Color para el Beat'em up clásico

Ya se acaba Agosto, y con él finaliza la mejor etapa por la que ha pasado en Xbox Live Arcade desde su inicio. Xbox 360 ha sabido aprovecharse de este sistema de ofrecer juegos mediante descarga, ofreciendo religiosamente cada miércoles desde el pasado 2005 nuevos títulos o contenido relacionado con ellos. Ha habido de todo, pero hasta ahora, nunca se ha visto un catálogo tan sólido como el mostrado este mes que está a punto de acabar.

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Comenzó con el notable Geometry Wars 2, un divertidísimo puzzle de Bizarre que incluía nuevos modos de juego con respecto al original. A este le siguió Braid, un título excelente, más bien brillante, que no sólo es el mejor título del arcade -junto a Symphony of the Night-, sino además de los mejores juegos de Xbox 360 a día de hoy. La semana siguiente llegó Bionic Commando Rearmed, una fantástica puesta al día del clásico de Capcom, al que le siguió Galaga Legions, nueva versión del título de Taito.

Finalizar por todo lo alto sólo estaba a la altura de dos juegos, y uno de ellos (Super Street Fighter II Turbo HD Remix) aún no tiene fecha de salida. El segundo, el elegido, ha sido Castle Crashers, título que ya fue anunciado en Julio de 2005 durante la Comic Con de San Diego, ideado para las máquinas de 128bits bajo el ‘descriptivo' título de 'Ye Olde Side-Scroller'.

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Desde entonces, The Behemoth, su desarrolladora, apenas ha ofrecido datos de su segundo título para consolas, tras el divertidísimo y complicado Alien Hominid, también disponible en Xbox Live Arcade. Pasado el tiempo, Castle Crashers finalmente ha llegado. Desde el pasado miércoles 26, esta nueva apuesta por el denostado y olvidado género de los Beat'Em Up está disponible a cambio de 1200 Microsoft Points, unos 15€ al cambio. La pregunta es clara: ¿Merece la pena? Sí, indudablemente.

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Castle Crashers es un Beat'Em Up de avance lateral que recoge todos los aciertos del género y los condensa en 130 megas de pura diversión. Híbrido de Cadillacs ‘n Dinosaurs, Golden Axe, los títulos de las Tortugas Ninja de Konami y, sobretodo, los Dungeons and Dragons de Capcom para recreativa, la nueva oferta de The Behemoth comienza con un nimio argumento y desde el primer minuto lo envuelve todo con su particular y personal estilo.

El detonante es el rapto por parte de un gran villano de las hijas del rey, por lo que nosotros, asumiendo el papel de un caballero, deberemos rescatarlas a todas. La historia no avanza mucho más, no es un título donde eso importe, y Behemoth sabía de esto, por lo que se centró en lo verdaderamente importante, que no es sino la jugabilidad. Mezclando todos los títulos previamente comentados, logran un híbrido que no deja lugar a la casualidad, donde cada pieza encaja hasta formar un todo compacto.

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Seleccionando entre uno de los -de inicio- cuatro personajes disponibles, debemos avanzar por el mapeado acabando con todo lo que se mueve. El sistema de control es muy sencillo: golpe fuerte, golpe débil y salto. El cuarto botón es el uso de un objeto/arma secundaria que se intercambian con RB. Con apenas estos botones, se dan lugar a una serie de técnicas bastante demoledoras. Y es que a medida que se avanza, cada personaje puede ir aprendiendo algunos combos más complejos, como viene siendo habitual en los títulos de hoy en día.

Obviamente introduce nuevas mecánicas de juego que se añaden a lo simplista -aunque a su vez irrechazable- de los títulos clásicos. El mayor acierto de Castle Crashers es mantener una mecánica continuista pero sin embargo darle una nueva capa de profundidad, que viene dada por la posibilidad de subir de nivel y con ello mejorar los atributos del personaje. Según derrotemos a los enemigos, obtendremos puntos de experiencia y con ello varias opciones de potenciar los atributos, que van desde fuerza, hasta defensa o velocidad.

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Además de esto, encontramos dos elementos añadidos que suman aún más interés a la clásica base. La primera es el uso de las armas de forma inteligente: si cogemos una espada, puede que la fuerza se vea potenciada en +2 puntos, algo que con una maza de hierro aumentaría a +4, por poner un ejemplo. Cada arma cuenta con sus propios atributos, tanto positivos como negativos. Sin salir del ejemplo anterior, una espada puede tener +2 de fuerza, mientras que la maza, a cambio de ofrecer +4, puede restar dos puntos a la velocidad.

