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La creatividad pide sitio

La creatividad en los videojuegos siempre ha estado presente, aunque su protagonismo no se corresponde con la importancia que puede tener en el medio. Ahora, Spore encabeza lo que puede ser una revolución de esta faceta.

Una de mis grandes experiencias como jugador está en Master of Magic, un juego de estrategia único en muchos aspectos. Uno de ellos en particular era fascinante: poder crear tus propios objetos mágicos. Como poderoso mago, tenía el poder de forjar mis propios utensilios de poder con los que equipar a mis elegidos y era una faceta que me fascinaba por la gran cantidad de posibilidades que existían. En una campaña en particular, en un momento delicado de la misma dediqué incontables turnos para forjar "Shadowflame", una espada encantada tan cargada de hechizos y de bonificaciones que todos los recursos del imperio estaban puestos en su creación. Armado con esa creación y un ejército de dragones, mi principal héroe consiguió cambiar la balanza y darme la victoria, pero lo más importante fue que gracias a ese pequeño, en apariencia, detalle existía una mayor identificación con el mundo y el personaje, había un sentido de propiedad.

La creatividad es uno de los elementos que deberían ser primordiales en los videojuegos, o por lo menos ocupar un mayor espacio del que ocupan ahora mismo. Ya sea como una parte minoritaria del juego o como un elemento clave, el permitir al usuario crear y manipular es algo que ningún otro medio puede ofrecer. Pero la realidad es que hay muy pocos estudios que atiendan adecuadamente a este campo y que lo afronten como algo esencial para toda clase de jugadores. Sí que existen muchos estudios que reconocen el potencial creativo de la comunidad a su alrededor a los que ofrece editores para que puedan desarrollar sus propios trabajos, pero tradicionalmente es algo orientado a un grupo muy minoritario dispuesto a aprender, no como algo abierto a todo el mundo.

Maxis conoce de sobra el poder de la comunidad a su alrededor. Los Sims es uno de los juegos más importantes comercialmente del mundo, algo que han conseguido ofreciendo las herramientas básicas para que su comunidad monte toda clase de fantasías con ellas. Bien sea creando Sims en la forma de familiares y conocidos, recreando situaciones extravagantes, o simplemente jugando  por ver cómo se desarrollan las vidas de los pequeños habitantes. Hay un fuerte elemento de creatividad en ese juego, que no sólo hace la experiencia más rica, también genera un sentimiento de propiedad e identificación único, que es el que posibilita que expansión tras expansión, haya siempre una comunidad que adora seguir incorporando herramientas y posibilidades.

Ahora el estudio de Wright ha destapado una nueva dimensión con Spore y su absoluta entrega al concepto de la creatividad, que se deja ver en todo aquello que el jugador va a controlar y poseer: su especie, sus edificios, sus vehículos, su nave espacial... Todo eso ya no es obra de algún diseñador gráfico a miles de kilómetros de distancia, es propio y por ello tiene más valor personal. Pero además no sólo es el hecho de ofrecerlo -otros juegos han ofrecido editores completos, como Galactic Civilizations 2 en el que se pueden diseñar las naves a placer-, es también la forma de hacerlo: tan intuitiva, tan natural y tan flexible, imponiendo pocas restricciones. Las posibilidades ahora mismo se antojan infinitas y en el fondo no es más que una base para las inevitables expansiones, que añadirán incluso más opciones creativas.

Además, el otro gran acierto está en la posibilidad de compartir las creaciones e integrarlas en tu universo. Eso ofrece una relevancia que resulta imposible de obtener de otra forma, crear algo para enseñarlo a los demás es algo que apela a los instintos más naturales del ser humano y desde el estudio saben perfectamente que es una de las principales armas para atraer al público, y a la misma vez ofrecer una experiencia que complementa y mejora el propio juego, dándole ese halo de excepcional que le acompaña.

Lo interesante será saber si este ideal va a tener eco en el resto de compañías, lo que posiblemente se defina en función del éxito de Spore y del otro título que tiene la creatividad como su razón de ser: Little Big Planet. Tampoco habría que perder de vista las posibilidades de creación de vehículos del próximo Banjo-Kazooie, o los productos personalizados que se podrán crear y compartir en el nuevo Anima Crossing para Wii. Cabe la posibilidad de que Spore marque con precisión el comienzo de una nueva etapa en la que la creatividad del usuario va a ocupar un papel creciente en los videojuegos, lo que sería una magnífica noticia para un medio que tiene la interactividad por bandera.