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Crysis Warhead

Crysis Warhead

Depredador

Crysis Warhead deja de ser una expansión para convertirse en un producto que complementa al juego original de mil maneras. Desde su historia, vista desde la piel del Sgto. "Psycho" Sykes, hasta su jugabilidad, sutilmente enfocada hacia la acción. Por lo demás, el CryEngine acepta un mayor rango de equipos, la IA ha sido mejorada y el multijugador se ha pulido, lo que conforma uno de los títulos para PC del año.

Crysis no sólo se convirtió en un chiste entre los jugadores de PC para ver quién era capaz de moverlo a máxima capacidad; también se ha convertido, por méritos propios, en un referente para la plataforma. Y esto ha sido por dos razones: la primera, su laureado CryEngine, posicionándose en la vanguardia gráfica del sector hasta el punto de que hará falta bastante tiempo para sobrepasar su hegemonía; y la segunda, su jugabilidad heredera de Far Cry -al fin y al cabo, CryTek, la desarrolladora, son los padres de la ahora saga de Ubisoft- pero con una palpable evolución de su mecánica. Y está claro que en un género tan concurrido como el de los shooters en primera persona siempre se agradecen trabajos hechos con tanto mimo y tan buen gusto como fue el caso que nos ocupa.

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Aún así, bien éramos conscientes de sus fallos. Pero también el propio equipo lo era, así que poco después se anunció este Crysis Warhead. Cosa que a muchos les podría parecer una vuelta de tuerca, pero que se ha desvelado como uno de los juegos que más éxito tuvieron en el pasado E3. Deja de ser una expansión para convertirse en algo que complementa a su antecesor, lo pule, le da otro enfoque y, sobre todo, más empaque de cara al usuario que no puede estar tan conforme con esa actitud reflexiva que destilaba Crysis. Para aquellos que queráis conocer en detalle qué nos ofrecía aquél, os remitimos prestos al análisis que hicimos en su momento. Aquí nos centraremos en cambios, diferencias, y particularidades de esta máquina de matar a la que podremos controlar.

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El otro lado de la isla
Una de las mayores quejas por parte de los usuarios fue que, lejos de proveernos una historia digna de las expectativas que se habían forjado, nos encontrábamos con elementos inconexos, un poco estereotipados, y sobre todo con un héroe poco carismático. A pesar de ello, sentirnos con el nanotraje fue una experiencia harto disfrutable, así que han mantenido esa faceta intacta, tan sólo cambiándole el rostro. Pero esto tiene más consecuencias de las que en principio cabría esperar, puesto que pasamos a ser el Sgto. 'Psycho' Sykes. Un nombre que le ha sido concedido por su actual incapacidad para seguir otras órdenes que no sean las suyas y por su predisposición a meterse entre más explosiones de las que le tocan.

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El resto del argumento, en líneas generales, se mantiene. Tenemos un conflicto futurista entre Estados Unidos y Corea del Norte, en una implacable carrera por hacerse con un meteorito que ha aterrizado en una isla tropical. Por supuesto, esto terminará desembocando en el descubrimiento de una invasión alienígena que, para más señas, es poco menos que pacífica. Sin embargo, nosotros cubriremos en esta ocasión la parte opuesta de toda esta catástrofe, requiriendo muchos objetivos que poco o nada tienen que ver con aquellos. Aunque, por supuesto, los guiños y esa aparición secundaria que Psycho ya hizo en la entrega original se repetirán. No es entonces extraño que en ocasiones sintamos una sensación de déja-vù respecto a los entornos paradisíacos que, por otro lado, dada su calidad y su extraordinario nivel de detalle, nunca dejan de sorprendernos. Más adelante esta sensación se disipará, encontrándonos con zonas heladas, como es lógico, así como lugares más selváticos o cavernosos.

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Lo que sí nos sorprende es, más que nada, ese cambio tan sutil pero tan presente desde el primer minuto a una acción más frenética. Aquellos que esperen disparos a más no poder no los encontrarán aquí; no obstante, vemos cómo la historia nos tienta continuamente a ello, sin alejarse de ese planteamiento sandbox de libertad de acción que ya conocemos. La música, más presente y con más retazos rockeros que la anterior, las secuencias, por fin alejándose de la perspectiva en primera persona optando por un enfoque más cinemático, y las mismas misiones, enfocadas a destruir y volar cosas por los aires en vez de a que no se note nuestro paso por allí dan buena cuenta de ello.