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Conseguir el mejor arma es algo no útil, sino necesario. El equipamiento ofensivo es muy numeroso y suele estar oculto, así que lo más recomendable es mirar cada resquicio del escenario y volver a otros viejos, así como visitar las tiendas, a medida se avanza en la aventura y se consiguen nuevos gadgets -como un bumerán o una pala-. Se añade además la posibilidad de conseguir mascotas.

Estos animales también son numerosos y cada uno ofrece una habilidad especial a nuestro guerrero. Desde un búho que permite conseguir más frutas de los árboles, pasando por una jirafa que duplica la experiencia, una especie de yeti que derriba a los enemigos o un murciélago que, de vez en cuando, muerde al ejército rival, robándole algo de vida. Como en el caso de las armas, un buen número de ellos son desbloqueables.

Todo esto se desarrolla mediante un modo para un jugador que ofrece un desarrollo mediante un overworld, un mapa en vista aérea que conecta los diferentes puntos de las misiones de forma similar a Mario Bros 3. Las fases pueden repetirse y de hecho es necesario para conseguirlo todo, dado que se van obteniendo objetos útiles en todo momento, de forma similar a Metroid. Así mismo, cada uno de los personajes es capaz de realizar una técnica mágica diferente, yendo desde bolas de fuego hasta energía venenosa.

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Por supuesto, cada fase nos lleva a una zona diferente, desde páramos helados hasta cuevas volcánicas, pasando por un lago, un castillo real, un poblado de indígenas o una factoría abandonada. Y en cada uno, hay un jefe final -a veces varios- que intentan complicar un poco las cosas. La dificultad de Castle Crashers es inferior a la de Alien Hominid HD, pero aún así mantiene una IA suficientemente digna como para que pasarse todo el juego no sea una tarea demasiado sencilla.

Y una vez completado, aún hay más. Al modo principal se le suma un minijuego que consiste en presionar insistentemente el botón para tragar comida antes que los rivales, asi como una arena de combate. De una u otra forma, estas dos modalidades, así como la principal, el modo aventura, pueden jugarse tanto en solitario como en multijugador con soporte para hasta cuatro personas. Y no sólo eso: además de en la misma consola, pueden disfrutarse Online, registrando puntuaciones y obteniendo de esta forma diferentes logros.

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En este punto es donde se encuentra el primer defecto de Castle Crashers. Por ahora, jugar Online no es algo especialmente sencillo, no por que no haya gente disponible, sino por que mediante un extraño sistema de selección de partida, es casi utópico encontrar una que permita comenzar a jugar. Siempre dice que la partida está llena y, en caso de que seas tú quien la crea, generalmente suele colgarse antes de llegar a hacerse.

A esta mancha se le suma al hecho de que hay algún bug que otro que impide que la aventura sea totalmente satisfactoria. No ocurre siempre, pero en ocasiones durante la partida los enemigos pueden ‘bugearse' y atacar sin piedad a nuestro caballero, o en algunas ocasiones nuestros ataques tienen un rango demasiado lejano y se genera un ataque automático de forma repetida.

No es que estos pequeños bugs aparezcan cada poco, pero están ahí presentes y junto a lo poco pulido del modo Online, afectan a que Castle Crashers se aleje de la excelencia y 'sólo' sea un muy buen juego, totalmente recomendado sobretodo si tienes a tres amigos más con quien jugar. O simplemente, si prefieres jugar solo, el título de The Behemoth sigue ofreciendo -como pasaba con Bionic Commando- suficientes motivos como para ser atractivo.

Con respecto a lo puramente técnico, Castle Crashers es intachable. El estilo de Dan Paladin es perfecto y aporta mucha frescura a un género que había estado sobresaturado de hombres musculados y sprites de mujeres con ropa ajustada. Todo da un giro, como pasaba con Alien Hominid con respecto a Shock Troopers y Megal Slug. Castle Crashers es, pues, una versión 'dibujo animado' de los clásicos del género, ofreciendo un sublime diseño artístico y un apartado gráfico para quitarse el sombrero.

Sin bajones de ningún tipo, ni ralentizaciones, los sprites 2D en alta definición de los caballeros y los enemigos se superponen a unos fondos igualmente bien planteados, unido a los jefes, y los efectos de las magias, forman un todo compacto y que recuerda, por momentos, a una película de animación en movimiento. La música también ayuda a crear esta sensación, con temas variados y muy bien elegidos.

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