a esto, los cuerpos parecen estar, en ocasiones, desproporcionados, y la excesiva pixelación de los mismos, con un gran número de dientes de sierra en los bordes, produce un aspecto bastante sucio y desaliñado. En general, es un acabado que deja mucho que desear y que no llega ni a la media de calidad que se le debería exigir a los juegos de Wii; sobre todo sabiendo que la máquina puede dar mucho más de sí, y que las versiones para las demás consolas sacan el máximo partido el potencial disponible.
En el apartado sonoro, poco que destacar, ya que se trata básicamente de las mismas melodías y los mismos sonidos durante los partidos que hemos visto ya en la entrega del año pasado. No es que fuesen especialmente malos, pero al compaginarlos con el muy mejorable apartado gráfico, da la sensación de que el juego en general vive anclado en el pasado, incapaz de dar el paso adelante que pide a gritos. Tal es la sensación, que incluso el sistema de juego dista mucho de la simulación que se prometía: se trata de un título orientado a todo tipo de usuarios, centrado en la acción directa, es decir, en meter más y más canastas, independientemente del buen juego o de las tácticas elaboradas.
Algo que resultaba divertido en los NBA Jam hace más de una década, pero que adaptado a la fuerza a una franquicia que, históricamente, ha estado orientada hacia otros derroteros, es algo que desentona. Al menos, se han equilibrado los jugadores de los equipos, ya que en la entrega del año pasado la presencia de los más famosos marcaba diferencias demasiado exageradas. Desgraciadamente, el sistema de control con el Wiimando no satisface; levantar el mando y bajarlo para cada tiro que queramos hacer se hace tedioso y repetitivo, sobre todo debido a la falta de variedad en los lanzamientos, que no nos ofrecen ningún tipo de variedad. Siempre quedan a nuestra disposición sistemas de control más tradicionales, pero demasiado sencillos y sin excesivas posibilidades de juego.
Mediocre
Podía ser pero no ha sido y tras pasar unos breves minutos con él quedará archivado en la estantería para no jugarlo nunca más. No lo compres, no digas que no te lo advertimos.