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Requerimientos ya no tan estratosféricos
A pesar de que el trabajo hecho hasta el momento en materia gráfica no sólo es impecable sino que además es un referente, CryTek ha preferido no conformarse con ello y ampliar si cabe las posibilidades de su CryEngine, haciéndolo no sólo un deleite mayor para aquellos afortunados que cuenten con los componentes que la empresa recomienda, sino algo más accesible para el resto, usuarios de calle, que pretendan acercarse a este Warhead. El resultado, a todas luces, es excelente. Es así en nuestro caso al menos, donde con un AMD Athlon(tm) X2 Dual Core Processor 4600+ con 2,00 GB de RAM y una tarjeta gráfica nVidia 8800 GT, podíamos hacer correr a unos 30 fps constantes todo el grueso, contando con todo el detalle en modo 'jugador', a una resolución de 1280x1024 y con 2x de antialiasing. Para mayor fluidez, lógicamente, requerimos de menor resolución, pero sigue siendo un avance respecto a Crysis.

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Por lo demás, se sigue optando por esa faceta foto realista de los escenarios. La iluminación es simplemente soberbia, demostrándonos unos ciclos día y noche que, aun respondiendo a necesidades argumentales, se hacen dignos de que nos quedemos quietos apreciándolos. Lo mismo ocurre con la vegetación, con una mejora en la calidad de las texturas. Eso sí, en nuestro caso sufrimos de leve popping en elementos secundarios, quizás por forzar tanto al motor, puesto que al bajar la resolución ese problema desapareció al instante. Los modelados, tanto enemigos como aliados, siguen rayando la excelencia gracias a su enorme grado de detalle, pero en el bando coreano -no tanto en el alienígena, cuyo plantel varía levemente- seguimos pidiendo algo más de variedad en este sentido.

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Lo que sí que se ha modificado cautelosamente es el sistema de físicas. Algunos defectos siguen ahí, como el ragdoll o efecto muñeca de trapo cuando acabamos con cualquiera que se interponga entre nosotros, e incluso hay pequeños fallos cuando los soldados coreanos interactúan con vehículos o puertas. Pero, por otro lado, el entorno tiene la capacidad de volar por los aires con una facilidad sorprendente. Si antes nos asombrábamos disparando a cualquier pared de esas pequeñas chabolas que poblaban la isla, ahora nos quedaremos atónitos viéndonos disparar tanto a vehículos como a barriles explosivos continuamente. Con esto no queremos decir que estemos ante una película de Michael Bay, pero sí que se ha optado por un enfoque más efectista en este sentido.

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Mismo nanotraje, distintas situaciones
Si durante el análisis del título original os comentábamos que aquí podemos discernir entre dos partes bien diferenciadas, aquí ocurre al contrario. La acción se desenvuelve en menos tiempo, pero con un grado de frenetismo que va escalando a velocidades sorprendentes. Psycho es un hueso duro de roer, un depredador de verdad, así que a pesar de que nos enfrentaremos a hordas de enemigos éste las podrá encarar con su armamento, cueste lo que cueste. Lo cual, tal y como comentábamos párrafos antes, no influye en el concepto del Crysis original, sino que tan sólo se redirecciona hacia la acción pero sin limitar esos parámetros de libertad que son, al fin y al cabo, la personalidad del juego en sí misma.

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El nanotraje, columna vertebral del juego, fue una novedad bastante atractiva, aplaudida en su momento y que sigue desplegando actuaciones brillantes a día de hoy si queremos experimentar con ella. Aún así, estamos hablando de básicamente lo mismo en este aspecto: desplegaremos cuatro habilidades, que incluyen un camuflaje óptico, velocidad vertiginosa, fuerza apabullante, amén de una coraza para aguantar el mayor número de balas posible. Al principio, se nos presentarán situaciones sencillas precedidas de un no menos explicativo tutorial -rápido y al grano, ideal tanto para neófitos como para aquellos que tienen a Crysis echando polvo desde hace más tiempo-. Después, nos encontraremos ante entornos enormes, con objetivos dispersados completamente y salvaguardados por grandes oleadas coreanas.

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Al menos, en un principio. Aquí la amenaza alienígena se destapa entre las dos primeras horas de historia,  de forma que tanto su presencia como su influencia se tornan más importantes. Por suerte, se ha modificado la IA en consecuencia: siguen siendo algo pasivos respecto a lo que en un principio esperaríamos -con gloriosas excepciones-, pero ahora intentarán mantenerse fuera de nuestra vista para atacarnos por sorpresa más a menudo. Lo mismo ocurre con los batallantes de Corea del Norte, mucho más predispuestos a organizarse en pequeños grupos de cuatro, a atacar por varios frentes, a tomar cobertura -a veces en lugares poco seguros como coches, eso sí- y a flanquearnos. Continúan algo estúpidos en su dificultad normal,  pero eso no supone problema puesto que tenemos dos más, Difícil y Delta, para paliar estas carencias. Ahí es donde se despliega todo su potencial.

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El tipo de misiones que nos encontraremos, dado este nuevo enfoque, ha variado en consecuencia. Desde el momento uno, donde tendremos que eliminar a refuerzos enemigos dirigidos en nuestra dirección -es curioso el contraste respecto a una misión de corte similar del Crysis original, que nos instaba a completarla haciendo el menor ruido posible- estaremos atentos a la munición restante. Es en este momento donde el nanotraje toma el protagonismo, en solventar situaciones adversas pasando el menor número de apuros posible. Algo lógico en primera instancia, pero que si nos ponemos a pensar con detenimiento se torna más complicado. El camuflaje es perfecto para comenzar emboscadas con un solo hombre, pero luego se harán notar tanto la fuerza como velocidad de Psycho.

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A pesar de que en líneas generales contemos con el mismo armamento, existen algunas adiciones interesantes gracias al contexto en el que nos encontramos. Por ejemplo, hacen aparición una devastadora pistola gatling, un lanzagranadas y un lanzamisiles que nos sacarán de más de un aprieto en momentos donde nos sintamos abrumados. También las granadas estándar serán más recurrentes de lo que uno cabría esperar, sobre todo para garajes y zonas pobladas donde sintamos la necesidad de crear el caos. Y sí, para los amantes del rifle de francotirador y de los silenciadores, ambos están disponibles -mediante la opción de personalización de armamento, intacta desde Crysis- si se quiere partir de un enfoque más clásico. Del mismo modo, hacen acto de presencia un mayor número de secuencias en vehículos. Desde tanques blindados hasta meros camiones para transportar mercancía o lanchas motoras, todos ellos han mejorado en sensibilidad. Está claro que no hablamos de una apuesta seria en la conducción, pero saben mantenerse como una faceta más disfrutable, ya sea desde el asiento del conductor o con la metralleta.

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Inevitablemente, aunque os hablábamos de una escalada de ritmo, han surgido algunos momentos poco memorables. Con poco memorables nos referimos a lineales,  pero más propios de un FPS genérico que de algo con una marca tan imponente como Crysis, pero muy escasos, eso sí. Por supuesto, son pequeñas marcas que empañan un conjunto a todas luces excelente que nos llevará entre las 6 y las 8 horas aproximadamente, dependiendo del nivel de dificultad empleado y de nuestro ímpetu tanto por completar objetivos secundarios ycomo para aprovechar hasta el más mínimo detalle del escenario. Lo bueno, si breve, dos veces bueno.

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Crysis Wars, más que un 'extra'
Junto con el DVD de Crysis Warhead nos encontramos con otro, Crysis Wars, o lo que es lo mismo, la faceta multijugador de esta expansión. Por lo general, aborda las mismas modalidades de juego que ya tuvo Crysis, pero le añade el modo 'Acción instantánea de equipo', un deathmatch por equipo que se echaba de menos. A ello se le añaden los clásicos 'Lucha Por el Poder', donde tendremos que destruir el cuartel enemigo, y 'Acción Instantánea', un deathmatch clásico. Todos ellos, con capacidad para hasta 32 jugadores. El mayor logro se ha hecho en los mapas, que, a pesar de seguir siendo grandes, están más elaborados y propician una más divertida experiencia. En este sentido, la desarrolladora ha aprendido la lección.

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Instalación
Tal y como se venía anunciando, toda esta nueva hornada de títulos de Electronic Arts viene con la versión 7.xx de SecuROM incluida, la misma que lleva Spore, limitándonos el número de instalaciones permitidas. Existen soluciones alternativas, como adquirir el juego vía Steam o hacer el uso del EA Download Manager para instalarlo en otros ordenadores, pero siguen siendo trabas impuestas al usuario. Teóricamente se deben a la implacable masacre que hace la piratería en nuestra región, pero estos intentos se hacen fútiles. Se requiere, y se exige, una solución que beneficie más al usuario en este sentido. En otro apartado, remarcar la necesidad de utilizar el DVD extra para instalar Crysis Wars, un producto independiente y que requiere del número de serie de nuestro juego para poder jugar online convenientemente. Por supuesto, Crysis Warhead no requiere Crysis para instalarse; es un producto independiente.

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9

Excelente

Un título referente en su género, que destaca por encima de sus competidores y que disfrutarás de principio a fin, seguramente varias veces. Un juego destinado a convertirse en clásico con el paso de los años. Cómpralo sin pestañear.